lunes, 8 de octubre de 2012

Pepe Ramos: la ansiedad del escapista





Pepe Ramos: la ansiedad del escapista



Tras un silencio de una década, mañana martes nueve de octubre el poeta Pepe Ramos (Madrid, 1971), nos presenta a las 21,30 de la noche en la Sala Triángulo (Calle Zurita nº 20 de Madrid), un nuevo poemario La Ansiedad del escapista (Huacanamo. Barcelona, 2012).


Libro en una muy cuidada edición que he leído con muchísimo interés dado el largo silencio de este poeta joven que conocí hace ya casi veinte años cuando animado por otro poeta amigo suyo Juan Miguel López Merino (en la actualidad en la universidad de Berna), además de escribir narrativa se metió de lleno en el panorama poético con poemas de su autoría y con el hermoso proyecto de crear, junto a otros compañeros, una revista poética que se llamó El pájaro de papel y que se inició en la trastienda de una librería con nombre de poeta universal, Federico García Lorca, y con el beneplácito de su dueño, el muy singular Apuleyo Soto, poeta, narrador y dramaturgo. El pájaro de papel voló durante unos cuantos números auspiciado por la Casa de la Juventud de Alcobendas y con el tiempo, cuando su progenitor comenzó a volar en solitario, desapareció.

En narrativa, Pepe Ramos publicó los libros colectivos Sobras incompletas (Vosa, 1995), aún recuerdo la presentación de aquel libro y lo emocionados y alegres que estaban sus autores y Tres pájaros (Crepitus, 2001).

Su primer poemario fue Sámsara (Crepitus, 1998), le siguieron después La copa rota (Línea de fuego,1999), y Cinco formas de dar pena (Crepitus, 2002).

La ansiedad del escapista, el nuevo libro de Pepe Ramos, tras leerlo, tras detenerme en sus siete secciones o apartados continúo viendo al poeta que se defiende del mundo con ironía y que juega a mostrar en su juego que la palabra también nos enseña a reír con la poesía ( Aquel “je ne sais quoi” / de la penúltima poetisa revelación, / su irritación existencial, / las erupciones perpetuas / de su volcánica naturaleza / y aquella picazón a flor de piel / que tanto alabó la crítica //// resultaron no ser más / que una venérea / muy extendida en el mundillo.), al tiempo que a pensar metapoéticamente y con hondura: Deja cada noche /tras de sí / un rastro escrito / con sus propias huellas / que puntualmente lee / cada mañana / más que nada / por si revelan / quién es, / de dónde viene, / y en mi caso / sobre todo / de qué va. A esta primera sección la titula Pepe Ramos Las cosas por su nombre.



En la tercera sección (omito la segunda para hablar después de ella), nos presenta el autor una serie de poemas críticos con la sociedad del momento y al modo del ancestral sistema chino "feng shui", trata Pepe Ramos de dar testimonio del ahora para, si fuera posible, mejorar la vida que nos toca vivir, eso sí siempre con la ironía que caracteriza a este poeta escapista.

En los poemarios de Pepe Ramos no faltan nunca los poemas de amor- desamor y las ausencias numeradas tampoco. La cuarta sección va de eso. Uno de desamor con mucha rabia, mucha tristeza y mucha decepción para variar: Del mismo modo en que a veces nos confundimos / y saludamos a alguien que no conocemos/ y nos alargamos en una charla tensa, / tan difícil de seguir como de cortar, / algunos se casan y tienen hijos.



Hasta ahora este poeta había escrito poemas –dice él –sexuales y en este poemario, en su sección quinta cambia el registro y nos habla de lo que Luis Alberto de cuenca denomina "La pornografía de los ricos", es decir el erotismo como en este poema que titula Tanga:



"Ni tu reputación ni yo estuvimos nunca tan pendientes de un hilo

                                 nadie se dio cuenta

                                        del bulto

                                         pero

                                          no

                                          sé

                                          si

                                         tú

                                         sí"





Otra de las temáticas recurrentes de Pepe Ramos es la de la autolesión. En la sección sexta que el poeta titula Váyase a la mierda con Pepe Ramos, continua practicándola. A un buen amigo mío un equipo de oncólogos le dijeron un día: si te preguntan por tu salud, tú di siempre que estás bien. Si lo haces así tus amigos se alegrarán y aquellos que no te estimen se sentirán jodidos por ello: Revuélcate en tu mierda a diario. / Siéntate frente al espejo / y échate en cara tus defectos (…) Que nadie sea capaz de añadir/ más dolor al que tienes (…) Tómalo como algo personal. Construye tu propio Holocausto. Que se jodan tus enemigos.

