miércoles, 26 de enero de 2022

Abel Santos: Una historia de superación personal y "El camino de Angi y Algo te queda"

 


Abel Santos: Una historia de superación personal y El camino de Angi con un adelanto de Algo te queda

 

 


Abel Santos  poeta (barcelona1976), me envía su libro El camino de Angi, un poemario  en el que nos ofrece, cambiando de tono un cambio de vida y de obra, en cuanto a su manera de escribir poesía hasta éste libro. En él nos muestra tres o cuatro años de su vida, con su intimismo, sus experiencias y sus ilusiones, ilusiones que nacen a través esa atracción emocional hacia otra persona, ese camino, ese nexo de unión con aquello que pensamos perfecto, hermoso: el amor 

Pero antes de pasar a hablarles de El camino de Angi (Poémame Editorial Abierta de Poesía, Barcelona 2020) os cuento: Yo conocí a este poeta en el año 2014. Entonces dirigía la colección de poesía de Eirene Editorial y decidimos publicarle un libro, una antología titulado Demasiado joven para el Blues.



Abel Santos,  en esta antología,  nos ofrecía una poesía de voz personal con grandes referencias musicales, cultura popular, con acercamientos al llamado “realismo sucio”, aunque más que realismo sucio yo, me atrevería a llamarlo realismo social-marginal o realismo de clases, es decir poesía  en defensa de los olvidados, de los marginados,  de los perdedores o como él lo denomina  por su condición de autodidacta y sin ningún mentor “Realismo bastardo” Una poética aparentemente descarnada que apuesta por el no clasismo, aboga por la igualdad de oportunidades, critica la hipocresía, el consumismo de esta sociedad y defiende, con ironía y ternura, el camino de una vida mejor y más humana, lo hace mostrando el calor del  hombre solidario que piensa en el hombre, que cree en el hombre a pesar de…

 

 Javier Cánaves en la introducción a manera de prólogo que se incluye en esta antología nos dice: Me lo imagino conmigo en este bar, porte serio, gafas oscuras.(…)  Pese a que habla de sí mismo, en realidad siento que lo hace de mí. «Cada uno de nosotros», dice, «camina su propio abismo y, al final, todos los abismos, en mayor o menor medida, se acaban pareciendo.(…)

Tú y yo pasaremos, pero no este blues en que vivimos, descomunal e íntimo, doloroso como el amor y placentero como la pena».

Abel Santos


Antes de Demasiado joven para el blues, ya había publicado los libros de poemas Esencia ((Ediciones Az90,1998), El lado opuesto al viento (Parnass Ediciones, 2010) del que nos cuenta que: “fue escrito en las barras de los bares que frecuentaba y eran poemas más espontáneos.” y Todo descansa en la superficie (Ediciones Vitruvio, 2013), de él nos dice Abel: “poemario que tiene como tema principal un elemento natural y una actitud: El agua, y la sobriedad, ya que está compuesto totalmente en una larga época de seis años totalmente sobrio en la que me mantengo. (…) para escribirlo, fue necesario recluirme de la noche, de los bares, y sumergirme entre libros.”

 

Su poesía intimista, experiencial,  sincera,  se basa siempre en sus propias vivencias  reales. De la realidad, me decía José Hierro, no se puede hacer poesía; pero si esa realidad la trasladas con tu escritura a una realidad poética, entonces habrás logrado escribir poesía y será tan verdad como la realidad pero estará llena de ritmo, emoción y verdad.



Abel fue un niño que no conoció a su padre, Abel adulto había regresado  de un infierno de adicciones y tras un proceso recuperatorio que le hizo abandonar esas adicciones  se aferró a la música que amaba desde niño y a la poesía que le liberaba.

