martes, 8 de septiembre de 2009

FRANCISCO BRINES:VASO NOBLE EN LA TERTULIA LITERARIA DEL GRUPO A-7 "DESDE EL EMPOTRO" EN VALDEPEÑAS


Foto para el recuerdo: Fundadores del Grupo A-7



Foto para el recuerdo: (de izquierda a derecha) José Hierro, Santiago Castelo, Francisco Creis,Leopoldo de Luis, Ángel García López y Rafael Morales.




Franca Figueroa (estas fotografías son cedidas por ella) y Francisco Brines la noche anterior al Vaso noble ofrecido por el Grupo A-7




Julián Creis y Francisco Brines




Foto para el recuerdo: Fachada de El empotro



Fotos para el recuerdo: Entrada a las bodegas del Grupo A-7


Fotos cedidas por Francisco Caro: Manuel López Azorín saludando a Maruja de Creis


Julián Creis, Agustín Gil y Francisco Brines


De izquiera a derecha: Julián Creis, Francisco Brines, Jesús Martín Rodriguez, Carlos Marzal y Agustín Gil



Manuel López Azorín y Francisco Brines





El domingo 6 de septiembre la Tertulia Literaria Desde EL EMPOTRO del Grupo A-7 ofreció el vaso XV del Ciclo Vinos Nobles en Homenaje al poeta y académico Francisco Brines en las bodegas de este grupo (Hoy Fundación Grupo A-7 ) en la localidad de Valdepeñas (Ciudad Real).

Vengo asistiendo a estos Homenajes ya muchos años. Desde que a principio de los años 90 conocí a uno de los fundadores, alma mater y poeta de este Grupo: Francisco Creis. Estos siete magnificos (Y lo diré con palabras de uno de ellos, Agustín Gil) eran:Paco Morales,José García Barrera,Paco Creis,Julián Gonzalez, Antonio Téllez, José Menendez y Agustín Gil)

Su inicio, aunque el germen surgió en la adolescencia común de todos ellos, se produjo en 1986 y duró esta primera etapa hasta 2002 fecha en la que su principal adalid mi amigo Francisco Creis estuvo al frente del Grupo A-7 (a él, entre otros, dediqué mi libro De la vida y otros ríos publicado en 2003) El adalid Paco Creis falleció en enero de ese año. Y llamo a Paco Creis adalid de este grupo por serlo y para ello traigo aquí un texto publicado con motivo del homenaje que el grupo A-7 rindió a Francisco Creis en 2003 escrito por Agustin Gil que dice así: Una vez más nuestro amigo Paco nos llevó a su huerto porque él era el poeta del grupo. Y nos convenció de que teníamos ilusión bastante para crear una Tertulia y con la lectura pública de versos aumentar la afición a la poesía. Y allá nos volcamos.

Pensaron organizar unas tertulias literarias en sus bodegas para impulsar la vida literaria en la ciudad y difundir el vino de Valdepeñas al tiempo que dar reconocimiento a aquellos poetas que, habiendo obtenido el Premio Nacional de Poesía, eran, según los propósitos del Grupo, merecedores de tener en Valdepeñas y dentro de la bodega, debajo justo de El Empotro,una tinaja donde figurase un dibujo de su rostro a la cabecera y, bajo el dibujo, un poema suyo (que aludiera al vino si ello era posible) para el recuerdo de todos. Dieron en llamarlo Ciclo de Vinos Nobles y de este modo han venido haciéndolo y rindiendo Homenaje a muchos de los poetas más importantes del panorama poético nacional.

