viernes, 30 de octubre de 2015

Lola de la Serna: El solo del espejo (trilogía)


Lola de la Serna: El solo del espejo (trilogía)



La obra poética de Lola de la Serna con el título genérico de El solo del espejo, publicada  en Ediciones Vitruvio, Madrid 2015 y que yo titulé como "Un viaje de meditación contemplativa" se presentó el pasado 25 de septiembre en la Biblioteca Eugenio Trías del Parque del Retiro (antigua Casa de fieras) Íbamos a presentarla , además de Pablo Méndez, el editor , dos amigos suyos, la poeta Carmina Casala y yo.


Finalmente  Carmina no pudo estar ese día, aunque me envió unas palabras para Lola que yo leí como prueba de afecto y admiración a esta poeta que, al encontrarse con dificultad para la lectura por un problema de alergias o intolerancias, decidimos acompañar para arroparla y hacer más fácil la lectura en el caso de que a Lola le fallasen las fuerzas para leer sus poemas. No fue así. en una recoleta sala del primer piso de la Biblioteca, llena de público expectante ante la presentación de El solo del espejo. 

Estaba  Lola de la Serna, emocionada y se creció, sacó fuerza de flaqueza y nos ofreció una hermosa lectura de su poesía siempre misteriosa, sugerente, plena de esperanza y dolor, de esperanza y amor, como una verdadera laica mística que espera de la vida y con la vida alcanzar ese vuelo que "le dio a la caza alcance", ese que nos dejó para siempre el más  grande místico de los poetas españoles San Juan de la Cruz.     

Os dejo aqui una breves palabras de Carmina Casala que, como he dicho, leí para lola y la presentación que leí yo, aquella tarde, que no es otra cosa que un extracto del prólogo que escribí  para esta obra poética de Lola de la Serna.

Palabras para Lola de la Serna de Carmina Casala:

           " No es de sorprender que con el apellido de Lola de la Serna tan vinculado al mundo de la literatura, que nos hace pensar en Ramón Gómez de la Serna y en el famoso cuadro de la tertulia en el café, Lola y yo tuviéramos desde el inicio de nuestro conocimiento una clara tendencia a convertirnos en amigas e incluso, en algunos casos, en llegar a ser confidentes.

Lola, en efecto, me obsequió con su confianza como yo hice con ella, incluso intercambiamos sentimientos de admiración y de respeto a nuestras respectivas obras.

      En esta difícil andadura de la vida hemos coincidido frecuentemente en rotondas y semáforos, si bien su obra es más abarcable que la mía porque se compone de una novela con la que obtuvo el premio Río Manzanares, de nombre “El Corralón” y de tres poemarios: Curupaití, 1988, título de resonancias amazónicas, “Adam Kadmon” (la barca y el barquero) que podríamos interpretar como “el hombre primitivo” del hebreo Adam, el primer hombre, y del adjetivo Kadmon, o sea, antecesor. Y finalmente el tercer libro que no es sino “El parpadeo del tiempo”, su última publicación que podría decirse completa la trilogía."
                                                            Carmina Casala
                      
UN VIAJE DE MEDITACIÓN CONTEMPLATIVA 
(Presentación de Manuel López Azorín para Lola de la Serna)



           Lola de la Serna  a lo largo de las últimas tres décadas nos ha venido ofreciendo primero,  recitales poéticos, poemas en revistas, algún que otro premio o mención y un libro de poemas titulado Curupaiti. En la segunda década nos ofreció menos recitales poéticos, menos poemas en revistas y otro libro, Adam Kadmon (La barca y el barquero). En la tercera década el silencio de la poeta  tan solo se rompió con la reedición en 2009 de este segundo libro suyo y cuatro años más tarde con la publicación de un tercer y nuevo libro El parpadeo del tiempo.

