jueves, 31 de marzo de 2011

JOSÉ HIERRO: NO TACHO TU NÚMERO DE TELÉFONO.






José Hierro del Real (Madrid 3 de abril de 1922- Madrid 21 de diciembre de 2002), conocido por los que tuvimos la suerte de contar con su amistad como Pepe Hierro, cumple, el próximo 3 de abril, 89 años (Digo bien: cumple. Porque Pepe Hierro, para mí, sigue vivo. Este grandísimo poeta pertenece a la llamada primera generación de postguerra (años 40) dentro de la corriente llamada poesía desarraigada o existencial.

Aún recuerdo cuando me lo presentó Claudio Rodriguez (en el año 81, todavía no le habían dado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el primero que se otorgó tras su creación), la emoción que sentí al estrechar la mano que había escrito Libro de las alucinaciones, el primer libro que yo había leido suyo mediados los años 60.

Pepe Hierro Nace en Madrid, aunque la mayor parte de su vida la pasa en Santander, puesto que su familia se traslada allí cuando Pepe tiene dos años. Allí, junto a su amigo, el también poeta, Jose Luis Hidalgo, conoce al maestro Gerardo Diego, que lee los primeros poemas de Pepe, siendo éste un adolescente.

Al acabar la guerra es encarcelado por pertenecer a una "organización de ayuda a los presos políticos", uno de estos presos es su propio padre. Pasa cinco años en prisión y es liberado en enero de 1944 en Alcalá de Henares. Tras salir de prisión, se marcha a Valencia y allí vive hasta 1946 que se instala en Madrid.



En 1949 se casó con María de los Ángeles Torres (Lines para todos los que la conociamos)y tuvieron 4 hijos

Tras otorgarle el Premio Cervantes fue elegido miembro de la Real Academia Española en abril de 1999,aunque antes de todo ésto Victor García de la Concha ya tenía en mente presentarle para la elección y Pepe se negaba:la Academía - decía - es para los técnicos del lenguaje y yo no lo soy; pero, finalmente,no llegó a leer el discurso de ingreso porque poco después, en 2000, sufrió un infarto de miocardio que se le complicó con un enfisema por tabaquismo, de lo cual murió el 21 de diciembre de 2002. Murió, pero no esta muerto. Pepe sigue vivo en su poesía y sigue junto a todos los que estuvimos junto a él durante tantos años. Por esta razón cuando hablo o escribo de José Hierro, siempre lo hago en presente.

Pepe tiene la manía de no poder escribir en su casa; lo hace en la cafetería “La Moderna” de la Avenida Ciudad de Barcelona, cercana a su domicilio de la calle Fuenterrabía; en ella, y en otros muchos bares y cafés, escribe casi toda su obra. Pepe tiene la costumbre, también, de dibujar constantemente en todas partes y en cualquier soporte, papel, servilletas etc. Muchos, me consta, somos los que guardamos los dibujos que, bien con rotuladores, lápices de color, hierbas, vino, café… se servía de lo que tenía a mano para su realización, nos regala cada dos por tres.

Pepe, con la poesía, es un trabajador lento y minucioso: algunos de sus poemas tardan mucho tiempo en encontrar la forma definitiva. Yo personalmente vivo junto a el el proceso creativo del poema “Vida”(entre otros muchos antes y después de éste), que luego incluye en su último libro “Cuaderno de Nueva York” y sé que le duró unos años hasta que, en 1992, lo dio por acabado.








José Hierro es Premio Adonais en 1947, Premio nacional de Poesía en 1953 y 1999, Premio de la Crítica en 1958 y 1965 Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1981, Premio Nacional de las Letras Españolas en 1990, Premio Reina Sofia de Poesía Iberoamericana en 1995, Premio Cervantes en 1998, y en 1999 le conceden el Premio Europeo de Literatura Aristeión y el Premio Ojo Crítico.



Da la impresión, a quien no lo conoce, de ser un hombre adusto y prepotente; pero no es así, Pepe es un hombre tierno y sentimental en su círculo de confianza y hasta inseguro a veces, y lo digo con conocimiento de causa. Pepe es, además de un gran poeta, un buen hombre. Por esta razón hoy que cumple 89 años, vengo a felicitar, al hombre y al poeta, con el que comparto muchos años de amistad y de poesía.Porque para mí Pepe Hierro sigue vivo en mi recuerdo y en la Poesía.







Hace unos años, con motivo de un Homenaje que le hicimos en en Centro Cultural de la Villa ( Los miércoles de la poesía de Fina de Calderón) escribí este texto y allí lo leí por vez primera tras su desaparición física. Más tarde, este mismo texto se publicó en un libro titulado DESPUÉS DE TODO como homenaje de Bilaketa a José Hierro. Un libro coordinado por Salvador Gutierrez el el que participamos muchos de sus amigos. Fue editado en el año 2004 por Bilaketa, en Aoiz (Navarra) , con la ayuda del Ministerio de Cultura.

Hoy que es su cumpleaños os le “cuelgo” aquí, amigos, con un brindis : ¡Va por ti Pepe!.




MEMORIA POÉTICA: 89 cumpleaños de Pepe Hierro.


JOSÉ HIERRO: NO TACHO TU NÚMERO DE TELÉFONO.


La primera vez que supe de Pepe Hierro fue en 1967. Supe de su poesía leyendo ese magnífico Libro de las alucinaciones. Libro que, para mí, es representativo de su mejor poesía.

