Pascual García García: Un hombre solo
Pascual García García (Moratalla, 1962. Murcia), nos trae una nueva publicación Un hombre solo (La fea burguesía, Murcia, 2020). Libro que de poesía confesional, un libro, a modo de diario, muy valiente y muy sincero, y no es el ego precisamente su determinante sino la visión de un hombre ante una serie de hechos sucedidos en su vida que éste traslada, de manera muy acertada, a la poesía, a lo que Pascual llama la “fábula del corazón”
La poesía de Un hombre solo aparentemente sencilla (no confundir con simple) y con hondura, confesional, poesía de reflexión, de pensamiento, existencial, poesía en fin de claridad y de gravedad por la temática de soledad, de hombre solo, con sentimiento de culpa. Solo un poeta sincero, valiente que sabe de dónde viene y a dónde quiere ir, es capaz de mostrarse con tanta sinceridad y con tanta belleza expresiva, en un confesionalismo tremendo.
El libro es la crónica
poética de un sentímiento de castigo, de culpa y de soledad. ( aunque en poesía
se cuenta como bien dice Pascual, “la fábula del corazón” ), el sujeto
poético nos muestra y se muestra, poema
tras poema, en sus
sensaciones, con la intención de descargar su conciencia y sanarse a sí mismo llegando a un final, aunque es invierno, de
tiempo esperanzador.
A este Un hombre solo no vengo yo a enjuiciarlo sino a
releer y emocionarme de nuevo. Ya sabemos todos lo que Rilke aconsejó al joven
Kappus : “Lo menos apropiado / para
abordar un libro de poemas / son las palabras críticas”
Pero como
también de palabras críticas se trata, quiero destacar aquí el magnifico
prólogo que le dedica a Pascual y a este
libro el catedrático, ya jubilado, de la Universidad de Murcia Francisco
Javier Díez de Revenga un gran experto en Literatura que además de numerosos artículos y ensayos,
además de numerosos premios obtenidos,
además de un gran crítico literario, en cuanto a poesía se refiere, con
muchas obras publicadas, es un grandísimo conocedor de los poetas del 27, Gerardo Diego entre otros, (Conocí personalmente a Díez de Revenga, precisamente en un homenaje al autor del famoso soneto dedicado al ciprés de Silos y fue en el Monasterio de Silos allá por 1996/7), conocedor de
los poetas del 36 como Miguel Hernández , de los poetas de la primera
generación de postguerra y de la generación de los 50, y digo que de toda la
poesía española desde un ayer muy lejano hasta la fecha.
Fco Javier Díez de Revenga |
Quiero
destacar unas palabras de Díez de Revenga para Un hombre solo, que dicen: ”Un
ejercicio de eficacia considerable consiste, en soledad, en atribuir los
recuerdos a momentos concretos y fijarlos en la memoria vinculados a días y
meses determinados, a fechas explicitas que anhelan devolver autenticidad. Los
días y las noches se singularizan y la palabra poética de Pascual García porque
tiene sobre todo vocación de recuperación, de restauración y de permanencia.
Este libro multiplica en sus estancias ejercicio tan sano y saludable.
Venturoso el poeta que lo ha sabido escribir con tanta autenticidad y con tan
sólida cohesión.”
Un hombre solo Apartado I:
ÚLTIMO ANOCHECER DE AGOSTO
El libro en el introito (PECADO ORIGINAL/P-19) ,es
una confesión-declaración y sentimiento de culpa (producto de nuestra educación
¿judeo-cristiana?)
En los poemas siguientes nos habla de la soledad ,
tras “su pecado” , en un dialogo narrativo consigo mismo y a la vez que parece arrepentido trata de justificar su
proceder anterior en el poema “Que no llegaba nunca”(p-23) y ya, en el poema
“El amor no pasa nunca”( P-25 ), alude a Onan como remedio, a su mano derecha
como justificación de la rutina, de la espera amorosa que no llegaba nunca y
que, tal vez, diera lugar a su “pecado”.