               Lenta pues y escasa producción poética la de esta poeta, pero lo suficientemente importante como para reunirla en un volumen y darla a conocer a los más jóvenes. Esto es lo que Ediciones Vitruvio, con su alma mater Pablo Méndez, publica ahora. Los tres poemarios de Lola de la Serna juntos en un solo volumen con el título genérico de El solo del espejo.


          Un título muy apropiado  ya que Lola de la Serna  ha ido siempre, en su poesía, a intentar resolver las eternas preguntas: “quién soy, qué soy, de dónde vengo, dónde voy”, y en ese intento, la imagen del espejo, El solo del espejo, refleja ese deseo de poder traspasarlo y poder encontrarse consigo misma a través de ese primer camino-libro de derrota y dolor, del segundo de búsqueda y del tercero, cerrando esta trilogía, que nos muestra  el tiempo de la contemplación y la memoria.



        Curupaiti era la huella de un destierro. Un canto de sed y de esperanza para entender el dolor. Un canto, con citas del Cantar de los Cantares, hondamente humano:
Curupaiti hermosa  / que con dolor pariste las algas y el romero / ¡cese ya tu dolor! /    Recoge el llanto y mira:
El júbilo del alba se ha posado en tus manos.
(…)¡Levanta    amada mía!/   Porque tu invierno…huye
           
         Lola de la Serna llegó a la poesía como un presagio de luz, con una voz de veladuras, una voz amorosa de dolor y de llanto, una voz imperiosa que proclamaba el hondo silencio del misterio, el misterio de una herida dolorosa que, cauterizada con la palabra, inició un camino, cruzó un puente, y a salvo de la herida buscó la luz :  Esta alquimia de sol, / un puente en el silencio /de madreselva y sal nos ha tendido.
    
    
           Adam Kadmon (La barca y el barquero) es una especie de libro iniciático :  nombre kabalístico del arquetipo humano, Femenino-Masculino como semilla que ha de poblar la tierra, mito  o leyenda en las distintas filosofías religiosas. Así nos dice sobre el origen y camino:  Apenas  era un punto / en un fluir idéntico a sí mismo. / Profanando el vacío fue llenando el espacio./
Por un mundo de ondas y fotones /  rayo y semen: espejo,/ se re-crean en círculo amoroso./   De ámbar, sal y fuego, la paloma / encendida cruza los laberintos/ y se derrama en carne…


          Adam Kadmon despierta en Lola la imagen de un héroe dividido secularizando a través de los siglos su huella de barro, de sombra, de máscara y espejos. Barca y Barquero que parte del Principio y se aventura hacia un mar de velos elípticos en busca de Sí-Mismo.
     
      
Lola de la Serna nos trajo su nuevo libro: El parpadeo del tiempo en 2013. Hölderlin nos muestra la puerta de este Parpadeo del tiempo de Lola de la Serna con esta cita: …ser en cada uno mismo: eso es la vida; que nosotros, los otros, somos sueño de eso.
         Seguramente  Lola de la Serna pensará, como pensaba Heidegger, que el lenguaje es el más inocente y el más peligroso de los bienes que se le ha dado al hombre, que hay que saber administrarlo porque el lenguaje, ese instrumento  del que dispone el ser humano, es lo que le ha dado la milagrosa posibilidad de diferenciarse, de ser hombre, (mujer en este caso) de sentir, de pensar y vivir la vida sabiendo que, en este nuestro vivir: En el núbil espacio dibujamos / con ondas circulares en número perfecto / los días y los meses y huidizas estaciones / que mueren y retornan en un girar eterno.

           Lola de la Serna nos ofrece  en este parpadeo (que es la vida y su vida)  un manojo  de poemas donde desgrana el tiempo, las estaciones, sus dones, su renacer y su marasmo y nos ofrece, igualmente entre ellas, con íntima palabra, a través de esa memoria que es el sueño de lo sucedido, el gozo y la derrota, el humano deseo de lo intemporal para igualarse a la naturaleza, el sueño de soñar, tal vez, lo no cumplido...Y con todo ello, en una especie de balance, de examen de conciencia, contempla el yo frente al espejo, el yo frente a sí mismo (ser en cada uno mismo: esa es la vida:), en esa rueda circular de vida, a veces real y a veces soñada.