En la sección número siete y última de este libro Pepe Ramos nos ofrece una serie de aforismos que el denomina Evasivas: No des explicaciones nunca: la gente lo confunde con excusas.

Y finalmente la sección número dos, la que da título al libro. La que omití a propósito al comenzar esta entrada porque me parece a mí que esta sección es el núcleo de todas, la raíz de la poesía de Pepe Ramos. En este libro (en su totalidad) todas estas secciones, bien diferenciadas entre sí, están al mismo tiempo, al menos así lo pienso yo, conectadas, cada una con las demás, por el hilo conductor de la palabra, palabra como motivo de huida, de afirmación o de pregunta, de sugerencia, de sorpresa verbal en ocasiones, de sentencia o de juego visual que no es, en el fondo, tan juego sino todo lo contrario. Exploración reflexiva cargada de metapoesía, metafísica adornada de florituras irónicas, Ironías aderezadas de erotismo, Autolesiones como ataque para una mejor defensa del yo con toda su carga de duda, miedo, inseguridad (como todo mortal que sea sincero), en suma un gran ejercicio poético con lenguaje de difícil sencillez para mostrarnos una poesía verdadera, muy suya, y plena de matices que pintan desde la pátina colorista de la superficie risueña hasta el hondo y desasosegante pigmento del interior que todo ser humano lleva dentro de sí.

La ansiedad suele ser un estado de inquietud del ánimo. Ésta, cuando es generalizada, hace que ese estado de inquietud produzca lo siguiente: Una mariposa bate sus alas en Pekín / y a mi me falta el aire. El escapismo, en psicología, es dicho con palabras sencillas, el modo de huir, de eludir la realidad y Pepe Ramos (o su sujeto poético en este caso) trata de escaparse de esa realidad pintándolas con colores atrayentes y alegres aunque debajo haya capas y capas de pinturas negras. La ansiedad del escapista me ha emocionado. Esto me ha hecho recordar una anécdota: A Pepe Hierro le preguntaron en cierta ocasión , ¿Qué es la poesía? Él contesto: ¡Y yo qué coño sé qué es la poesía! Algo que te emociona, terminó diciendo. Pues eso, repito que este libro de Pepe Ramos La ansiedad del escapista, me ha emocionado. Emocionaos vosotros también porque esto, amigos, es la poesía (entre otras muchas cosas)

Pepe Ramos ha sido antologado en New spanish poetry (Nueva poesía española), Poemas para cruzar el desierto, Siete samuráis, Agua, símbolo y memoria, Poesía para bacterias, El tejedor en…Madrid, Polwysep w wierszu (Península en verso), Poesía en sidecar, Poesía en Los Jacintos y Diez de diez.

Ha coordinado la antología de poesía madrileña Poesía Capital (Sial Ediciones, 2008). Parte de su obra se ha traducido al inglés, al italiano y al polaco. Ha trabajado entre otras muchas cosas como redactor, profesor de talleres literarios y guionista de videojuegos.

LA ANSIEDAD DEL ESCAPISTA

Muere la tarde como cada tarde

y anclado al fondo gris de la cordura

aguarda tenso a que la noche guarde

el telón de su bolsa de basura.

Vuelve la oscuridad como un fluido

inundando la casa de ceguera,

vuelve el clamor de un público escondido,

el ruido del motor de la nevera.

Y repica un redoble que derrumba

su pulso, el tacto a tientas que le arranque

los herrajes que le atan a su tumba

en vida que es el fondo de este estanque.

Pero ya no le resultan extrañas

la angustia, la ansiedad del escapista,

la blanca oscuridad de las migrañas,

pasar la noche al filo de una arista.

Se examina, se lo piensa, se mosquea,

se margina, suda hielo, se bloquea,

se arrepiente, se subleva, se domina,

se despista, nada cambia, desfallece

ante el triste panorama que le ofrece

la moviola de sus luchas intestinas.

Se medica, se adormece,

le hace efecto

y amanece.



1 comentario:

Pepe Ramos dijo...

Muchas gracias por estas palabras, Manolo. Me temo que el cariño que nos tenemos te haya impedido ver -o al menos mencionar- mis defectos literarios. También le doy las gracias por ello a quién corresponda.

Un fuerte abrazo.