Félix Maraña: El bosque no es un árbol repetido
Colección Graffiti. Huerga y Fierro editores (2023)
Félix
Maraña (Leonés de nacimiento y donostiarra de adopción), nos
deja un libro magnifico, un libro para saborearlo, para releerlo despacio y
reflexionar sobre aquello que nos dice porque en sus poemas podemos encontrar
la vida misma, la generosidad de un hombre, de un poeta que se canta y nos
canta cuando nos habla de amor, de amistad, de paz, de libertad
El
bosque no es un árbol repetido,
ni
la luna es un astro acomplejado,
mar
de madera es, mundo animado,
tampoco
el sol de tarde es sol vencido.
En un magnífico prólogo el periodista, narrador y poeta Valentín Martín nos dice: “Yo, a la hora de los libros y de la gente, nunca fui neutral pero tampoco profano. Y voy a decir después de hacer la digestión de este libro y leer a su autor a diario en medio de los hijos de las redes sociales, o en los periódicos de la convalecencia, que no he conocido a nadie con más fondo de almario –literario y humano– que Félix Maraña”
El
bosque es un historia que se erige
en
formas verticales resumido,
escondite
vital, libro asumido,
alfombra
que los días no corrige.
El nuevo
libro de Félix Maraña, no es solo un
libro de poemas, que ya es mucho, es un libro para disfrutar con su maestría
tanto de la poesía clásica, los sonetos y “soñetos” como de la tradicional o popular
con las estrofas propias del llamado verso menor (solo por su número de sílabas)
Y es también un libro para los que disfrutamos de su pericia, de su ingenio, de su saber hacer de su repentismo y,
cómo no, del humor de este hombre que dice ser “Un humorista en paro” Todo esto
y la verdad de la verdad en su poesía,
acompañada de muchos afectos y grandísima generosidad, hacen de este libro de
un árbol único, el gran libro de Félix Maraña
Epidemia
de amor, nube que crece
en
una sociedad ilimitada,
de
flores, plantas, ciervos y estorninos.
Y
es que este libro está lleno de amistad y lleva puesta el alma cada uno de
sus poemas. Pero no solo amistad, en él hay mucha ternura y hay humor, en
definitiva mucho amor, mucho cariño, muchos afectos en cada una de sus páginas.
Félix nos deja en él sonetos muy
bien construidos y otros versos más lúdicos, nos deja retratos, físicos y
anímicos, retratos de personas que tenemos la suerte de contar
con la amistad y el afecto de un hombre singular.
Acoge en su interior, acuna y mece
surcos
de agua, lagunas y majada,
rumor
de hondo silencio, tiempo, sinos
Este dialogo
con el mundo que es El bosque no es un árbol repetido Félix
Maraña ha puesto su alma y todo su saber para conformarlo.
Valentín
Martín nos dice es el prólogo: “Cuatro apartados componen este volumen. El poeta nos advierte, desde el
perfecto endecasílabo del título: El bosque no es un árbol repetido. El
hombre es un árbol pero es único, no hay árbol repetido, ni es bosque por sí
mismo sino que para formar Bosque, es decir sociedad, como bien dice Félix:” “…ha de ser el sistema complejo de vasos
comunicantes que interrelacionan la conducta asociativa entre el individuo y la
masa lo que da sentido a la historia del mundo. La poesía no puede ser sino un
dialogo con los demás. Sin dialogo no hay sociedad.”
La poesía y la vida, añado yo porque son lo mismo.
En este poema resume el sinsentido del
terrorismo nacionalista:
HISTORIA
DE EUSKADI
Tanta
sangre derramada,
no
preguntéis para qué,
porque
lo saben, lo sé:
tanta sangre, para nada.
Igualmente nos habla de la infamia de las guerras y las dictaduras en otros poemas y nos dice en este magnifico terceto:
Esa es la patria que a vivir prefiero.
Que el trato del respeto sea su gloria,
sin tanto respirar furioso y fiero.
