Abel Santos: Una historia de superación personal y El camino
de Angi con un adelanto de Algo te queda
Abel Santos
poeta (barcelona1976), me envía su libro El camino de Angi,
un poemario en el que nos ofrece,
cambiando de tono un cambio de vida y de obra, en cuanto a su manera de
escribir poesía hasta éste libro. En él nos muestra tres o cuatro años de su
vida, con su intimismo, sus experiencias y sus ilusiones, ilusiones que nacen a
través esa atracción emocional hacia otra persona, ese camino, ese nexo de
unión con aquello que pensamos perfecto, hermoso: el amor
Pero antes
de pasar a hablarles de El camino de Angi (Poémame
Editorial Abierta de Poesía, Barcelona 2020) os cuento: Yo conocí a este poeta
en el año 2014. Entonces dirigía la colección de poesía de Eirene Editorial y
decidimos publicarle un libro, una antología titulado Demasiado joven para el Blues.
Abel Santos, en esta antología, nos
ofrecía una poesía de voz personal con grandes referencias musicales, cultura
popular, con acercamientos al llamado “realismo sucio”, aunque más que realismo
sucio yo, me atrevería a llamarlo realismo social-marginal o realismo de clases,
es decir poesía en defensa de los olvidados, de los marginados, de
los perdedores o como él lo denomina por
su condición de autodidacta y sin ningún mentor “Realismo bastardo” Una poética
aparentemente descarnada que apuesta por el no
clasismo, aboga por la igualdad
de oportunidades, critica la hipocresía, el consumismo de esta sociedad y
defiende, con ironía y ternura, el camino de una vida mejor y más humana,
lo hace mostrando el calor del hombre solidario que piensa en
el hombre, que cree en el hombre a pesar de…
Javier Cánaves en la
introducción a manera de prólogo que se incluye en esta antología nos
dice: Me lo imagino conmigo en este bar,
porte serio, gafas oscuras.(…) Pese a que habla de sí mismo, en realidad
siento que lo hace de mí. «Cada uno de nosotros», dice, «camina su propio
abismo y, al final, todos los abismos, en mayor o menor medida, se acaban pareciendo.(…)
Tú y yo pasaremos, pero no este
blues en que vivimos, descomunal e íntimo, doloroso como el amor y placentero
como la pena».
Abel Santos |
Antes
de Demasiado
joven para el blues, ya había publicado los libros de poemas Esencia ((Ediciones Az90,1998), El lado opuesto al viento (Parnass
Ediciones, 2010) del que nos cuenta que: “fue escrito en las barras de los
bares que frecuentaba y eran poemas más espontáneos.” y Todo descansa en la superficie (Ediciones
Vitruvio, 2013), de él nos dice Abel:
“poemario que tiene como tema principal un elemento natural y una actitud: El
agua, y la sobriedad, ya que está compuesto totalmente en una larga época de
seis años totalmente sobrio en la que me mantengo. (…) para escribirlo, fue
necesario recluirme de la noche, de los bares, y sumergirme entre libros.”
Su poesía intimista,
experiencial, sincera, se basa siempre en sus propias vivencias reales. De la realidad, me decía José
Hierro, no se puede hacer poesía; pero si esa realidad la trasladas con
tu escritura a una realidad poética, entonces habrás logrado escribir poesía y
será tan verdad como la realidad pero estará llena de ritmo, emoción y verdad.
Abel fue un niño
que no conoció a su padre, Abel adulto había regresado de un infierno de adicciones y tras un
proceso recuperatorio que le hizo abandonar esas adicciones se aferró a la música que amaba desde niño y
a la poesía que le liberaba.
Su mayor adicción,
entonces, sería escribir, leer
poesía y escuchar música: Pink
Floyd, Phill Collins, Gary Moore… The Doors, Eric Clapton, Ryan Adams, así
como de Enrique Urquijo, de Camarón de la Isla y tantos…
En relación a esto ha
dicho Abel: “Me hubiera gustado ser
pianista de jazz o blues, pero luego fui inclinándome a la escritura, que era
un refugio más íntimo, ya que solo éramos las palabras y yo ante el silencio
del papel. Desde entonces, la poesía y la música han sido mis dos fieles
compañeras.”
Y así caminó Abel Santos por unos años, sin mentores sí, pero imbuido
por músicas y lecturas de determinados poetas que fueron para él referenciales:
Roger
Wolfe, Karmelo C. Iribarren. Bukowski, Raymond Carver, Rimbaud, Benedetti, , William
Blake, García Montero, Brossa, Cortázar, y Dámaso Alonso, Bécquer, Benjamín Prado…
Y escribió una poesía urbana, desasosegante a veces, con la
dureza de la sociedad que nos maneja y nos conduce y nos manipula y,
también, la ternura del humano desamparado a veces, batallador en otras,
crítico, con bandera de compromiso, de denuncia, de conciencia reflexiva…
Y todo ello en una poesía autobiográfica, confesional, intimista en la que
el sujeto poético, con versos de total libertad de expresión, utilizaba (y
utiliza) el lenguaje popular (y a veces el culto) de la propia experiencia
convirtiéndolo en lenguaje poético.