           Esta poesía de destierro y de sed,  esta poesía de meditación, de dolor y esperanza, del yo en el espejo. Esta poesía de tiempo sin tiempo de Lola de la Serna,  llámese mística,  Zen, sufismo… esoterismo contemplativo, indagación y búsqueda de ese hipotético peldaño luminoso situado a más altura que el ser humano…fundido con la materia de los sueños que nos ofrece la historia del vivir…  ha conformado el camino de Lola, de su poesía, tratando de acercarse al equilibrio, a la serenidad, a la luz que todo ser humano anhela.
                                                        Manuel L. Azorín

                              

viernes, 23 de octubre de 2015

Ana Montojo: Vivir con lo puesto






Ana Montojo: Vivir con lo puesto

Tengo los pies hundidos en la tierra, / tan hundidos que no alcanzo a mirar / la belleza que asoma tras las nubes.
Ana Montojo (Madrid, 1949) ha dicho que la poesía le salvó la vida tras la muerte de su hijo Jaime (ocho años) en el año 1992.
Aunque siempre, desde la infancia, había sido una escritora vocacional, fue en 1993 cuando comenzó a asistir al taller de poesía de Enrique Gracia Trinidad.


Allí fue donde entró en contacto con el verso, con su cadencia, donde supo que leer a los que nos había precedido en la poesía era una forma de conocimiento y supo que la diferencia entre verso y prosa es, precisamente la cadencia, el ritmo, la musicalidad.
Pero no hay una métrica que se ajuste a un desahucio, / no se donde poner el acento a la insidia,


Aprendió la norma, verso clásico y tradicional, conoció la rima, la medida, supo del verso blanco, de formas con más libertad y supo también que la poesía, que es lenguaje, se acompañaba de emociones y ese y éstas, en perfecta armonía, podían hacer que al lector le tocaran los sentidos y sintiera como suya toda la experiencia personal y vital vertida en el poema: He aprendido a vivir el momento presente / disfrutando o sufriendo, según toque.

Así en 1998 consiguió el premio de poesía femenina “Carmen Conde”, con un poema, Cuando vuelvas, dedicado a su hijo Jaime. Con aquel poema Ana Montojo consiguió sacar los demonios fuera, al menos en parte, y expresar su dolor, romperse y rehacerse anímicamente y encontrar la vía personal de su expresión poética: No es cierto que las penas / nos sirvan de vacuna de otras penas, / no es verdad que nos salven de tristezas futuras, / no hay un cupo previsto.

Una expresión intimista, introspectiva, descarnada, rítmica y emocional que, a modo de catarsis, la libera parcialmente de su atormentado mundo interior  que es, como el de muchos, contradictorio. Me gusta cómo Francisco Caro en el prólogo de su tercer libro, este que me obsequió la autora en Sigüenza este verano, titulado Vivir con lo puesto (Huerga y Fierro editores, Madrid, 2015), nos dice que: “La obra de Ana Montojo anota la contradicción, y acumula, sin conciliar, los mundos cernudianos de la insatisfacción y la posible esperanza” : Hubo una vez un verso / que encalló entre arrecifes de memoria / y murió sin llegar a ser poema.
 
A Enrique Gracia Trinidad le he oído decir que la poesía de Ana Montojo es una crónica de sí misma, que " es una poeta de raza", y leído este Vivir con lo puesto, encuentro una poesía directa, desgarrada en ocasiones, descarada, atrevida en otras, coloquial

una poesía con una arquitectura verbal dentro de la norma, con 

sencillez, con esa difícil sencillez que hace que todos los posibles 

lectores, los que lean mucho y los que lean poco, comprendan, 

sientan y se reconozcan en su descarnamiento y sus 

contradicciones 

y su atrevimiento, casi de impudicia, y su excepticismo y su 

búsqueda de la esperanza y, con todo esto,  un interior en el que la 

tristeza y el desánimo van unidos a la fuerza de la resistencia:

llorar, llorar interminablemente, / sin límite de tiempo y sin 


caudal medido / hasta quedar exhausta. // Porque se me ha secado 
la fuente de las lágrimas. Porque sabe bien que la vida no es fácil.

