jueves, 19 de marzo de 2009

MANUEL FRANCISCO REINA:Barroca y musical elegancia



Ayer conocí,personalmente quiero decir, al poeta gaditano Manuel Francisco Reina. La Esfera de Alcobendas lo acogía en su ciclo de lecturas poéticas de este año organizado por el Ayuntamiento de Alcobendas y con la colaboración de las Casas Regionales.En cada lectura colabora una de ellas, la anterior fue la Xuntanza de galegos con Vicente Araguas y en esta ocasión, no podía ser de otro modo, ha sido la Casa de Andalucía (con presidente manchego pero con derecho a ser amante y a sentirse andaluz y a "nacer" en el lugar que quiera como bien dijo Manuel Francisco Reina al inicio del acto, frente a la observación de su condición de manchego del presidente andaluz que abrió la velada.

Comenzó el acto con la entrega al público del Cuadernillo-plaquette con una selección de poemas de Manuel Francisco Reina, como viene siendo habitual y realizado por el Patronato Sociocultural compuesto, y tengo que decirlo y además quiero decirlo, por un grupo de técnicos que, además de buenos profesionales, viven con intensidad y con dedicación las actividades que tienen a su cargo: Fernando, Carlos, Elena, Antonio, Teresa, Charo...(me dejaré alguno pero vayan representados, en estos nombres, todos y cada uno de ellos.

Manuel Francisco Reina leyó una selección de poemas éditos e inéditos. A mí me gustó especialmente el poema La rosa regia (dedicado a su madre) pero en todo lo que nos leyó, poemas con densidad e intensidad, se notaba la eficiencia técnica de un ritmo clásico y musical unido a un lenguaje rico, barroco, profuso que juega con la música de la modernidad y el clasicismo. Una lectura repito intensa, pero muy acertada en cuanto a su duración. Comentaba Manuel Francisco Reina, con muy buen criterio, que a los poetas nos dejan un espacio y un micrófono y enseguida queremos leer nuestra obra poética completa y no es eso, lo mejor es, siempre, leer lo preciso y dejar al público con ganas de más. No hay nada peor que un poeta que se pase de tiempo porque, en mi opinión, termina por convertirse en una pesadez que cansa y aburre a los que buenamente asisten bien predispuestos a escucharnos.

Tras la lectura densa, intensa y precisa de Manuel Francisco Reina, pasamos a charlar un poco y Manuel Francisco me contaba cómo Fernando Quiñones (El gran poeta gaditano, admirador de Borges, con una gracia sólo propia de su tierra, una voz para cantar, de la que ólía decir que era bajita y desagradable aunque no era cierto y si no que se lo digan a Félix Grande que acompañándole a la guitarra, recorrieron los dos gran parte de América; pero Fernando, el poeta de las crónicas, era así, tan extraordinaria persona como extraordinario poeta)

Decía que Fernando Quiñones,gran amigo de José Hierro, le proporcionó a Reina su teléfono para que al llegar a Madrid hablara con él y viera de escuchar sus poemas.
José (Pepe en adelante que es como siempre le he llamado) Hierro, aparentemente frío, grave, distante y hasta rudo para quien no lo conociera bien,le dijo que le recibiría en su casa con la condición de llevarle (esta era una de las muchas bromas serias de Pepe Hierro)unas determinadas hierbas para poder hacer el licor que a él le gustaba tomar.

Manuel Francisco Reina así lo hizo. Se presentó en casa de Pepe Hierro y, atemorizado frente a tan enorme poeta se preguntaba:¿Como voy a leerle mis poemas?
Pero Pepe Hierro, siempre con prisas, duro e imprevisible en apariencia, le instó a que leyera.Este andaluz que es Manuel Francisco Reina lo hizo (yo ya esta sonriendo antes de que acabase de contarme porque, conociendo a Pepe pues compartimos muchos años de amistad, imaginaba su reacción y su respuesta)y al acabar de leer los poemas Pepe le dijo: lo tuyo no tiene ningún valor (naturalmente originó estupor, silencio inseguridad y miedo en el joven poeta.
Y seguidamente apostilló Pepe: siendo andaluz como eres y llevando la música en la sangre... así ya se puede, eso no tiene ningún mérito.

Manuel Francisco Reina suspiro profundamente, dejó la palidez y el miedo a un lado y respiró tranquilo. A José Hierro le gustaron sus poemas. (Os aseguro que me reí mucho mientras Reina me contaba todo ésto porque Pepe era así, si le gustaba, o indiferente a todo si no era de su agrado, pero los que le conocíamos le veíamos venir siempre.
De modo que este poeta gaditano nacido en 1974, joven, licenciado en Filología Hispánica, colaborador en diferentes medios de comunicación en la actualidad y autor de unos cuantos poemarios, novelas y una obra de teatro, además de la selección y estudio de dos antologías, que ha sido traducido ya a varios idiomas... salió aquel día de la casa de Pepe Hierro como un niño con zapatos nuevos (y no era para menos)

Termino con los últimos versos de La rosa regia de este Manuel Francisco Reina barroco poeta de la elegancia como le denominó, muy acertadamente, el presentador de este ciclo, el también joven poeta Oscar Martín Centeno.

LA ROSA REGIA
(Fragmento final)

Y aunque a veces quisiera protegerte
de tanto invierno cruel y tanta helada,
comprendo que tu ser es la hermosura
incauta y generosa de las flores,
por eso llevo yo también tu estigma
en alma y en la piel y hasta en mi rúbrica.

Manuel Francisco Reina

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