Marisa Peña: De tierra y barro
Eirene Editorial, 2024
Colección: Poesía Voces nuevas
De este libro se ha dicho que: “En
la poesía testimonial, reflexiva y existencial de Marisa Peña (y la de este libro De tierra y barro lo es), la memoria de los vencidos y la ética
conviven con sentimientos donde la nostalgia, la tristeza y el desánimo se
expresan con una depuración estilística sobria y altamente precisa.”
La poesía de Marisa Peña es “…un corazón que late/ y palabra en el tiempo” como nos decía el maestro Don Antonio Machado.
Destaco también la portada cuyo autor es Moncho Otero
Pilar
del pozo Manchado nos dice a modo de introducción que este libro es “Tierra removida”: “…una
obra donde crepitan por igual la condición humana y el barro de otros poetas: Borges,
Galeano, Paul Celan, Machado, Benedetti, el propio Pessoa…Donde Marisa Peña nos
obliga a caminar por esa tierra que nos
remueve por dentro para terminar en el barro húmedo de la mayor de sus
certezas: “El amor es la única victoria. / lo demás será pasto del olvido”.”
No hay otra venganza que
el olvido
J.L. Borges
HAY QUIEN SE CREE POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE.
Vencedor de un destino inapelable.
No hay mayor desatino.
la condena más cruel, la más severa.
Queremos perdurar,
mendigamos que otros nos recuerden
por todo cuanto hicimos;
mas solo nos recuerda quien nos ama.
El amor es la única victoria.
Lo demás será pasto del olvido.
A Marisa Peña le
podemos decir que estamos de acuerdo, que solo los que nos quieren nos
recordarán después de habernos ido porque :“La
tierra es el lugar donde podemos vernos, pensarnos, soñarnos, contemplar
nuestra infancia, adolescencia, juventud madurez, todo y en todas esas
etapas por las que pasamos , por las que
pisamos esta tierra y nos reconocemos limpios como el agua o embarrados como el
lodo en función del tiempo sucedido.”
LLEGA UN MOMENTOEN
NUESTRA VIDA
en que ayuda saber, y
reconforta,
que te han amado mucho.
Saber que tú has amado
a manos llenas.
“La tierra es nuestro hogar y en ella están la familia, los
amigos, los compañeros… Por ella pasamos limpios o embarrados por caminos de
piedras o senderos de yerba y unos y otros van dejándonos huellas, dulces o
amargas, cicatrices que nos dejan para
siempre. Esta tierra en que vivimos nos
va dejando señales.
Señales que no debemos olvidar sean de piedra, de barro de
yerba, son las que nos van conformando, las que nos hacen sentir de un modo u
otro, las que nos traen amor o decepción, alegría o tristeza y nos hace
elevarnos hacia las nubes con nuestros sueños
o nos, deja caer en el suelo
embarrado como impotentes, como vencidos.
MI DOLOR ESTÁ METIDO EN
TUÉTANO,
es cuanto fui,
el alma de mis versos,
la verdad de mi palabra
herida,
lo único que puedo
llamar mío.
“Hay que levantarse siempre, volar, abrazar los recuerdos y
regresar al suelo sabiendo que a veces
la soledad nos cerca, nos cerca la tristeza, porque se soñó libertad y paz y
concordia y el sueño no pudo ser porque no dejaron que fuera. Pero el amor es
algo que nos queda siempre, su luz nos ilumina.
“…y no esperar ya nada
inesperado./
y descansar al fin,
después de la batalla”
A veces sale un sol de mañana que trae la esperanza de la tarde,
la risa de la alegría, la caricia de la brisa y todo es luminoso y a
veces las sombras nos cercan y con una total oscuridad vivimos encadenados sin esa luz que trae el amor, la paz y la
armonía.” Marisa quiere sentirse:
S E ABRIÓ PASO LA LUZ
por los oscuros huecos.
El olvido cedió su
territorio.
