Elvira
Daudet: Cuaderno del delirio
El
pasado mes de febrero tuvo lugar en la librería Fuentetaja la presentación del
último libro de Elvira Daudet :
Cuaderno del delirio (Ediciones
Evohé, Colección Intravagantes,
Madrid, 2012) Fue una hermosa tarde de poesía junto a una Daudet
aparentemente nerviosa, insegura… pero sólo aparentemente porque esta mujer,
aparentemente frágil, lleva consigo la
fuerza de una voluntad firme y decidida, y lleva el mar y su rumor , y lleva la luz de
la poesía porque no admite ni tiempos de silencio, ni grises, oscuros, tenebrosos... que la impidan seguir siendo rebelde, insurgente, poeta.
Elvira Daudet (Cuenca,
1938), novelista, poeta y periodista que ha publicado los libros de poemas El
primer mensaje (Ágora, 1959)
Crónicas de una tristeza (Ayto de León, 1971), su segundo libro
que llegó con premio de la mano de, entre otros, Dámaso Alonso, Luis Rosales
y Antonio Gamoneda, ni más ni menos, fue el premio Antonio
González de Lama y la hizo sentirse poeta de verdad.
Lo de sentirse poeta de
verdad es siempre un grave riesgo porque aun a pesar de los premios, a veces
por razones misteriosas, suele llegar el olvido y relega al poeta, aun siendo
poeta de verdad, a la sombra de lo casi inexistente.
Incluso
diciendo, como dijo de ella, José García Nieto lo siguiente: Hay tan pocas voces verdaderamente
necesarias en la poesía, que el eco de una cierta nos avecina para siempre con
el misterio. Tiene que saber esto Elvira Daudet, como única compensación o
desesperación para su desvelo. O estas otras dichas por un buen amigo Ramón Irigoyen:Elvira Daudet no
es una aficionada que está aprendiendo a versificar, sino una aficionada —sin
afición no se logra nada— que con sus libros se sitúa en la primerísima fila de
la poesía actual en España.
El don desapacible
(Colección poesía, Libertarias,
1994), Elvira lo considera uno de sus mejores libros.Pero Elvira no sabe que
todos sus libros son el mejor. Terrenal y marina (Dip. Provincial de Cuenca, 1999)
Dice La Daudet que este libro
es un poemario vacilante.. ¿Poner el alma frente al mar y arraigarse a la tierra es
vacilación?
Un día escribi yo sobre este libro: La
fuerza expresiva de Elvira Daudet conmueve y remueve, como un
baño de emociones vivas, la memoria, el tiempo… tiempo que, a través de su
verso herido, doloroso, desgarrado, veraz, nos detiene de golpe o nos hace
caminar, latido tras latido, fundiendo vivencias, las suyas y las nuestras, que
en muchas ocasiones, esta es la grandeza del verso universal, son colectivas
aunque partan de un recuerdo propio, de un dolor propio, de una memoria propia. No es un libro vacilante, naturalidad hay en sus poemas y nos atrapa a todos cuando la leemos.
Tras un largo silencio, y de
la mano de Jaime
Alejandre, nos
llegó en 2010, Hadversidades
poéticas, un
cuadernillo con una breve selección de poemas editados por la
editorial Cuadernos del Laberinto. Con esta misma editorial, y dentro de la
colección Anaquel de poesía, apareció en 2011 su poemario Laberinto Carnal. Y
nos llegó una Daudet tremendamente humana, con rabia, dolorida, y con la bandera de la
insurgencia, de la crítica que despierta conciencias.
Laberinto carnal es un libro comprometido, es un
grito de angustia y de socorro, sobrecogedor, una llamada de atención. Por eso
nos dice en el poema Todo
es aire: El tiempo que vivimos no es fácil de entender ni se parece /al futuro
soñado; es un caos que avanza a la hecatombe /con las velas al viento
desplegadas. La poesía, la magia de la poesía
y de los sueños, a veces, nos ofrecen el bálsamo que nos recupera y nos devuelve las ganas de despojarnos de la sombra, y nos sirve
también de bandera para gritarle a la noche, a la conciencia colectiva, la
rabia sorda del dolor humano.
