martes, 28 de agosto de 2012

Manuel Cortijo Rodríguez: Memoria de lo usado

Manuel Cortijo Rodríguez: Memoria de lo usado



Memoria de lo usado (Diputación de Albacete, 2012) de Manuel Cortijo Rodríguez (La Roda, Albacete, 1950), es un libro de tiempo y de memoria, de nostalgia y deseo de salvación. A través de la memoria, desde el otoño de la vida, el poeta indaga en el pasado a la búsqueda de sí mismo tratando de recuperar, al tiempo, lo ya perdido, lo ganado, lo ya vivido. Un ejercicio de inmersión, un examen personal de conciencia, un viaje interior que hace balance, del antes, medita sobre el ahora y reflexiona con el después porque, nos dice: Quedar con el futuro es un afán de irse

Meditación pues de lo vivido, de lo sentido, de lo soñado con una voz reflexiva, elegíaca, como desposeída, como desamparada pero con actitud final de la esperanza en la palabra escrita: La vida escrita es todo lo que deja nos dice el sujeto poético en los últimos versos de este libro, un poema que comienza diciéndonos: Haber llegado aquí con lo vivido, / no es poco este traer: la vida relumbrada, / la vida que ya fue.

Se inicia esta Memoria de lo usado con una cita del poeta Federico Gallego Ripoll: No hay cercanía / que no suponga, al fin, alejamiento / de lo que ya no somos, / pues sólo somos agua / condensada en un vidrio: / la memoria. Unos versos clarificadores, los de Gallego Ripoll, estupendo poeta, manchego también como Cortijo Rodríguez, que me parecen a mí un una acertada elección para abrirnos la puerta de lo que supone para el autor una meditada selección de su camino de vida, desde la infancia al hoy. Tiempo, en definitiva, que abraza la memoria.


El poeta y crítico José María González Ortega , colaborador del diario Lanza, de Ciudad Real, nos dice de Manuel Cortijo Rodríguez en su Wetsite oficial: Muchas personas sensibles quisieran ser poetas; otras lo son porque no les queda más remedio: están destinadas. Manuel Cortijo libera del corazón mares ocultos, jardines de recuerdos, palabras ardientes y desnudas que laten, gritan, resisten..., y salvan ilusiones eternas en un libro, “Memoria de lo usado” (Diputación de Albacete. 2012). Su lectura rompe la celeridad vertiginosa del mundo y prueba el valor de luchar siempre con armas sencillas: recitales, conferencias, ensayos... Dirige la Tertulia Literaria “Eduardo Alonso” (fundada en 1979), de la Asociación Cultural Peña de Albacete en Madrid, cuyos actos realizan en la Casa de Castilla-La Mancha.

Manuel Cortijo Rodríguez, que se dio a conocer como poeta en los años setenta, siempre me ha parecido (además de un buen poeta que nunca se decidió a publicar en forma de libro y sí lo ha hecho con poemas sueltos publicados en revistas y también ha sido incluido en varias antologías) un buen poeta, un gran lector y, cuando ejerce la crítica literaria, un acertado crítico. En este libro donde la Memoria de lo usado a través del tiempo de la vida nos muestra un pálpito de vida escrita  con y desde palabras, nos dice: Desde aquí armo la forma / de pensar en que soy / quien soy yo en mis adentros, / donde puse a vivir / la imagen de mi tiempo, el sol que fui guardando / lo mismo que una fiesta, / las ropas de llevar propias del viaje, / los nombres que no encuentro entre mis cosas. Toda una declaración de principios, de íntima desnudez, de ropaje ético para el viaje de la vida, de memoria que preserva los nombres que le acompañaron y/o le acompañan en ese viaje aunque algunos ya no estén físicamente entre sus cosas.

Manuel Cortijo Rodríguez siempre, y hace ya mucho tiempo que le conozco, ha sido además un buen hombre (ya sabéis en sentido machadiano), una buenísima persona que nos ha mostrado, en su estructura poética formal, con la mejor y difícil sencillez de su palabra clara, toda su cosmovisión personal de la vida, la amistad, el afecto, el amor y , en este libro ha mezclado, con elegíaco tono a veces: Hoy me busco y no sé / si acabaré en mi mundo la alianza de encontrarme / ni siquiera a la luz que arrojan las palabras, y con esperanzador tono en otras ocasiones: Antes de echar a andar habría que celebrarla, / medir la claridad, toda su experiencia vital con el propósito de ser mejor persona tras la escritura por una parte y por otra dejar memoria de lo escrito: Así nos vamos yendo, así nos vamos / quedando sin nosotros / sin cuerpo ni calor que nos socorra, / con esa devoción agradecida / de ser y estar en este tiempo, / en tanto el tiempo quiera / llevarnos en su andar, mientras vivimos.

