miércoles, 26 de enero de 2022

Abel Santos: Una historia de superación personal y "El camino de Angi y Algo te queda"

 


Abel Santos: Una historia de superación personal y El camino de Angi con un adelanto de Algo te queda

 

 


Abel Santos  poeta (barcelona1976), me envía su libro El camino de Angi, un poemario  en el que nos ofrece, cambiando de tono un cambio de vida y de obra, en cuanto a su manera de escribir poesía hasta éste libro. En él nos muestra tres o cuatro años de su vida, con su intimismo, sus experiencias y sus ilusiones, ilusiones que nacen a través esa atracción emocional hacia otra persona, ese camino, ese nexo de unión con aquello que pensamos perfecto, hermoso: el amor 

Pero antes de pasar a hablarles de El camino de Angi (Poémame Editorial Abierta de Poesía, Barcelona 2020) os cuento: Yo conocí a este poeta en el año 2014. Entonces dirigía la colección de poesía de Eirene Editorial y decidimos publicarle un libro, una antología titulado Demasiado joven para el Blues.



Abel Santos,  en esta antología,  nos ofrecía una poesía de voz personal con grandes referencias musicales, cultura popular, con acercamientos al llamado “realismo sucio”, aunque más que realismo sucio yo, me atrevería a llamarlo realismo social-marginal o realismo de clases, es decir poesía  en defensa de los olvidados, de los marginados,  de los perdedores o como él lo denomina  por su condición de autodidacta y sin ningún mentor “Realismo bastardo” Una poética aparentemente descarnada que apuesta por el no clasismo, aboga por la igualdad de oportunidades, critica la hipocresía, el consumismo de esta sociedad y defiende, con ironía y ternura, el camino de una vida mejor y más humana, lo hace mostrando el calor del  hombre solidario que piensa en el hombre, que cree en el hombre a pesar de…

 

 Javier Cánaves en la introducción a manera de prólogo que se incluye en esta antología nos dice: Me lo imagino conmigo en este bar, porte serio, gafas oscuras.(…)  Pese a que habla de sí mismo, en realidad siento que lo hace de mí. «Cada uno de nosotros», dice, «camina su propio abismo y, al final, todos los abismos, en mayor o menor medida, se acaban pareciendo.(…)

Tú y yo pasaremos, pero no este blues en que vivimos, descomunal e íntimo, doloroso como el amor y placentero como la pena».

Abel Santos


Antes de Demasiado joven para el blues, ya había publicado los libros de poemas Esencia ((Ediciones Az90,1998), El lado opuesto al viento (Parnass Ediciones, 2010) del que nos cuenta que: “fue escrito en las barras de los bares que frecuentaba y eran poemas más espontáneos.” y Todo descansa en la superficie (Ediciones Vitruvio, 2013), de él nos dice Abel: “poemario que tiene como tema principal un elemento natural y una actitud: El agua, y la sobriedad, ya que está compuesto totalmente en una larga época de seis años totalmente sobrio en la que me mantengo. (…) para escribirlo, fue necesario recluirme de la noche, de los bares, y sumergirme entre libros.”

 

Su poesía intimista, experiencial,  sincera,  se basa siempre en sus propias vivencias  reales. De la realidad, me decía José Hierro, no se puede hacer poesía; pero si esa realidad la trasladas con tu escritura a una realidad poética, entonces habrás logrado escribir poesía y será tan verdad como la realidad pero estará llena de ritmo, emoción y verdad.



Abel fue un niño que no conoció a su padre, Abel adulto había regresado  de un infierno de adicciones y tras un proceso recuperatorio que le hizo abandonar esas adicciones  se aferró a la música que amaba desde niño y a la poesía que le liberaba.

Su mayor adicción, entonces,  sería escribir, leer poesía  y escuchar música: Pink Floyd, Phill Collins, Gary Moore The Doors, Eric Clapton, Ryan Adams, así como de Enrique Urquijo, de Camarón de la Isla y tantos…

En relación a esto ha dicho Abel: “Me hubiera gustado ser pianista de jazz o blues, pero luego fui inclinándome a la escritura, que era un refugio más íntimo, ya que solo éramos las palabras y yo ante el silencio del papel. Desde entonces, la poesía y la música han sido mis dos fieles compañeras.”

Y así caminó Abel Santos  por unos años, sin mentores sí, pero imbuido por músicas y lecturas de determinados poetas que fueron para él referenciales: Roger Wolfe, Karmelo C. Iribarren. Bukowski, Raymond Carver, Rimbaud, Benedetti, , William Blake, García Montero, Brossa, Cortázar, y Dámaso Alonso, Bécquer, Benjamín Prado

Y escribió una poesía urbana, desasosegante a veces, con la dureza de la sociedad que nos maneja y nos conduce y nos manipula y, también, la ternura del humano desamparado a veces, batallador en otras, crítico, con bandera de compromiso, de denuncia, de conciencia reflexiva… Y todo ello en una poesía autobiográfica, confesional, intimista en la que el sujeto poético, con versos de total libertad de expresión, utilizaba (y utiliza) el lenguaje popular (y a veces el culto) de la propia experiencia convirtiéndolo en lenguaje poético.