Su mayor adicción, entonces,  sería escribir, leer poesía  y escuchar música: Pink Floyd, Phill Collins, Gary Moore The Doors, Eric Clapton, Ryan Adams, así como de Enrique Urquijo, de Camarón de la Isla y tantos…

En relación a esto ha dicho Abel: “Me hubiera gustado ser pianista de jazz o blues, pero luego fui inclinándome a la escritura, que era un refugio más íntimo, ya que solo éramos las palabras y yo ante el silencio del papel. Desde entonces, la poesía y la música han sido mis dos fieles compañeras.”

Y así caminó Abel Santos  por unos años, sin mentores sí, pero imbuido por músicas y lecturas de determinados poetas que fueron para él referenciales: Roger Wolfe, Karmelo C. Iribarren. Bukowski, Raymond Carver, Rimbaud, Benedetti, , William Blake, García Montero, Brossa, Cortázar, y Dámaso Alonso, Bécquer, Benjamín Prado

Y escribió una poesía urbana, desasosegante a veces, con la dureza de la sociedad que nos maneja y nos conduce y nos manipula y, también, la ternura del humano desamparado a veces, batallador en otras, crítico, con bandera de compromiso, de denuncia, de conciencia reflexiva… Y todo ello en una poesía autobiográfica, confesional, intimista en la que el sujeto poético, con versos de total libertad de expresión, utilizaba (y utiliza) el lenguaje popular (y a veces el culto) de la propia experiencia convirtiéndolo en lenguaje poético.



Sus poemas no son para evadirse ni refugiarse, son para salvarse. Abel Santos vive la realidad, la contempla, observa sus desigualdades, sus obstáculos y luego escribe  poesía porque ella, la poesía, le sirve como baluarte de defensa  frente a la vida.

El suele decir que la poesía: “Ante todo, supone una terapia. Escribir y leer poesía me mantiene alejado de ciertas malas costumbres e irresponsabilidades. Es para mí un centro.”

En uno de los poemas inéditos de la antología que le publicamos dice: “Después del huracán que se llevó mi vida / sólo ella y yo quedamos en pie. / Contra el miedo, el vacío y la rendición, / escribir, / escribir es mi arma, / escribir es mi arma blanca. / Yo no compro poesía. / Yo le vendí mi alma”.

 

Tras publicarle  Demasiado joven para el blues, continuó por ese camino de escritura de su “Realismo bastardo”  escribiendo y publicando Jass (2016). Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas (Chaman Ediciones, 2016) También había coordinado  la antología La casa de los corazones rotos (2015), donde reunió a una veintena de poetas a los que admira.  En Huelga decir  (Boria Ediciones, 2019) nos dice: Cuidado, joven poeta./ Cierta poesía es un fuego salvaje./ Que no es bueno tragarse/ más de tres poemas malditos/ hasta la maldita poesía lo sabe // Así que cuando encuentres a alguien/ que superó una adicción/ mira a esa persona no como a quien ganó/ una estúpida pelea callejera,/ sino como al vencedor/de una verdadera lucha de gigantes.

Pablo Ménsez, Pedro Alcarria  y Abel Santos


Abel Santos  regresó del infierno y supo que jamás volvería a él Su obra es, ante todo, sincera, y el lector leyéndole se emocionará, estoy seguro, con un poeta que se ha hecho a sí mismo a base de mucho esfuerzo, mucho coraje y muchas ganas de alejarse de ese infierno de las adicciones, del infierno de una sociedad desigual, clasista con lo marginal, con lo deprimido, con lo carente… y para ello, aun escribiendo de ello, fue tras la luz del enriquecimiento personal, la luz de la esperanza, esa luz que veía en las ventanas de las sociedad acomodada y también en las clases humildes, trabajadoras, que tenía la suerte de tener una familia, una casa (alquilada o no) y unas ilusiones para seguir viviendo.