Ahora nos ofrece esta poeta
su nuevo libro Cuaderno
del delirio, Este
es el curriculum
poético de una mujer que nos trajo este
verso: Me ha nacido entre tu boca el mar, y le naciera o no, ese mar se quedó para siempre junto a ella
aunque la boca huyera, también para siempre de su lado. (Mejor dicho de su lado
físico, nunca de su memoria) Esta mujer valiente, esta poeta rebelde, esta
delicada y hermosa flor, convertida en tara si, pero de acero debido a la
guerra en que vino a nacer. Esta mujer nos ofrece en su poesía la vida, y como
en la vida todo tiene su cara y su cruz: la dulce y tierna miel de la dicha,
del amor, y el ácido y desgarrado
vinagre del dolor, ese que trae el desamor, la pena, la venganza, pero ni uno
ni otro traen jamás el olvido.
En su Antología poética-1959-2012- publicada por Alacena Roja, Madrid 2012 nos decía Elvira Daudet: Mi poesía
tiene como principio y fin la criatura humana, todo lo demás está subordinado a
este valor. Entre lo sublime y lo común, yo elijo como materia poética lo
común: el pan antes que la rosa. Frente a la ambigüedad de ciertos poetas que
ocultan su nadería con humo o sobredorados que confunden a los lectores, yo
opto por la claridad de la palabra desnuda, aunque hiera, que todos puedan
comprender.
La infancia de La Daudet , niñez en una postguerra de miseria terrible y doloroso silencio, se
envenenó con las palabras al tiempo que produjo el milagro de la escritura. Una
escritura censurada, repudiada por la propia familia (creo que ya lo he dicho
en otras ocasiones) que hizo que esta niña entonces se volviera insurgente, tragase su dolor para sí misma y ya adolescente y en la
ciudad del Doncel, unió su vida a su pasión y surgió la poesía que, ya siempre,
le serviría de bálsamo y le serviría de bandera y todo porque desde niña Elvira
Daudet, estaba
envenenada por la magia de las palabras.
Una magia que –según palabras suyas– un joven cabezón de ojos de miel, llamado Antonio
Pérez le enseñó al principio. Luego Jesús
Tomé, que fue como su hermano mayor. Era claretiano –nos ha dicho la
Daudet– pequeño y trasparente como San Juan de la Cruz y,
como él, un grandísimo poeta, que volcó toda su sensibilidad en la formación de
esta poeta terrenal y marina, insurgente y soñadora. Elvira Daudet
escribía poesía a todas horas.(Esto también lo he contado ya, pero es bueno recordarlo)
A los 17 años se vino a estudiar a
Madrid. Después llegó Paris y la ciudad de la luz fue el amor y fue el delirio…
hasta que éste concluyó.
Tendría que pasar tiempo, mucho tiempo, para plasmar
en poemas, en su Cuaderno del delirio,
libro de tiempo, de memoria, de amor y
desamor, de dolor y de pérdida, con la ville de la
lumiere, encendida o apagada según el
caso, de Paris al fondo.Sí, tendría que pasar el tiempo, ese que dicen que cura
las heridas o al menos las vuelve menos dolorosas. Dice
Elvira Daudet, yo lo he leído en
alguna parte, que este será su último libro de poemas; pero eso... ni el propio poeta lo sabe porque es la Poesía, siempre, quien decide si te abraza o te abandona, si fija tu palabra en el tiempo o te deja en silencio porque sabe que lo que ya has escrito o dicho es suficiente. Sólo la Poesía lo sabe querida Elvira.
El periodista Manuel Valera
se encargó de presentar a Elvira Daudet en Fuentetaja y, entre otras
cosas de interés, dijo: ... en primer lugar quiero decir que leyendo este Cuaderno del delirio me he sentido como Ulises leyendo la Odisea según
Penélope. He descubierto mi propio delirio, pero desde el otro lado...
...la poesía de Elvira nos habla de la pérdida, ese robo, que es el tiempo para ella; el tiempo, ladrón que se lleva sus años, sus amores, sus pasiones, sus hombres, sus olores a hombre. A partir de ahí, ¿qué le queda?: el sentimiento de pérdida, un estado catatónico, un delirio...... la vida para Elvira sólo es, técnicamente, la vida digna de ser vivida, una vida feliz. La otra, el resto del tiempo, a eso no lo llama vida...