Sus poemas no son para evadirse ni refugiarse, son para salvarse. Abel Santos vive la realidad, la contempla, observa sus desigualdades, sus obstáculos y luego escribe  poesía porque ella, la poesía, le sirve como baluarte de defensa  frente a la vida.

El suele decir que la poesía: “Ante todo, supone una terapia. Escribir y leer poesía me mantiene alejado de ciertas malas costumbres e irresponsabilidades. Es para mí un centro.”

En uno de los poemas inéditos de la antología que le publicamos dice: “Después del huracán que se llevó mi vida / sólo ella y yo quedamos en pie. / Contra el miedo, el vacío y la rendición, / escribir, / escribir es mi arma, / escribir es mi arma blanca. / Yo no compro poesía. / Yo le vendí mi alma”.

 

Tras publicarle  Demasiado joven para el blues, continuó por ese camino de escritura de su “Realismo bastardo”  escribiendo y publicando Jass (2016). Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas (Chaman Ediciones, 2016) También había coordinado  la antología La casa de los corazones rotos (2015), donde reunió a una veintena de poetas a los que admira.  En Huelga decir  (Boria Ediciones, 2019) nos dice: Cuidado, joven poeta./ Cierta poesía es un fuego salvaje./ Que no es bueno tragarse/ más de tres poemas malditos/ hasta la maldita poesía lo sabe // Así que cuando encuentres a alguien/ que superó una adicción/ mira a esa persona no como a quien ganó/ una estúpida pelea callejera,/ sino como al vencedor/de una verdadera lucha de gigantes.

Pablo Ménsez, Pedro Alcarria  y Abel Santos


Abel Santos  regresó del infierno y supo que jamás volvería a él Su obra es, ante todo, sincera, y el lector leyéndole se emocionará, estoy seguro, con un poeta que se ha hecho a sí mismo a base de mucho esfuerzo, mucho coraje y muchas ganas de alejarse de ese infierno de las adicciones, del infierno de una sociedad desigual, clasista con lo marginal, con lo deprimido, con lo carente… y para ello, aun escribiendo de ello, fue tras la luz del enriquecimiento personal, la luz de la esperanza, esa luz que veía en las ventanas de las sociedad acomodada y también en las clases humildes, trabajadoras, que tenía la suerte de tener una familia, una casa (alquilada o no) y unas ilusiones para seguir viviendo.

  El camino de Angi



Su poesía bebe, hasta este El camino de Angi, principalmente de la poesía de la experiencia y del realismo sucio, no se parece a otros, tiene giros sorprendentes y se nutre tanto del verso popular como del formal escribiendo con total libertad pero manteniendo en el poema el ritmo preciso que tiene que tener la poesía…y con  la emoción.  Es un poeta autobiográfico, seguramente porque ha tenido una vida…difícil. Abel ha dicho: “El bastardo (de ahí la definición de su poesía), tiene el poder, el deber, de hacerse a sí mismo. un talento artístico es algo realmente complicado de potenciar o cultivar en un entorno nada propicio para ello, como puede ser el de vivir en los suburbios de una ciudad donde por regla general la gente piensa en cosas muy alejadas del arte.”

Y llegó un día en el que se enamoró y sintió el amor como una emoción salvadora y escribió El camino de Angi un libro escrito desde la más profunda emoción y sintiendo  esa emoción como el más profundo cambio en su diario vivir. Y nos dejó el testimonio de un hombre que amó y fue amado.

Y es entonces que nos ofrece un libro que muestra con toda sinceridad el valor de un hombre  que no teme mostrarse perdidamente  enamorado.  Abel, su vida, ha ido transcurriendo con demasiados golpes, reveses que han ido conformando su carácter..y que, al enamorarse, ve la luz de otro nuevo camino:  “Lejos de mi poesía que ya sólo habla del miedo,/ de ser el hombre que, en la oscuridad,/descansa de espaldas al amor”

El Camino de Angi se inicia con una cita de Benjamín Prado que dice: “Yo sólo puedo estar contigo o contra mí.”

El camino de Angi es su historia de amor, desde el principio hasta el fin. En este libro Abel Santos ha escrito poemas muy íntimos, personales y  lejos del “realismo bastardo” que venía escribiendo.  En ellos encontramos  versos románticos, algunos becquerianos, de voz  apasionada, plenos de amor y sensibilidad: “¿Ves a esta chica / de plácidos ojos de aguamarina / cómo sonríe, risueña, a la cámara / y posa así su delicada mano / sobre mi corazón?”

Es un libro en el que Abel nos muestra  todos los aspectos de una relación amorosa: poemas sobre el enamoramiento, la consolidación de la relación, la convivencia de pareja… y, también, poemas menos amorosos ya que toda relación tiene sus buenos y no tan buenos momentos.