Su primer poemario La niebla del tiempo ganó el premio Blas de Otero en el año 2010. Plantas de interior fue el segundo (cuadernos del laberinto Madrid, 2012) y este pasado año publicó una novela Memoria secreta de una niña de derechas.


No he leído de Ana Montojo más que este Vivir con lo puesto y este título precisamente nos muestra que frente al sufrimiento que la vida nos ofrece, podemos, como muro de defensa, aferrarnos a lo inmediato, lo puesto, ese carpe diem de vivir el instante para no pensar en lo ya sucedido ya que el futuro, siempre tan deseado por soñado y esperanzador, posiblemente no nos llegue nunca… y aferrarnos a la vida y al agua, que es vida de la poesía, para seguir viviendo con lo puesto: Y a mí que más me da si lo que siento / es amor de verdad o un sucedáneo, / qué me puede importar si de repente / me he quitado de encima veinte años / y ahora me apetece regalarme / unos zapatos rojos con el tacón de aguja. Pues eso, si la poesía es atrapar el instante del tiempo, aquí se atrapa y, a la vez, parece que libera y salva.

                                                            Manuel L. Azorín

domingo, 18 de octubre de 2015

Antonio Daganzo: Juventud todavía





Antonio Daganzo: Juventud todavía


Que valga la constancia / al menos para el cénit de su nombre: /  juventud, alta niña de besos imposibles. / Juventud ya sin tiempo y todavía.
Antonio Daganzo presentó su nuevo poemario con gran afluencia de público en la Biblioteca Eugenio Trías , antigua Casa de fieras, del Parque del Retiro de Madrid. Juventud todavía es el nuevo título publicado por Ediciones Vitruvio, Madrid 2015 en su Colección Baños del Carmen.
Este libro nos muestra la edad, cuando ésta se acerca, con la memoria, al territorio de la nostalgia, en un presente todavía joven; pero ya, sin duda, a las puertas de un otoño, una madurez intuida que pretende atrapar esa juventud que significa seguir, continuar, por mucho tiempo más, con el compromiso de la vida. El símbolo de la juventud es la actitud firme de proseguir, aun a pesar del dolorido acontecer del ayer, con la esperanza vital en un presente, que camina la vida en el ahora mismo, con los recuerdos y  los sueños, hacia un mañana.
Con predomino de verso libre, con la materia de los sueños (la memoria) recrea vivido, sentido, soñado, mientras piensa lo que queda por vivir, con un íntimo lamento que es, al tiempo, canto significativo.
El libro se abre con una cita de mi querido Claudio Rodríguez:
Qué importa si ahora estoy en camino.///

