viernes, 30 de septiembre de 2011

Jesús Riosalido: El cancionero de Uppsala




Este estudio del doctor Jesús Riosalido sobre El cancionero de Uppsala (escrito, y publicado por la Fundación Al -Aissiya, en español y en árabe, en Kuwait, con la ayuda – según consta al inicio de éste que va acompañado de un facsímil del Cancionero – del profesor Sabah al-Rayess, amante de la música, a quien va dedicado), nos muestra, tal y como figura en el faccsímil, canciones (villancicos) de diversos autores, para dos, tres, cuatro o cinco voces, publicadas de nuevo según la notación musical general, y que se tocan al órgano, y a otros instrumentos musicales.


Para Jesús Riosalido, el secreto literario de este Cancionero está en que es un trasunto de la cultura árabe y morisca, no sólo en cuanto al paramento exterior, sino en cuanto a buena parte de sus contenidos. Esa es la razón de este estudio sobre El cancionero de Uppsala



Según nos cuenta Jesús Riosalido, el Emperador Carlos V encuentra en 1521 a D. Fernando Duque de Calabria, preso en el castillo de Játiva. Liberado el Duque, éste apoya al Emperador y recibe en premio, junto con la mano de doña Germana de Foix, el virreinato de Valencia. Doña Germana triste, tras sus años de matrimonio con Fernando el Católico, quiere desquitarse con fiestas y saraos al lado de su nuevo esposo el Duque de Calabria. Así pues organizaron fiestas y dieron a su corte fama de alegre y culta. Allí acudieron famosos poetas y músicos para ofrecer sus versos y canciones.


Pasó el tiempo y los Duques de Calabria conservaron los textos y la música y el maestro impresor Jerónimo Scoto, en 1556. publicó en Venecia, un pequeño volumen con 54 canciones y villancicos procedentes de la Corte del Virreinato de Valencia, es decir procedente de lo que conservaron los Duques de Calabria.


El descubrimiento posterior en Uppsala (de ahí que sea llamado así este Cancionero), se debe a un diplomático español destinado en Estocolmo, Suecia, cuyo nombre era Rafael Mitjana, encontró un extraño incunable en la Universidad de Uppsala, que se había publicado en Venecia en 1556, y que contiene un ramillete de canciones, zéjeles y muwassahas utilizados en la Corte de la Reina Germana de Foix cuando ésta era esposa del virrey de Valencia. Mitjana estudió el libro y lo llamó El cancionero de Uppsala.

El volumen no tardó en hacerse famoso, y de él se ocuparon grandes personalidades españolas de la música y la literatura, quienes convinieron en que el libro debía considerarse la principal prueba del origen árabe con el que se distinguían la literatura y la música española durante los siglos del renacimiento europeo. Hay diversos estudios sobre este libro, pero se concentran más bien en el lado europeo de los zéjeles y de sus nawbas mientras que esta edición del doctor Jesús Riosalido pretende descubrir los aspectos árabes de las canciones y de su música y es por ello un instrumento imprescindible si se quiere estudiar la Historia de los árabes en España.



Según nos cuenta Jesús Riosalido, (diplomático de carrera como Mitjana, además de poeta, narrador, ensayista, dramaturgo y arabista), los amantes del volumen descubierto por Rafael Mitjana, los maridos, la noche, el mismo paisaje, no son típicos del mundo renacentista europeo (…) Hay algo en todo ello de medieval, de islámico o morisco, y también de hebreo, aunque – reitera Jesús Riosalido– tal afirmación no implica que El Cancionero de Uppsala, per se, sea un trasunto del Islam. Por otra parte Samuel Sterm, Julián Ribera, Dámaso Alonso, José Manuel Blecua, Emilio García Gómez y Leopoldo Querol, con una especial referencia al aspecto musical del Cancionero, han dejado sobradamente demostrado el origen árabe que, en cuanto a la métrica y a la composición, tiene el famoso libro.Jesús Riosalido nos habla en este estudio de las diferentes canciones para establecer el origen árabe que, en cuanto a la métrica, la composición e incluso el campo semántico utilizado, tiene El Cancionero de Upssala.


