lunes, 11 de noviembre de 2024

Silvia Favaretto:"La noche de los cuerpos"

 

Silvia Favaretto: La noche de los cuerpos

 

 

La noche de los cuerpos de Silvia Favaretto, es un libro de la  Editorial Chifurnia, (Centroamérica. Segunda edición,abril de 2023), que esta poeta italiana me regaló con motivo de la celebración de Veracruz ciudad de poetas  en el pasado 2023 que se realizó en Barcelona lugar donde nos conocimos.

 

He comenzado su lectura con mucho retraso ya que he estado apartado de todo actividad por motivos de salud desde después de recibir el homenaje que me ofreció Veracruz ciudad de poetas, hasta hace pocas fechas

 

 

De este La noche de los cuerpos Lucía Guidorizzi: Nacida en Padua y residente en Venecia. Pertenece a la asociación Progetto 7LUNE Es Licenciada en Letras, fue docente durante muchos años en centros de secundaria, realizando talleres de lectura y escritura poética. Nos dice en la contraportada: “Desde las tinieblas centelleantesde este libro  se levanta un canto profundo y solemne en el que la palabra poética está rodeada por un halo trágico y fatal que se manifiesta en la sonoridad de la lengua española, lengua visionaria y mística por excelencia. En los poemas que contiene se desarrolla un diálogo al compas del ritmo enardecido entre dos mujeres poetas: Silvia Favaretto y Alejandra Pizarnik. Este diálogo nos habla de incendios, heridas, sangre, cenizas, cicatrices, carne y destino. Pasando las páginas, encontramos una tribu de palabras mutiladas que tiemblan, declarando su derecho de salir a la luz.”



Traducido al español por Silvia Favaretto, del italiano. El libro está escrito a manera de coloquios y representa una incursión descarnada a dos intimidades distanciadas por tiempos y espacios pero emparentadas en su expresión.

                                                     


MÁSCARA DE SOMBRA

Entiendo Alejandra, cuando decís que

“el cielo tiene el color de la infancia muerta”


Cada día me maquillo, por la mañana,

pasándome en la cara

esa desteñida tinta en polvos de tocador,

dibujo líneas negras encima y debajo de las pestañas,

me pongo rouge para colorear los labios.

Sin embargo, debajo de esta máscara inmóvil

Sigue teniendo miedo y vergüenza

La nena indeseable que yo fui.

Es un dúo de voces entre la poeta argentina Alejandra Pizarnik y  Silvia Favoretto que hace hablar a Pizarnik,de forma descarnada, dura, entablando una polémica discusión en la cual se debaten puntos diferentes buscando la conciliación.


Los inicia con la voz de la poeta Pizarnik y Silvia, haciendo eco, nos ofrece un poema que tiene voz de queja, al tiempo que de ternura, amor y dolor,

Me he visto amasarme en tierra y piedra.

Escavar hacia la luz hasta incorporarme.

Levantarme del suelo en la noche oscura.

Sentir una vez más el frio y el pavor.


La Pizarnik nos dice que oculta clavos, que se viste de ceniza  y Silvia responde que se ha visto de cenizas desmigajada, impalpable.

El problema existencial planteado a lo largo de todo el libro es la queja hacia lo no merecido.

 


Es como un viaje interior por todas lo sentido y vivido del ser, como una danza  que se ejercita con momentos nostalgia y de dureza. y de esperanza que, por algunos momentos, parece encontrar la muerte como alivio aunque nunca como derrota,

 

Este  poemario La noche de los cuerpos es un alarido de emociones, una danza de versos ejecutados con rabia  y con ternura y especialmente con libertad porque es una danza en la cual se protesta y se denuncia todo lo que atenta contra la libertad, la personal y la universal.

 

Hay un dolor existencial en la mayor parte de los poemas, un dolor que se hunde al tiempo que se eleva. Un dolor que es como abandono aferrado a la luz, o como se dice:

 

Este libro es un recinto lleno
de espejos rotos
en el que tengo
que caminar descalza

 

Porque sigue su danza de versos, de palabras heridas, en medio del dolor, de la queja, del pozo que está lleno de agua del desencanto, del latido que atormenta y  condena  una y otra vez,

y otra y otra  hundido en ese pozo de la desesperación.

en el pozo
una soga
para pescarme
o ahorcarme
que no sé si es
exactamente lo mismo.

 

Y en medio de tanto dolor,  Silvia Favaretto proclama la luz  porque toda muerte, nos dice,  es suya   y con la luz se alumbra y se salva, y nos salva, escribiendo.                                           

La verdad es  


Que los ruidos del mundo  

Me rebotan adentro

Y no logro callar  

Su eco

Que se vuelve poema.


