jueves, 24 de septiembre de 2009

JUAN PEDRO CARRASCO GARCÍA: Mensajes al cielo.




Fotografía: E. Laderas.(EL Día de Ciudad Real)
El escritor Juan Pedro Carrasco García, en el centro, el día de la presentación de Mensajes al cielo en el Museo Municipal de Valdepeñas.

Me envió Juan Pedro Carrasco García un volumen de difícil clasificación que, precisamente por eso, me ha sorprendido.
Antes que nada, decir que Juan Pedro Carrasco García (Valdepeñas 1964) es licenciado en Filología Hispánica y profesor en un Instituto en Madrid, lugar donde imparte clases de Lengua y Literatura a jóvenes que muy bien pudieran tener semejanza con los protagonistas de esta obra suya titulada Mensajes al cielo. Obra que ha sido editada por el Ayuntamiento de Valdepeñas dentro de su Colección Biblioteca de Autores Locales.

Aparentemente esta obra parece ser una novela; pero no una novela al uso (y por esta razón la traigo a este blog) ya que por no tener no tiene ni narrador. Además el punto de vista desde el que se lee la historia es como si fuera un prisma, como un poliedro donde todos y cada uno de sus personajes muestra parcialmente esta multiplicidad. Por otra parte, la acción no tiene un lugar concreto, sólo sabemos que su ambiente es urbano y su temporalidad nos viene dada por el uso del teléfono móvil y sus mensajes de texto. En esta obra no hay descripciones, sólo aquellas deducibles por los textos que, naturalmente, son producto de las sensaciones que pueda percibir el lector a través de las emociones, estados de ánimo, etc. que le lleguen.

En fin una novela (¿Podemos llamar novela a esta obra?) Si recordamos unas palabras de Camilo José Cela diciendo que: novela es todo aquello que contempla la palabra amor, hombre y mujer (en este caso adolescentes y ahora también podría decirse hombre, hombre o mujer, mujer) podemos llamar novela, peculiar novela, a la obra Mensajes al cielo de Juan Pedro Carrasco García.

Este escritor y dramaturgo que además es poeta (Ha publicado los poemarios El viento detenido y Puertas mal cerradas en 2003 y 2007 y ambos en Ediciones Vitruvio. Madrid.) y que a través de una trama sencilla, de jóvenes de Instituto con determinadas problemáticas (y de esto él, que es profesor y observador de sus conductas,de sus modos y comportamientos, de sus dificultades de expresión cara a cara, de sus formas de encarar la vida, tiene una visión más cercana y, seguramente más ajustada que otros) nos muestra una historia llena de dureza y al tiempo de ternura, una historia con desasosiego, desorientación, inseguridad al tiempo que aparente firmeza (propia por otra parte de la inexperiencia juvenil) con una, creo yo, "poética" cercana a los jóvenes de las grandes ciudades (y supongo que también, dada la rápida integración de los medios en todas partes, de municipios más pequeños) semejante o que podría recordar al Rap, aunque sin rimas, ya que la intención del autor, me parece, no es escribir en esta ocasión poesía (del tipo que sea) sino mostrar (ni siquiera contar al uso) una historia a través del modo de expresión-comunicación más extendido, más difundido y practicado por los jóvenes adolescentes con el empleo masivo del móvil mediante los mensajes de texto (el SMS) y para ello este libro, repleto de ventanas con lenguaje propio del ahorrativo adolescente (por cuestiones de tiempo y, principalmente, de dinero) va enseñándonos, además del modo de comunicació, la necesidad de comunicarse de estos jóvenes, su manera de ser y de sentir, su visión de la vida, sus reacciones y su problemáticas, agónicas a veces pese a sus pocos años, y sus tiernas, esperanzadas, ingenuas o maduras maneras de pensar más que interiorizadas (o mimetizadas) a través de la propia y todavía escasa experiencia.

José Luis Morales (también profesor y poeta, buen poeta y merecedor este año del Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández con su libro El viento en las ruinas. Hiperión) en el prólogo de esta obra de Juan Pedro Carrasco García no dice que: más de un lector se preguntará, con angustia semiótica, si Mensajes al cielo está escrita en castellano o en algún dialecto peninsular desestructurado
¿Se puede llamar novela a esta obra? continúa diciendo José Luis Morales. La verdad es que sólo caben dos alternativas: o el lenguaje literario de Mensajes al cielo es un "pastiche" de la jerga adolescente de la que toma su discursividad, o es el castellano más austero y económico que existe: el que emplea quien no tiene ni un céntimo ; pero sí un móvil y una imperiosa necesidad de comunicación , y al que obligan a pagar sus llamadas por segundos y sus "SMS" al peso; por renglones, por palabras, letra a letra.
Y termina recordándonos que no hace mucho tiempo el ya "difunto lenguaje de los telegramas", era semejante a esto. Con un matiz diferencial, añado yo: el telegrama ahorraba palabras para ahorrar dinero sin sustracción de letras como sucede con el SMS. Y esto está suponiendo un gran cambio en la manera de comunicarse y quién sabe si, algún día, en el propio lenguaje.

Esto es lo que a mí me ha sorprendido: la expresión. Es decir Juan Pedro Carrasco García nos ofrece, mediante los "SMS" de unos adolescentes, una historia en la que no entra a valorar nada ni describir a nadie. Sólo expone lo que estos jóvenes, cada cual con su parcial visión de este poliedro que es el hombre y la vida, sienten, viven, piensan... Y es a través de estos "SMS" que el lector puede interpretar, sacar conclusiones, de sus sentimientos,emociones, angustias, soledad, necesidad de comunicación, afectos, dolor,de su ternura, etcétera, etcétera, mientras se expresan con un lenguaje que los jóvenes dominan pero que para muchos mayores resulta extraño.

Cada lector que saque sus propias conclusiones. Los jóvenes que quieran leerlo no tendrán ningún problema en entender (no hablo de interpretar la obra) estos Mensajes al cielo por estar familiarizados con este (nuevo) lenguaje. Los de mayor edad tienen , para poder entenderlo, un Glosario de términos al final del libro que les ayudará.Yo puedo decirles que he aprendido, ayudado por el glosario, a entender este lenguaje un poco más (aunque siga prefiriendo el del telegrama porque ahorra pero no quita) y con la lectura de esta obra a comprender un poco mejor, tal vez, las problemáticas de los adolescentes. Un libro, sin duda, para tratar de entender cómo son y viven y sienten y piensan, y cómo se expresan, los jóvenes de ahora.

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