... el amor en Elvira deja a los amantes en un delirio, en una enfermedad. Pero se queda en los objetos por donde ha pasado, acrecentando la melancolía, la añoranza..."
...la poesía de Elvira nos habla de la pérdida, ese robo, que es el tiempo para ella; el tiempo, ladrón que se lleva sus años, sus amores, sus pasiones, sus hombres, sus olores a hombre. A partir de ahí, ¿qué le queda?: el sentimiento de pérdida, un estado catatónico, un delirio...... la vida para Elvira sólo es, técnicamente, la vida digna de ser vivida, una vida feliz. La otra, el resto del tiempo, a eso no lo llama vida...
... el amor en Elvira deja a los amantes en un delirio, en una enfermedad. Pero se queda en los objetos por donde ha pasado, acrecentando la melancolía, la añoranza..."
Manuel Valera, Elvira Daudet y la representante de la Editorial |
Elvira Daudet no adorna sus poemas con florituras verbales, su lenguaje es sobrio, preciso y natural. Su
poesía, su voz lírica es auténtica , apasionada y desgarradora. Esta poeta
tímida e insegura, como tantos, necesita sentirse querida, arropada, iluminada…por
ello parió un mundo para que se le cayesen encima las estrellas. Y esas estrellas
la llevaron, con decisión, a París.
Allí,
gracias al hispanista Claude Couffon,
conoció a Nicolás Guillén,
a Jean Paul Sastre,
Louis Aragón…
En París vivió y convivió con el mundo de la bohemia. Allí, en Paris, se casó y fue el
delirio…y dejó de escribir poesía. Ella dice que se decepcionó, pues pensaba comerse el mundo y (dice ella), no
se comió una rosca. Vivió entregada al oficio
del periodismo, pero sin dejar de escribir poesía.
“En su larga experiencia periodística,
trabajó en Informaciones, Pueblo, ABC y El
Independiente. También colaboró en diversas revistas culturales y de
información general y en algunos periódicos extranjeros como St. Galler
Tagblatt. Fue directora del periódico La Tarde de Madrid y de la
revista Derechos Humanos. En Televisión Española escribió,
dirigió y presentó la serie Está llegando la mujer. Como
corresponsal del diario Pueblo en Roma fue testigo excepcional de los
acontecimientos históricos que marcaron los años 70 como los asesinatos de Pier
Paolo Pasolini y Aldo Moro, las masacres fascistas y la violencia de las
Brigadas Rojas.”
Elvira y yo en una lectura poética de Rafael Soler |
Con el periodismo tuvo muchos disgustos y muchas, más alegrías El periodismo, dice, fue su premio gordo de la lotería, viajó, conoció a los personajes más importantes de la época, y le pagaron por ello (como en la poesía, igualito. Elvira suele decir que lo habría hecho gratis, como en la poesía, pero le pagaron) Así, salió adelante, ella y su familia.
La Daudet siempre ha escrito versos. Ella dice que la poesía es una necesidad, un soplo que te derriba en el momento más inesperado, al que es imposible resistirse y que por eso escribe.
Cuaderno del delirio es el recordatorio de un tiempo de ausencias y presente en la
memoria. Un poemario que nos trae el vacío de un tiempo inexistente ya, muerto
ya, y sin embargo vivo. Es, a veces,
como un delirio de instantes felices y muchas, muchas veces es el doloroso delirio de vacío de pérdida, del peso
insoportable del tiempo, de soledad…
El periodista Manuel Valera, Elvira Daudet saludando y la representante de Intravagantes. |
Yo te lo digo: esperas seguir escribiendo para que, al menos, la
poesía venga a quererte, a arroparte, a iluminarte, para que la poesía, tan
caprichosa ella, venga a tu lado y te sonría para escribir versos contundentes,
auténticos, vividos, sentidos, sufridos, versos sinceros, dolorosos, como los
de este Cuaderno del delirio. Versos
que atrapen los sentidos y se queden en el lector, se hagan del lector. Para que la Poesía te
alumbre. Para que siga alumbrando a La
Daudet.
1 comentario:
Has hecho un retrato magnífico de Elvira. Enhorabuena.
Besos, que no falten.
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