sábado, 30 de mayo de 2015

Pablo García Baena: Homenaje al poeta de luz




MEMORIA POÉTICA: PABLO GARCÍA BAENA

Pablo García Baena (foto Cordópolis)

 Homenaje a Pablo, el poeta de luz.


Pablo García Baena recibió el martes 12 de mayo de 2015  un doble homenaje en el Instituto Cervantes. Por la mañana depositó en la Caja de las Letras a las 12.00 horas su legado personal, en una caja de Loewe, que permanecerá custodiado bajo llave durante medio siglo.


Pablo García Baena en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de Madrid acompañado por Victor García de la Concha (derecha) Enrique Loewe (Izquierda), Beatriz Hernán (tercera por la izquierda y Joaquín Azaústre, Jesús Visor y José Infante (en el cantro) NOTA: las fotografías realizadas en en Instituto Cervantes son de Sheila Loewe, la mayoría de ellas. enviadas a José infante y las incluyo aquí por cortesía de José Infante a quien agradezco su  gesto.

Por la tarde, a las 19.00 horas, cuatro amigos (El poeta de luz  así lo quería): José Infante, Guillermo Carnero, Luis Antonio de Villena y Joaquín Pérez Azaústre, hablaron de su obra y de su persona. Juan Antonio González Iglesias estaba previsto que interviniera; pero una gripe, y la consiguiente fiebre,  le impidió asistir.


De izquierda a dcha: Beatriz Hernanz, Enrique Loewe, Pablo, Victor García de la Concha

Al entrar me encontré con Beatriz Hernánz, en la actualidad directora de Cultura en el Instituto Cervantes. Nos saludamos, hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Fui a sentarme ya que se estaba llenando la sala. 
Instantes después apareció Pablo García Baena acompañado de Víctor García de la Concha. Se sentaron en las primeras sillas junto a Enrique Loewe y su hija Sheila Loewe. José Infante, Guillermo Carnero, Luis Antonio de Villena y Joaquín Pérez Azaústre ya habían ocupado su lugar en la mesa.


Enrique Loewe  y Pablo (sentados) Victor García de la Concha y el numeroso publico que asistió al Homenaje

El motivo de este homenaje en el Instituto Cervantes de Madrid ha sido  porque, debido a que ya no ve bien y le cuesta mucho trabajo, ha transmitido a Enrique Loewe su deseo de abandonar el jurado del prestigioso Premio Loewe de Poesía.


Intervención en el atril de Enrique Loewe. En la mesa: José Infante

Enrique Loewe ha querido premiar al poeta de Rumor oculto (su primer libro, publicado en 1946 y aunque en 1948 publicó en Córdoba un segundo libro, Mientras cantan los pájaros, Pablo ha comentado en más de una ocasión que su sensación de libro fue cuando publicó Antiguo muchacho en Adonais, en1950), Enrique Loewe  ha querido premiar, decía, con este homenaje a Pablo en agradecimiento a su labor como jurado (en realidad lo que vino a decir en su intervención fue que el premio era para Loewe y para todos los que nos encontrábamos presenciando el acto) y Victor García de la Concha quiso que este homenaje se realizase, precisamente, en La Casa de la palabra (La Casa de la Poesía, dijo el director del Instituto Cervantes en su intervención para abrir el acto)
Victor García de la Concha y Pablo García Baena

Víctor García de la Concha dio la bienvenida al poeta cordobés y recordando que Pablo García Baena, en 1942, estrenó en su ciudad natal, una pieza teatral de cuatro poemas de San Juan de la Cruz, en la que el poeta hacia de “Entendimiento”. Contó igualmente que él y Ricardo Molina opositaron juntos a profesor de Instituto y que Dámaso Alonso tenía sumo interés en que el compañero de Cantico de Pablo fuera profesor “si no me enfadaría mucho”  dijo Víctor que comentó el poeta de Hijos de la ira. (hay que decir que ambos, Victor García de la Concha y Ricardo Molina aprobaron la oposición), terminó contándonos que Vicente Aleixandre escribió una carta al grupo Cántico en la que más o menos venía a decirles: “vosotros, que habitáis una tierra que han pisado los romanos, los árabes… vosotros sois gentes del Sur que van hacia el Oriente”


Pablo. A secas, como a él le gusta firmar sus tarjetas y sus libros, al menos cuando me los ha dedicado a mí.(Foto Diario de Córdoba)