Javier Mateo Hidalgo viene, en un artículo de este crítico cultural, doctor en Bellas artes,investigador, profesor y creador,viene, digo, a resumirnos lo siguiente con relación a Félix Maraña: “Para Félix, León es “una referencia afectiva” familiar e intelectual, pero también “una evocación y una preocupación”. Desde niño residió ya en el País Vasco, donde inició su carrera periodística en el ámbito cultural a los 17 años. Sus artículos —aparecidos en medios como los de Vocento—, han cantado a su tierra de acogida, siendo Donostia su punta de lanza. Miembro de revistas como Kantil y fundador de la Oficina de Ideas o de la Colección Poesía Vasca, ha organizado diversas exposiciones dedicadas a figuras imprescindibles de la cultura de esta tierra como Pio Baroja o Jorge Oteiza. Amigo personal de éste y de otros no menos importantes como Gabriel Celaya, se ha preocupado por difundir su poesía a través de ediciones o estudios en torno a sus figuras.”
La
Naturaleza anda presente, el hombre forma parte de ella
Desierto:
Sin los ríos el mar perecería,
si no bebe no puede estar despierto,
cuando duerme mantiene un ojo abierto
pues el mar de la tierra no se fía.
La tierra ya no encuentra mejoría,
poco a poco la tierra huele a muerto.
Todo
el libro es una metáfora para hacer de la vida un bosque con miles y miles de
árboles que conformen:
un paisaje liberto, falansterio
donde sólo dirija la cabeza,
reparta pan, justicia y no tristeza,
luzca la luz y reluzca el criterio.
Dos
cosas para finalizar, una: agradecer a ese “Garaje de guardia”, poema que
inicia este libro, lugar en el que empujaron a seguir vivo a éste, entre otras
muchas y buenas cosas, repentista del verso. Poema del que pongo un fragmento:
Garaje de guardia (fragmento)
Y acudes de urgencia a los talleres,
una, dos enfermeras, tres o cuatro,
te rodean, asaltan tu esqueleto
y toman posesión a sangre y suero
del trasto que presentas para el trance
te impone la salud como quien manda
el carburo vital intravenoso,
que te espanta la muerte de remplazo,
y te trata como en hotel de lujo:
No te muevas nosotros te empujamos.
Y
dos: este es un libro principalmente de vida, pero en el también anda la
sensación de desconsuelo, el dolor que provoca la ausencia del ser querido, la
muerte en definitiva, que aquí plasma Félix
especialmente en un grupo de cinco sonetos titulado “Coplas
en la muerte de mi madre”, (falleció en 2002) “publicados en el periódico digital León Estrella del
grupo Estrella Digital en el día de su muerte en que fueron escritos”
COPLAS
EN LA MUERTE DE MI MADRE (I)
Perdóname,
mamá, si algunas veces
no
supe comprender cuanto sentías,
ni
traducir o interpretar con creces
lo
que en tu frente limpia nos decías.
De
fervor por los tuyos, por sus días,
se
construyó el amor que te mereces,
se
cimentó el amor con que morías
más
que vivir, cuando criabas. Preces
elevan
a las cumbres tus vecinos,
provocan
en tu huerto con sus trinos
los
pájaros que añoran tu partida,
madre,
que te venció la última herida.
En
el cruce de todos los caminos
me asista tu memoria repetida.
Este libro llega a la luz y con su luz alumbra el
verso, al hombre y a la vida porque es un poemario con diversidad luminosa en todas sus variantes o como bien dice Valentín
Martín: “El poeta ha puesto en él varios cambios de aires que sirven
para coser la armonía del libro sin que esta corra peligro de romper su pasión
civilizada”
Un libro, en fin, absolutamente recomendable.