Dejadme,/
donde ahora estoy, en el crucero hermoso de juventud.
Añadir leyenda
 En Mientras viva el doliente (Madrid,2010) su tercer libro, desarrollaba el autor un tema (del que ya di cuenta en este blog) que marcó su infancia, la enfermedad. Y lo escribía desde la reflexión, desde la experiencia y también desde la imaginación. Este poeta, joven aún, demostró en este libro, madurez y nos ofreció un recorrido lírico donde la vida reclama el gozo del presente pese a lo efímero del ser humano porque, pese al dolor: Callar también, / saber que los discursos son estériles / ante el silencio íntimo de un cuerpo. Guarda el doliente en la memoria todo y camina hacia el gozoso patrimonio de la vida: el hoy que es siempre todavía
Nos habló Miguel Galanes, que ejerció y muy bien de presentador, y que no quiso hablar del autor (aunque cuando la poesía es de una experiencia vital tan personal resulta difícil no hacerlo), sólo de la calidad de Juventud todavía, un libro que se crece con relación a los publicados anteriormente por Daganzo. –nos dijo–.
Habló igualmente sobre esa aparente negatividad que nos presentan sus poemas y que no es otra cosa que una especie, digo yo, de trampantojo: nos habla del dolor para, en realidad, llevarnos a la alegría del canto. (Daganzo, como escribió Pepe Hierro llega  “por el dolor a la alegría”)
Lo que nos lleva a contemplar estos poemas aparentemente elegíacos, no como un llanto a lo perdido sino como un hímnico canto  a lo que va a llegar. Un compromiso, en fin con la vida, con la belleza, con las posibilidades que esperan en el presente y en el mañana.
Con relación a otro de sus libros: Que en limpidez se encuentre (Madrid,2007) del que también di cuenta en este blog dije: “Antonio Daganzo Castro (…) escribe adaptándose a nuestro ahora, asemejando en las formas y mostrándonos un lenguaje del presente que, por otra parte, no es otra cosa que el producto de nuestro ayer y su camino hasta el hoy.
Sin aparentes eternales deseos en este muchacho que sólo parece buscar el yo y el hoy como paraíso de la mezcla en musical unión, con alegría, para beberse el agua de este gran Río de la Poesía (las aguas todas), aguas de hoy y de ayer, aguas de siempre, que deberían de ser una unidad porque forman parte de nuestro ayer, ese que nos trajo hasta ahora, y que son nuestras, y son suyas, con su limpia claridad o con su turbio devenir: Turbiedad aceptada que en limpidez se encuentre.
Así el poeta  Francisco Caro nos dice en su “Mientras la luz” sobre Antonio DaganzoSi en Mientras viva el doliente hablaban de los obstáculos vencidos,(…) estos 29 poemas (de Juventud todavía) hablan de superaciones y presentimientos, del autor que le habita, del juvenil gusto por todo lo que vendrá, de las sensaciones de aquel que, tras penosos vericuetos, se presiente ante las puertas y decidido, todavía en juventud.” camina, dejando atrás los avatares,
con el aprendizaje de lo ya sucedido y superado, desde al más inmediato ahora, hacia un por venir con juventud aún.

Juventud todavía me parece a mí una  hermosa comunión con la vida, justo en el ahora mismo, que vuelve la vista atrás para tomar impulso: Que yo fui niño enfermo / y nunca más pisé / los campos florecidos / hasta que me nacieron cicatrices. Para seguir, desde el presente, comprometiéndose con ella: Creedme sí, / muy cerca / una tierra profunda y labrantía / me reclama, / gritando, / compromiso / para que me hunda en ella y sea padre.//
Porque esta maravilla del instinto / es comunión, / restitución sagrada que deseo.
El dolor y la enfermedad de este poeta  que se dice asimismo “Ese tipo sombrío y taciturno”: Miradlo. / Temblad. ///  No es temor lo que infunde: / es tristeza. Pero es una tristeza hímnica que canta para ofrecernos, generoso, la locura completa de su gracia, / la fuerza del sufrir. Y para concluir dejo aquí, tras leer este hermoso y doloridamente alegre poemario, unos versos de Pepe Hierro que dicen: “Pero estoy aquí. Me muevo, / vivo (…). Alegría (Alegría /que está caída a mis pies) (…) Pero toco la alegría,(…) yo aún estoy vivo y lo sé.”

Antonio Daganzo (Madrid, 1976) es licenciado por la Universidad Complutense de Madrid, UCM. Ha trabajado en el periodismo musical de la radio y ejerce como comunicador cultural.
                                    Manuel L. Azorín















martes, 13 de octubre de 2015

Eugenio Arce Lérida: El hilo de Ariadna


Eugenio Arce Lérida: El hilo de Ariadna





Eugenio Arce Lérida (Torrenueva, 1949. Ciudad Real) ha obtenido en el 50 Certamen Nacional Literario Ateneo Cultural y Mercantil de Onda el Premio de Poesía con su libro El hilo de Ariadna que ha sido editado por Editorial El Full (Onda, Castellón, 2015). Este es su cuarto libro de poemas publicado.
Hablad de vuestros miedos, / compañeros del mar y de mareas, / porque de nada sirve / guardar dentro del alma / la indigencia vital que nos define / como seres que han de ser amados/ desde el mismo momento de nacer.