Sus poemas no son para
evadirse ni refugiarse, son para salvarse. Abel
Santos vive la realidad, la contempla, observa sus desigualdades, sus
obstáculos y luego escribe poesía porque
ella, la poesía, le sirve como baluarte de defensa frente a la vida.
El suele decir que la poesía: “Ante
todo, supone una terapia. Escribir y leer poesía me mantiene alejado de ciertas
malas costumbres e irresponsabilidades. Es para mí un centro.”
En uno de los poemas inéditos de
la antología que le publicamos dice: “Después
del huracán que se llevó mi vida / sólo ella y yo quedamos en pie. / Contra el
miedo, el vacío y la rendición, / escribir, / escribir es mi arma, / escribir
es mi arma blanca. / Yo no compro poesía. / Yo le vendí mi alma”.
Tras publicarle Demasiado joven para el blues,
continuó por ese camino de escritura de su “Realismo bastardo” escribiendo y publicando Jass (2016). Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas (Chaman Ediciones, 2016) También había
coordinado la antología La casa de los corazones rotos (2015),
donde reunió a una veintena de poetas a los que admira. En Huelga decir (Boria Ediciones, 2019) nos dice: Cuidado, joven poeta./ Cierta poesía es un
fuego salvaje./ Que no es bueno tragarse/ más de tres poemas malditos/ hasta la
maldita poesía lo sabe // Así que cuando encuentres a alguien/ que superó una
adicción/ mira a esa persona no como a quien ganó/ una estúpida pelea
callejera,/ sino como al vencedor/de una verdadera lucha de gigantes.
Pablo Ménsez, Pedro Alcarria y Abel Santos |
Abel Santos regresó del infierno y supo que jamás volvería
a él Su obra es, ante todo, sincera, y el lector leyéndole se emocionará, estoy
seguro, con un poeta que se ha hecho a sí mismo a base de mucho esfuerzo, mucho
coraje y muchas ganas de alejarse de ese infierno de las adicciones, del infierno
de una sociedad desigual, clasista con lo marginal, con lo deprimido, con lo
carente… y para ello, aun escribiendo de ello, fue tras la luz del
enriquecimiento personal, la luz de la esperanza, esa luz que veía en las
ventanas de las sociedad acomodada y también en las clases humildes, trabajadoras,
que tenía la suerte de tener una familia, una casa (alquilada o no) y unas
ilusiones para seguir viviendo.
El
camino de Angi
Su poesía bebe, hasta este El
camino de Angi, principalmente de la poesía de la experiencia y del
realismo sucio, no se parece a otros, tiene giros sorprendentes y se nutre
tanto del verso popular como del formal escribiendo con total libertad pero
manteniendo en el poema el ritmo preciso que tiene que tener la poesía…y con la emoción. Es un poeta autobiográfico, seguramente porque
ha tenido una vida…difícil. Abel ha
dicho: “El bastardo (de ahí la definición de su poesía), tiene el poder, el
deber, de hacerse a sí mismo. un talento artístico es algo realmente complicado
de potenciar o cultivar en un entorno nada propicio para ello, como puede ser
el de vivir en los suburbios de una ciudad donde por regla general la gente
piensa en cosas muy alejadas del arte.”
Y llegó un día en el que se enamoró
y sintió el amor como una emoción salvadora y escribió El camino de Angi un
libro escrito desde la más profunda emoción y sintiendo esa emoción como el más profundo cambio en su
diario vivir. Y nos dejó el testimonio de un hombre que amó y fue amado.
Y es entonces que nos ofrece un
libro que muestra con toda sinceridad el valor de un hombre que no teme mostrarse perdidamente enamorado. Abel,
su vida, ha ido transcurriendo con demasiados golpes, reveses que han ido
conformando su carácter..y que, al enamorarse, ve la luz de otro nuevo
camino: “Lejos de mi poesía que ya sólo habla del miedo,/ de ser el hombre que,
en la oscuridad,/descansa de espaldas al amor”
El
Camino de Angi se inicia con una cita de Benjamín
Prado que dice: “Yo
sólo puedo estar contigo o contra mí.”
El
camino de Angi
es su historia de amor, desde el principio hasta el fin. En este libro Abel Santos ha escrito poemas muy
íntimos, personales y lejos del
“realismo bastardo” que venía escribiendo. En ellos encontramos versos románticos, algunos becquerianos, de
voz apasionada, plenos de amor y
sensibilidad: “¿Ves
a esta chica / de plácidos ojos de aguamarina / cómo sonríe, risueña, a la
cámara / y posa así su delicada mano / sobre mi corazón?”
Es
un libro en el que Abel nos muestra todos los aspectos de una relación amorosa: poemas
sobre el enamoramiento, la consolidación de la relación, la convivencia de
pareja… y, también, poemas menos amorosos ya que toda relación tiene sus buenos
y no tan buenos momentos.