Manuel López
Azorín
NOTA: Acabo de encontrar un texto que escribí cuando Félix Maraña me envió un PDF de Elbosque no es un árbol repetido y como ya veo mejor y he preparado lo anterior escrito para hablar de este libro, quiero incluir este otro texto, escrito cuando aún no se había publicado y que yo no recordaba. Aqui va:
Félix
Maraña: El bosque no es un árbol repetido (Sonetos
y soñetos)
Acabo de leer este libro de Félix Maraña que parece ser está a punto de nacer editorialmente. El bosque no es un árbol repetido es
su título y es como decir que cada árbol es único en la naturaleza al igual que
cada persona en su manera de vivir, de pensar de sentir, de ser y estar en este
mundo. Y como Félix Maraña, único e
irrepetible, cuando he terminado de leer las 168 páginas de las cuatro parte
que lo conforman, he sentido la enorme diversidad del bosque de la vida, a
través de cada poemas, soneto, soñeto y demás composiciones en la que pertenece al bosque humano, este árbol de Felix Maraña muestra y nos ofrece su saber combinar la música de
la palabra con la forma múltiple de poemas clásicos, populares y sus
variaciones para mostrarnos la humanidad que atesora, que lleva consigo este
periodista cultural que ama y defiende la vida, la cultura y la poesía.
Viene
acompañado de un magnifico prólogo de Valentín Martín en el que muy
acertadamente nos dice: “Félix Maraña es uno de los
hombres más cultos que he conocido en mi larga vida aunque a mí se me haya
hecho muy corta. Sé de lo que hablo porque me fui del aldeanismo ideológico a
vivir buena parte de mi biografía entre otras gentes, otros países y otras comunidades.(…)
El que la cultura de Félix Maraña sea placentera no la hace menos importante.
Al contrario, y quien la probó lo sabe.(…) Ahora Félix ha escrito un libro
abundante y bellísimo. Y tan rumiante que cuando lo lees parece que estás
cambiando de novia constantemente, y que cada una es más guapa que la anterior”
(Un prólogo escrito por un gran hombre para otro gran hombre que ha escrito un gran libro.)
Y se inicia este libro con un poema a manera de
introito como agradecimiento al sector sanitario cuando, en un momento difícil
de su vida, Félix fue atendido en la UCI y devuelto, con su sístole y diástole en armonía, a la
vida y en plena pandemia. Incluyo aquí la estrofa final de este poema: “Muchas gracias por ser mis ocho brazos /y
darme algo de vida, nuevos plazos./ Bien seas enfermera o enfermero,/ médico
global, mundo sanitario,/ arriesgando vuestra vida a diario,/ que nunca os lo
dije, pero os quiero.
Un hermoso y humanísimo libro este El bosque no es un árbol repetido. Lo he comprobado en todas y cada una de las
partes: en la I: RUMORES VEGETALES donde nos frece 54 poemas principalmente sonetos,
algunos cuartetos con algunas composiciones en verso tradicional con la que nos
habla en una cuarteta de su enorme amor por la tierra y parte de la Historia de
Euskadi: “Tanta sangre
derramada, / no preguntéis para
qué,/ porque lo saben, lo sé:/ tanta sangre para nada.”
La II: TIERRA TRASPLANTADA, con 16 poemas. Comienza el primero con un
soñeto (porque lo escribe con tres cuartetos y dos tercetos) recordándonos otra
de sus tierras la del Bierzo y defendiendo la memoria histórica nos dice en el
último terceto: “Mas contra la memoria no hay ruptura:/ comienza al fin la
historia, aunque sea tarde.” Y en este apartado nos incluye con cinco
sonetos el más hermoso homenaje de Coplas a la madre muerta que hizo que este
árbol-hombre creciera: “Perdóname, mamá,
si algunas veces/no supe comprender cuanto sentías,/ ni traducir o interpretar
con creces/ lo que en tu frente limpia nos decías.” (…) “Hará crecer este
ciprés pequeño,/ que tenemos que hablar de muchas cosas,/ cementerio del
cuerpo, cementeño.”