El término “hilo de Ariadna”, originalmente concepto mitológico del Laberinto de Creta es, en la mitología griega, el laberinto construido por Dédalo (padre de Ícaro) para esconder al Minotauro.
En cada amanecer / el hombre se conforta / con la brisa sutil de la esperanza.
Este concepto que nace de la mitología griega también se emplea para referirse a una serie de deducciones u observaciones que, una vez relacionados, pueden llevar a la solución de un problema planteado que, en principio, parece no tener salida. Doy fe en estas líneas / que son muchos los lobos al acecho
Cuando me envió El hilo de Ariadna , recordé cuándo y cómo le conocí. Fue en Ciudad Real y a través de mi querido amigo el poeta José María González Ortega por quien fui hasta esta ciudad manchega para rendir homenaje a José Hierro. Un homenaje que preparaba el Grupo Guadiana y al que se me invitó.Yo también soy "los libros que he leído",/ los besos que me han dado / y los que se perdieron en el viento, / las palabras que he dicho limpiamente / y las que me he callado...

 Porque todos tenemos  / en nuestro corazón / ineludibles cajas de Pandora, / solemos reinventar nuestras historias;



Así pues el poeta José María González Ortega fue quien me presentó a Eugenio Arce Lérida, aquel día comimos juntos y pasamos la tarde charlando de poesía y vida hasta llegar el momento de rendir homenaje a la memoria de mi siempre querido y recordado Pepe Hierro
Cuando el día murmure / tu nombre sin remedio, / olvídate del óxido/ que cubre el horizonte / e inicia tu camino predispuesto / a beberte la luz a manos llenas.

En este mismo blog, cuando reseñé  otro libro de Arce Lérida decía yo: “Me pareció un hombre metódico, tranquilo, paciente y pacífico. Al abrir para ojear este libro Siempre será mañana me encontré con un poema titulado Des-control que dada mi primera impresión de este poeta me sorprendió y me hizo leer, en lugar de ojear este poemario”: Tú siempre planificas / el viaje, la aventura /y hasta los sentimientosEl poema luego me llevó hasta mi primera impresión, termina así: Por mucho planisferio, / agenda, ordenador…, que manipules / acuérdate que siempre / llegamos al lugar / donde algo o alguien nos espera.

   


Pero, ¿Qué es El hilo de Ariadna para este poeta? 
¿Puede ser el canto que nace tras tomar conciencia de que la vida es,para muchos,  como ese laberinto en el que entró Teseo con el hilo que le dio Ariadna; pero sin hilo, sin la posibilidad, o muy poca al menos, de poder encontrar la salida?Cuando la incertidumbre te devore/
suelta amarras y déjate llevar. (...)
siempre irás al encuentro / de tu propio horizonte que se aleja/ a igual velocidad que tú caminas.



 O es ¿el hilo que quisieran los desvalidos, los marginados, los que soportan el dolor, las guerras, el hambre, los que sueñan salir del laberinto del terror y del miedo?. O ¿Ambas cosas? Si tus pies no han pisado una patera, / si tus manos no saben de  intifadas,/ si el oprobio esta lejos de tus ojos (…) no blasfemes diciendo / lo insoportable y dura que es tu vida.

Ya con poesía de pensamiento, existencial, reflexiva con alusión a la mitología griega o a lo judeocristiano, ya con  poesía de 
Testimonio que expone su idea de lo que sucede en el tiempo que le toca vivir, el sujeto poético nos habla de la duda, la incertidumbre, el deseo metapoético, de la vanidad del hombre, de la naturaleza de éste en la sociedad que vivimos, de la justicia social… reflexiona y nos dice:  Ariadna nos contempla / a través de los siglos, / cincelados a fuego en su memoria / y ríe sutilmente / ante nuestra insolente vanidad.

