lunes, 3 de agosto de 2015

Memoria poética IV.Joaquín Benito de Lucas: La historia de sus años






Memoria poética IV
Joaquín Benito de Lucas: La historia de sus años


IV.- Este hombre es un poeta

 Matías Berchino dice que la poesía de Joaquín Benito de Lucas  "tienen raíces en la vivencia personal y colectiva de su existencia y la de su familia, su pueblo, su país". 
En 2010 se le otorga en Talavera el premio de la cadena de radio COPE. Ese mismo año se ve obligado a abandonar prácticamente todas sus actividades para atender a Francoise, su esposa, gravemente enferma. En 2012 se le concede el Premio a la Cultura en Talavera de la Reina.


Abraham Madroñal ha escrito sobre el poeta y su relación con su ciudad: "Talavera no es una ciudad concreta, es la ciudad por antonomasia; su río, todos los ríos; sus calles, todas las calles por las que puede transitar cualquiera. Nuestro autor ha trascendido el valor local de sus alusiones para convertirlas en símbolos de cuantas ciudades y cuantos poetas añoran recuperar la infancia junto a los sitios que los vieron vivir".




El que fue profesor hasta su jubilación en la UAM, sigue dando conferencias de forma regular como lo ha hecho a lo largo de su vida. Es autor de numerosos artículos en revistas literarias. Sigue organizando los dos premios internacionales anuales de poesía del Excmo. Ayuntamiento de Talavera de la Reina: El Premio Rafael Morales desde el año 1975, y el premio de su nombre desde el año 1985.



Joaquín  suele trabajar por las mañanas. Se levanto pronto, desayuna y comienza a trabajar. Hace un descanso para comer y ni siquiera se echa la siesta, continúa trabajando hasta las ocho de la tarde. A sus casi 81 años el poeta, el hombre, tiene proyectos, y no ha perdido ni ilusión ni la curiosidad por todo lo que le rodea.


También se  encarga de organizar desde el año 2000 un ciclo de poesía en la Galería Cerdán de su ciudad natal a la que acude con toda la frecuencia que puede. Por estos ciclos de poesía han intervenido José Hierro, Rafael Morales, Luis Alberto de Cuenca, Pablo García Baena, Rafael Montesinos, Juan Van-Halen, Ángel García López, Antonio Hernández, Antonio Colinas, Jaime Siles, Carlos Murciano, Enrique Gracia Trinidad, Carmina Casala, Manuel Lopez Azorín…, entre otros muchos poetas.

Joaquín Benito de Lucas es un gran poeta, que  en muchas ocasiones ha sido relegado, olvidado al espacio de los poetas que parecen poco cuando se les lee con cierto desinterés. Y en muchas ocasiones así le han leído; pero a poco que uno se interese en su poesía comprobará que  este sexto de los siete hijos que trajeron a la vida sus padres, María y Manuel, trasmite emoción en cada uno de sus versos porque sus poemas, de difícil sencillez, llevan la mirada pura de la poesía y la mirada inocente del poeta. Un poeta sencillo fácil de leer, sí pero recordemos a Antonio Machado con su escribir “de frente y al sesgo”, esta es la virtud de Benito de Lucas: escribe fácil y todos le entienden pero a poco que leas de nuevo podrás comprobar  que en su poesía existe, al tiempo, un sesgo de hondura, de profundidad que sólo se produce cuando hay un gran trabajo de construcción poética.


Benito de Lucas, a través de su poesía, nos cuenta, no sólo la historia de sus años, la de su vida, sino que nos relata esa parte de la historia que, por cotidiana, pertenece al patio trasero de la vida de todos, un patio trasero del que nadie cuenta nada ya que lo cotidiano algunos piensan que es pobre sin darse cuenta que para el creador todo es hermosura y este patio trasero de la vida del que Joaquín nos habla en sus poemas forma parte no ya sólo lo personal sino lo colectivo de toda una generación: los sueños que le viven, la infancia, la memoria del ayer sucedido…De todo esto fue saliendo su propio mundo, un mundo que andaba contenido en sí mismo al tiempo que en otros muchos.
Un mundo el de Benito de Lucas del que Francisco Morales Lomas nos dice: “…ha realizado una obra solvente, de gran altura de miras, profundamente humana y atenta a la síntesis entre la tradición de los mejores valores literarios y a la modernidad de un discurso sustancial en el que está presente el ser humano como proyecto".

