domingo, 19 de septiembre de 2010

Blas de Otero: Hojas de Madrid con la galerna






En edición de Sabina de la cruz y con prólogo de Mario Hernández, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores ha publicado poemas de Blas de Otero escritos entre 1968 y 1977, muchos de ellos inéditos. Hojas de Madrid con la galerna (1968-1977) es el título de este libro largamente esperado por aquellos que sabíamos de la obra, aún sin conocer por el público, del poeta bilbaíno Blas de Otero conocido por muchos por su poesía social con libros como, Pido la paz y la palabra, Que trata de España, y En castellano. Conocido también el poeta existencial con libros como Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia o el refundido Ancia producto de los dos títulos anteriores y conocido por su trascendencia religiosa ya que Blas de Otero, por educación, hasta que se produjo su ruptura, fue muy religioso. Su primer libro, recordemos que lo tituló Cántico espiritual en homenaje al gran místico San Juan de la Cruz.


Una noche madrileña de marzo de 1969 (…) a la hora en que los demás duermen y en que él se levanta y escribe, Blas de Otero comienza a desenredar palabras, a hundir sus dedos en la urdimbre del lenguaje.
Así comienza el prólogo de este libro Mario Hernández, que tuvo el afecto de Blas de Otero, el conocido editor de la obra de Federico García Lorca, como dice Sabina de la Cruz en sus palabras sobre esta edición.

Siempre que José Hierro me hablaba de la poesía de Blas de Otero terminaba con la misma pregunta: ¿Por qué coño Sabina no se decidía de una vez por todas a publicar los poemas inéditos de Blas? Yo no terminaba de entender por qué Pepe se cabreaba tanto, al fin y al cabo Sabina, le decía yo, tendrá sus razones para no hacerlo aún (corrían los años noventa que fue cuando yo conocí a Sabina de la Cruz personalmente ya que el colectivo Helicón le ofreció un Homenaje a Blas de Otero y ella acudió al acto que celebramos en la sede de CCOO con la ayuda inestimable de Pepe Tarduchi,que por cierto ahora, ya jubilado, va a recibir homenaje de sus compañeros, de sus amigos en breve y desde aquí quiero desearle "júbilosa alegría siempre". Tarduchi, en la izquierda frente a Sabina y aplaudiendo en la foto,era entonces el director del Atene Cultural 1º de mayo, es decir que esto sucedía hace, más o menos, entre 15 y 18 años)

Pero Pepe Hierro persistía en su pregunta bufando como si le faltara la respiración (entonces afortunadamente no le faltaba) y resoplando para tratar de expulsar el rojo encendido de su rostro. Supongo que Pepe Hierro, gran amigo y admirador de Blas de Otero, como sabía de la obra inédita del poeta bilbaíno, lo que quería era que, cuanto antes, viera la luz; pero Sabina de la cruz no hizo otra cosa que aquello que quiso su compañero cuando escribió:



"Cuando yo muera, tú te sentarás a mi mesa con el pelo entrecano y releerás mis papeles, mis cuadernos, mis desdichas," escribía Blas de Otero el 9 de marzo de 1969 en uno de los poemas inéditos que llevaba componiendo en Madrid desde su vuelta de Cuba, en abril de 1968
.

Ella misma nos lo cuenta en su introducción sobre Blas y su poesía ahora publicada el amor de los últimos años, ya de siempre, sobre el poeta del desarraigo y de la tradición, amigo de la palabra y desconfiado de ella, amigo de la modernidad y tan fiel amigo del asceta Fray Luis de León como del místico Juan de Yepes y de compañeros referentes tanto del siglo de oro como de poetas impuros. Tanto Hojas de Madrid, donde Blas reflejó su quehacer poético de esos últimos años de su vida junto a Sabina, como La galerna, motivo temático que describe sus estados depresivos, Sabina de la Cruz los vivió día tras día junto, al poeta desparramando por el acantilado esa galerna que se amansaba sólo con su presencia junto al hombre que daba a la poesía sus brazos, las gracias, sus viajes y la vida.



Sabina de la Cruz
siempre me ha parecido una mujer tremendamente observadora, aparentemente serena, inteligente, amable, muy paciente y una gran estudiosa y conocedora de la obra del poeta y, supongo que, tras la muerte de Blas de Otero, se sentó una y mil veces a releer sus papeles, sus cuadernos, sus desdichas. Si ella ha dejado pasar tantos años (recordemos que falleció en 1979) es porque se habrá dedicado, al margen de su trabajo docente cuando lo ejercía, a revisar con mimo, con meticulosidad escrupulosa todo aquello que su marido dejó arrinconado, archivado, guardado, por una u otra razón, y por tanto sin publicar. Si finalmente se ha decidido a recoger lo inédito, junto con una buena parte ya publicada, casi la mitad, y darlo a conocer, será porque, ahora, ha decidido que es el momento adecuado tras, repito, años de revisiones y de estudio para su organización en libro. Sabina de la Cruz, al menos siempre me lo ha parecido, sabe lo que se hace.

De manera que más de 30 años después de la muerte de uno de los poetas más reflexivos, intensos y hondos, su viuda, tras ordenarlos cronológicamente, ya que Blas de Otero siempre fechaba sus poemas, nos ofrece, no material sobrante y que el poeta desechara por no válido sino poemas rigurosamente inéditos y que, al estar mezclados, lo ya publicado y lo nuevo, nos muestran, unos y otros, la conexión y la importancia de una poesía de gran altura.

Recuerdo que leí en el suplemento Babelia de El País, cuando por mayo apareció esta publicación, no sé bien ahora si en el artículo de Manuel Rico o en el de Benjamín Prado que tal vez habría sido conveniente una nota que aclarase los poemas que se publicaban como inéditos. Sin duda habría sido de interés para los lectores y habría también facilitado su búsqueda, para los seguidores de Blas de Otero que, de este modo, tendremos que re-leer todo lo anterior para comprobar los inéditos.



A lo mejor sin proponérselo o no (eso lo sabrá bien Sabina) nos hará volver de nuevo a leer toda la poesía del personalísimo Blas de Otero, como por ejemplo estos versos que yo no conocía: Esperando a Sabina / bajo un olmo, / con hojas pequeñitas / casi de oro. O este otro poema titulado S. de la C (Sabina de la Cruz): Entre el vivir y el cesar, / sale un pájaro chillando / hasta hundirse allá en el mar. / Un aguacero de nieve / entre pinos que no saben, / pueden ni quieren moverse./ Aquí se está bien, contigo / mujer de vida incesante / entre las ondas del río.

Claro que, de vez en cuando, muchos ya regresamos a sus libros para re-leer a este grandísimo y singular poeta que, entre otros poemas que yo no conocía, nos dejó estos versos:

VERSOS

Un pájaro alegra y acompaña

como una asamblea acosando de estudiantes
la galerna cuando amansa
y la palma de la mano se imprime en la arena
pájaro feliz atolondrado
hermosura pequeña en sí misma
así el verso encarnado en tu figura
frente al espejo
cuando desciendes tu mano por los cabellos
la galerna desparramándose por el acantilado.

Blas de Otero
Del libro: Hojas de Madrid con la galerna

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