miércoles, 20 de febrero de 2013

Jerónimo Calero: ¿Y quién es el que canta?



Jerónimo Calero: ¿Y quién es el que canta?


Jerónimo Calero (1946, Manzanares, Ciudad Real), poeta manchego a quien conozco hace ya tiempo, hombre discreto, comedido, con auténtica vocacion poética, de necesidad diría yo, asentado en una poesía reflexiva, existencial, metafísica, escrita desde la esencialidad y la sinceridad con palabras precisas y claras, me envió su último libro. ¿Y quién es el que canta? (Editorial Cuadernos del laberinto, colección Absurda fábula, Madrid, 2012)



Juana Pinés

Juana Pinés, componente del Grupo Guadiana, poeta manchega como Calero, a quien conocí hace poco en Ciudad Real ha escrito el prólogo de ¿Y quién es el que canta?, un prólogo en el que se aprecia el conocimiento que de la poesía tiene Juana Pinés y el afecto y la admiración que profesa por Jerónimo Calero. De él nos dice: Los poemas que componen ¿Y quién es el que canta? nos adentran en un mundo de memoria y existencia en donde se reflexiona sobre el deseo y el olvido, la ilusión y la admiración, el amor y la soledad; todo ello bajo la mirada del que lleva en sus ojos la poesía —esa lente con la que las palabras se convierten en seña de identidad—. Una seña de identidad que en Jerónimo calero es la poesía de pensamiento.

De estirpe campesina, como se cuenta en la solapa interior del libro, vive de cerca los problemas y peculiaridades de un trabajo duro, laborioso, mal pagado y peor visto; circunstancias que recogió en su poemario Huellas, (Ediciones Cantahueso, 2000) y en Desde el hondo lagar de la memoria (C.R.D.O. Mancha, 1999).

La voz de Jerónimo Calero –continúa diciéndonos Juana Pinéspertenece a la rara estirpe de poetas para los que no existen modas, tendencias, vanguardismos ni rupturas generacionales, sino que sigue las directrices estéticas y formales que les dicta su propio instinto y con él nos va desgranando todo un caudal de sensaciones, vivencias, anhelos y frustraciones que son el mosaico que conforma y delimita su andadura vital.


Jerónimo Calero se asoma a la poesía de la mano de su primer maestro de escuela, él mismo  lo ha dicho así:La poesía me interesó desde aquellos años de colegio en los que un maestro de escuela nos recitaba, con buena voz y mejor estilo, poemas de Gabriel y Galán, tan olvidado en nuestro tiempo, pero tan eterno en sus valores. Así pues, en sus infantiles años le nació el  magico deseo de decir poesía, de soñarla, de  crearla, de contar y cantar la vida en ella, de abrazarse a ese sueño de la poesía, sueño que aún persiste, que sigue vivo aunque en el fondo de sí, y de sus poemas, se denote la huella del que, de aquel sueño de soñarla, poco o casi nada espera ya.

Sin terminar sus estudios de bachillerato, cuando los Institutos se llamaban de Formación Profesional, se coloca de aprendiz en un establecimiento de telas de su localidad. Oficio que le agrada, y al que debe toda su proyección como profesional, pasando a regentar un comercio de tejidos de su propiedad, en el que subsiste después de cuarenta años.



¿Y quién es el que canta? Lo forman poemas de diversa temática, pero todos escritos desde la esencialidad. En ellos, Calero nos muestra un mundo personal, donde al tiempo nos refleja, nos introduce, a un mundo común a todos.

Jerónimo Calero ha recibido multitud de premios literarios, entre otros: el Premio Barcelona de Poesía J.A. Goytisolo, el Certamen Internacional de Poesía Mística Malagón o el 2º premio Sexto Continente de Poesía Amorosa. Es Cofundador del Grupo Literario Azuer y Cofundador y colaborador de la Revista Literaria Calicanto que se edita en Manzanares.

Juana Pinés, muy acertadamente, nos dice casi al final del prólogo: Y puedo segurar que Jerónimo Calero es poeta desde que me alcanza la memoria. Un poeta vocacional e irreductible, indemne al desaliento. Un hombre sencillo y discreto que ha ido escribiendo los versos más sinceros y profundos como pequeños fanales entre las sombras que provocan la rutina, la cotidianidad y la costumbre, ajeno siempre a las capillas literarias y a todos los cenáculos donde se le saca brillo a los nombres y se dilucida el camino más directo para alcanzar la gloria.

Los poemas de ¿Y quién es el que canta? Pertenecen al mundo de la existencia y por tanto del recuerdo, de la memoria, y en ellos se reflexiona en torno a la ilusión, el deseo, el olvido, la soledad, el amor y, también, sobre el desencanto, que nos embarga en ocasiones, de la vida vivida y particularmente del final de la vida al que, por otra parte, Jerónimo Calero se enfrenta, en el último poema de este libro, con sinceridad, dignidad y valentía.
Discreto, como decía al principio,este poeta camina con la certeza de que la felicidad que le ha proporcionado, que le proporciona, la poesía no anda en los cenáculos ni entre los oropeles, no, porque su felicidad le ha besado la frente con los laureles del que necesita y disfruta  la creación poética junto al sueño de que la luz de la poesía le alumbre en el sonoro silencio de su almacén de tejidos mientras confecciona, lírico, un traje de metáforas vividas, sentidas, experimentadas, a la medida de sus sueños, de sus dudas y de sus certezas. Os dejo un  poema, el nº 11,  que cierra el libro.


Del punto en el que estoy, hasta la fosa,

sólo quedan algunas estaciones.

No me digáis que no, tengo razones,

augurios, que me indican que no es cosa



de esconder la cabeza si , miedosa,

se quisiera aturdir por los rincones.

También para morir, los pantalones

se deben llevar de forma airosa.



He descubierto que el final es triste,

que si el cerebro a la vejez persiste,

será su lucidez una tortura.



Por eso no me importa que la hora

se adelante si llega, salvadora,

a evitarme ese cáliz de amargura.


( Libros recibidos  el año 2012 , pendientes de dar entrada en este blog )

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