En el año 2001 publiqué en la Colección Literaria Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes un libro, Azul de los afectos, en el que recogía poemas escritos entre los años 1981 y 2000,  no publicados en libro alguno con anterioridad. Fue Joaquín Benito de Lucas el autor del prólogo de este libro por el que paseaban muchos poetas, al tiempo que amigos, en poemas que yo les había ido escribiendo a lo largo de todos estos años. Joaquín contaba con dos poemas dedicados en este Azul de los afectos: “Tras el dolor” poema al que ya me he referido  en otro apartado de esta Memoria poética y “Este hombre es un poeta” que traigo ahora a esta página:


Este hombre es un poeta                                   A Joaquín Benito de Lucas
Este hombre es un poeta  
que pasea con Bécquer, Juan Ramón, 
con Antonio Machado – y otros clásicos –  
por el río del canto y de la lágrima,  
por el tajo del alma y Talavera,  
por el agua del río de la vida, 
por el lírico río del lenguaje,  
de la meditación… 
y toma la existencia como un acto  
de humor dramatizado,  
de amor, de soledad y de memoria.

En el amor detiene sus palabras,  
observa, reflexiona, 
lo vive, lo disfruta, lo llora, lo recuerda,  
lo escribe en soledad.

Este hombre es un poeta.  
Fuma cigarros puros y pasea –ahora con bastón– 
por el cielo del verso, de puntillas,  
acariciando nubes de palabras  
convertidas en vida,  
para abrazar aquellas que son suyas  
ya por derecho propio.
(Como antiguos retratos que pintara  
sobre un espejo de  agua, en blanco y negro, 
para ordenar un álbum de latidos)

Este hombre es un poeta que pasea  
pegando puñetazos con el verbo,  
el adjetivo, el sustantivo… 
derogando a los dioses sin Olimpo,  
sin caballos alados y con séquito  
perenne. Y adulados 
por creyentes de un dios de fuente seca  
que no ha bebido nunca de Hipocrene.

(Porque Hipocrene existe por Pegaso, 
pero no todos saben de sus aguas)

Este poeta sabe, bebe, vuela,  
pasea por el cielo de los versos  
apoyado en sí mismo y en su espada  
de aceros y de mieles – según venga –  
para librar batalla por la luz  
y cercenar el falso resplandor sombrío  
de tanto falso dios y tanta frase hueca.

Este hombre es un poeta y fabrica 
hexágonos precisos  
con la palabra exacta en el poema.
(Su voz tiene el sonido y el sentido)
Pero va de puntillas
–Como un simple mortal: ni dios, ni séquito–
acariciando el cielo con palabras  
como nubes de lluvia y sal de vida.

Este hombre es un poeta. Bebe y vuela  
por el agua del Tajo y la memoria,  
por el cielo de Oriente y de Berlín, 
por la grafía dulce y musical / 
de una ciudad francesa hecha mujer,  
por la luz de los ríos que surcaran  
navegando en el tiempo  
y vuela entre palabras que son pulso,  
pulso y latido vivo,  
hecho trazo de sangre por las páginas  
de una vida, de un río y de sus aguas,  
como dolor silente y dicha ilimitada,  
escrita paso a paso, libro a libro,  
golpe a golpe de sombras y de luces.
Y esto es como contar  la historia de sus años.
(De mi libro: Azul de los afectos)

Los años de este hombre, este poeta, este amigo, que, a pesar de los pesares, ha sido,  es,  feliz en su vida, ya que muchos de sus sueños se ha cumplido por más que Joaquín, si hablamos de todo esto, suela decir:
“a veces me compadezco de  mí mismo, de cuando era niño, pero no siempre con dolor sino con alegría porque fue una época dorada de alguna manera, aunque estaba rodeado de muchas tristezas.”

Ahora que va a cumplir ya 81 años pienso que  Joaquín Benito de Lucas, como  aquellos que se miran con sinceridad en el espejo de la vida, ha aprendido a ser feliz conociéndose, a través de su poesía, a través de la historia de sus años.
Sin duda y a pesar del los olvidos, le llegarán más reconocimiento porque es merecedor de ellos; pero si no llegaran yo sé, porque lo he vivido, que tiene el mejor de los reconocimientos, el del público lector. Hace años ya, con motivo de la lectura de Álbum de familia, al agotarse todos los libros, unos cuantos lectores decidieron fotocopiar el libro de uno de los que pudo comprarlo. Sé que fueron muchos los que solicitaron una copia y al día siguiente de la lectura, me consta que se hicieron más de 50 copias del libro. Luego aquello se propagó y siguieron, de este modo, haciéndose con Álbum de familia  muchos más. Fue en San Sebastián de los Reyes; pero posiblemente haya sucedido lo mismo en muchas más localidades. Y es que esta poesía de Joaquín Benito de Lucas, aparentemente fácil pero plena de hondura,  llega al lector y le toca los sentidos y eso, todos lo sabemos, no resulta tan fácil para muchos poetas.
                                                   

Manuel López Azorín


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