viernes, 18 de septiembre de 2009

RAFAEL SOLER: Los sitios interiores y Maneras de volver





Rafael Soler (En Al-Aissiya) de pie, pidiendo un vaso para servirse un zumo.

Entre Los sitios interiores (libro finalista del Premio Adonais, publicado por Ediciones Rialp en 1980) y Maneras de volver (Ediciones Vitruvio,2009) de Rafael Soler, han pasado casi 30 años. Años de silencio poético, que no narrativo, en cuanto a publicar poesía por parte de este valenciano, nacido en 1947 que fue un escritor premiado y celebrado durante los años ochenta. Sus novelas El grito, El corazón del lobo, El sueño de Torba o Barranco, última de sus publicaciones en la Editorial Cátedra en 1985, fueron bienvenidas y celebradas.Sin embargo , en poesía, ha guardado silencio durante muchos años y, ahora, regresa a ella con este Maneras de volver.

En abril de este año recibí un libro: Los sitios interiores, de Rafael Soler. Cuando lo recibí,me extrañó que el autor me lo enviase cuando era un poemario publicado, como he dicho, en 1980 y, aunque lo agradecí, al igual que todos los libros que me envían, como no lo conocía personalmente, pues no terminé de entender el motivo de su envío. Más tarde recordé que Manuel Cortijo Cieza me había llamado un mes antes para vernos en Madrid ya que quería presentarme a un poeta amigo.No pude acudir a la cita. Como no recordaba su nombre pensé que podría tratarse de él y que, por esta razón, me enviaba su libro. (Y acerté)

Leí esta primera obra poética de Rafael Soler, Los sitios interiores, que es fundamentalmente intimista, pero sin el discurso habitual del confidencialismo que supone la confesionalidad.
Por el contrario, aquí la búsqueda de la propia identidad, a través de la reflexión íntima es a modo de viaje interior por un lado y de película con fotogramas con lenguaje que introducía personajes de tebeo (como hicieran luego Luis Alberto de Cuenca y Enrique Gracia, que yo sepa. Por cierto Enrique Gracia, que también publicó su primer libro, Interiores, en 1972 y fue accésit del Adonais anduvo en silencio poético casi veinte años para "volver", como lo hace ahora Rafael Soler, de nuevo a una dura realidad, para embellecerla con una poesía disfrazada de "caústica realidad imaginada".)

Lenguaje para evocar un tiempo ya perdido, por otro, que se viste con ropajes de actitud abierta, desenfadada y canalizada en el amor. Un mundo de evocaciones infantiles logra, con un lenguaje cercano, que éste sea anticonvencional, tierno, fresco, diferente.
Existe el él el impulso de recobrar la niñez y desde sus raices sentir la plenitud amorosa, de transmitir el deslumbramiento a través de la sensación de pérdida.

Los sitios interiores llevaba (y lleva) un subtítulo: Sonata urgente. Vertebrado en seis tiempos, desde el Molto vivace hasta el Largo e pianissimo sempre, y esa escala permitió entonces que un joven poeta nos mostrara diversas variaciones de su capacidad para transmitir su palabra diferente, desconcertada y viva.

Como en este poema titulado HOY ES NUESTRO:
Y ahora dirás con timbre de chiquilla / que me quieres / cabalgando memorias y abandonos / mojándome la piel, este dominio breve / y tuyo / donde hicimos morada tiempo y sueño / para mirarnos despacio y hacia adentro. / Te conozco, mujer. / Tú eres el retrato que llevo en el bolsillo, / abandonada luz / tálamo fugaz que piden los mendigos / con risa vieja de sabios que son / y no lo saben. / Tú estás en el centro de mi fuego: / universo que gira duda y vuelve. (Pag-29)

Al poco tiempo me llegó una invitación para asistir a la presentación de un poemario titulado Maneras de volver y su autor era Rafael Soler. Un poemario éste que iba a ser presentado por José Elgarresta y el editor Pablo Méndez en la Asociación de la Prensa, Madrid. Me resultó imposible acudir ya que ese mismo día (23 de abril) estaba comprometido para dar una lectura de poemas.

Pasó el tiempo y a Rafael Soler me lo presentaron en Sigüenza ( en Al-Aissiya) el 4 de julio de este año. Pocos días más tarde, recibí su nuevo libro: Maneras de volver, tras, como he dicho, un silencio poético de casi treinta años. y narrativo de más de veinte.
En Al-Aissiya, escuché los primeros poemas de Maneras de volver. Rafael Soler nos leyó unos pocos durante su intervención y me recordaron lo que había leido de su libro anterior (Y eso no es malo pues resulta indicativo de voz propia) pero tal vez con otro tono, cierta ironia o tal vez excepticismo y otra perspectiva que entremezcaba (así me lo pareció)la certeza con la duda, la ironía con el excepticismo, la caducidad con lo intemporal. Maneras de volver me parece que es como la película de un viaje , iniciado en Los sitios interiores, por el río de la vida hacia ese mar de simbología poética e ignoto siempre. Y en tanto que viaja, con la memoria y con el sueño,nos muestra su yo, a veces desdoblado, con imaginación o con realidad,como en el espejo donde podemos ver el desencanto de quien, a través del viaje y de las experiencias vitales, ha madurado en el desencanto de este vivir provisional que trata de aferrarse a lo que permanece tras la provisonalidad del viaje interior que vive, fotograma a fotograma de la película, de nuevo con la certeza y la duda. Una duda que la otredad, como diría el poeta, siente tambien suya en la lectura.

Como poeta, Rafael Soler se dio a conocer en el ciclo "Poetas nuevos" organizado por el Aula de Poesía del Ateneo de Madrid. Como narrador había obtenido el Premio Ateneo de la Laguna con el libro de relatos Cuentos de ahora mismo así como el tercer Premio Hucha de Oro de 1978 y el primer Premio de la Bienal de narrativa de Ámbito Literario con su novela El grito.

Desde 1985 hasta la publicación de Maneras de volver Rafael Soler ha mantenido un largo silencio. Silencio que, ahora, ha decidido dar por concluido para regresar con un poemario cargado de ritmo, ironía,lleno de sensibilidad, con un punto de vista sobre el amor que ofrece una poética brillante, novedosa y, como en su anterior y único libro de poemas hasta este Maneras de volver poco convencional.
Un muy buen libro, en fin, escrito por un buen poeta, en busca y captura desde antaño, seguramente por sí mismo, al que ya, desde ahora, tengo en consideración.

En busca y captura desde antaño

Cuídeme el Todopoderoso desde su palco por horas reservado
de cuantos quieren mi bien y lo alimentan

líbreme Ese que nunca baja a visitarme por razones de Estado
sin tener en cuenta nuestro estado

Ése al que llamo que no llama
según dicen bien dispuesto en todo caso ausente

Ése el que sabe líbreme
Ése el que ignora cuídeme

desde su rincón celeste en el valle feraz de los desaparecidos

de tipos como yo
en un mundo de certezas viviendo con su Duda.


Rafael Soler

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