Silvia y yo en la casa de
Mexico de Barcelona 

SilviaFavaretto. Es presidenta de la asociación Progetto 7LUNE que difunde la cultura hispanoamericana en Italia. Ha editado 13 libros entre prosa y poesía (ediciones en Costa Rica, Argentina, Colombia, México, Honduras, El Salvador). Es jurado de premios internacionales. PHD en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, es docente y traductora. Ha participado en el Festival de Rosario (Argentina), Medellín (Colombia), Amada Libertad (El Salvador), De los confines (Honduras).  Sus últimos poemarios son Este cuento no se ha acabado (Morgana Ediciones, México) y La noche de los cuerpos.

                               Manuel López Azorín

jueves, 7 de noviembre de 2024

Marisa Peña: "De tierra y barro"

 

Marisa Peña: De tierra y barro

Eirene Editorial, 2024

Colección: Poesía Voces nuevas

 

De este libro se ha dicho que: “En la poesía testimonial, reflexiva y existencial de Marisa Peña (y la de este libro De tierra y barro lo es), la memoria de los vencidos y la ética conviven con sentimientos donde la nostalgia, la tristeza y el desánimo se expresan con una depuración estilística sobria y altamente precisa.”

La poesía de Marisa Peña es “…un corazón que late/ y palabra en el tiempo” como nos decía el maestro Don Antonio Machado. 



Destaco también la portada cuyo autor es Moncho Otero

 

Pilar del pozo Manchado nos dice a modo de introducción  que este libro es “Tierra removida”: “…una obra donde crepitan por igual la condición humana y el barro de otros poetas: Borges, Galeano, Paul Celan, Machado, Benedetti, el propio Pessoa…Donde Marisa Peña nos obliga a caminar  por esa tierra que nos remueve por dentro para terminar en el barro húmedo de la mayor de sus certezas: “El amor es la única victoria. / lo demás será pasto del olvido”.”





             No hay otra venganza que el olvido

                                    J.L. Borges

HAY QUIEN SE CREE POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE.

Vencedor de un destino inapelable.

No hay mayor desatino.

El olvido es, sin duda,

la condena más cruel, la más severa.

Queremos perdurar,

mendigamos que otros nos recuerden

por todo cuanto hicimos;

mas solo nos recuerda quien nos ama.

El amor es la única victoria.

Lo demás será pasto del olvido.

 

A Marisa Peña le podemos decir que estamos de acuerdo, que solo los que nos quieren nos recordarán después de habernos ido porque :“La tierra es el lugar donde podemos vernos, pensarnos, soñarnos, contemplar nuestra infancia, adolescencia, juventud madurez, todo y en todas esas etapas  por las que pasamos , por las que pisamos esta tierra y nos reconocemos limpios como el agua o embarrados como el lodo en función del tiempo sucedido.




LLEGA UN MOMENTOEN NUESTRA VIDA 

en que ayuda saber, y reconforta,

que te han amado mucho.

Saber que tú has amado a manos llenas.

La tierra es nuestro hogar y en ella están la familia, los amigos, los compañeros… Por ella pasamos limpios o embarrados por caminos de piedras o senderos de yerba y unos y otros van dejándonos huellas, dulces o amargas, cicatrices  que nos dejan para siempre. Esta tierra en que vivimos  nos va dejando señales.

Señales que no debemos olvidar sean de piedra, de barro de yerba, son las que nos van conformando, las que nos hacen sentir de un modo u otro, las que nos traen amor o decepción, alegría o tristeza y nos hace elevarnos hacia las nubes con nuestros sueños  o nos, deja caer  en el suelo embarrado como impotentes, como vencidos.

MI DOLOR ESTÁ METIDO EN TUÉTANO,

es cuanto fui,

el alma de mis versos,

la verdad de mi palabra herida,

lo único que puedo llamar mío.

Hay que levantarse siempre, volar, abrazar los recuerdos y regresar al suelo sabiendo  que a veces la soledad nos cerca, nos cerca la tristeza, porque se soñó libertad y paz y concordia y el sueño no pudo ser porque no dejaron que fuera. Pero el amor es algo que nos queda siempre, su luz nos ilumina.

 y no esperar ya nada inesperado./

y descansar al fin, después de la batalla”

A veces sale un sol de mañana que trae la esperanza de la tarde, la risa  de la alegría,  la caricia de la brisa y todo es luminoso y a veces las sombras nos cercan y con una total oscuridad vivimos encadenados  sin esa luz que trae el amor, la paz y la armonía.” Marisa quiere sentirse:




S E ABRIÓ PASO LA LUZ

por los oscuros huecos.