  El camino de Angi



Su poesía bebe, hasta este El camino de Angi, principalmente de la poesía de la experiencia y del realismo sucio, no se parece a otros, tiene giros sorprendentes y se nutre tanto del verso popular como del formal escribiendo con total libertad pero manteniendo en el poema el ritmo preciso que tiene que tener la poesía…y con  la emoción.  Es un poeta autobiográfico, seguramente porque ha tenido una vida…difícil. Abel ha dicho: “El bastardo (de ahí la definición de su poesía), tiene el poder, el deber, de hacerse a sí mismo. un talento artístico es algo realmente complicado de potenciar o cultivar en un entorno nada propicio para ello, como puede ser el de vivir en los suburbios de una ciudad donde por regla general la gente piensa en cosas muy alejadas del arte.”

Y llegó un día en el que se enamoró y sintió el amor como una emoción salvadora y escribió El camino de Angi un libro escrito desde la más profunda emoción y sintiendo  esa emoción como el más profundo cambio en su diario vivir. Y nos dejó el testimonio de un hombre que amó y fue amado.

Y es entonces que nos ofrece un libro que muestra con toda sinceridad el valor de un hombre  que no teme mostrarse perdidamente  enamorado.  Abel, su vida, ha ido transcurriendo con demasiados golpes, reveses que han ido conformando su carácter..y que, al enamorarse, ve la luz de otro nuevo camino:  “Lejos de mi poesía que ya sólo habla del miedo,/ de ser el hombre que, en la oscuridad,/descansa de espaldas al amor”

El Camino de Angi se inicia con una cita de Benjamín Prado que dice: “Yo sólo puedo estar contigo o contra mí.”

El camino de Angi es su historia de amor, desde el principio hasta el fin. En este libro Abel Santos ha escrito poemas muy íntimos, personales y  lejos del “realismo bastardo” que venía escribiendo.  En ellos encontramos  versos románticos, algunos becquerianos, de voz  apasionada, plenos de amor y sensibilidad: “¿Ves a esta chica / de plácidos ojos de aguamarina / cómo sonríe, risueña, a la cámara / y posa así su delicada mano / sobre mi corazón?”

Es un libro en el que Abel nos muestra  todos los aspectos de una relación amorosa: poemas sobre el enamoramiento, la consolidación de la relación, la convivencia de pareja… y, también, poemas menos amorosos ya que toda relación tiene sus buenos y no tan buenos momentos.

Os dejo el poema que abre el libro y que trata el inicio de este amor:  En el mismo ritual poético  de siempre /  sobre las sombras del teatro sólo ella respira en libertad: / hace que ocurra algo extraordinario. //

La escucho, y también respiro, / lejos de mi poesía que ya sólo habla del miedo, /  de ser el hombre que, en la oscuridad,/ descansa de espaldas al amor,/ que se despide de la belleza al amanecer/  con la voz helada y grave / de quien ya no lucha y sólo es / alguien que simplemente pasa por la vida. //

Yo deseo volver al origen de las palabras,/ amar la joven revolución de sus piernas infinitas / y soñar a su lado que soy Pablo Neruda.//

No veo más remedio que seguirla.//

Cuando se trata de la vida / la muerte es un personaje secundario / sentado en primera fila.

 


Un poemario de amor que cambió por completo el tono de Abel Santos, un diario en el que plasma su tiempo de felicidad, de soñar con una casa y un hogar, una mujer y un perro, una etapa de transformación personal en la que Abel sintió el paraíso en la tierra y un hijo que le trajo más amor  y más felicidad. No necesitaba más: Angi, su hijo, su perro, la música y la poesía.

Os dejo algunos fragmentos de diferentes poemas de este El  camino de Angi:

“Debo ser el hombre más tonto de la tierra:

 porque tengo toda la suerte del mundo,

y desde que estamos juntos

mi alma tiene también alma”

 

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“El sol, de nuestra primera casa de alquiler,

llena de paz el sótano de mi corazón

y todos los sueños que ahí dentro,

 en su refugio contra la desgracia,

han vivido siempre contigo”

 

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“Yo nos imagino ya muy mayores

desde que ayer noche en el hotel,

rendidos de amor

entre las sábanas, me diste la mano

con escandalosa ternura.