Durante su primera etapa (1986-2002) pasaron por la Tertulia los poetas Luis López Anglada, Luis Jiménez Martos, Carlos Murciano, José Hierro, Rafael Morales, Angel García López, Claudio Rodríguez, Rafael Montesinos y Leopoldo de Luis. El vaso X dedicado a la memoria de Gerardo Diego, tuvo lugar en 1996, con la presencia de su hija Elena Diego.
Allí plantamos un pequeñísimo ciprés, salido de las semillas del famoso ciprés del Monasterio de Silos, que ya alcanza una considerable altura tras estos trece años desde que Paco Creis junto a Elena Diego, los compañeros del grupo A-7 y muchos poetas que nos encontrábamos acompañándoles (entre tantos quiero sólo citar a Pepe Hierro por ser él amigo y "alumno" del poeta cántabro que leyó los primeros versos de Pepe cuando junto al poeta Jose Luis Hidalgo, se atrevieron a dirigirse al maestro para que valorase su poesía allá mediados los años 30)
Finalizó este primera etapa (Fue en el año 2001) ofreciendo el vaso XI en homenaje al poeta valdepeñero Juan Alcaide por el 50 aniversario de su muerte.

Durante la segunda etapa a partir de 2003, año en que se rindió un emotivo homenaje a la memoria del impulsor de esta idea Francisco Creis, los Vasos Nobles han sido para los poetas Felix Grande, Rafael Guillén, José Corredor Matheos y, este año, Francisco Brines.
Además de estos Vasos Nobles por La Tertulia Literaria han pasado cientos de buenos e importantes poetas dentro de otros ciclos denominados: Ciclo de Sonetos al vino de Valdepeñas, Ciclo Vino Joven, Vaso Especial y Ciclo Vinos de la Tierra.

El año pasado cuando se ofreció allí un homenaje a Julián Creis (hermano de Paco Creis y compañero impulsor de las actividades , en la sombra hasta entonces y ahora, tras la muerte de su hermano y junto con Agustín Gil y Matias Barchino, creo yo que los encargados de continuar con este proyecto de ya 23 años de existencia) Agustín Gil anunciaba que la Fundación A-7, llegado ya a un acuerdo con el Ayuntamiento de Valdepeñas, otorgaría título de propiedad de la bodega a dicho Ayuntamiento con el propósito de que éste continúe impulsando y ofreciendo en dicha bodega actividades culturales y preserve toda esa gran labor que durante tantos años se ha venido produciendo en ella. Este año he visto, junto a todos los que nos encontrábamos allí, cómo se entregaba el Título de propiedad al alcalde de Valdepeñas,Jesús Martín Rodríguez, (poeta él,al menos según me cuentan ha escrito y publicado algunos poemarios) que en los últimos años viene cerrando, con unas palabras siempre acertadas y muy elocuentes por cierto, este ciclo de Vinos Nobles, y he sentido, no sé bien por qué, una cierta sensación de acabamiento.

Tal vez es porque me vinieron a la memoria unas palabras de mi querido Antonio Gala (que por cierto obtuvo el Accésit del Premio Adonais con su libro Enemigo íntimo el mismo año en el que Francisco Brines ganó este Premio con su libro Las brasas. Fue en 1959 y ambos libros, para mí,resultaron igualmente excelentes.Luego mi admirado Paco Brines se dedicó exclusivamente a la poesía y mi querido Antonio Gala, aun siendo poeta siempre, ganó reconocimiento y renombre dedicado principalmente a la dramaturgia, el artículo y más tarde, la novela; pero siempre, sin abandonar su pasión más íntima y más arraigada en él: la Poesía, porque Antonio ha sido y será siempre poeta aun a pesar de, lo diré con unas palabras de una canción de Raphael, "digan lo que digan los demás")

Pues bien Antonio Gala escribió hace ya tiempo en algún artículo sobre Los Cultureros. Aquellos señores, decía Antonio, se dedicaban a organizar la actividad cultural,de Ayuntamientos en muchos casos, y no pretendo decir que sea este uno de ellos, con total ignorancia de cómo hacerlo, o bien como un trabajo encargado a gestores sin motivación o, tal vez, con unos puntos de vista sobre la Cultura absolutamente "peculiares". Repito que no sé si aquí se producirá este caso, pero no me gustaría que los cultureros (y no tengo por qué pensar que allí los haya aunque haberlos haylos en muchos lugares. Yo les aseguro que me he topado con algunos.) lleven hasta la sepultura del olvido el sueño de años de empeño, ilusión y esfuerzo por parte del Grupo A-7.
(Cultureros: palabra inventada por Antonio Gala que es producto de la unión de dos palabras, Cultura y sepulturero)
No me gustaría repito, como creo que no les gustaría a muchos que sabemos de estas actividades que acabasen por dejación, arrinconando, olvidando, sepultando, este recorrido poético de tantos años pergeñado por un grupo de amigos que amaban y aman a Valdepeñas, a sus vinos y la Poesía.