El olvido cedió su territorio.
Los recuerdos se instalan,

construyen recovecos, galerías,

levantan altas torres

y cúpulas inmensas,

puertas acristaladas

y largos corredores.

La claridad inunda cada esquina .

Todo es luz cegadora 

en la serena estancia,

todo es lo que ha de ser, ni más ni menos:

así, sencillamente, perfecta arquitectura del recuerdo.

“Marisa Peña en este libro De tierra y barro, nos muestra  una poesía con profundidad, con sinceridad , con verdad  vivida y sentida a través de la memoria. Así pues Marisa nos lleva, a través de su percepción personal por un tiempo y una mirada única  a mostrarnos , con su voz honda y reflexiva a la vez que con el miedo sentido, vivido, por unos poemas  plenos de emoción  a la vez que una reflexión íntima, un latido interior que nos muestra, en su manera de escribir, lo sucedido incomprensiblemente en un tiempo en el que las libertades se segaron con la guadaña del odio, el rencor, la venganza, dando lugar a la depuración, el fusilamiento, la vida quebrada en definitiva y la injusta muerte  como final, sumergiéndonos  poema tras poema en una sucesión de emociones  que reflexionan y ofrecen la verdad autentica a través de su poesía.”




HAY UNA LUZ QUE SE DESBORDA ENTERA

y se deja morir

envuelta en el silencio

junto al hueco que deja

la sombra prometida,

la fértil soledad,

la herida mal curada,

la cicatriz profunda.

Y hay una voz que canta 

una canción de olvido

en la distancia abierta,

en ese abismo roto,

cubierto de cadáveres y ausencias,

que nos quedó después.

De tierra y barro estamos hechos, polvo somos y al polvo volveremos, pero sin olvidar, el olvido es la nada y hay que dejar cuando nos vamos el recuerdo de haber sido tierra o barro que echó raíces y germinó. Árboles de luz que dan su benéfica sombra a los que  siguen, recordando, sin olvidar jamás, mientras van caminando por esta vida de tierra y barro.”




REGRESASTE,

desde los fríos confines del olvido

hasta los cálidos abrazos de la memoria.

Y para finalizar  estas palabras a manera de prólogo que Marisa Peña nos deja al inicio del libro. Palabras verdaderas, que para quienes la conocemos, sabemos que son palabras vividas, sentidas:

“Tienes en tus manos mis versos de tierra y barro, mi palabra fraguada a fuego lento, mi búsqueda incesante de mí misma y del latido íntimo que sé que han de tener todas las cosas.

(…)Necesitaba esta declaración de principios, esta afirmación de quién soy, y por qué, para qué estoy aquí, hago lo que hago,  lucho por lo que lucho y escribo lo que escribo. Así que no es verdad que todo esté perdido, como he llegado a creer  en estos últimos tiempos (ni en el plano político, ni en el poético,  ni en el laboral, ni en el afectivo), si tengo consciencia de que puedo ofrecer mis versos, mi palabra y mi corazón.”


Nací en un año impar,                (Fragmento, pag 19)

en primavera,

en los últimos estertores del franquismo.

Tuve una buena infancia 

aunque siempre habitaba en la tristeza.

Crecí  entre libros, mimos de mi abuela

y solícitos cuidados paternales.

Pero no fui feliz.

 

Marisa Peña  hace el camino de la poesía con autenticidad y no le importa tanto llegar Ítaca como saborear lo positivo y soportar lo negativo del camino porque:

LLEGA UN MOMENTO EN NUESTRA VIDA 

en que ayuda saber,  y reconforta

que te han amado mucho.

Y reconforta más 

saber que tú has amado a manos llenas.

(…)

Pero es bueno saber,

cuando hacemos balance,

que hicimos caso a Mario Benedetti:

que intentamos amar cuanto pudimos


siempre en defensa propia, contra el odio.

 

Y es que hay que recordad siempre que el olvido es la nada

y “El amor es la única victoria,

lo demás será pasto del olvido.”

 

   Manuel López Azorín


jueves, 24 de octubre de 2024

Javier Del Prado Biezma: Elegía por la muerte de Danielle Julienne.

 

Javier Del Prado Biedma:




Elegía por la muerte de Danielle Julienne.

Plaquette de poesía Segunda edición, 2023

Colección Buho Búcaro Poesía

 

Esta plaquette en su segunda edición me llegó a través de  Pilar S. Tarduchy y Oscar Rodríguez Flores,(hace ya tiempo aunque mi salud no me ha permitido verla hasta ahora) Pilar y Oscar son los creadores de esta colección  de poesía que da a conocer tanto a los autores que comienzan como a los ya conocidos.