La III:
NOMBRES Y PRONOMBRES que contiene 39 poemas. En este apartado, quizá con más
profusión, dedica su diversidad de poemas al recuerdo de amigos poetas entre
los que no podían faltar Celaya, Blas de Otero y Jorge Oteiza a quien
le dedica un soñeto ( por aquello de haberlo escrito como un sueño y una
premonición), de ahí el título y el subtítulo de MUERTE PROVISIONAL (Soñeto):
quien le dedica un “Ha muerto Jorge Oteiza, es evidente,/ ha muerto por ahora, bien se nota./ La muerte nos revela, gota a
gota,/que el dolor no suple al cuerpo ausente.” Y también recuerda a los amigos
no poetas, a pintores, cantautores etc.
Y la IV: CANCIÓN Y CANTO compuesta solo por 25 poemas con los que
juega con el lenguaje como el poema de
Hola ola Zurriola y que dedica a Gloria Fuertes e Isabel Escudero o esta copla
jocosa que os traigo y que dice: Mi
copla llegó a tus ojos / a través del corazón / y yo me quedé tranquilo / porque
ahora veo mejor.
Vicente
Huidobro decía que hacer un poema era hacerlo
del mismo modo que la naturaleza hace un árbol, con la esencia de la semilla
del amor, del compromiso y de la honradez verdadera para que vaya creciendo
sano, pleno de emoción y de vida, aprendiendo en cada una de sus etapas de
crecimiento, hasta llegar a ser poema-árbol, hombre que escribe y crea ya
verbal ya caligráficamente esa sustancia milagrosa que es la voz luminosa de la
poesía, la luz y el agua de la vida. Algo que aparentemente parece sencillo
pero que resulta muy difícil de conseguir si la voz, con su lenguaje, no llega
con la luz para alumbrarte, con el agua que calme tu sed de palabras porque es
vida, es poesía..
Félix
Maraña ha escrito este volumen `para él y para los otros y
lo ha escrito creando, como decía Huidobro, poemas como árboles, pero
árboles no repetidos, cada cual único para contar y cantar su pensamiento y a
sus seres queridos, amigos, familia, compañeros… y lo ha hecho desde y con las
formas métricas ya clásicas ya tradicionales o populares, porque la poesía
culta y la poesía popular son POESIA y todo poeta que se precie se abrazará a
las dos porque ambas sirven porque tienen, cuando se manejan con la soltura que
Maraña lo hace, esa combinación
armoniosa de un número concreto de sílabas y un ritmo de de voz que marca los
tiempos y acompasa las palabras creando la música extremada que decía Fray
Luis de León tanto en la llamada poesía mayor como en la llamada menor.
Y Félix
Maraña con este libro demuestra ser maestro en ambas y, es más, nos
demuestra que aun con vanguardias,
experimentos, innovaciones y búsqueda de nuevas formas (que es bueno que se den
y se investigue en ellas) la poesía que nos trae aquí Maraña, es decir la clásica como la del soneto, con todas sus
diferencias, desde el soneto más clásico, hasta el soneto con sus muchas
variantes, sonetos en endecasílabos al modo más clásico, en alejandrinos a la
manera modernista y alemana, sonetos en serventesios con tres cuartetos y
pareado final al modo inglés, Sonetillos ya octosilábicos o de menor medida etc. etc. Son formas que
este periodista cultural llamado Félix
Maraña que ama la poesía sabe y domina a la perfección (aunque aquí no se
incluyan, todas las que conoce ), y si elabora cambios y los llama “soñetos” porque los sueña se lo sugirieron o porque añada cuartetos o tercetos al soneto,
sabe bien lo que hace y lo que es más importante: no solo les da la forma
adecuada, les dota del ritmo y la emoción precisa a cada uno de sus poemas.
Tras leer este libro, y porque Félix ha querido escribir
unos versos dedicado a mi persona , yo no puedo, ni quiero, dejar de
responderle con estos otros que yo le quiero dedicar:
Para
Félix Maraña por su El bosque no es un árbol repetido
que es como decir es su vida y su camino.