Tras la desaparición de cuatro ya de los fundadores del Grupo A-7 tengo la impresión(a pesar de los enormes esfuerzos, dedicación y empeño por continuar con tan magnifica trayectoria por parte de los restantes fundadores y de Julián Creis (tras la muerte de su hermano) que ha hecho que Valdepeñas, a través de, principalmente, los ciclos de Vasos Nobles se conozcan, y no sólo por sus vinos sino que éstos,junto a los poetas,se han difundido por toda España) Tengo la impresión, repito, de contemplar un cierto deterioro, dejación, decadencia,abandono o falta de interés, no sé exáctamente qué, ya digo que es una impresión, una sensación que siento en estos dos últimos años, y no sé si en ello tienen algo que ver el "Traspaso" de titularidad de esta bodega y por tanto los Organismos Oficiales de la localidad.
De ser así, sería como si no se tomasen en serio o les importase poca cosa mantener lo que ha sido y aún es (la prueba está en la gran relevancia de los poetas que han pasado por El Empotro y del homenajeado este año Paco Brines) este proyecto de difusión de los vinos de Valdepeñas y la propia ciudad a través de la Poesía.

Tal vez esta sensación se produzca porque existe un proyecto de remodelación de la bodega, y de ahí su sensación de decadencia, falta de pintura, abandono... pues, según me cuentan, se eliminará parte de ella para abrir una nueva calle, hacer una plaza, viviendas, etc. (supongo que el ciprés en recuerdo de Gerardo Diego permanecerá en ella) y dejar la parte de bodega donde se encuentra, El Empotro, para dedicarlo a las actividades culturales. (Ojo: en las otras dependencias creo recordar que existen azulejos recordatorios del paso por allí de poetas que sería necesario rescatar para ubicar en lugar adecuado, supongo yo)

Durante estas dos etapas y además de otras publicaciones, el grupo A-7 viene editando una Plaquette, tamaño folio, con una selección de poemas del Homenajeado acompañada de unos dibujos del pintor Gregorio Prieto cedidos en colaboración por la Fundación del gran pintor Valdepeñero. En esta ocasió han sido nueve poemas de Francisco Brines.

El Vaso Noble de este año, Francisco Brines, fue presentado por el poeta Carlos Marzal que dijo estar encantado de presentar a un poeta que para él era como un padre por los consejos que le dió siempre, como un maestro por todo lo que de él y con él había aprendido y como un amigo porque así lo había sentido a lo largo del tiempo que ya se conocen. De la poesía de Francisc Brines dijo Carlos Marzal que lo más importante era la temática tiempo y que siendo Brines,. como es, un poeta elegíaco,en su poesía hay un fervor por la exaltación de la vida, del instante,del gozo del ahora, que también lo viene a convertir en hímnico.

Francisco Brines (a quien conocí personalmente hace ya muchos años y no veía desde hace dos o tres que coincidimos en el Ateneo de Madrid con motivo de un homenaje a nuestro común amigo Claudio Rodríguez) es un poeta valenciano nacido en 1932 en Oliva (la mítica Elca de su poesía). Tras el Bachillerato hizo la carrera de Derecho en Deusto, Valencia y Salamanca donde se licenció. Posteriormente cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid y durante dos años fue lector de español en Oxford. Aunque tras la muerte de su madre pasa grandes temporadas en Oliva, reside indistintamente en Madrid y en su tierra.

