domingo, 11 de julio de 2010

RAFAEL MORALES: La palabra re-humanizada (III y final)


Foto: Rafael Morales (en el centro) asiste a las Tertulias de Autor de Helicón, en 1992, como oyente


Fotos: Rafael Morales en Talavera en Talavera de la Reina y leyendo un poema en el Cigarral del Ángel de Fina de Calderón.



Memoria poética: III

Hablamos Rafael Morales y yo (después a lo largo de los años hemos hablado muchas, muchas veces), entonces durante más de dos horas, allí, en el mítico Café Gijón, sentados en la mesa de Gerardo Diego y hablamos de poesía y de poetas, poetas como Miguel Hernández a quien Rafael, con menos de 20 años, conoció en Madrid. Miguel le regaló un libro suyo y Rafael me contaba, casi con lágrimas en los ojos, cómo desapareció de su vida aquel libro, dedicado a él por el humanista, cabrero y "poeta del pueblo" Miguel Hernández, llamado cariñosamente "Cara de patata" por Pablo Neruda. (Recuerdo, al contármelo Rafael, un Homenaje que con motivo del cincuentenario de su muerte, le hicimos en 1992 a este poeta, paisano mío del Levante. Fue en el salón de actos del Centro municipal de servicios del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. Estuvo organizado por la junta de la comunidad de vecinos de Rosa Luxemburgo, una urbanización de adosados en Sanse que nació en el año 83. Participamos en el Homenaje Paco Ibáñez y Xabier Ribalta, el grupo poético del 38 (¿O era 37?) y el Colectivo Helicón de Poesía y Relato al que yo pertenecía. Fue un hermoso Homenaje a un poeta grande e importante que escribió sus mejores, más auténticos y más altos versos encarcelado y tras la muerte de su primer hijo, el Cancionero y romancero de ausencias. Un poeta que Rafael Morales nunca olvidó y que lloró su injusta muerte a los 31 años en Marzo de 1942 en Alicante.

Tan importante fue aquel suceso que, posiblemente, orientó a Rafael hacia ese tipo de poesía re-humanizadora que
nos ofreció ya con su primer libro. Hablamos de poetas amigos como Blas de Otero, con quien había mantenido una gran amistad, principalmente durante sus veraneos en Plencia. Hablamos de José Hierro, de Claudio Rodríguez (poeta que aun siendo de una década posterior a la mía, me decíaRafael Morales, siento una enorme admiración por su obra Hablamos de muchos más, poetas de los 40, de los 50, 60, 70.

Al despedirnos, me mostró un poema, un poema que permaneció inédito hasta la primavera de 1999 cuando, con motivo de un homenaje que le hice en el C.E.P (Centro de Estudios de la poesía de la Universidad Popular José Hierro, en San Sebastián de los Reyes, pueblo raíz, también, de Rafael Morales puesto que un abuelo suyo había nacido en él) lo publiqué en un monográfico dedicado a su obra, en la revista Poesía en la diana con motivo de unas Jornadas poéticas que le dedicamos en el CEP. Luego, en 2003, pasó a formar parte de su último libro Poemas de la luz y la palabra. Este es el poema, que "cuelgo", ahora aquí. Entonces se titulaba Palabra. Exactitud es su título en el libro. Y dice así: Nació perfecta, / exacta la palabra / que gime o canta / en el poema, / precisa como el ojo / del águila en la vasta / soledad luminosa / del silencio / o la estrella que vela / en la diadema altiva / de la noche. (???)Nadie toque / sus pétalos silábicos, / el prístino fulgor / de la belleza.-
Y que el olvido, ahora, cierna su oscuridad en los mediocres, en los idiotas, en aquellos que miran sin mirar porque no quieren ver o no saben ver. Pero aún el tiempo es largo y ha de llegar el día en que su búsqueda, su indagación, su humanismo, su belleza expresiva, su palabra, que ya camina por la patria del aire, nos haga ver la juventud que siempre tuvo dentro, el fulgor constante de sus versos.-

Como homenaje a su amistad para conmigo y en su recuerdo, finalizo esta tercera entrada de Memoria poética para Rafael Morales con un poema que, por entonces, 1992-93, escribí para este poeta talaverano.
AUN LA TARDE ES MUY LARGA

He aquí que voy leyendo hacia adelante.
Atrás se queda el toro,
la hermosa calavera de muchacha,
el cubo de basura, el lirodrama…
Quedan atrás, en la patria del aire,
las palabras. Huellas y surcos, vida,
adioses atrapados entre páginas,
páginas nuevas, viejas, multicolores luces,
llenas siempre de memoria. Leyendo,
por un alba nocturna de alegres claridades,
en los coros nupciales de los versos,
me detengo.(Es la revelación)

Voy leyendo con ojos – patrimonio del alma –
Aurora tras aurora, todos los homenajes
del libro que me ofreces: Entre tantos adioses.
Y escribo en este acróstico yo el mío
para ti, Rafael:

Renaces entre auroras
Al pasear la tarde de leyendas.
Fortalecido loas, cantas, dejas
Al héspero en la sombra.
En el fulgor constante de los versos
Liberas otro verbo.

Multiplicas palabras, atesoras,
Organizas recuerdos…
Renuevas el lenguaje,
Acomodas los años y comienzas.
La juventud se lleva siem pre dentro,
En el filo del alma,
¿Sabes? En el lugar que nacen las palabras.

Manuel López Azorín
Del libro: Azul de los afectos
Nota: El poema lo escribí en 1993 y el texto pertenece a finales del 2005. Parte de él, lo leí en Talavera de la Reina con motivo de un Homenaje a Rafael Morales, en el primer aniversario de su muerte, y de la publicación de una antología: Palabra tras palabra, en edición de Joaquín Benito de Lucas que publicó el Ayuntamiento de Talavera en el año 2006.

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