El zéjel (según nos dice el DRAE), es una composición estrófica de la métrica popular de los moros españoles, se compone de una estrofilla inicial temática, o estribillo, y de un número variable de estrofas compuestas de tres versos monorrimos seguidos de otro verso de rima constante igual a la del estribillo. En su forma más típica, consiste en un estribillo de dos versos, al que siguen otros tres monorrimos (mudanza) y un cuarto verso (vuelta) que rima con el estribillo, anunciando su repetición.

Cantado por un coro y un solista,el zéjel era una forma muy popular en al-Ándalus , se cantaba acompañado de laúd, flautas, tambor, y castañuelas o adufes (una especie de pandero introducido por los árabes en la península). Tuvo una gran repercusión en todo el mundo árabe de la época, según reseña el historiador Ibn Galib, y mucho éxito en los reinos cristianos, que pagaban altas retribuciones a los juglares moros. El más típico cancionero escrito en forma de zéjeles es el de Abû Bakr ibn Abdul-Malik ibn Quzmân, más conocido simplemente por Ben Quzman, poeta cordobés del siglo XII.



En origen el zéjel (Estrofa derivada de la muwassaha; sus respectivas formas estróficas son “fundamentalmente análogas” según Menéndez Pidal), fue un género poético de la poesía mozárabe, desarrollada en forma de canción en la Andalucía árabe, luego fue cultivado por poetas hebreos, castellanos y europeos. En al-Ándalus, estaban escritos en árabe dialectal o árabe andalusí y, a menudo, con palabras y expresiones en romance, muestra tal del bilingüismo existentede en al-Ándalus.Igualmente, muchas cantigas gallego-portuguesas y los villancicos castellanos, así como algunos rondeles franceses y otros poemas provenzales e italianos, tienen forma de zéjel o se asemejan.

Si se compara la idea central del zéjel: a-b c- c-c-b ( o como en el ejemplo que más abajo pongo: a-a-b-b-b-a-a ) con las canciones de este Cancionero se puede observar que muchas de ellas o de los son fácilmente reducibles a zéjeles, auténticos o modificados, en los que basta quitar o añadir un verso para que lo sean del todo. La idea de markaz, o estribillo, la del trístico monorrimo más o menos enmascarado, y la del simt o vuelta está presente en todas ellas, sobrepuesta a los pareados, y es suficiente una mínima variación para reconocer en ellas zéjeles con ligeras alteraciones formales.

Un claro ejemplo de lo que nos dice Jesús Riosalido lo podemos ver en la canción nº 51 como zéjel:

Si amores me han de matar
agora tienen lugar.

Agora que estoy penado,
en lugar bien empleado,
si pluguiese a mi cuidado

que me pudiese acabar.
Agora tiene lugar.



La luna, así como los ojos, son elementos básicos de la lírica árabe y en la canción XXVII vemos que dice: Ay luna que reluzes / Toda la noche m’ alumbres. Y Riosalido establece paralelismos de estos versos con poetas árabes como Ibn Suhayd, Ibn Sara e ibn Al-Mu’tazz.

Igualmente la canción XXVIII , con sus alusiones a las tres mocicas, que lavan sus camisas, recuerda inevitablemente, a las tres Morillas, zéjel recogido por Federico García Lorca, por Torner, con lo que la tradición del tema de las tres doncellas , y su paso de la cultura musulmana a la cristiana, parece suficientemente probado.
Para concluir os dejo la canción nº 25 que es un ejemplo, como dice Jesús Riosalido, de ser facilmente reducible a zéjel si se le quita algún que otro verso.



Ojos garzos ha la niña,
¿quién los enamoraría?

Son tan lindos y tan vivos
que a todos tienen cautivos,
y sólo la vista dellos
me ha robado los sentidos
.
Y los hace tan esquivos

Que roban el alegría.
¿Quién los enamoraría?

Del Cancionero de Uppsala

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