Pablo nació, según consta en sus libros, el 29 de junio de 1923; pero confiesa que el año está equivocado y que realmente nació en 1921: “Se equivocaron cuando me publicaron la primera antología y yo no he insistido en cambiarlo”. Esto ya lo habíamos comentado hace años Pablo, Pepe Hierro y yo, recuerdo que fue en 1999 cuando le traje, por segunda vez a Tertulias da Autor de Helicón. Pepe Hierro solía decirme del autor de Junio (1957): “Pablo es el eterno joven que me lleva un año” (Pepe nació en abril de 1922) Pablo y Pepe, dos grandísimos poetas, bien distintos, y que, sin embargo, siempre fueron  mutuos admiradores. Cada cual del otro. Como también lo es el poeta José Infante, buen amigo de Pablo y gran admirador de su poesía que como él bien dice, es "palabra inspirada".
De derecha a izquierda: José Infante, Pablo y Antonio Parra
Comenzó el acto con la intervención del poeta José Infante que además de glosar al poeta y a la persona  nos dijo  que el mejor homenaje que se le puede hacer a un poeta es leer sus poemas y también y creo que muy acertadamente “Es necesario que honremos a nuestros poetas hoy, en estos tiempos de indignación y de corrupción.”
José Infante
Infante nos dijo del poeta de luz que es Pablo  (para mí también zahareño, jardín, ruzafa siempre), que al final del acto cada uno de los que intervenían iban a leer un poema y Pablo finalizaría con unas palabras y leyendo un inédito. Pensé que sería el poema que figuraba en la tarjeta: El verano y que incluyo aquí:
Una mujer pasea desnuda por la playa
solitaria. Amanece.
Su cabello rojizo, al grana de la aurora 
dora y despierta al paso oleajes dormidos.
Desde la residencia, en alto mechinal,
el anciano acogido la acerca y la vigila
con los viejos gemelos de teatro y de nácar
–tal vez vieron la Xirgu–
y algo que ya no siente, le engaña
en el recuerdo.
El nuevo día vibra como un violín de luz
en el pulso de arritmia.
Hasta para el que mira, encerrado en sus años, 
el verano será el tiempo de la dicha.
                                 (Pablo García Baena. Poema inédito)


Pablo, sentado. de izda a dcha: Joaquín Pérez Azaústre, Jesús Visor, José Infante y Victor García de la Concha

Este poeta cordobés ya nonagenario, encerrado en sus años, sigue soñando con el tiempo de la dicha y me hace recordar que en otra entrada que hice para él en este blog allá por noviembre de 2008, decía yo que: Pablo García Baena es un jardín barroco, religioso, imaginero, sensual, erótico, pagano. Un jardín exuberante, sin tiempo, repleto de estética vitalista, jubilosa, plena de pasión y de belleza. Un jardín en gozosa pesadumbre adornado de seducción y de misterio, que contempla y sueña el placer de lo bello, al tiempo que vive la voluptuosa transformación de sí mismo. Un jardín siempre joven y por tanto ardoroso y con alas, como los ángeles de Líébana, entre esos vientos que le mantuvieron alejado del mundo de la poesía (Que no de la Poesía) durante veinte años. Vientos, corrientes, que le hicieron alejarse, guardar silencio, para seguir viviendo, para seguir escribiendo, cuando sentía que necesitaba escribir, independientemente de corrientes, de vientos más o menos imperantes a lo largo del tiempo, de los años. 

Y los años le han coronado con el laurel de los vencedores sin buscar la victoria jamás. Igual que le coronamos en Tertulias de Autor de Helicón las dos veces que le invité.
Hubo una primera invitación que hice  a Pablo para leer sus poemas en 1992, la sala donde realizábamos la lectura, por aquel tiempo, no estaba disponible y tuvimos que improvisarla en un aula poco apropiada y con demasiados ruidos externos. Lo que sí tuvo Pablo fue a tres buenos amigos, y muy buenos poetas, que, entre el público, le escucharon muy atentamente. Joaquín Benito de Lucas, Ángel García López y Claudio Rodríguez.
Pablo y yo en 1991(Foto: Pedro Mancebo)

Entonces le prometí a Pablo que volveríamos a dar una lectura en un lugar más apropiado y así lo hice. Fue el salón de Plenos del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. Recuerdo que Pepe Hierro, que asistió para escuchar a Pablo, comentaba: “Esto es histórico. Los poetas se adueñan del espacio político para leer poesía.” Fue, entonces esta segunda vista de Pablo al Helicón de Sanse una magnifica lectura que no sólo nos entró por los oódos sino por los ojos  al numeroso público que atentamente fue a escuchar a Pablo García Baena, escuchar al  poeta de los ojos y la verdad, ya que su pasión es pintar con la palabra.