Parece decirnos que el hombre anda como perdido, que no habla de sus miedos, pero que mantiene una secreta esperanza, tal vez a contratiempo, que sus dudas le ponen condiciones y le llevan al olvido mientras practica una especie de reflexión moral que le produce miedo y se abraza mientras deambula por el laberinto de la vida  a la espera de un acontecimiento inesperado / que (le) lleve por las sendas del alma / a un lugar inaudito.En 1996, publicado por la Diputación provincial de Ciudad Real, vio la luz su primer poemario con el título de Yunque de luz herida

Cinco años después, en 2001, el Grupo Guadiana, grupo literario del cual es presidente desde 1989, publicó su segundo libro de poemas con el título de Interna Geografía. En 2012, la Casa Maya de la Poesía de San Francisco de Campeche, México, publicó su tercer poemario con el título de Siempre será mañana. Como narrador ha publicado Irreal como la vida misma que obtuvo el Primer Premio del XIII Certamen de Cuentos Carta Puebla, de Miguelturra (Ciudad Real), en  2010. Eugenio Arce Lérida es Diplomado en trabajo Social. Director de la revista Manxa y también colaborador del diario Lanza de Ciudad Real.
                                                         Manuel L. Azorín


                                               
                                                             Manuel L. Azorín

jueves, 8 de octubre de 2015

Manuel Cortijo Rodríguez: Los dones de la luz





Manuel Cortijo: Los dones de la luz



¿Quién podría decir / que nunca has puesto oído / a algún instante de la luz, / que alguna vez buscando no ha llegado / a la dicha completa de mirar, / de imaginar visible, salvado de lo oscuro, / lo que nunca veremos?
 Con estos versos comienza el poema del libro que inicia Los dones de la luz (Lastura, 2015), el segundo poemario publicado por el albaceteño Manuel Cortijo Rodríguez (La Rodad, 1950). Un libro dividido  en dos partes Instantes de luz y Palabras para ser, además del poema de inicio titulado En un principio al que pertenecen  estos versos, y un excelente y analítico prólogo de la profesora Rocío Alarcón Ruiz, del que quiero destacar sus  palabras finales: “Los dones de la luz es una obra que remite constantemente al trabajo  poético mismo. Los poemas se convierten en espacio de reflexión o comentario sobre el poeta, lo que le permite recurrir a la metapoesía para establecer la importancia que reconoce en la lectura.”
 
Manuel Cortijo Rodríguez es poeta conocido y reconocido entre los amigos porque lleva muchos años escribiendo, concretamente desde los años setenta. Sus poemas han sido recogidos en revistas, antologías, homenajes y otras publicaciones y ocasionalmente ejerce la crítica literaria. Ha recibido medio centenar de premios entre poesía y prosa y está dedicado a la difusión poética con la coodirección, junto a Juan Pedro Carrasco” de las Tertulia “Eduardo Alonso” de la Peña Albacete que desde hace años se desarrolla en la Casa de Castilla la Mancha de Madrid. Así pues es en 2012 cuando Cortijo Rodríguez, con su primer libro publicado Memoria de lo usado, se da a conocer en libro.


 De su primer libro Memoria de lo usado (Diputación de Albacete, 2012) dije en este blog: Memoria de lo usado es un libro de tiempo y de memoria, de nostalgia y deseo de salvación. Meditación pues de lo vivido, de lo sentido, de lo soñado con una voz reflexiva, elegíaca, como desposeída, como desamparada pero con actitud final de la esperanza en la palabra escrita.El poeta Pedro A. González Moreno, coincidiendo en esta observación, escribió: “es un libro que se mueve entre la nostalgia por el paso del tiempo y la necesidad de recuperar lo que ya se fue, en una tarea que adquiere una dimensión salvadora

