sábado, 19 de abril de 2014

Rafael Soler: Ácido almibar




Rafael Soler: Ácido Almibar



Rafael Soler (Valencia 1947), es un poeta que con cuatro libros (si contamos el prim ero y es obligado contarlo aunque de éste Los sitios interiores (Sonata urgente), Adonais, 1980, al segundo Maneras de volver (2009  ), pasaran casi treinta años, después llegó Las cartas que debía (20011), y ahora Ácido almíbar (2014) Poemarios que, con excepción del primero que fue editado por  Ediciones Rialp,  los demás han sido publicados por Pablo Méndez en su Colección Baños del Carmen de Editorial Vitruvio.

 

Decía que Rafael Soler con cuatro poemarios, además de su narrativa,  ha conseguido situarse en un destacadísimo lugar del panorama  poético hispanohablante. Ácido almíbar, su último poemario, me parece un libro intenso y brillante  que nos muestra una personalísima voz  sutil, desconcertante, irónica… Sus poemas nos ofrecen asombro  y nos muestra en ellos su visión de la vida,  su gozo y su crudeza, en definitiva Ácido almíbar  es una excelente y honda reflexión sobre la vida desde el nacer al morir porque "la vida siempre nos ofrece una cosa y lo contrario". Y todo ello contado desde la metafísica del alma que es la poesía.

Rafael Soler no es un poeta sujeto a la norma, aunque la norma ande interiorizada en él y porque sabe bien que la Poesía sin ella no es poesía; pero también sabe que la (eso me lo decía siempre Claudio Rodríguez) innovación solo se consigue en la búsqueda, es como tratar los temas de siempre pero haciendo, especialmente con el lenguaje, que éstos parezcan nuevos y Soler es un poeta que innova. Tal vez por esa contradicción poética que es Ácido almíbar, poresta razón, el poeta de Arcos, Antonio Hernández le haya calificado de poeta "extraordinario".


Como persona, además, es afable y acogedora, un hombre que sabe escuchar y que se interesa por lo que le cuentas, extraordinario en los tiempos que corren no ya solo en el ámbito de la poesía sino en cualquiera. Rafael Soler es el hombre amable que trata de cuidar al cuidador y se agradece infinito; pero el cuidador, imbuido en su problemática, no se deja cuidar aunque nunca se olvide de su generosa intención.
Si su talante es elogiado por muchos su modo de escribir poesía también, antes hablaba de Antonio Hernández, pero también de Jaime Siles y Luis Alberto de Cuenca que han dado cuenta en público de este Ácido almíbar tan personal en el que Rafael Soler nos cuenta el qué y el  cómo de la existencia entre ese instante en que se  nace: ahora que alzándote de nalgas / a un vacío sin fin te precipitan.
 

Y tras esta reflexión que pertenece al apartado Quédate a los títulos de crédito,  cuatro secciones :Galería de afines y cercanos,  Retrato de dos para ninguno,  El público siempre tose en lo mejor, donde con humor, nos habla de bebedores en la  madrugada y una hora menos  como en Canarias para tener un poco más de tiempo, en el poema Hábitos estables para alcanzar el día y ¿Quién anda por ahí?,  
La sexta sección Caso cerrado nos lleva hasta el momento antes de la muerte, ese en el quisiéramos poner estos versos en práctica:Finge dormir / finge que finges dormir / finge si quieres que fingiendo dormir /pospones el tiempo que no queda (…) y la muerte dejará de molestarte


Según palabras de Rafael Soler los poemas de  este  libro pretenden ser brochazos  de lo vivido,  brochazos de sus recuerdos, que la vida no es cómo la vives – lo decía  Gabriel García Márquez que nos acaba de dejar – sino cómo la recuerdas. Por esa razón el inicio es el poema Parto a término, es decir, primero nos nacen y luego nos mueren, querámoslo  o no, por más que nos empeñemos en pedir una prórroga.

Rafael Soler nos regala una sección más, la séptima, con un único poema a modo de ruego, petición, deseo, tal vez sueño,  que titula  Que otra luz exista: Ahora toca santiguarse con un mapa / y renunciar al menú de los templados / al aire perfumado de los parques / al pan en su alacena // a  ese domingo redentor / que dicen te aleja de la muerte // y salir / por una vez salir / al encuentro de los que no volviero

Una poesía la de Rafael Soler en este poemario que sorprende por su canallesca elegancia, por su acidez honda y vital en la cuestión de fondo, por ese almíbar que en ocasiones nos ofrece la vida, ese que nos gratifica por un tiempo en las acciones, los gestos, las palabras… y lo hace a través de unos versos profundamente reflexivos sobre la vida y sobre la muerte, versos que nos ofrece de dos modos, con dos caras, unos  son como golpes en el estómago, que tocan los sentidos y nos dejan herida de navajas por el pecho henchido de dolorosa, ácida y  emocionante emoción, otros son versos de humor, de ironía, de desconcertante sorpresa, versos que ligan un lenguaje de pensamiento, algo surrealista, con cierto aire de misterio críptico… versos, los de uno y otro modo, que crean un cierto desorden para ordenarse en la fascinación que produce su lectura, versos , en fin, que muestran la declaración de intenciones de un muy buen poeta que sabe zarandearnos con su ácido metafísico y proporcionarnos el almíbar de la sonrisa al tiempo que nos conduce a la aceptación de la vida con su cara y su envés, recordando vivencias, con palabras cargadas de belleza y de luz.



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