viernes, 8 de junio de 2012

Jesús Aparicio González: La papelera de Pessoa y La luz sobre el almendro




Jesús Aparicio González: La papelera de Pessoa y La luz sobre el almendro







La papelera de Pessoa y La luz sobre el almendro (Libros del aire, Madrid 2012) Dos poemarios de Jesús Aparicio González que se publican juntos aunque están escritos el primero entre 2001 y 2002 y el segundo en 2009. La papelera de Pessoa es un poemario introspectivo. Palabras de vigilia donde el dubitativo sujeto poético va en busca de la verdad o de su verdad y lo hace contemplándose en el espejo más íntimo y más sincero, el de la soledad. La luz sobre el almendro me recuerda un paisaje sensorial y mediterráneo al tiempo que evocador de una voz reflexiva cuando nos habla de la fugacidad y lo hace con palabras luminosas, con imaginación y sueño.


Poesía, la de Jesús Aparicio González, donde la metafísica se entrelaza con la contemplación y, al menos así me lo parece a mí, con la metapoesía.

 En su papelera particular, el tiempo se sucede, a través de sus ciclos vitales, cargado de esperanza y decepción, de certezas y de dudas, de vida viva y de tiempo que se marcha mientras deja sus huellas, no sólo por la piel, en la mirada, en el sentir… enfrentado al espejo de sí mismo. Y enfrentado a esa realidad de su reflejo nos confiesa que: No sabe nada, cree / que es un hombre olvidado de los otros hombres / y a quien le faltan dedos de sabia mentirosa / altanera, egoísta y agresiva / para ser de este mundo.




La poesía de Jesús Aparicio González, al menos aquí, es intimista y serena. Una poesía escrita desde la sencillez, desde lo cotidiano de un mundo natural, forma su cosmovisión espiritual y reflexiva (de ahí que me recuerde a Unamuno y Machado) con poemas breves, formalmente medidos, llenos de ritmo y ausentes de rima. Una poesía, en fin, sin pirotecnias verbales, con honda voz de pensamiento y sentimiento (como lo hicieron los poetas citados, repito, y como lo hizo el Pessoa que fingía una verdad para hacernos creer que era ficción y no lo era porque en el sueño de soñar (y de escribir) está la realidad de la vida: Dormiste bajo sombras del azar / hijas nacidas de tus vanos sueños.






Hay en la voz de Jesús Aparicio González meditación que, en este volumen doble, La papelera de Pessoa y La luz sobre el almendro, nos deja ver su madurez, su pensamiento y su sentimiento en una poesía que toca la metapoesía al tiempo que una suerte de realidad y sueño va mostrando las cosas que desvelan y revelan su interior, las que nos enseñan, las que nos hacen crecer como personas, como poetas, las cosas que nos permiten abrir los sentidos para contemplar y ver y sentir, a través de las páginas, convertidas ya en poemas, que son como destellos, relámpagos a la búsqueda de la luz. Una voz, ésta, singular que alumbra, que canta, que sugiere…como sugiere una personal poética este texto de Jesús Aparicio González que he encontrado en la red: No se dejan cazar las mariposas. Se insinúan detrás del aligustre, revolotean sobre los romeros, derraman sus sonrisas en los ojos felizmente abiertos de la caléndula, llevan agua a las piedras y color a las cenizas de un antiguo fuego, se posan tras la oreja de ese niño que quisiera aprehenderlas y no puede. No puede porque no sabe usar la red, porque le cansa golpear el aire con tercos e insistentes manotazos repitiendo una vida sin sentido, porque ya se ha olvidado de creer eterno el polvo de las mariposas. Le esquivan como versos a un poeta que no acierta a nombrar qué le da vida: la sal que está en sus labios desde siempre. No se dejan cazar las mariposas.





El poeta José Luis Morante


José Luis Morante, poeta y profesor de Ciencias Sociales, creador de la revista Luna Llena y coordinador de la revista gráfica y de textos Prima Littera durante una década, nos dice sobre este poemario que, al leerlo: es obligado recordar aquella atmósfera creada por el libro de Claudio Rodríguez “Don de la ebriedad”, con el que hay una convergencia notable al asumir la epifanía de una claridad gozosa y matinal que da sentido al ser: El primer sol te sienta en sus rodillas, / te ofrece su leche recién cantada / y hace andar a tus ojos. Y yo estoy totalmente de acuerdo con las acertadas palabras de José Luis Morante,




Jesús Aparicio González (Brihuega, Guadalajara, Julio de 1.961), es Licenciado en Psicología. Ha colaborado en distintas revistas literarias y recibido varios premios de poesía y relatos breves. Ha publicados los libros de poemas: Poemas como pasos. Finalista Premio Internacional de Poesía Rosa de Oro Bilbao (1.981), Sendas del Corazón. Premio VIII Certamen Nacional de Poesía Acción Getafense, Colección Poesía en Getafe (1.988), Como trago de agua fresca (1.991). Las caras del espejo Mención Honorífica en el I Premio Ciudad de Miranda(1.996), La casa del siervo (1.999), Con distinta agua. Premio de Poesía Villa de Aranda, de Aranda de Duero (Burgos, 2003), El sueño del león (2.005), y Las cuartillas de un náufrago (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2008) y este volumen con los dos poemarios comentados.

 
Para concluir, este hermoso poema en el que se canta al presente, al instante que vivimos, aun a pesar de su fugacidad (no acabamos de vivirlo y ya forma parte de lo sucedido, de lo pasado) que vuelve a recordarme a Machado cuando nos dijo: Hoy es siempre todavía. Y es que sólo podemos disfrutar del ahora pues lo sucedido ya, es el ayer y pertenece a la memoria y lo por suceder, el futuro, pertenece a los sueños.






UNA CASA SIN SOMBRA


Una casa sin sombra ni cimientos


sin ventanas azules que la nombren.


El futuro no es lo por venir


sino un viento que nunca


nos desvela su limbo.




Es terco sin embargo


Nunca se cansa de esperar sus nadas.




Nada tengo que ver con su mañana de pájaros vacíos.


Hoy devoro mi fruta más madura


como si fuera el último azúcar


que llegará a mis labios.


Jesús Aparicio González



2 comentarios:

Jesús Aparicio González dijo...

Hoy Lunes, noche, me sorprende encontrarme, Manuel, con la reseña de mi libro. Muchas gracias por tu atenta lectura,por tu intensa y extensa dedicación a mis dos poemarios y a mi poesía en general, por tus generosas palabras. Un fuerte abrazo

Jesús

Adelea Rojo dijo...

Me ha gustado mucho tu poema, las ventanas azules y los pájaros vacíos. Son imágenes bonitas y algunas sorprendentes. Yo también escribo poesía y últimamente he creado un blog concebido como taller de poemas. Quizá te gustaría pasar por allí. Yo estaría encantada de recibirte. Un saludo y buena escritura.

elblogdeadelea.blogspot.com