lunes, 14 de octubre de 2019

Ana Montojo: "Daños colaterales"



Ana Montojo: Daños colaterales



Nota: El 18 de Octubre de 2019 se presenta en Madrid este nuevo libro de Ana Montojo en Madrid.
(Al final os dejo la invitacion con toda la información)

Ana Montojo ha publicado un nuevo libro Daños colaterales (Huerga y Fierro editores, Madrid, 2019). El libro, tras su lectura, me parece un autentico y verdadero viaje por la vida, un viaje sin retorno  en el que ha ido dejando jirones de sí misma, heridas, dolor, soledad, mucho llanto y mucho amor. Amor, que es el analgésico de todo lo anterior mientras desnuda su alma y con pensamiento reflexivo nos cuenta la vida de manera clara, directa, sin poesía de artificio ni juegos pirotécnicos, con la verdad por delante, como dice el acervo popular.  


Maria Antonia Velasco, autora del prólogo, nos dice sobre la autora y Daños colaterales :Ana Montojo se introduce en lo poético con valentía. No hay otra forma de llegar a lo poético si no es llevando en el puño una verdad sobre el poeta, y este arrojo le concede gran autoridad, pero también le ofrece un imperio no compartido, un viaje a su corazón en compañía de nadie.”(…)  “Todo está dentro de la poesía y lo que escribe Ana Montojo es poesía reflejada en ella misma"

Si su anterior libro Un solo de saxo era la continuación de esa íntima, clara, directa, sincera conversación consigo misma y para con los otros que nos viene ofreciendo en su obra poética. Ahora en Daños colaterales da un paso más, es más confesional, si cabe, y camina por la vida, por la poesía, a la búsqueda de la terapia que mitigue, que consuele, que salve. 

Sobre el primer libro que yo leí de Ana Montojo: Vivir con lo puesto dije: Una expresión intimista, introspectiva, descarnada, rítmica y emocional, a modo de catarsis. 
En él nos mostraba que frente al sufrimiento que la vida nos ofrece, vamos hacia ese carpe diem de vivir el instante para liberarnos y aferrarnos a la vida y al agua de la poesía, para seguir con la vida.



Daños Colaterales es poesía de pérdida,  poesía de pensamiento reflexivo, poesía de soledad y llanto, poesía de amor con luces y con sombras, poesía en fin como la misma vida.
Un libro de amor con imágenes de luz  y de sombra y soledad, mucha soledad al desnudo, con la valentía de una mujer sin máscaras, capaz de mostrarnos su condición humana sin tapujos y con un cierto deseo de voluptuosa ensoñación  para mitigar la vida, una vida que, a veces, muestra  relámpagos de dicha, de luz  y en otras ocasiones, quizá demasiadas, oscuras sombras que duelen y desamparan.

(Y esta mujer, "La Montojo", que me parece a mí que tiene tanto desamparo como fortaleza, nos deja escrito  este íntimo y hermoso poema, tan de verdad como que nos fumaremos un cigarrillo juntos, en cuanto nos veamos el 18.)



LA VIDA

Es la vida, la vida toda entera 
la que me duele dentro,
la que me oprime dentro
como un puño cerrado
a la altura imprecisa del diafragma.

Es la infancia perdida, ya tan lejos,
de aquella niña un poco marimacho
con las rodillas rotas casi siempre
y cara de enfadada
porque los niños nunca le dejaban
jugar al fútbol siquiera de portero
ni tampoco a las chapas o la pídola.
Tenía que jugar a las casitas 
o a saltar a la comba, como mucho,
hasta que les brotaron los pelos en las piernas
y entonces si querían jugar con ella a médicos.

Es una adolescente enamorada 
de aquel chico imposible que cantaba tan bien
y siempre le gustaba alguna rubia
pero ella era morena, muy morena
– ya ven que mala suerte –
Y lloraba mirando las estrellas.
Mas dejó de llorar cuando otro labios 
inundaron su boca
de una dulce humedad desconocida
que ya no olvidó nunca, aunque la muerte,
muchos años más tarde,
se llevara esos labios por delante.