 



Porque a mí lo que me escandaliza es la ternura,

que alguien sea tan valiente

como para convertirlo todo en un hogar”

 


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Dejar la casa a oscuras y dar un portazo / no consigue cerrar la discusión.// Y hablas solo por la calle.// Que si el perro que soñábamos tener / nos está quitando el sueño…// Que si apenas pasamos tiempo juntos…// Que si no hay dinero…// Te reflejan / los escaparates a media luz, los libros / de la tienda de segunda mano / donde te paras, a tomar aliento,/  y susurras aquellos versos / donde Juan Ramón Jiménez grita:/ / —¿Qué hago aquí respirando/ si ya se ha marchado mi vida? //No será la primera vez, lector,/ que escuchas a alguien hablar solo

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El conserje.

Es el trabajo perfecto para un poeta:/ hay que ser buen conversador/ y, al mismo tiempo, mantener la boca cerrada /(sobre lo que pasa en tu escalera)

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Y no sé hacer el final / de este diario en verso, de este verso diario.//Yo siempre soy aquel niño bastardo / que no sabe lo que es vivir sin el misterio,/ el que buscaba a su padre verdadero / y le abrazó, muy fuerte, a tu lado,/ un bendito día la idea de escribir este poema / que como tú y yo y el camino y el cielo / no sabe lo que es no existir. //Tú querías un poeta loco en tu vida, y aquí me quedo.

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Esta es una hermosa historia de superación que tristemente llegó un día en que concluyó. El amor es un sentimiento, una emoción hermosa, pero no es para siempre, puede acabar y no estar ya con nosotros, aunque nunca se olvide porque en lo que yo llamo la "materia de los sueños" (la memoria) algo te queda siempre.

Tras este poemario Abel Santos ha escrito otro libro que titula Algo te queda, este libro quedó finalista del Premio Ciudad de Salamanca 2021y se publicará en la primavera de este año. En él Abel Santos , tras el proceso luminoso, amoroso y romántico de El camino de Angi, nos relata el lado contrario, lo opuesto, el final de esa relación, el divorcio, la separación del hijo…Pero esta historia la contaremos en primavera cuando salga a la calle  el libro Algo te queda. Mientras tanto os dejo aquí el poema que da título a este nuevo libro de Abel Santos.  



ALGO TE QUEDA

Todo lo que nos basta / se marcha, llega, se marchará, ya se marchó.//

 Así es lo efímero ―te dices―,/ su detestable perfección.// Tanto tiempo / esforzándote en cerrar las cicatrices / que marcaron tu último amor...//  Y ahora, / vuelves a abrir, seriamente, / de par en par, tu corazón,/ para que alguien robe / la paz y el olvido / que entre lágrimas conseguiste.//  Y te jode, /y no pillas el chiste,/ de que lo único que sabes hacer /―sin duda ni error―/ realmente en esta vida/ sea amar, /y autodestruirte.

Y se me ocurre decirle a Abel; si has podido superar toda una vida de dificultades, podrás superar la herida del amor, tu hijo, la música y la poesía, esa que necesites escribir, te ayudarán a seguir adelante.  

 

                                   Manuel López Azorín

 

 


lunes, 17 de enero de 2022

Carmelo Guillén Acosta: "En estado de gracia."

 


 

Carmelo Guillén Acosta: En estado de gracia.



En estado de gracia (Renacimiento, col. Calle del Aire. Sevilla, 2021), es el último libro publicado del profesor y poeta  Carmelo Guillén Acosta (Sevilla 1955)

San Juan de la Cruz está en el principio de este En estado de gracia, en el poema inicial con la hermosísima y original imagen de una salamanquesa con el propósito de hacer suyo el deseo del fraile: dar a la caza alcance:

Mira afanoso el mundo. Trabájalo igual 

que esa salamanquesa, esa que ves ahí

entregada a la caza de insectos, a la brega

de encontrar un reguero de luz al que aferrarse.