Los recuerdos se instalan,
construyen recovecos,
galerías,
levantan altas torres
y cúpulas inmensas,
puertas acristaladas
y largos corredores.
La claridad inunda cada
esquina .
Todo es luz
cegadora
en la serena estancia,
todo es lo que ha de
ser, ni más ni menos:
así, sencillamente,
perfecta arquitectura del recuerdo.
“Marisa
Peña
en este libro De tierra y barro, nos muestra una poesía con profundidad, con sinceridad ,
con verdad vivida y sentida a través de la memoria. Así pues Marisa nos lleva, a través de su
percepción personal por un tiempo y una mirada única a mostrarnos , con su voz honda y reflexiva a
la vez que con el miedo sentido, vivido, por unos poemas plenos de emoción a la vez que una reflexión íntima, un latido
interior que nos muestra, en su manera de escribir, lo sucedido
incomprensiblemente en un tiempo en el que las libertades se segaron con la
guadaña del odio, el rencor, la venganza, dando lugar a la depuración, el
fusilamiento, la vida quebrada en definitiva y la injusta muerte como final, sumergiéndonos poema tras poema en una sucesión de
emociones que reflexionan y ofrecen la
verdad autentica a través de su poesía.”
HAY
UNA LUZ QUE SE DESBORDA ENTERA
y
se deja morir
envuelta
en el silencio
junto
al hueco que deja
la
fértil soledad,
la
herida mal curada,
la
cicatriz profunda.
Y
hay una voz que canta
una
canción de olvido
en
la distancia abierta,
en
ese abismo roto,
cubierto
de cadáveres y ausencias,
que
nos quedó después.”
“De tierra y barro estamos hechos, polvo somos y al polvo
volveremos, pero sin olvidar, el olvido es la nada y hay que dejar cuando nos
vamos el recuerdo de haber sido tierra o barro que echó raíces y germinó.
Árboles de luz que dan su benéfica sombra a los que siguen, recordando, sin olvidar jamás,
mientras van caminando por esta vida de tierra y barro.”
REGRESASTE,
desde los fríos confines del olvido
hasta los cálidos abrazos de la memoria.
Y
para finalizar estas palabras a manera
de prólogo que Marisa Peña nos deja
al inicio del libro. Palabras verdaderas, que para quienes la conocemos,
sabemos que son palabras vividas, sentidas:
“Tienes
en tus manos mis versos de tierra y barro, mi palabra fraguada a fuego lento,
mi búsqueda incesante de mí misma y del latido íntimo que sé que han de tener
todas las cosas.
(…)Necesitaba esta
declaración de principios, esta afirmación de quién soy, y por qué, para qué
estoy aquí, hago lo que hago, lucho por
lo que lucho y escribo lo que escribo. Así que no es verdad que todo esté
perdido, como he llegado a creer en
estos últimos tiempos (ni en el plano político, ni en el poético, ni en el laboral, ni en el afectivo), si
tengo consciencia de que puedo ofrecer mis versos, mi palabra y mi corazón.”
Nací
en un año impar,
(Fragmento, pag 19)
en
primavera,
en los últimos
estertores del franquismo.
Tuve una buena infancia
aunque siempre habitaba
en la tristeza.
Crecí entre libros, mimos de mi abuela
y solícitos cuidados
paternales.
Pero
no fui feliz.
Marisa
Peña hace el camino de la poesía con autenticidad y
no le importa tanto llegar Ítaca como
saborear lo positivo y soportar lo negativo del camino porque:
LLEGA
UN MOMENTO EN NUESTRA VIDA
en
que ayuda saber, y reconforta
que
te han amado mucho.
Y
reconforta más
saber
que tú has amado a manos llenas.
(…)
Pero
es bueno saber,
cuando
hacemos balance,
que
hicimos caso a Mario Benedetti:
que intentamos amar cuanto pudimos
siempre
en defensa propia, contra el odio.
Y es que hay que
recordad siempre que el olvido es la nada
y
“El amor es la única victoria,
lo
demás será pasto del olvido.”
Manuel López Azorín
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