Ezequías
Blanco: Algo tendrá que ver el cine
Ezequías
Blanco (Paladinos del Valle, 1952, Zamora)
acaba de publicar un nuevo poemario: Algo tendrá que ver el cine
(Los libros del Mississippi, Madrid 2022). Un libro que nos llega arropado por
las magnificas palabras de un poeta
licenciado en filosofía y letras, un docente al que me une, a pesar de vernos
poco, afecto y admiración y el hecho de haber sido ambos colonizados un buen
día. De Ezequías nos dice José
Luis Morales:
“Ezequías es un poeta que va del
clasicismo a la vanguardia, de lo naif y popular a lo metafísico o hermético y
viceversa sin necesidad de transición,
gracias a una extensa e intensa cultura literaria y a un substrato
irónico habitual. Esa actitud irónica y descreída le permite también pasar del
optimismo – en realidad, tolerancia con la fantasía y la aventura – al nihilismo, que en él es más bien
despreocupación material y ausencia casi total – el casi es imprescindible ante cualquier creador – de vanidad.”
Magnifica definición del Ezequías poeta, narrador y, además, magnifica persona.
Su anterior libro: Tierra
de luz blanda (publicado igualmente por Los libros del Mississippi, la
editorial de Antonio Binicio Huerga ), es un libro con poemas de honda y
vívida verdad, un poemario sugerente y real porque forma parte de la
experiencia personal y anda envuelto con las palabras precisas,
sentidas y vividas en el ropaje humano, desde el humano temor y el mensaje que transmiten
sus versos de claridad y sencillez emocionante. En definitiva un libro
confesional de mucha pulsión emocional.
Son
muchos los libros que ha escrito Ezequías,
algunos he leído y el anterior a este reseñado en mi blog, pero Algo tendrá que ver el cine, me parece un libro pleno de honda vena existencial, afectiva,
metafísica, a veces con cierta ironía y con preocupación social. Ezequías es un poeta de diversas caras
o como bien dice José Luis Morales de este poemario: “Un libro prismático en el que cada una de las caras de
Ezequías Blanco tiene su reflejo y el lector puede disfrutarlas todas o
conocerlas todas
si es su primer encuentro con su obra.”
Ese prisma que es Ezequías lo encontramos aquí en sus
cinco apartados y un epílogo: “Unos cuantos al origen”, “El cuenco de manteca”,
“Autoayuda/autoamparo”, “vetavena social” y “Algo tendrá que ver el cine.”
“Unos cuantos al origen”, es, quizá,
el apartado más intenso porque en él esta lo más interno del poeta, un apartado
en el que el tiempo se pasea con él para rememorar lo importante.
El libro está dedicado a la memoria
de sus padres porque de ellos – nos dice – aprendió que la ausencia no es
olvido y aprendió mucho más, aprendió a
conservar el origen, aprendió a escuchar:
Voy
a devorar la voz de mi voz
porque
sé que si hablo puedo impedir
que
se originen las palabra
que
se equivoquen en su curso…
Y es que es un hombre a la búsqueda
de los lugares en los que pueda reposar, lugares como:
una
piedra para descansar en su latir
una
sombra, una penumbra donde pueda verse
lo
que en ningún lugar se escucha.
Traer lo invisible a lo visible, las
palabras precisas que hagan del poema poesía y:
Dejar
el disfraz en esta roca
donde
va y viene el mar
donde
el mar va y viene y se retira…
y
es que es un hombre con honestidad sin prejuicio y sabe que algún día se
iniciará el rito de las despedidas y una vez más canta lo que se pierde, lo ya
sucedido que le retrotrae a otro lugar y otro tiempo, la casa familiar
abandonada, la sonrisa de la madre y, paradójicamente, el sueño del anciano ,
el sueño antepenúltimo ¡Oh padres! Dadme solo una vez más / los besos de cuando
fui niño.
Porque le viene el miedo de un porvenir de ausencias
que no
desaparece entre los cálices
del deseo
ni de la orfandad del canto.
Y
en los penúltimos otoños nos llega el
poeta
…con la llaga a cuestas / de la miseria
del mundo.
Me he
centrado más en este primer apartado, tan lleno de pulsión emocional, pero
destaco este poema del segundo apartado , “El cuenco de manteca”, es este “La luz” dedicado a Jesús Hilario Tundidor,
“Tundi” para los que le teníamos como amigo y que a él le habría emocionado:
La luz llegó una vez desde occidente
a injertar palabras en los árboles.
Y no se hartó de engendrar esperanza
de morirse por dentro
de arder como la piedra
de cuyas llamas mana el agua.
Apartado en el que incluye a la manera de una cuarteta
(en este apartado la poesía popular anda presente por este y el siguiente
apartado), un poema dedicado a Zamora
pero con rima el primer y tercer verso en el que nos dice que: No
hay ciudad con más amor / en su nombre que Z(amor)a. Una original manera de
definir esta ciudad de León Felipe, García
Calvo, Tundidor y Claudio Rodríguez todos poetas de enorme trayectoria y que
amaron Zamora como la ama este otro poeta y cantor de ahora llamado Luis Ramos.
En el
apartado “Autoayuda/ autoamparo” Ezequías se nos muestra
vital y amigo del Carpe diem,
porque la vida es fugaz y hay que aprovechar el momento, el instante.
Vete a coger este momento al vuelo.
Y a ser posible todos los momentos
de la vida.
Y en “Vetavena social” con poemas de
testimonio se solidariza con aquellos
que pierden:Refugiados, maltratadas…
La justicia tiene a veces cólicos
menstruales.
La resignación los atropellos las
pistolas…
No he dicho a nadie todavía
(ni a José Hierro ni a Manuel del Río)
que hay mucha gente a punto de llorar.
Finalmente
un quinto apartado que da título al libro “Algo tendrá que ver el cine” Poemas
con referencias cinematográficas y culturales. “El volcán de la palma” escrito en romance
(como si de una endecha se tratara, un canto de lamento canario, que viene de
sus aborígenes), en el que evoca al conquistador Guillen Peraza. “Castillo
de Gormaz” que me recuerda un poema de Anibal Nuñez , al menos en el título
y algunos versos .“El Cartero y Pablo Neruda” poema escrito a modo de diálogo
teatral.
Este
libro nos trae recuerdos, sin nostalgia, es un libro que impresiona, con algunos poemas que tocan
los sentidos, El tiempo y la vida con su ayer, su ahora y su futuro incierto. En
él nos invita a vivir el presente, con
la certeza de que todo acaba, pero con las ganas de renacer en cada presente de
la vida y del amor por ella. En fin un libro-joya para leer y releer.
Ezequías Blanco
ha sido catedrático de Lengua y Literatura españolas en el Instituto de
Secundaria Matemático Puig Adam hasta su jubilación y fundador y director
durante 30 años de la revista de creación Literaria Cuadernos del Matemático,
revista que dejó huella en todos sus lectores y en aquellos que nos dedicamos a
escribir. Ezequías es autor de poesía y de prosa. Vive en Getafe (Madrid).
Manuel López Azorín
No hay comentarios:
Publicar un comentario