Repara, como ella, a base de osadía,

en mostrarte al acecho de lo que se te ofrece

como ocasión propicia para asir el instante.

Estate, para ello, en vigilancia extrema,  

sin aflojar esfuerzo, cada día comenzando,

dispuesto a no dejarte llevar por la desgana.

Prolonga tus pupilas y, en posición paciente,

sujeto por tus dedos a modo de ventosas

aférrate a la vida, que es ese tu horizonte.

Así, sin apartarte de tu punto de mira, 

en plena efervescencia de la gracia en tu alma,

mantén, como los santos, la convicción profunda

de que nada podrá apagarte la sed

de plenitud que tienes. Con todo a tu favor,

conseguirás sin duda dar a la caza alcance.

 


Ya nos dice el autor la intención de este libro. Estos poemas reflejan el pulso vital de un poeta  que  expresa la alegría, a veces, también, el dolor que, para él, es un conformarse con la vida, agradeciendo este vivir que entre otras cosas le ha dado la palabra y que la percibe como un estado de gracia. Esta gratitud tiene un sentido cristiano  y  se vuelca sobre todo en lo pequeño, lo nimio, lo insignificante aparentemente; pero que es tan importante a la hora de querer y ser querido.

Es por eso que este libro de poesía  es una  forma de amar y una forma de dar amor a los demás ¿Amor para entregarlo al prójimo?¿Amor para encontrar alivio a la soledad? Creo haber leído que Carmelo ha escrito:“ Mi vida se reduce nada más que a querer”.  Yo añado a esto: y a ser querido.

Pienso que en la poesía de Guillén Acosta hay un profundo y gran sentido del amor y de la amistad (la amistad también es una forma de amor), Carmelo escribe para querer y que le quieran en el sentido más verdadero y al mismo tiempo se acerca a nuestros grandes místicos  para, como dice su poema inicial, darle a la caza alcance. Su sentido cristiano, que nunca ha ocultado, aunque en estos tiempos no prime escribir sobre esa temática, camina con él en su poesía y con las cosas de diario vivir.

Es ésta, pues, una poesía de la celebración de lo más cotidiano y, al mismo tiempo, de lo más profundo. Y en ese sentido Carmelo Guillén me recuerda a Claudio Rodríguez en su modo de expresión, en su sentido de celebración de la vida.  Claudio fue un grandísimo poeta, estudiado y mucho en el mundo académico y poco en el público lector aun viendo que Claudio en su modo de expresión exclamativo e interrogativo y celebrativo, es el poeta que se habla a sí mismo mientras camina (vive) y lo hace de manera directa, sencilla, clara, con una claridad que establece en ocasiones dos planos, pero que cualquiera que lea su poesía entiende de lo que nos habla el poeta.  Pues algo parecido le sucede a Carmelo Guillen Acosta es su poesía de vitalismo, de claridad  y sencilla y culta al tiempo.



Para Carmelo Guillén es, en la poesía, importantísimo el sentido del ritmo, se trata de dar musicalidad al lenguaje, con esa bendita sencillez de lo más difícil  y al son que nos marquen las emociones y  la vida. Y para él la palabra al igual que la aceptación, la conformidad con la vida, son estar en estado de gracia. Huye este poeta de hermetismos  y  nos habla, con lenguaje coloquial, cotidiano, y nos ofrece una poesía, de alegría, algo de  dolor y siempre vital y siempre esperanzada

 

El primer libro que yo leí de Carmelo fue Quedar con alguien (Cáceres, 2002). Recuerdo que en ese libro, hablaba  del valor del amor. Os dejo aquí un poema de aquel libro:

“Y aquí de qué me sirve abrir los ojos,

darme  al goce del instante al ancho mirador

del mundo disfrutar de todo cuanto alcanza

la vista me pregunto de qué me sirve estando

como estoy a tu aire donde qué más paisaje

que tú en quien habito cuando cierro los ojos

me da por recorrerte geografía total

y no hallo más límites que tu amor y tu luz.

