lunes, 4 de febrero de 2013

Enrique Villagrasa: Palabra y memoria



Enrique Villagrasa: Palabra y memoria



Enrique Villagrasa nació en Burbáguena, Teruel, en 1957. Es periodista, poeta y crítico literario. Sus poemas son publicados en diferentes revistas. Ha escrito varios poemarios antes de Palabra y memoria (Colección Planeta Clandestino, de Ediciones del 4 de agosto. Logroño 2012), entre los últimos publicados destaco Mudanzas de la voz y Línea de luz. Está incluido en diversas antologías y ha sido traducido a idiomas como el árabe, francés, italiano… Colabora en revistas literarias especializadas : Qué leer, Turia, Artes & Letras y Suplemento de El Heraldo de Aragón. Reside en Tarragona.


Enrique Villagrasa es, en su poesía y en su vida, fiel a su infancia, a la tierra que le vio nacer, a la que le acoge, a su manera de contemplar la vida, la existencia, en definitiva a su pasado,  a su presente y,también, a su  modo de búsqueda constante de la palabra,  a su continuo hacer balance, examen de conciencia, sobre sí y esa búsqueda de la palabra, del lenguaje y su luz, cuando su realidad, su vida, se transforma  una vez escrita, en otra vida que es ya realidad poética. Toda (o casi toda) su poesía es un ir y venir, a través de la memoria, a la búsqueda del recuerdo, del tiempo… Eso es Palabra y memoria.En el poema Tu vida nos dice: El corazón desea en silencio, / del convento queda la distancia. El Jiloca siente nostalgia de su lecho / y la campaña de su Burbáguena: así incrementa el alma su fervor.


Y como el tiempo pasa estremecido pero queda, queda la memoria y queda la palabra … este yo que un día, como de San Francisco Asís, fue mecido por querubines solidarios con los seres vivientes, con el alma límpida y el lenguaje y el símbolo en el yo que es otro que dijo , creo, Rimbaud, y el sueño, y el pensamiento, y la memoria…camina a la búsqueda del poeta que le vive dentro, afirmándose, negándose, reivindicando la voz, reivindicando el silencio, tratando de construir su voz desde el conocimiento, vivir, pensar, sentir: Sentimientos, emociones, / levadura de tu vida.

Siempre he dicho que no importa el tiempo verbal en el que se exprese el yo poético, lo que realmente importa no es que se disfrace el yo en el tú (en esta ocasión), sino que el poema contenga verdaderamente la esencia, la clave, la luz de la poesía, se diga de un modo u otro y se emplee el tiempo verbal que se quiera para el sujeto poético.  En Enrique Villagrasa el yo se ha trastocado en tú en este Palabra y memoria: El estudiante ya no es / un fraile franciscano. Pero sigue soñando, continúa pensando que la poesía puede hacernos mejores personas: Duerme novicio tus sueños / tus pensamientos son tuyos.


Busca la palabra clara, en la tierra, en el mar (aunque el mar, en ocasiones, lo siente como un atardecer, un crepúsculo, un ocaso), la busca en la palabra cotidiana, en la vida, en el pensamiento, la magia precisa para que la palabra y su significado ofrezcan luz: Luz. Luz de la nada y el todo tras la ilusión del / verso azul y tus ojos sobre la mar oceánica / por el amor del devenir del cantar. Eco del gemido navegante. / Espejo y reflejo en el quejido de la arena.


La poesía de Enrique Villagrasa me parece a mí, siempre, memoria de la huella sucedida, y también llanto y canto y duda: La sombra de tu poesía, al marchar, / exorcizó el lenguaje suyo, ido. / La poesía necesitó tu luz negra / para encarnar y ver más allá.


Búsqueda constante, expresión de lo cotidiano en la sencillez de lo expuesto y profundidad de pensamiento y asombro (en el asombro, ya lo dijo Rosalía de Castro a quien cita el poeta: sombra que sempre m’asombras) Este poeta trabaja la palabra a golpe de pincel, es como un pintor que da color y forma a la textura ya existente y, sin embargo, renueva el tono, el color, la textura, la forma.

Muchas veces se oye decir sobre los poetas que parecen estar escribiendo o reescribiendo siempre el mismo libro y cuando escucho estas palabras, siempre recuerdo aquellas otras que Claudio Rodríguez me decía: Cuando escribas un poema, no importa el tema que trates, lo que importa es que la palabras que emplees por mucho que se hayan dicho ya, parezca que se dicen por vez primera, que renacen en la claridad del poema. De este modo el poema cobrará vida, trasmitirá emoción y sus palabras, como recién nacidas, serán luz y celebración.

Palabra y memoria es pues, infancia y tiempo y en estas dos palabras andan su tierra natal Burbáguena y su río, el Jiloca: Qué frío hacía aquella tarde/ en el circo, a orillas del Jiloca.( y el poeta funde su yo junto al de Arnau, dos tiempos fundidos en uno:  la risa encandilada de un niño junto a la mirada del adulto que le contempla contemplándose, al tiempo, en su niñez) Y anda la vieja Tarragona y su mar… (que siempre es consuelo y lágrima y esperanza y ocaso), y anda su ayer y su ahora junto a las fuente, las fuentes donde el Villagrasa de ayer bebió de la poesía de tantos… Se canta lo que se pierde decía don Antonio Machado; pero para este poeta Palabra y memoria no es un canto de pérdida, aunque también, sino más bien una fusión de tiempos al tiempo que una reflexión sobre su inacabable sed de poesía y de conocimiento.

( Libros recibidos  el año 2012 , pendientes de dar entrada en este blog )

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