Y es esto el nexo de unión, me parece a mí, que tienen en común aquel primer libro y este segundo Los dones de la luz: la esperanza en la luz, la salvación en la palabra escrita.Todo es posible si llegamos / a percibir la luz, / toda la luz que somos, / la luz germinativa que nos lleva / a salvar algo nuestro sin decir.
Y es en esta claridad de la luz que el poeta persigue, donde purga lo sido y busca el primer sueño: Sólo puede encontrarse el primer sueño / si se acuna la infancia. Emprende y aprende ahora el camino hacia el saber/ que es otra realidad/ (irrealidad acaso) donde espera la vida, que es ya otra realidad poética transfigurada en llamas que deslumbran.


El poeta busca iluminarse: Quedarse en un mirar, quietos los ojos,/en un ojo mayor que inquiera todo. Convirtiendo así el poeta la palabra metapoética, en una especie de mística de la Poesía en su afán de…ver hacia la luz que nos revela. El poeta quiere fundirse, en y con la palabra, para mirar la luz que es algo más / que un fulgor. Este parece ser su afán: unirse al agua de la vida que es la poesía, ser poeta, como actitud, porque  seguramente pensará que “Ser poeta es un modo de sentir, / modo de estar, de ser en esta vida”



Francisco Caro, poeta, buen amigo del autor y buen conocedor de su trayectoria ha escrito, y coincidimos plenamente, sobre Los dones de la luz lo siguiente:  “Dividido en dos partes, el poeta quiere fijar en la primera su deslumbramiento por la belleza, por la luz que la funda,(…), en la segunda -Palabras para ser- cunde la sensación de que la belleza encontrada, germen de la felicidad, solo existe en la palabra, en la palabra que sirve al poema, en la que eleva alzándonos desde el suelo de los aconteceres, en aquella capaz de construir el edificio-cielo en donde hallarse y estar. Que no es otro que el de la auténtica poesía.(…) Hay en él la estructura clásica de los místicos del XVI. Empeñados estos en la búsqueda individual del conocimiento y encarnamiento con Dios, con el Amado, y  arrebatado nuestro autor en las sensaciones que le permiten la unión con la Amada, con la Poesía, con lo Bello como religiosa serenidad.”

Manuel Cortijo, Manuel L. Azorín y Nicolás del Hierro en la Tertulia "Eduardo Alonso"


De modo que Manuel Cortijo Rodríguez persigue la luz que es la que le puede dar el fulgor de lo invisible en lo visible porque es poeta de actitud, sin banalidades ni pedestales, y eso le confiere ser “poeta de luz” y el poder de recibir: Aire de luces calidad. / Tiempo de luz intenso./ Lluvia de luz que apaga / esas desolaciones tan ajenas, / ese dolor extraño.” Porque sabe el poeta que  Si se hiere la luz, si se abandona, / si llegara a apagarse, /ya no será posible volver a respirarla.

Así pues el poeta quiere encontrar una palabra poética  ...en una luz / que no es para los ojos, / una palabra que deslumbre en limpio,/ que se recoja en mí, me alce / con su música en olas,/ su pensado diluvio navegando,/ su agua naciendo/ con su indulgencia entera y su bondad. El poeta necesita que la luz se fije en sus palabras, necesita establecer una fusión entre la palabra y la luz, ser íntimo y colectivo, ser más él y al mismo tiempo ser otros y de otros.

 
Un libro Los dones de la luz para leer con tranquilidad como yo lo he hecho durante este verano, un libro para releer ahora con el sosiego de la segunda o tercera lectura para saborear la belleza de su palabra, la luz que las alumbra y hacer la lectura con amor a la poesía, ese que tiene Manuel Cortijo Rodríguez por ella, porque, ya lo escribí hace unos años: “Sólo el amor nos salva. Sin amor / anda perdido el eco de la vida. / Sólo la luz alumbra. Sin la luz / oscuras, las palabras, desvanecen.”
                                                    Manuel L. Azorín