En un dialogo con su soledad , que poco a poco va
asumiendo, llega hasta el poema “La
noche y la fiebre”(P-38) y nos dice: “Tiene
fresca la frente y mira /el cielo y se conoce redimido,/ el
miedo ya no está y nada le apura,” El sujeto poético, aun asumiendo su culpa, parece
justificarla e incluso, a veces, defender su acción: “como si nada le hubiera afectado,/ salvo ese cielo azul de la mañana/ al
que se aferra para no ahogarse,”
Y así, va y vuelve, vuelve y va, reflexionando,
culpándose, justificándose, eximiéndose, pensando que, tal vez, “El único
paraíso”(P-43) que tiene es ese, por el que: “Lentamente se ha ido quedando solo,/ fueron los
días, los meses, los años /y un amanecer cualquiera no había /nadie a su lado,
en la cama que viene / compartiendo inexplicablemente / siempre con la persona
equivocada,”
A
veces se siente “Un hombre en estado de sitio” (P-45): “porque le han puesto precio a su sombra.” y otras con eso que yo llamo la materia de los sueños
y que no es otra cosa que la memoria, vaticina deseos: “una premonición de primavera, /a pesar de noviembre y de estar solo,” y
se abraza a la “Costumbre del domingo”(p-48) porque los domingos: “conocen su mal de piedra y de noche,/que
le abren paso sin gozo y atentos,/quizás saben que ha salido un domingo /y tal
vez ya no vuelva entero nunca,”
Trata de huir
de la tristeza, pero él sabe que: “la
tristeza convoca la tristeza / y nadie es más feliz al otro día.” Y busca
de algún modo la “Salvación” (P-51),pensando que a pesar: “de la condena, de la culpa incierta,/en lo oscuro, sin nombre y sin
pasado,/ porque ya no será el mismo hombre”…” tenga una ocasión segura al menos
/de salvarse, de creer en el día “ Y en espera de esa salvación sueña con
un único deseo: que venga el alba y purifique y salve: “Ojalá
amanezca para siempre.”
Apartado II: MEDIODÍA EN OCTUBRE
Porque ya ha
sucedido todo, porque ya “detuvo su
camino y soportó/ el aguacero, el frío y la vergüenza;” y lamenta el
“Fracaso postergado”( P- 55), porque este es hombre solo: “La nostalgia destilaba una memoria húmeda” y ya era tarde para el
consuelo, pero en el poema “El poder de las sombras”(P-57) se abraza a la esperanza, “ tal vez porque el miedo también es débil” y porque el paso del
tiempo hace que nos abracemos a la esperanza que es la que nos puede traer “el misterio insondable del consuelo”
Con la materia
de los sueños le llega el amor, pero solo es la memoria y continúa “un lugar caliente en su memoria /y un
espacio en su cama generosa.”
Y así llegan
“Días de lluvia”(P- 59) “con ritmo manso
y decidido” y con “El amanecer del primer día”(P-60) le llega la memoria “del primer día en que nos amamos de verdad.” Tan solo es la
memoria , esa materia de los sueños que selecciona y muestra entre velos de
niebla o de luz, lo sucedido, lo soñado, lo trastocado por ella en otra
realidad y el sujeto poético , al llegar
el día, sale al balcón y piensa el lo que ha de llegar y hace un “brindis” (P-61): “ Sube su copa con el vino y brinda” (…) “por los días que faltan” por vivir.
Camina “hacia
el invierno” (P-62): “Se lamenta, ahora
que huye la luz”(…) “porque no hay
nadie a su lado y sabe /que toda la culpa le pertenece,” y para
justificarse le echa la culpa al otoño (P-63), pero dentro de sí se dice :” ahora que parece toda la culpa suya /y
no ha de venir nadie a consolarlo”
Y en la "Oda final" (P-64) mirando dentro de sí, reflexiona, “y pensaba en su crimen,” mientras la noche le envolvía como castigo, “hasta que el alba lo redimía con sus luces. Trayéndole el único consuelo: y la buena noticia es que está vivo.” Y el hecho de estar y sentirse vivo, le hace caminar con el deseo no ya de estar sino de ser y elabora mentalmente el "Sumario" (P-65), para aprender “a disfrutar justo el instante” y así tal vez encontrar la “Absolución” (P-67) y camina decidido a cruzar en dirección a la aventura que es vivir (según Claudio Rodríguez) porque ha aprendido que, a pesar de todo, “toda la culpa no era suya”. y Se siente “En paz” (P-68) y “ya no se dejará vencer en vano, /pues ha logrado la fuerza y es otro”.