Han pasado 16 años de aquella lectura. La última vez que estuve con Pablo fue en noviembre de 2014 y el eterno joven no parecía cansarse nunca, su edad no importaba demasiado, sus ganas y sus ilusiones le mantenían en perfecta forma.


Fotografías: Pablo García Baena. Mesa de ponentes, con Joaquín Pérez-Azaústre, Luis Antonio de Villena, Guillermo Carnero y José Infante. La Caja de las Letras, en el Instituto Cervantes, con Guillermo Carnero, José Infante, Joaquín Pérez Azaústre, Luis Antonio de Villena, Pablo García Baena, Sheila Loewe, Enrique Loewe, Víctor García de la Concha y Carla Fernández-Shaw © Juanjo del Río – Instituto Cervantes, 2015.

Guillermo Carnero habló de Pablo como su maestro y nos dijo que su libro revelación fue Antiguo muchacho (1950) que , comentó, une a Pablo con el 27. Luego nos habló de un poema que, según él, resume la obra de Pablo García Baena. Viernes Santo, un poema del libro Antes que el tiempo acabe (1978). Un poema que medita sobre la muerte de Cristo; pero que en un segundo estrato se desdobla la meditación, sensible y emocional, en la felicidad o la tristeza y trasciende la religión para ser, al tiempo, un poema de exaltación carnal o amorosa..

Guillermo Carnero es autor del estudio El grupo "Cántico" de Córdoba. Un episodio clave en la historia de la poesía española de posguerra (1976). Hay que decir que fueron los novísimos los que reivindicaron su obra a partir de los años setenta. Guillermo Carnero con este ensayo y Luis Antonio de Villena con la introducción que preparó para la publicación de la obra de Pablo en 1980, Poesía completa (1940-1980).


Pablo y Luis Antonio de Villena (Foto El Mundo. EFE)

Luis Antonio de Villena, además de conducir el acto explicando al público el guión que iban a seguir y casi suplicando que los aplausos los dejasen para el final, para ofrecérselos a Pablo (no se le hizo caso) tomó como referente al grupo Cántico (y en especial a Pablo) y nos habló de su poesía con elementos de religiosidad, pero heterodoxa y con elementos carnales y de hedonismo pagano.


Luis Antonio hablaba de Pablo con fervor, de su sencillez, de su elegancia, de su modestia, de su vivir siempre como en segundo plano, sin medrar, sin esperar nada… y para ilustrar estas palabras nos contó una anécdota:” Pablo y yo viajamos a Yugoeslavia. Llegamos a Macedonia y allí no había nadie esperándonos. No sabíamos qué hacer ni cómo ir al hotel, no conocíamos el idioma… Yo monté en cólera, reaccioné y llamé a un taxi, le mostré una dirección y finalmente nos vimos en el hotel. Allí Pablo me comentó –qué lanzado eres Luis Antonio. Si yo vengo solo y no va nadie a recibirme, me habría quedado en un rinconcito llorando hasta que viniera la Cruz Roja –.”
El próximo mes cumplirá pues 94 años y es hora, según comentó, de dejar de formar parte de jurados, no de abandonar la creación poética. Ahora estoy preparando un nuevo libro, posiblemente el último, “Chus Visor está deseando que se lo mande”. Un nuevo libro que posiblemente lleve como título Claroscuro, aunque no es definitivo. Un libro relacionado “con la pintura, con la luz", y Caravaggio, el primer gran exponente de la la pintura barroca, como tema principal.

Pablo  (Foto Diario de Córdoba)
Joaquín Pérez Azaústre el poeta más joven en este homenaje inter- generacional que se le rindió a Pablo, se declaró lector de los anteriores participantes. Lector de Guillermo Carnero y  lector de Luis Antonio de Villena sobre la obra de Pablo y  envidioso admirador de las posibles “correrías” de José Infante con Pablo en aquella etapa malagueña del poeta gongorino, poeta tan exquisito como exquisita persona, de gratísimos modales, siempre amable, educado, sereno, observador, de sonrisa leve, grata, sincera y, tan humilde, que gusta de permanecer casi en segundo plano, como para pasar desapercibido. Pero Pablo, siempre firma así: Pablo, sin más, lleva la luz con él.