 

Mas tarde Carmelo me envió  Aprendiendo a querer (1997), Misterio gozoso (2000), Este hilo que enhebro(2007), de nuevo Aprendiendo a querer ampliado (2007) y ahora este En estado de gracia (2021)

 

Carmelo dice en otro poema de Quedar con alguien: “Nadie como el que ama entiende tanto el mundo”, y ahí está su poética.



Es por eso que este libro de poesía  es una  forma de amor y una forma de dar amor a los demás ¿Amor para hacer entrega al prójimo?  ¿Amor para encontrar alivio a la soledad? Creo haber leído que Carmelo ha escrito:“ Mi vida se reduce nada más que a querer” Pienso que en la poesía de Guillén Acosta hay un profundo y gran sentido del amor y de la amistad (la amistad también es una forma de amor), Carmelo escribe para querer y que le quieran en el sentido más verdadero y al mismo tiempo se acerca a nuestros grandes místicos  para como dice su poema inicial darle a la caza alcance. Su sentido cristiano, que nunca ha ocultado, aunque en estos tiempos no prime escribir sobre esa temática, camina con él y con las cosas de diario vivir.

Este poemario de Carmelo Guillén AcostaEn estado de gracia, es  una  hermosa y gran lección de vida,  de lo sencillo, lo cotidiano, de lo pequeño. Carmelo pone su verso al servicio de que realmente es importante: lo minúsculo, lo cotidiano…el momento vivido y el amor. 

Y es que cuando uno cree haber logrado 

por fin lo que pensaba decisivo

advierte que, tal vez, nada resulte

tan útil, conveniente e imprescindible

como tener a alguien que te quiera

de todo corazón y esté dispuesto

a lo que haga falta por cuidarte;

a alguien que te quiera, capaz siempre

de mantenerte vivo y no le importe

renunciar a su vida por la tuya.

 


Carmelo abraza la dicha del instante, del día a día  y sueña encontrar, a través de ella, la razón de la vida y su destino final.

El que conoce a Carmelo sabe bien que su poesía, sus libros, no tiene ni máscara, ni pose, sabe que su poesía se abraza a una actitud vital que ofrece siempre alegría  y,  aun con dolor,  siempre optimismo y esperanza. Un abrazo risueño y pleno de afecto, de amistad, de amor, sí amor: emociones humanas y espirituales, abrazos,  que va ofreciendo a cada momento. En caso de prejuicios en recibir su abrazo, se perderá no sólo a un muy buen poeta sino a una gran persona.

Francisco Ruiz Noguera dijo de la poesía completa de Carmelo Guillén Acosta (segunda edición revisada y ampliada en 2007, el 4 enero 2008: Aprendiendo a querer. Poesía (revisada) completa 1977-2007,Sevilla, 2007:  “Diez años después, y con el mismo título que en 1997, Carmelo Guillén reúne de nuevo su poesía completa que alcanza ahora siete libros: “Envés del existir” (1977, accésit del premio Adonais), “Rosa de invierno” (1988), “La ternura infinita” (1991, premio San Juan de la Cruz), “Nonaino” (1992), “Humanidades” (1996, premio Tiflos), “Misterio gozoso” (2000) y “Quedar con alguien” (2002), a los que se une una última sección, “Doble luz”, de poemas inéditos o publicados en revistas. 

Treinta años, en fin, de coherente dedicación a una poética que se resume en esta declaración suya: “Sigo entendiendo la poesía como un modo de querer a los demás; como una cuestión de ritmo y de amor-entrega”.