Si tú me dice “te quiero”
porque de verdad lo sientes
y yo creo que no mientes,
yo también digo: te quiero.
Felix Maraña y Manuel López Azorín |
Laudatorio me dirán
porque te alabo tus versos
Mas tú y yo andamos inmersos
en obviar el “qué dirán”
Porque la amistad es obra
de empatía, entendimiento
forma de amar, sentimiento
del bueno, del de verdad.
Como tus versos, amigo,
que nacen del corazón
y de pensamiento son
y hacen contigo el camino.
No quieren hacer carrera,
tú, como Antonio Machado
haces camino y, lo andado,
te hace árbol-hombre en la tierra.
(Manuel López Azorín)
Y añado ahora, por
recordar a quienes obvian o miran con indiferencia determinadas formas métricas
que nos ha ofrecido lo mejor de nuestra historia de la poesía española tanto en
la poesía mayor o clásica como en la tradicional, popular o poesía menor…un
poco de historia, resumida, pero historia al fin (por si se les ha olvidado o
no la saben)
El soneto al modo itálico se lo debemos, entre
otros a Dante con sus sonetos a Beatrice; pero especialmente a Petrarca y su Cancionero
que se propagó por todas
partes. El primero en intentar adaptar el soneto al castellano fue el Marqués de Santillana en el S.XIV-XV
Desde Garcilaso el más conocido propagador del soneto
hasta la llegada del Modernismo , se mantuvo
fiel a una estructura fija en los dos
cuartetos (ABBA:ABBA), y libre en los dos que ofrecía diferentes combinaciones CDE:CDE, y otras muchas)
Lupe Grande, Félix Maraña, Rafael Soler, Chema Causín,
M.L.Azorín y David Morello Castell
Del mismo modo la poesía menor, la tradicional
o popular española, la de los trovadores y/o juglares. La de los romances,
coplas, cantigas, etc. etc. que vinieron a nacer en el S X u XI, cuando
aparecieron las Jarchas, los Zéjeles etc. siguen vivas y seguirán vivas.)
Hubo muchos sonetistas en el siglo XVI-XVII. Lo
escribieron los más conocidos poetas
, entre ellos, Gutierre de Cetina, Boscan,
Lope
de Vega, Quevedo, Cervantes, que utilizó el estrambote (un pareado además
de los catorce versos) y también muchos
otros. Sus temáticas ya no eran solo el
amor sino múltiples. Y muy variadas.
Más tarde en el Neoclásico se escriben pocos sonetos y en el Romanticismo
en España, Bécquer, por ejemplo, solo tiene un soneto en sus
archiconocidas Rimas.
Y aparece de nuevo a finales del SXIX con el
Modernismo el soneto clásico y también innovaciones métricas. Serventesios en
lugar de cuartetos, verso en alejandrinos en lugar de endecasílabos y otras
combinaciones métricas y se recupera el
sonetillo (soneto octosilábico de arte
menos ya usado anteriormente)
Igualmente durante el S.XX se
escribieron muchos sonetos por los poetas de la generación del 27,
especialmente Gerardo Diego, Alberti,
García Lorca y Miguel Hernández Así como
Pablo
Neruda que llamó sonetos impuros a los que escribió sin rima.
El soneto se mantuvo vivo también en
la postguerra y posterior.
Poetas como García Nieto, Leopoldo
de Luis, José Hierro, Blas
de Otero, Ángel González y muchos más los escribieron.
En los años 60 pareció decaer con la excepción de profesor de métrica y poeta Antonio Carvajal y algún que otro más que seguían escribiéndolos como Carlos Murciano y Jose Antonio Villacañas.
Los Novísimos se olvidaron del
soneto pero después poetas como Luis Alberto
de Cuenca, los recuperaron dándoles vida de nuevo. Se podría decir que
esta estrofa, al igual que las populares como el romance, la cuarteta o copla,
se mantienen vivas a través del tiempo porque lo bueno perdura. Y Félix Maraña lo sabe bien.
Manuel López Azorín
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