Manuel Cortijo Rodríguez (el primero por la derecha) junto a un grupo de poetas manchegos como (de dcha a izda), Julián Creis, Pedro A. González Moreno, Miguel Galanes, el profesor Matías Barchino, Cristóbal López de la Manzanara, Francisco Caro, Joaquín Benito de Lucas y Nicolás del Hierro

El poeta Pedro A. González Moreno, buen conocedor de Manuel Cortijo Rodríguez, personal y poéticamente, ha escrito de este Memoria de lo usado lo siguiente:… es el primer poemario del rodense Manuel Cortijo Rodríguez), un libro gestado durante largo tiempo y que, ya desde lo sugerente de su título, adquiere el valor de una crónica personal del poeta, enfrentado a sí mismo y a sus propios recuerdos. Habla del paso del tiempo, de los efectos de su erosión devastadora, y por eso la imagen de lo usado resulta muy adecuada para expresar el desgaste de la corrosión temporal, pero también habla de la necesidad de volver para recuperar lo perdido, en una tarea que adquiere para el poeta una dimensión salvadora.

Y ciertamente es así, González Moreno que no sólo es un muy buen poeta sino que también es un atinadísimo crítico nos da las claves de la poesía de Cortijo Rodríguez: La voz del poeta aparece impregnada de autenticidad, traspasada de emoción, voz contenida y serena que se tiñe a menudo de acentos elegíacos, o se desnuda estremecidamente para mirarse ante el turbio espejo de su memoria; voz que también se reviste de inquietud y desconsuelo para dar cuenta de las desposesiones y los desengaños del presente, o bien para enfrentarse a los sombríos paisajes del futuro.

La poesía de Manuel Cortijo Rodríguez es de íntima reflexión y está hecha con una arquitectura formal de clara y difícil sencillez, una sencillez que nos provoca la emoción en cualquiera de los 28 poemas que componen este libro que se ofrece, como bien dice González Moreno, de manera confesional: ...el poeta habla desde un yo lírico que sólo en muy contadas ocasiones aparece designado por un tú o por un nosotros que son, a la postre, correlatos o máscaras distintas a través de las cuales se expresa el yo autobiográfico.

 En la página 57 hay un poema titulado El peso de los días, dedicado precisamente a González Moreno, poema que ya había leído antes aunque ahora no recuerdo dónde, que resalta ese tono elegíaco y meditativo de Cortijo Rodríguez, hermoso poema del que destaco este fragmento con que termina : Necesario es hacerse al hundimiento, / presenciar la pendiente de los días que acercan / la luz hacia su nada, / esta luz que se sume ciegamente / como el borne del sol, estas ruinas / que ya cubre el ocaso con su destello oscuro.

Pero como decía al principio, además de tono elegíaco, Manuel Cortijo Rodríguez (dejándonos mucho de sí en estos poemas y parte de su vida en aquello que ha querido preservar, guardarse para sí mismo), va también, cargado de esperanza, a la búsqueda , no sólo de dejar memoria de lo escrito, sino de salvación luminosa: Desde aquí sólo migro / dentro de lo que soy, quien soy donde me encuentro; / sé en el fondo de mí / que sólo está mi vida en esto que me guardo: / la erosión siempre en fuga / de esta errática carne en que aprisa discurso / y está mi propio extraño, estas ropas sin cuerpo / que aloja la maleta, / las sílabas cansadas de la tarde en que voy, / estos versos sin fecha que leerá la sombra / de algún lector futuro, estos claros del alma / que son mi agua y mi luz, lo necesario / para este viaje a solas, compartido.

Compartido además, Manuel Cortijo Rodríguez, con todos los que te apreciamos como persona y valoramos como poeta, aunque este sea el único libro que tienes publicado porque tú lo has querido (no así poemas que has publicado muchos).

Pepe Hierro solía decirme en muchas ocasiones que un poema puede salvar un libro y que un libro puede salvar a un poeta y este libro,para mí, salva a su autor, al poeta Manuel Cortijo Rodríguez.

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