Cuando acabaron de leer cada uno de los participantes el poema que habían elegido, Pablo se acercó al atril y, emocionado, por todo lo que se había glosado a su persona y a su poesía dio las gracias, sin olvidarse de nadie y citando, como siempre, a sus compañeros de Cántico, nos leyó un poema inédito titulado Las rosas (al final no fue el de la tarjeta como yo supuse y pensé: este jardín de versos que es Pablo García Baena, este poeta zahareño, ruzafa siempre, no quiere hablarnos de vejez ni de recuerdos del tiempo de la dicha, prefiere la rosa. La  rosa con su fragancia y su hermosa belleza, la rosa con su hermosísimo lenguaje de belleza expresiva) En poesía los temas son los mismos, el amor, la muerte, la pérdida, todo está hecho de lenguaje, por eso dice que:  "La poesía es la lengua, el agua corriente y cuanto más limpia y más clara, más brillante” La poesía, en definitiva, es la vida.” 
Tras el acto, y después de saludar a los poetas que había intervenido en el homenaje, me acerqué a Pablo, le pregunté si abandonaba también el Premio Nacional de Poesía José Hierro, que otorga el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes a través de la Universidad Popular. Me respondió: “estoy comprometido para fallarlo en noviembre. Luego…”  
El poeta Pablo García Baena, que perteneció al  grupo Cántico, nombre de la revista que fundó en 1947 junto con Juan Bernier, Julio Aumente y Ricardo Molina (y en la que participó activamente el pintor y poeta Ginés Liébana, único superviviente de este grupo junto con Pablo, presente también como oyente en este homenaje) recibió el reconocimiento de poetas amigos, estudiosos y admiradores de su obra.

Reconocimiento a la obra de un autor que, antes de ganar el Príncipe de Asturias de las Letras en 1984 y de que le concedieran la Medalla de Oro de la Ciudad de Córdoba. Antes de que fuera declarado Hijo Predilecto de Andalucía en 1988, y Premio Andalucía de las Letras en 1992…Antes, mucho antes de que  en 2004 recibiera la Medalla de Oro de la Provincia de Málaga en la que pasó una gran parte de su vida. (Desde los años sesenta vivió en Benalmádena (Málaga), donde trabajó como anticuario hasta el año 2004 en que volvió a Córdoba) 



Decía que antes de todo esto Pablo vivió un tiempo de silencio (desde 1957 a 1978) . Su poesía de hedonismo pagano, de religiosidad heterodoxa y de exaltación carnal ("La religión y el goce carnal son cosas divinamente humanas" cuenta pablo), no parecía encajar con la corriente predominante en los años de la poesía del desarraigo, de la poesía social
Cántico reivindicaba una mayor exigencia estética y formal y más sensualidad, y sus referentes fueron  la poesía de la Generación del 27, en especial la de Luis Cernuda; una poesía barroca, exaltada y vitalista. La poesía de Cántico y en especial la de García Baena influyó en las generaciones más jóvenes de finales de los años sesenta o novísimos y siguientes. ("Con los jóvenes poetas me entiendo muy bien,  los admiro" suele decir Pablo.)

El silencio poético de Pablo  se prolongó muchos años, desde  que publicara Oleo (1958)  hasta su redescubrimiento por los poetas novísimos, Guillermo Carnero y Luis Antonio de Villena, con Almoneda (1971). Pero en realidad su vuelta del silencio fue cuando en 1978 publico Antes que el tiempo acabe. A partir de ahí vivió el poeta de luz un tiempo más dulce en cuanto a reconocimientos. Luego vendrían, además de reediciones y antologías de su obra, dos libros nuevos: Fieles guirnaldas fugitivas (1990), 2ª ed., San Sebastián de los Reyes, Universidad Popular José Hierro (2006) y Los Campos Elíseos (2006). 
En mayo de 2008 gana el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y en octubre de 2012 recibió el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca.
Su obra poética hasta la fecha se halla reunida en Poesía completa (1940-2008)publicada en Visor.




Quedamos en que le llamara para hablar un poco. Allí, con tantas personas esperando saludarle, no podíamos. Salí  junto a Jesús (Visor) comentando lo bien que se veía a Pablo a sus casi noventa y cuatro años (los cumple el próximo 29 de junio). “Noventa y dos, apostilló Jesús,  noventa y cuatro no”. No quise corregirle. Salimos a Barquillo y allí nos separamos. Pablo se vino con nosotros mentalmente. Con Jesús pensando en ese posible “Claroscuro” que publicaría en cuanto se lo entregase. Yo, pensando en que el homenaje, que había resultado emocionante, y que concluyó con un larguísimo aplauso del público en pie a Pablo, era algo más que merecido para un poeta que nunca medró ni quiso, sólo gustaba y gusta de escribir porque , como él dice:  “ser poeta es un destino. Uno nace con esta estrella y camina con ella". (Por si alumbra con su luz  y a Pablo, que es poeta de luz, le ha alumbrado.)
                                              Manuel López Azorín




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