Os dejo el poema que abre el libro y
que trata el inicio de este amor: En el mismo ritual poético de siempre / sobre las sombras del teatro sólo ella respira
en libertad: / hace que ocurra algo extraordinario. //
La escucho, y
también respiro, / lejos de mi poesía que ya sólo habla del miedo, / de ser el hombre que, en la oscuridad,/
descansa de espaldas al amor,/ que se despide de la belleza al amanecer/ con la voz helada y grave / de quien ya no
lucha y sólo es / alguien que simplemente pasa por la vida. //
Yo deseo volver
al origen de las palabras,/ amar la joven revolución de sus piernas infinitas /
y soñar a su lado que soy Pablo Neruda.//
No veo más
remedio que seguirla.//
Cuando se trata
de la vida / la muerte es un personaje secundario / sentado en primera fila.
Un poemario de amor que cambió por
completo el tono de Abel Santos, un
diario en el que plasma su tiempo de felicidad, de soñar con una casa y un
hogar, una mujer y un perro, una etapa de transformación personal en la que Abel sintió el paraíso en la tierra y
un hijo que le trajo más amor y más
felicidad. No necesitaba más: Angi, su hijo, su perro, la música y
la poesía.
Os dejo algunos fragmentos de
diferentes poemas de este El camino
de Angi:
“Debo ser el
hombre más tonto de la tierra:
porque tengo toda la suerte del mundo,
y desde que
estamos juntos
mi alma tiene
también alma”
----
“El sol, de nuestra primera casa de alquiler,
llena de paz el sótano de mi corazón
y todos los sueños que ahí dentro,
en su refugio
contra la desgracia,
han vivido siempre contigo”
“Yo nos imagino
ya muy mayores
desde que ayer
noche en el hotel,
rendidos de amor
entre las sábanas,
me diste la mano
con escandalosa
ternura.
Porque a mí lo
que me escandaliza es la ternura,
que alguien sea
tan valiente
como para
convertirlo todo en un hogar”
-----
Dejar la casa a
oscuras y dar un portazo / no consigue cerrar la discusión.// Y hablas solo por
la calle.// Que si el perro que soñábamos tener / nos está quitando el sueño…//
Que si apenas pasamos tiempo juntos…// Que si no hay dinero…// Te reflejan / los
escaparates a media luz, los libros / de la tienda de segunda mano / donde te
paras, a tomar aliento,/ y susurras
aquellos versos / donde Juan Ramón Jiménez grita:/ / —¿Qué hago aquí respirando/
si ya se ha marchado mi vida? //No será la primera vez, lector,/ que escuchas a
alguien hablar solo
----
El conserje.
Es
el trabajo perfecto para un poeta:/ hay que ser buen conversador/ y, al mismo
tiempo, mantener la boca cerrada /(sobre lo que pasa en tu escalera)
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Y no sé hacer el
final / de este diario en verso, de este verso diario.//Yo siempre soy aquel
niño bastardo / que no sabe lo que es vivir sin el misterio,/ el que buscaba a
su padre verdadero / y le abrazó, muy fuerte, a tu lado,/ un bendito día la
idea de escribir este poema / que como tú y yo y el camino y el cielo / no sabe
lo que es no existir. //Tú querías un poeta loco en tu vida, y aquí me quedo.
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Esta es una hermosa historia de
superación que tristemente llegó un día en que concluyó. El amor es un
sentimiento, una emoción hermosa, pero no es para siempre, puede acabar y no
estar ya con nosotros, aunque nunca se olvide porque en lo que yo llamo la "materia de los sueños" (la memoria) algo te queda siempre.
Tras este poemario Abel Santos ha escrito otro libro que
titula Algo te queda, este libro quedó finalista del Premio Ciudad de
Salamanca 2021y se publicará en la primavera de este año. En él Abel Santos , tras el proceso luminoso,
amoroso y romántico de El camino de Angi, nos relata el lado
contrario, lo opuesto, el final de esa relación, el divorcio, la separación del
hijo…Pero esta historia la contaremos en primavera cuando salga a la calle el libro Algo te queda. Mientras tanto os
dejo aquí el poema que da título a este nuevo libro de Abel Santos.
ALGO
TE QUEDA
Todo
lo que nos basta / se marcha, llega, se marchará, ya se marchó.//
Así es lo efímero ―te dices―,/ su detestable
perfección.// Tanto tiempo / esforzándote en cerrar las cicatrices / que
marcaron tu último amor...// Y ahora, / vuelves
a abrir, seriamente, / de par en par, tu corazón,/ para que alguien robe / la
paz y el olvido / que entre lágrimas conseguiste.// Y te jode, /y no pillas el chiste,/ de que lo
único que sabes hacer /―sin duda ni error―/ realmente en esta vida/ sea amar, /y
autodestruirte.
Y se me ocurre decirle a Abel; si has podido superar toda una vida de dificultades, podrás
superar la herida del amor, tu hijo, la música y la poesía, esa que necesites
escribir, te ayudarán a seguir adelante.
Manuel López Azorín
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