(Tras su poesía completa, Guillén Acosta ha publicado  La vida es lo secreto en 2009, Las redenciones en 2017 y este En estado de gracia en 2021)

En estos poemas encontramos  no solo ecos de los poetas místicos como Juan de Yepes, también ecos del poeta de Moguer y como he dicho más arriba , siempre en mi opinión, un paralelismo con Claudio Rodríguez  en cuanto a la celebración de la vida. Carmelo Guillén Acosta ha escrito En estado de gracia un libro lleno de sencillez, altamente celebratorio en lo mundano y, en lo místico, con el sueño de dar a la caza alcance.  

 


Carmelo Guillen Acosta  es poeta, director de la colección Adonáis  y presidente del jurado que concede el premio Adonáis desde 2003​. Ha sido catedrático de Lengua y Literatura de Enseñanza Secundaria, en  Sevilla desde 1979 hasta su jubilación en 2015. Con relación a su obra poética ha obtenido el accésit del Premio Adonáis en 1976, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz en 1990) y el Premio Tiflos de Poesía de la ONCE en 1995.

                                 Manuel López Azorín

 


martes, 4 de enero de 2022

Francisco Muñoz Soler: "Poética 2016-2020"

Francisco Muñoz Soler: Poética 2016-2020

 


Francisco Muñoz Soler (Málaga, 1957), nos trae una nueva entrega poética. Esta Poética,2016-2020. (Publicado por Caligrama en 2021), con cinco libros incluidos en ella, es un Volumen que ha venido escribiendo entre los años 2016 y 2020.

(Toda esta Poética la engloba Muñoz Soler con una cita de María Zambrano  que dice: “Filosófico es el preguntar, y poético el hallazgo”) Y nos ofrece una reflexión sobre el ser humano mezcla de filosofía y de poesía porque la poesía, nos dice, “no cambia el mundo pero lo mejora”

 

“Poético es el hallazgo, 2017”, es el primero de los libros.  Comienza con un poema dedicado a nuestra gran filósofa:

Encontrarse en el padecimiento de su transcendencia, entre ser 

y vida, en la singularidad de su trayecto, hallarse en la búsqueda

sin pausa, sin apenas destellos, fluyendo conciencia de sí mismo,

de ser digno.

Ser encuentro y búsqueda en la desolación, alerta en la opaci-

dad del trágico proceso, encontrarse en la divinidad, en la palabra.

Después nos canta Muñoz Soler porque:

Cantar es existir, negarse a deambular por la vida como hormiga, sin significado en la conciencia, sin rebeldía.

Cantar porque: 

Quedará la palabra si es estallido en los sentidos del vértigo

donde es ayer cada cinco minutos.

 

“Dignidad de resistencia”   es otro apartado apartados más de este primer libro:

En estos tiempos es indispensable rescatar la dignidad en la

Grandeza de la lucha, en la satisfacción de resistir.

 


“Sentir primigenio, 2018” es el segundo libro que conforma esta Poética . Nos dice Francisco en el poema “Qué leves”:

Qué leves pero qué consistentes son los dictados del alma, un

sentir primigenio de libertad pleno de grandeza, donde se cons-

truyen las personas dignas ajenas  a las circunstancias del mundo.

En este segundo libro incluye tres apartados “Bucle de atonía”,

Porque sin amor  no hay posibilidad de esperanza.

Largo se hace el día a quien no ama (y cita a Claudio Rodríguez para decirnos: ), siente una soledad que le

horada el alma, no  encuentra el espacio donde asentar su espíritu

ni tiempo para que su integridad crezca.

 

 “Búsqueda de equilibrio”

Mientras la visión se ordena donde el mar se curva y el mono-

corde rumor sustenta con su cadencia el equilibrio.

 

y “Hacia la claridad” :

Hacia la claridad que alimenta los sueños saltando de las in-

Trospectivas sombras, al caminar de incertidumbres , aunque el

azar existe aún debajo de las piedras, pero que es la vida sin el

ruido de la sangre, de la necesidad del deseo de enfrentarse al alba,

de alzarse sin miedo al resplandor del mundo con su crudeza, de

vencer en la derrota. Hacia la claridad con alto ánimo.