Aunque se sabe
solo como en "El buque fantasma" (P-69) “solo con la música, con Chet Baquer/que
acompasa el invierno y la memoria,” (…) “porque no hay nada al otro lado, nada /salvo un tiempo vacío y
homicida.” Y decidido a no alargar mas su propio juicio sobre su perpetrado
“crimen”, se erige en juez de si mismo dispuesto finalmente a pronunciar su “Veredicto”
(P-70), “como si fuera otro y fuera el mismo,/a la vez un hombre triste
y un hombre libre;” Y frente al espejo contempla su reflejo y se dice: “pagó por su atropello y ha sido absuelto.” Y a partir de ese
momento comenzó a “Amanecer”(72): “Nunca
supo cómo llegó la brisa,/ quién le trajo la ramita de olivo/ en aquella
travesía sin vuelta,/ pero el sueño, la paz y la alegría / bajan del cielo y no
los manda nadie.”
APARTADO III: AMANECER EN DICIEMBRE
Llega
“Diciembre” y el sujeto poético piensa que todo será diferente “y
merece el aire, el primer aire / de un diciembre desvaído e inocente / y mañana
traerá el amor seguro.”
En los poemas
“Su perdón más puro”, “Otros días”, “la última batalla” y “La casa sosegada”
(P. de 85 a 89). En estos poemas el
sujeto poético se siente redimido y esperanzado, se siente feliz y en no
regresar a la sombra, la niebla, saluda al salir a la calle y, sin sentimiento
de culpa, cree merecer “las manos de los
otros / sus palabras y su perdón más puro” porque ya “se marcharon al fin las horas grises” y piensa imponer “su palabra nueva y su memoria” para
ganar “la última batalla / si le acompaña la fortuna” y piensa así porque
siente su casa sosegada y siente que fuera le espera el amor, “cualquier día a una hora imprecisa”
Sueña ahora un "Viaje" (p.95) “un viaje sin retorno a la
alegría,” Pero a pesar de esos pensamientos, su memoria, que va y viene del ayer al ahora,
le hace sentir que: “Todo será memoria
en adelante,/ memoria de gemidos y de bocas,” Llega el “Nuevo año”(p.100)Y
esta solo “y bailará seguro con él
mismo/ al son melancólico de las sombras,”
Llegan los
“Últimos días”(102) y comprende que “ya no tiene prisa en marcharse/ a ninguna
parte, está solo y sabe/que tiene mucha vida por delante.” Y sueña y espera
de nuevo el amor. En “Redención”(106) el sujeto poético reflexiona de nuevo , ha visto el abismo a
sus pies al tiempo que “ha vuelto
enamorado nuevamente.” La reflexión continúa en “Capitulación” (107) “Todo ha sido así, piensa el hombre, humo/y belleza efímera y también
dolor”. La reflexión es constante en todo el libro, también el sentimiento
de culpa, la soledad, la pena, el convencimiento de no ser el el único
culpable, el asumimiento de su situación, la redención para sí, la capitulación final y un “Nacer de nuevo” que, al igual que
renace la naturaleza,
Con Pérez de la Hoyica |
Cuando leí
este libro, aun sin publicar, en febrero de 2020 me impactó y escribí parte de
las impresiones que me causó su lectura, hoy febrero de 2021, ya el libro
publicado y en mis manos, releo sus poemas
y termino de escribir mi
impresión sobre este desnudamiento de Pascual
que le exime ya de culpa, que solo fue un castigo en su percepción y que
gracias al tiempo y a la soledad le ha llegado,
porque la poesía siempre llega cuando ella quiere, la poesía , como un gran baluarte que le ha liberado de culpa.
El sujeto
poético “Silba una canción ” Es casi
primavera y amanece,/Y no va solo porque
lleva siempre consigo / Una palabra amable y misteriosa.” Y esa palabra,
misteriosa siempre, se intuye que es la poesía, quizá el amor o ambas cosas al tiempo.
Manuel López Azorín
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