martes, 10 de febrero de 2009

JORGE DE ARCO:LA CONSTANCIA DEL AGUA



Aprovecho que Jorge de Arco me envía su libro La constancia del agua (La Garúa Libros. Barcelona) para, antes de hablar de él,decir que es director de la revista Piedra del molino. Revista que lleva nueve números editados y que venimos recibiendo puntualmente de manera gratuita hasta este número.Sucede que para poder continuar con la edición de la revista se necesita, de aquí en adelante,la colaboración de todos aquellos que por sólo 15 euros al año (Se publica en primavera y en otoño) quieran hacer la suscripción.Creo que merece nuestra colaboración y animo a los que la conocen ya y también a los que sepan de ella ahora que colaboren. Si estáis interesados, en esta dirección os pueden informar:

asociación_piedradelmolino@yahoo.es

Abro el libro de Jorge de Arco: La constancia del agua y me encuentro con un prólogo de mi amigo el poeta Enrique Badosa.Un prólogo que ya, antes de leer me augura, cuando menos, un buen libro. Enrique no hace nada que no le guste y el gusto de Badosa en poesía, él (tan poeta, tan conocedor de la poesía en general y en especial de la grecolatina y tan buen crítico como poeta) es garantía, para mí.
Leo el prólogo y me encuentro con las palabras de Enrique Badosa que me dicen que es un libro denso en su lúcida - misteriosa incluso - agua,sí, como reveladora constancia que informa - imaginería osada y complaciente - contenidos líricos que asímismo vertebran la obra en un "yo" del autor, pero también transitivo al "nosotros" de quienes lo lean, (de quienes lo leamos) La intensidad de lo lírico a favor de una pluralidad, especialmente la de la persona amada, es también una constancia.

Porque el agua / que escapa y permanece, / es, además de tiempo y agonía,/ un salobre deshielo,/ un perpetuo fulgor,/ una deuda lustral.

El agua y la vida, tiempo y agonía,dolorida y gozosa, según se nos presente con su hielo de frío y de abandono o con su fuego de luz y de calor.
Dice Badosa que este libro es una elegía, tanto en lo que los poemas a veces tienen de evocación dolida como cuando exponen, exultantes, la plenitud del gozo y del goce del compartido amor.
Yo comenzaba diciendo que Enrique Badosa no escribe (Y tras leer este libro no puedo estar más de acuerdo) si lo que ha leído no es de su agrado.
La fuerza de la palabra poética de Jorge de Arco, le llega al lector con el misterio mágico del agua simbolizada aquí en experiencia de vida.Una experiencia de vida de preocupación existencial al tiempo que de amor o desamor que desgrana su cara y su cruz en ella. Una palabra, la de este libro, que convierte lo amargo, lo real, en virtud poética y tal vez (con la belleza interior que alumbra la poesía) en salvación.
El agua,en este libro, como una metáfora de la vida, con sus luces y sus sombras,
fluye a través de unos versos que son un rumor de buen lenguaje y un quejido de amoroso aliento.
A mí me ha gustado especialmente este poema Titulado ABANDONARSE AL AGUA (Página 25)
que "cuelgo" para todos.

Abandonarse al agua, a su corriente,
ceder a su mudanza cristalina,
a su piel de corceles y guadañas,
hacerse cómplice
de su virtud y su condena.
Perplejo, la divisa
el hombre,
la sabe inabarcable, opalescente,
anuente en su delgada transparencia,
en la contienda, cruel,
distal y sanadora,
necesaria enemiga,
amante celestial.

Abandonarse al agua, a su diluvio,
a su cara y su cruz,
al lenguaje oceánico
de su sólito enigma,
para saberse eterno
al dorso de la sed.

Jorge de Arco

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