Os dejo el poema que abre el libro y que trata el inicio de este amor:  En el mismo ritual poético  de siempre /  sobre las sombras del teatro sólo ella respira en libertad: / hace que ocurra algo extraordinario. //

La escucho, y también respiro, / lejos de mi poesía que ya sólo habla del miedo, /  de ser el hombre que, en la oscuridad,/ descansa de espaldas al amor,/ que se despide de la belleza al amanecer/  con la voz helada y grave / de quien ya no lucha y sólo es / alguien que simplemente pasa por la vida. //

Yo deseo volver al origen de las palabras,/ amar la joven revolución de sus piernas infinitas / y soñar a su lado que soy Pablo Neruda.//

No veo más remedio que seguirla.//

Cuando se trata de la vida / la muerte es un personaje secundario / sentado en primera fila.

 


Un poemario de amor que cambió por completo el tono de Abel Santos, un diario en el que plasma su tiempo de felicidad, de soñar con una casa y un hogar, una mujer y un perro, una etapa de transformación personal en la que Abel sintió el paraíso en la tierra y un hijo que le trajo más amor  y más felicidad. No necesitaba más: Angi, su hijo, su perro, la música y la poesía.

Os dejo algunos fragmentos de diferentes poemas de este El  camino de Angi:

“Debo ser el hombre más tonto de la tierra:

 porque tengo toda la suerte del mundo,

y desde que estamos juntos

mi alma tiene también alma”

 

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“El sol, de nuestra primera casa de alquiler,

llena de paz el sótano de mi corazón

y todos los sueños que ahí dentro,

 en su refugio contra la desgracia,

han vivido siempre contigo”

 

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“Yo nos imagino ya muy mayores

desde que ayer noche en el hotel,

rendidos de amor

entre las sábanas, me diste la mano

con escandalosa ternura.

 



Porque a mí lo que me escandaliza es la ternura,

que alguien sea tan valiente

como para convertirlo todo en un hogar”

 


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Dejar la casa a oscuras y dar un portazo / no consigue cerrar la discusión.// Y hablas solo por la calle.// Que si el perro que soñábamos tener / nos está quitando el sueño…// Que si apenas pasamos tiempo juntos…// Que si no hay dinero…// Te reflejan / los escaparates a media luz, los libros / de la tienda de segunda mano / donde te paras, a tomar aliento,/  y susurras aquellos versos / donde Juan Ramón Jiménez grita:/ / —¿Qué hago aquí respirando/ si ya se ha marchado mi vida? //No será la primera vez, lector,/ que escuchas a alguien hablar solo

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El conserje.

Es el trabajo perfecto para un poeta:/ hay que ser buen conversador/ y, al mismo tiempo, mantener la boca cerrada /(sobre lo que pasa en tu escalera)

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Y no sé hacer el final / de este diario en verso, de este verso diario.//Yo siempre soy aquel niño bastardo / que no sabe lo que es vivir sin el misterio,/ el que buscaba a su padre verdadero / y le abrazó, muy fuerte, a tu lado,/ un bendito día la idea de escribir este poema / que como tú y yo y el camino y el cielo / no sabe lo que es no existir. //Tú querías un poeta loco en tu vida, y aquí me quedo.

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Esta es una hermosa historia de superación que tristemente llegó un día en que concluyó. El amor es un sentimiento, una emoción hermosa, pero no es para siempre, puede acabar y no estar ya con nosotros, aunque nunca se olvide porque en lo que yo llamo la "materia de los sueños" (la memoria) algo te queda siempre.

Tras este poemario Abel Santos ha escrito otro libro que titula Algo te queda, este libro quedó finalista del Premio Ciudad de Salamanca 2021y se publicará en la primavera de este año. En él Abel Santos , tras el proceso luminoso, amoroso y romántico de El camino de Angi, nos relata el lado contrario, lo opuesto, el final de esa relación, el divorcio, la separación del hijo…Pero esta historia la contaremos en primavera cuando salga a la calle  el libro Algo te queda. Mientras tanto os dejo aquí el poema que da título a este nuevo libro de Abel Santos.  



ALGO TE QUEDA

Todo lo que nos basta / se marcha, llega, se marchará, ya se marchó.//

 Así es lo efímero ―te dices―,/ su detestable perfección.// Tanto tiempo / esforzándote en cerrar las cicatrices / que marcaron tu último amor...//  Y ahora, / vuelves a abrir, seriamente, / de par en par, tu corazón,/ para que alguien robe / la paz y el olvido / que entre lágrimas conseguiste.//  Y te jode, /y no pillas el chiste,/ de que lo único que sabes hacer /―sin duda ni error―/ realmente en esta vida/ sea amar, /y autodestruirte.

Y se me ocurre decirle a Abel; si has podido superar toda una vida de dificultades, podrás superar la herida del amor, tu hijo, la música y la poesía, esa que necesites escribir, te ayudarán a seguir adelante.  

 

                                   Manuel López Azorín

 

 


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