martes, 30 de septiembre de 2008

RAFAEL MONTESINOS: Elegía para un poeta intimista


Ayer me telefoneó Marisa Calvo y hablamos, entre otras cosas y como es natural de Rafael Montesinos. Han pasado cuatro años ya y noto que Marisa se rompe al recordar (Y sin embargo necesita recordar, yo también, y más en este día, 30 de septiembre, en el que Rafael Montesinos cumpliría 88 años) Recordamos aquel día de la despedida, recordamos a los amigos de Rafael, en silencio,Todavía recuerdo a Marisa, arropada por todos y principalmente por sus hijos, rota de dolor y de desamparo.Aún recuerdo a Fernando Beltrán con los ojos llenos de lágrimas por la marcha del maestro, del amigo, del poeta que escribía sintiendo, viviendo, con sus tres temáticas importantes, reales y poéticas: la infancia, la tierra y el amor. Un poeta intimista de quien se han dicho muchas cosas y muy buenas. Un director de directores de tertulias poéticas único y para el recuerdo. Un hombre afable y con un muy buen humor andaluz. Una persona a la que siempre tuve afecto y respeto y admiración, por él y por su obra. Recordamos muchas cosas ayer Marisa y yo de Rafael. La foto que veis me la envió Elena Diego(Elena se encuentra a la derecha de la foto, en el centro Rafael Montesinos y a la izquierda Ana y quien ésto escribe) Es de 1995 y fue en un homenaje (coordinado por Pedro A. González Moreno y creo recordar que también por José Luis Morales) que el Ayuntamiento de Pozuelo le rindió al tiempo que se editaba un libro-homenaje con múltiples colaboraciones hablando de Rafael, de su poesía y de su prosa. Ayer Marisa y yo acordamos que hoy cada uno en nuestra casa levantaríamos una copa en su memoria y yo, además, esta mañana, como tantas veces por otra parte, he leído algunos poemas suyos. Así me hago la idea de que continúa con nosotros. Leer a un poeta que ya se nos ha ido es, me parece, mantenerlo vivo en la memoria. ¡Hacedlo! Notareis que se encuentra a vuestro lado. Cuando despedimos a Rafael Montesinos vine escribiendo algo sobre él, algo que finalmente quedó en este poema que, hoy, en su memoria, cuelgo aquí. A Marisa le cuesta leerlo, lo sé; pero sé, también, que le gusta tenerlo guardado desde que se lo dí. Vamos a brindar por Rafael ahora y también, yo voy a fumarme un cigarrillo como aquellos que nos pedía , sin que se enterase Marisa, y voy a seguir recordándole (y leyendo su poesía) durante mucho tiempo.



No hay palabras Rafael,

no quiero ni abrir los labios.

Para palabras ayer,

cuando me andabas contando

de lo importante que es

vivir mientras vas amando

y malvivir, a la vez,

cuando muriéndonos vamos

por dejarnos de querer.


No hay palabras Rafael,

hay un silencio quebrado

porque te vas y, a la vez,

una sucesión de imágenes

que me viven por la piel

y por el alma, callada,

que te llora Rafael.


No hay palabras, sólo llanto

y silencio, Rafael.

Silencio que grita dentro

mientras te quiero volver.


Te regresaré mañana,

mañana te leeré.

Volverás en tus palabras,

en tus versos, Rafael.

En ellas estás, ¡tan vivo!

que al leerte pensaré

estás aún, no te has ido,

sigues vivo, Rafael.


(Inédito)



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