 

 

“Purificar la lengua, 2019”   es el tercer libro

Purificar la lengua, liberarla de significados vacuos y absurdos,

que sea pilar y guía en tiempos de brumas y no se disuelva en 

silencio mudo.

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La poesía  es un espacio de libertad intrínseca de las personas,

un factor fundamental en la evolución de la humanidad,

no cambia el mundo, pero lo mejora.

 


“Romper la percepción automática de los signos, 2020”  es el cuarto libro de esta Poética que comienza con un poema de largo título :

Dicen los filósofos que el genoma  está condicionado por el am-

biente en que las personas se crían, que sufren mutaciones y se hereda.

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en lo oscuro de los días, la palabra poética siembra emoción y música en los hechos, los sostiene, da luz al camino de la emanci-  

pación de las personas.

 


y “De repente llegó la oscuridad blanca, 2020” este quinto y último libro de Poética, contiene dos apartados,  ya que está escrito en el inicio de la pandemia, durante ella y en un tiempo de gran tensión emocional en el que el autor atravesaba una dura convalecencia: “Primera ola”:

De repente llegó la oscuridad blanca, en un páramo quebrado 

de hendiduras que llegan hasta lo más íntimo, un cataclismo en el  que se confronta la maldad con su destrucción y la bondad más generosa.

(…)

Desde mi confinamiento espero su respuesta.

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Por fuerza mayor, las élites deben aceptar que todos  

los humanos han de tener una vida digna,

  mantener a los pobres sanos para que no los infecten, y que

a la Tierra no se la puede seguir expoliando porque el cambio

climático está alterando todos los ecosistemas


         y vamos a seguir teniendo pandemias.


y “Segunda ola”:

Mi constancia en la ausencia, una realidad que me da perspec-

tiva de la infinita, ya no necesito imaginarla, la pone  ante mi la

vida

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En este solsticio de invierno cercano a la noche en que la oscu- 

ridad es concentración de luz, cuando canta el gallo, resplandece- 

rá en lo más profundo de la humanidad un indicio de esperanza, en una mañana de todos que sea un nosotros

sueño convocando sílabas para ver crecer la esperanza en campos  de azufre que cosechan tristeza, que originen un alba que evapore su materia corrosiva y la transforme en arcoíris.


 

Este Poética, 2016-2020,  a mí  me parece todo un tratado de filosofía y poesía , un tratado de humanismo o bien  tal y como nos dice su contraportada,   “es más que un libro de poemas. Es otra de las maneras de constatar —como ya lo hicieron Nietzsche o María Zambrano— la indivisible relación que desde el origen del pensamiento vincula a la filosofía con la poesía. En este recorrido poético, Francisco Muñoz Soler nos muestra, a través de su razón poética, cómo el hombre habita el mundo, cómo pone en marcha su voluntad ética y cómo se relaciona con la naturaleza desde una razón vital ecológica”. 

Un magnífico libro de pensamiento y sentimiento de humanísimo calado con la ética de la solidaridad, la igualdad, la justicia, la crítica y la esperanza siempre de que la poesía, que  también salva, venga a nosotros y nos libere y nos haga mejores personas. Un volumen para reflexionar y regalar por estas fechas  del año recién llegado.



Francisco Muñoz Soler cuenta con una amplia obra publicada en España, Estados Unidos, México, Perú, El Salvador, Venezuela, Cuba, India y Turquía. Ha publicado veinticinco libros de poesía, además, ha participado en antologías colectivas y publicado en más de un centenar de revistas literarias entre impresas y digitales. Traducido al inglés, francés, ruso, árabe, turco, alemán, italiano, rumano, macedonio, assamese, uzbeko, kazajo, hindi y bengalí. Ha presentado su poética en numerosos países de Europa, América, África y Asia.

                         Manuel López Azorín