Con él descubrí al poeta y descubrí también que

La poesía es como el viento
o como el fuego, o como el mar,
da apariencia de vida
a lo inmóvil, a lo paralizado


Desde aquel año, traté de conocer más y mejor al poeta que, con la poesía, vivía y moría muertes y vidas suyas y de otros. Con la poesía trataba -creo yo- de atrapar ese instante del tiempo que vive el hombre, para dejarlo -ya intemporal- por la memoria entre las páginas, como "palabra en el tiempo".

Ese tiempo, vivo pero detenido, le hacía preguntarse, interrogarse:

Inútilmente interrogas
desde tus párpados ciegos

¿Qué haces mirando las nubes
José Hierro?


Ese tiempo -"Que no conoce ni principio ni fin"- fue dando a sus ojos claridad, serenidad, para ver la realidad y proseguir esta vida que es un río, un mar, de risas y de llantos.

La realidad ha sido anoche
una habitación en penumbra,
con música de cristal y de humo


La realidad, Pepe, fue

ser herido
por las palabras y las disciplinas.
Soportar corazones, bocas, ojos
rigurosos, beber soledad


porque: "Después de nada o después de todo", querido Pepe Hierro...

Soñaba en tus oídos el ruiseñor del agua de la fuente,

oías los rumores del mundo porque tú eras la vida misma, sí, y...

Tu sangre era el mar mismo,
te contagiaba de su movimiento,
te enseñaban sus olas a no morir jamás


permaneciendo eterno, en ese instante, por la página y la memoria.

Lo sin tiempo es la muerte
.........................................

algo que no conoce ni principio ni fin,
que no parte ni llega


Pero tú aún estás vivo, te mueves vivo, y te sigues llamando Pepe Hierro.

Así es –todavía para mí- el poeta que descubrí hace treinta y seis años y que, luego, tras conocer al hombre en los años ochenta, traté y sé que tuve el afecto y la amistad y el magisterio (porque para mí fue como un padre, un hermano, un compañero, un maestro, un amigo...) de este Hombre-poeta que no es

Un hombre como otro cualquiera

No. Por eso, no borro de mi memoria su número de teléfono, no lo tacho de mi agenda. Si ahora marcara ese numero "que no puede escucharte" ya no responderías. Pero no lo borro, no lo olvido, no lo tacho porque fue un número único, porque sé que si llamo, ya no responderá Pepe Hierro, pero lo hará Lines, o tal vez Marian, o quizás la pequeña Hortensia, y a lo mejor imagino que también responde Pepe porque sé que está vivo, vivo en la memoria y por la página. Porque recuerdo y me digo:

Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca


Por eso (aún) estás aquí. Te mueves
vivo.
(Sí.) Te llamas José Hierro. Alegría

Tu cabeza(que) "ha saboreado licores negros, (que) ha mordido panes amargos, frutos prohibidos.

Esa cabeza (que) ha oído historias maravillosas, (que) ha visto, ha sido, sol de piedra rojiza, amarilla de agua.
Que ha rozado los lechos de todos los ríos. Esta cabeza rodada, canto rodado"... Cabeza de soldado mogol, de hombre huidizo de todos y de sí mismo. Esta cabeza, dura en apariencia y dulce y tierna como ninguna... es como ese (su) Caballero de otoño, que

Viene, se sienta entre nosotros

y nos dice:


Este mar llevaba mucha vida,
y mucha muerte, y también mucha música


y entonces...
Nos llenamos de eternidad


Sí, de eternidad y de música. Una música que huele la flor de la más bella palabra, aunque no las embriague de aroma. Una música que cantó -que canta- sin que la música de otras olas, de otro mar, pueda apagarla.
Una música que es como el agua del río de la vida. Un río que nos lleva (entre sus músicas) hasta ese "mar que lleva tanta vida y tanta muerte, y también tanta música".

Una música -en fin- que hace que entendamos -sin palabras- todas las palabras.

Porque está viva, se mueve viva, y se llama José Hierro.

(Y es que...
Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca
)

Manuel López Azorín, 2003.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso recuerdo a nuestro querido Pepe. Yo tampoco he tachado su número de teléfono ni su generosa amistad.
Por cierto, Manuel, ¡ENHORABUENA por la exitosa presentación de tu Antología en el Centro Blas de Otero! Fue un gusto ver el salón hasta la bandera y lo interesante de las intervenciones. Te lo mereces. Besos. Carmina

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Querida Carmina Casala: muchas gracias por tu comentario. ¡Cómo vamos a tachar su número de teléfono cuando, tú también, lo sé bien, le llevamos en el pensamiento no ya sólo por enorme poeta José Hierro sino por Pepe Hierro, buen amigo!
Gracias también por la sorpresa de verte el sábado en la presentación.
Un abrazo siempre

Victoria Mera dijo...

Precioso.

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Gracias Victoria. Me alegra que te parezca "Precioso"
Un saludo

Clara Schoenborn dijo...

Muy bella esa amistad que ha superado a los amigos y que se impone más allá de la materialidad y del tiempo. Como todo lo que es valioso en esta tierra.
Un deleite pasar por este blog y también leer esas reseñas que no dejan cabo sin atar, tam completas, ricas y bien enfocadas. Un abrazo poeta.

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Muchas gracias Clara. La verdad es que me siento dichoso de haber compartido con Pepe Hierro (y no sólo con él, también con tantos y tan buenos poetas de su generación y otras que llegaron después) tanata vida poética y tanta amistad. La vida es un constante aprendizaje y yo he tenido los mejores "profesores". Otra cosa es la capacidad de quedarse o no con las enseñanzas que ves, observas, compartes, etc.
Un saludo