Ya he hablado de su primer libro, Las Brasas (Premio Adonais 1959) y tras éste, llegaron Materia narrativa inexacta (1965) Palabras a la oscuridad(1966) que obtuvo el Premio de la Crítica, Aún no (1971), e Insistencia en Luzbel (1977) libro que, entonces, dedicó por entero a nuestro amigo José Hierro que, por cierto, en las Tertulias de Autor de Helicón que yo dirigía, vino a ser su presentador (se lo pedí a Pepe Hierro porque en principio iba a presentarle Claudio Rodríguez y un compromiso adquirido le impidió hacerlo) allá por 1995 cuando Paco Brines publicó en Tusquets Editores La última costa. Pero antes de este libro había escrito y publicado El otoño de las rosas (Editorial Renacimiento,1986)que le valió el Premio Nacional de Poesía ( Recuerdo todavía cuando Paco me lo envió con una cariñosa dedicatoria.Ensayo de una despedida es el título que en 1997 daría a su Poesía completa (1960-1997) Libro con sucesivas ediciones desde entonces.

En reconocimiento a toda su labor creadora, Francisco Brines fue distinguido con el Premio Nacional de las Letras, otorgado por el Ministerio de Cultura, en 1999. También uno de sus últimos premios a su obra es, en 2007, el Federico García Lorca.
Cuando Paco y yo nos saludamos en El Empotro, le pregunté que qué tal estaba a lo que con su buen humor me respondió que por fuera mal pero por dentro estupendamente.
Fue grato encontrarnos, como siempre, y más tras dos o tres años de no vernos y fue igualmente grato encontrar allí a poetas amigos como José Corredor Matheos, Javier Lostalé, Jose Luis Morales,Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, Francisco Caro,Delfin Yeste y, como buen valdepeñero, poeta y alumno de Juan Alcaide, seguidor y colaborador en ocasiones del Grupo A-7 a Emilio Ruiz Parra junto a su mujer, mi querida Franca Figueroa, ambos también buenos amigos míos. También se encontraba allí Teo Serna.

Francisco Brines, acompañado de Carlos Marzal, a quien tengo que enviarle una foto uno de estos días, se marchó hacia las cuatro de la tarde no sin antes firmar muchos cuadernillos Plaquettes) demandado por los asistentes al acto que fueron muchos aunque por "bueno" mi querido Paco Caro se quedó sin dedicatoria.

Yo fui "peor" y la dedicatoria que me escribió a mí, aquí os la cuelgo y también quiero acabar colgando un poema de Paco que leyó allí, que esta publicado en la Plaquette, que parte de él permanecerá en la tinaja dedicada a su Vaso noble, que pertenece al libro Aún no y que a mí siempre me gustó porque me parece a mi que es una muestra de su poesía de pérdida por un lado y de exaltación a la vida, a la pasión y al gozo de vivir intensamnete por otro.Francisco Brines terminó sum lectura señalando que la tristeza de lo elegíaco vive unida a la alegría, al gozo de lo hímnico, porque ambas cosas andan siempre entremezcladas. El poema es este:

MÉTODOS DE CONOCIMIENTO

En el cansancio de la noche,
penetrando la más oscura música,
he recobrado tras mis ojos ciegos
el frágil testimonio de una escena remota.

Olía el mar, y el alba era ladrona
de los cielos; tornaba fantasmales
las luces de la casa.
Los comensales eran jóvenes, y ahítos
y sin sed, en el naufragio del banquete,
buscaban la ebriedad
y el pintado cortejo de alegría. El vino
desbordaba las copas, sonrosaba
la acalorada piel, enrojecía el suelo.
En generoso amor sus pechos desataron
a la furiosa luz, la carne, la palabra,
y no les importaba después no recordar.
Algún puñal fallido buscaba un corazón.

Yo alcé también mi copa, la más leve,
hasta los bordes llena de cenizas:
huesos conjuntos de halcón y ballestero,
y allí bebí, sin sed, dos experiencias muertas.
Mi corazón se serenó, y un inocente niño
me cubrió la cabeza con gorro de demente.

Fijé mis ojos lúcidos
en quien supo escoger con tino más certero;
aquel que en un rincón, dando a todo la espalda,
llevó a sus frescos labios
una taza de barro con veneno. Y brindando a la nada
se apresuró en las sombras.

Francisco Brines

1 comentario:

Andrés Glez. Déniz dijo...

Este poema de Francisco brines es extraordinario.