La plaquette que me ocupa hoy se titula Elegía  por la muerte de Julienne Danielle y su autor, muy conocido, es Javier Del Prado Biezma, prolífico autor, traductor y crítico literario, profesor hasta su jubilación en la Universidad Complutense de Madrid y poeta de quien dejaré al final de esta reseña una breve biobibliografía.

No conozco personalmente a este autor, aunque sí he leído algunos poemas suyos en las redes y también porque en estos días anda presentando su última obra poética, (A borbotones geométricos. Los libros de Mississippi, 2024), concretamente hace unos días, la presentó en la conocida y magnifica tertulia del profesor y escritor Justo Sotelo.



He leído esta plaquette, tremenda elegía a esta mujer nigeriana que apareció ahorcada en un calabozo del cuartel de la Guardia Civil, en Ceuta el 1 de diciembre de 1998 donde fue llevada, a pesar de estar embarazada de siete meses, tras ser detenida al pasar de manera ilegal la frontera entre Marruecos y España.

Me ha impresionado de tal modo que, antes que nada, quiero enviar desde aquí mi felicitación a Javier Del Prado Biezma, por esta elegía que abraza la solidaridad, la ternura, el amor a los demás y, diré, la critica social que vierte en ella dando testimonio de lo acontecido que, como buen poeta que se aprecie, da cuenta del tiempo en el que vive, de aquello que sucede y lo hace con precisión y ritmo, una música que contiene la dulzura y la amargura, al tiempo que nos muestra el dolor inexplicable de un interrumpido embarazo debido a la muerte por ahorcamiento de Julianne Danielle, mujer que recorrió kilómetros y kilómetros hasta llegar a la frontera de Marruecos y España.

Os pongo aquí varios fragmentos  de esta magnifica elegía.

 

Ni me han dado su cara,

sólo su nombre,

sn mote de cadencias coloniales,

(…)Salió de un pueblo donde el sueño es cántico,

el andar se comulga con la danza 

y los ojos entornan pesadumbres

de saurios azulados, bajo el velo

dorado, en los herbales;

(…)Y voto a muerte 

a mi pueblo, a mis pueblos

del poniente de azules ojos blandos,

al levante que riza sus orillas

para dar acogida a nórdicos lampiños

en sus playas que huelen a paella

y te cierran las puertas

y te llevan a una cárcel

donde pares tu muerte, descolgada,

jirón de carne exhauta entre las piernas,

en vez de dar a luz al hijo del león*

que trepa a los alcores

pulidos de pureza en el Aïr.

(…)Un nombre, solo un nombre 

tal vez de una heredera

bastarda en el fragor de las conquistas

del gran Cazamajou,

el capitán altivo

un poco Tartarín de Tarascón,

(…)Niaméy, Tombuctú,

Tanesruft, In Salah,

Mekenés, Tetuán …y por fin, Ceuta:

*.- hijo del león: Nombre dado con frecuencia a los hijos mayores de los jefes tribales.

¿había una alambrada con sus púas 

que te rasgan la piel como a la oveja

y se quedan guiñapos de tu vida

colgados a merced del cierzo?

(…)Tal vez no había nadie 

para lamer tus plantas abrasadas

por las piedras y arenas del exilio,

para lamer tus labios abrasados

por los cactus del hambre

tal vez, quién sabe,

(…)Yo no he visto tu cara:

tu cutis, tal vez fuera

un arco iris gemelo

donde tiende sus ecos

el azul de los tauguis

(…)

Y tus ojos…

                       la hondura

de la noche azulada en los suburbios

que dudan entre el mar y la sabana,

 

dos antílopes presos

del miedo y del deseo

cuando ya solo el hambre

habita los esteros de las espera.

(…)Duele, me dueles , niña  

de la que solo tengo un haz de letras

de periódico, sólo

la cifra de unos años, 24.

(…)Preñada en soledad para la hambruna, 


preñada en soledad para la huida,

preñada en soledad para el desierto,

preñada en soledad para el exilio,

preñada en soledad para la muerte.

 


Javier Del Prado Biezma nació en Toledo, fue expulsado, con dos años, como consecuencia de los Consejos de Guerra que sufren sus padres. Realizó el bachillerato en Turín (Italia) y Lyon (Francia). Pasa un año en Madagascar como profesor, donde  marcara definitivamente su horizonte imaginario, existencial y cultural, situándolo en un espacio de “problemática marginalidad”. Tras ejercer de profesor de diferentes Institutos de España,  accede a la Universidad como Catedrático de Literatura francesa (1976 a 2012 ) hasta que se jubila.

                 Manuel López Azorín