Y me duele una novia virgen a pesar suyo, 
pecando sin pecar como dios manda
que sean los pecados.
Y una madre muy niña, como sus hijos casi, 
que le vino muy grande todo lo que le vino,
todo lo que la vida le había reservado
en un alarde de imaginación.

Por encima de todos los dolores 
me duele el hijo muerto, como una porcelana
bellísima e inerte, una sonrisa eterna
sin voz y sin abrazo, que me hizo comprender
lo que significaba para siempre.

Me duelen los amores que me quisieron suya 
como una propiedad indivisible,
que me quisieron tanto que mataron
lo mejor de mi misma
y que nunca entendieron
que hay miles de maneras de querer,
que no pueden borrarse los años y la historia,
que no se recuperan
los jirones de piel que se dejaron
prendidos en los muros de la culpa
cuando sonó el portazo del adiós.
Que es imposible comenzar de cero 
y olvidar las maletas en consigna.
Y me duelen los años que ahora tengo 
y este cuerpo cansado que se obstina en vivir,
que se obstina en amar tan a deshora.



Ana Montojo parece que  entiende la poesía como el baluarte que defiende, protege y libera. Aquí nos muestra  los daños colaterales y toda su obra, toda su vida resumida en el poema, un poema confesional, íntimo que nos ofrece la desnudez de las pérdidas, el desconsuelo de la infancia, la impotencia del amor adolescente, la llegada del amor en plenitud, la maternidad, el dolor del hijo muerto, de “sonrisa inerte sin voz y sin abrazo”, el asombro y el dolor del portazo, del adiós del amor, le duele tanto la historia de su vida, que nos la muestra en un alarde de desesperación y valentía, desnudándose el alma entre  versos que  pretenden cauterizar heridas, abandonar soledades, ser terapia salvadora sin ave marías ni psicoanalistas que valgan, sentirse querida a pesar de las pérdidas, abrazarse a la necesidad de amor en la vida que enmascara, con una sonrisa, un gin-tonic o un cigarrillo o los tres al tiempo aunque  tan solo se queda con el amor. Amor al que canta con alegría y con llanto. Amor que le consuela la vida, esa vida, nos dice,  “que se obstina en amar tan a deshora”




Ana Montojo nació en Madrid. Suele decir que llegó tarde a la poesía, mediada la cuarentena, como terapia y desahogo tras la muerte de su hijo de ocho años. Su primer libro La niebla del tiempo fue premiado con el Blas de Otero del Ayuntamiento de Majadahonda en 2010. Tras él siguieron Plantas de interior, 2012, Vivir con lo puesto, 2015. En 2016 publicó Jaime, un homenaje a su hijo y Este atronador silencio de los pájaros. En 2017 apareció Las horas contadas, un poemario monográfico escrito en tiempo real durante los meses pasados -hasta el final- al lado de su marido enfermo. En 2018 su poemario Un solo de saxo obtuvo el premio “Nicolás del Hierro” del Ayuntamiento de Piedrabuena (Ciudad Real). En diciembre de 2014 vio la luz su primera novela Memoria secreta de una niña bien. En Daños colaterales, su octavo poemario, se centra básicamente, según la nota editorial,  en lo inaprensible del amor, su fugacidad y sus contradicciones.

                                   Manuel López Azorín



2 comentarios:

M. Luisa García Ochoa dijo...

Muy bueno. En daños colaterales, además del hermoso prólogo también hay que destacar la cubierta, cuya ilustración va como anillo al dedo. Ana Montojo es única en crear y reunir.

M. Luisa García Ochoa dijo...

Muy bueno. En daños colaterales, además del hermoso prólogo también hay que destacar la cubierta, cuya ilustración va como anillo al dedo. Ana Montojo es única en crear y reunir.