martes, 19 de abril de 2011

Francisco Caro: Paisaje (en tercera persona)



Francisco Caro (Piedrabuena, Ciudad Real, 1947), con el libro Paisaje (En tercera persona), ha obtenido el XXI Premio Nacional de Poesía José Hierro publicado en la Colección Literaria Universidad Popular que edita el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes (Madrid) Este profesor de Historia ha sido inédito hasta que, un día, decidió presentarse a un premio y lo ganó. Desde entonces, y de esto hará 6 o 7 años, su equipaje poético atesora los premios Asociación de Escritores de castilla la Mancha, Juan Alcaide, Ciudad de Zaragoza, Ateneo Jovellanos, Ciudad de Alcalá y este flamante José Hierro.

Naturalmente los premios acompañan a los libros Salvo de ti (Madrid, 2006), Mientras la luz (Ciudad Real, 2007) Las sílabas de la noche (Valdepeñas, 2008), Lecciones de cosas (Zaragoza, 2008), Calygrafías (Gijón, 2009), Desnudo de pronombre (Las Palmas,2009), Cuaderno de Boccaccio (Alcalá de Henares,2010) y este Paisaje (En tercera persona) que ha sido publicado en diciembre de 2010. Francisco Caro, ha dicho que: ganar este premio es un motivo más de satisfacción para continuar cultivando su pasión por la creación poética.


Es este libro un trabajo escrito a lo largo de los cinco últimos años, entre 2005 y 2010, y Caro lo ha definido como: Un intento de escribir la mirada del hombre sobre los instantes y sobre los espacios. Esta mirada (interior) tanto de la vida como de la escritura poética le hace decir al poeta que cada pie / debe ser trasladado / desde el sitio que ocupa. Cada palabra debe expresar lo preciso, el lugar exacto de la idea, del significado Contar, / colocar / cada verso en su huella. Este poeta de verso breve, enjuto, casi desnudo, escribe y fija el paisaje interior, el instante vivido.

Por eso, este poeta prefiere no borrar, / no volver,/ y entender lo vivido como una prohibición. Una inevitable prohibición que produce melancolía porque se tiene la certeza del otoño Como la playa ociosa / al final de septiembre, allí / donde la luz asume que su vigor caduca/ ajeno a la existencia de los otros, y tal vez por ese estado de ánimo del hombre que contempla el paisaje y se mira por dentro y sabe que no hay vuelta atrás, y comprende que lo que ha sido ya es ido, que sólo es ya memoria, tiempo, poco menos que nada, tal vez por eso, recuerda al joven y sonoro Darío de músicas azules y al Darío maduro de Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto/ y el temor de haber sido y su futuro terror.

Lo que le produce sensación de vacío es el nacimiento de la melancolía, no ya sólo por ese futuro terror sino por Ser y no saber nada, en esa carretera cortada,(poema central del libro, diferente a lo que nos tiene acostumbrados en cuanto extensión y clarificador, pienso yo, de un Francisco Caro más abierto a la confesión sin fingimiento aunque el sujeto poético o lírico nos hable en tercera persona) a la que llega, en la que cree encontrarse, en la que mira ese paisaje interior que le acompaña y donde dice: todo deshecho: cuanto das y recibes; / nada de lo que fue valdría ahora, / nada de lo que es mira el futuro.



Paisaje (En tercera persona) es un libro que muestra la mirada interior de quien, viajero de la vida y buscador de la palabra, camino del invierno ya, se abraza a la memoria de lecturas ajenas, esas que han ido modelando su mundo, un mundo que, ahora, transcurrido el tiempo, se vuelve tal vez más escéptico, más descreído, como desencantado y más triste frente a una realidad que, tras el viaje, no ofrece más que lo que ofrece, nada más ( y esto me hace recordar los versos de dos poetas muy queridos por mí, don Antonio Machado: caminante no hay camino, y José Hierro: Después de tanto todo para nada), y recuerda a Darío de nuevo cuando piensa que la poesía nace de lo triste (aunque yo piense que no, que nace del dolor, del sufrimiento)

Francisco Caro nos ofrece una mirada del tiempo, de la vida y de la palabra. En él, me parece a mí, establece dos planos que se entremezclan: el metafísico, en el que el hombre, frente a esa carretera cortada en la que el tiempo es esa / calavera de perro que te mira, siente que eso es todo, que no hay más y percibe una dolorosa sensación de desamparo y desasosiego, un: Todo deshecho. Paraíso. Cuerpo laico. Carretera cortada. Y el metapoético: Con paciencia recoge / –igual que hiciera ayer, lo mismo que mañana – como si fueran leña, / palabras en el bosque. El poeta, el viajero, aún no acepta/ que todos sus afanes, / los latidos / los deseos que viven en el ápice, / en los dedos de cada llamarada, / se resuelvan en humo Se escribe, entre otras muchas cosas, para permanecer en la memoria de los otros.

Uno y otro plano terminan uniéndose en uno solo para formar, quizás, un único sueño: alcanzar el horizonte lejano, inalcanzable y, posiblemente, sentir que sólo / le queda como herencia la piedad. El libro es un estado anímico por la vida, la página y la eternidad, que se fija en el recuerdo que tienen los demás mientras te piensan, es un enigma. Lo demás sólo es pasar, el motivo del viaje o vivir sin motivos y, como en anteriores libros, ahora con la voz más sombría, menos enmascarada. Sin embargo, por un momento, parece regresar a su verso de sugerencia y de antifaz y se promete No mostrar a ninguna escrita multidud / las quemaduras.

Honda reflexión sobre la vida y la escritura de este manchego que anda sobre las cosas para contar y cantar este asombro de la creación mientras sigue vivo porque todavía / no sabe si está solo//// definitivamente solo. De lo que sí se ha dado cuenta en esta mirada reflexiva es que - como yo escribí hace treinta años – la soledad del alma / la soledad de Todo / la soledad de Nada, parece ser el final del viaje o como dijo Pepe Hierro, que viene a ser lo mismo, Después de todo, todo ha sido nada, pero como no hay verdades absolutas, decidme ¿Quién lo sabe? Lo que si parece saber el sujeto poético de este libro es:

que todo es
arquitectura estoica.

todo desecho: cuanto das y recibes;
nada de lo que fue valdría ahora,
nada de lo que es mira el futuro.

Todo desecho. Paraíso. Cuerpo laico. Carretera cortada
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