Foto: reunión de poetas en Al-Aissiya (Sigüenza) El primero de la izquierda es
Enrique Gracia. Le siguen Julia Grijalbo, Soledad Serrano, Jesús Riosalido, Manuel López Azorín, Joaquín Benito de Lucas,Carmina Casala, Ana Martín y Pilar Aroca.
Tenía pensado, para finalizar el 2008, escribir algo así como una especie de resumen de los meses que llevo escribiendo en este blog y hablar un poco sobre los libros que, a lo largo de este tiempo, he recibido. No ha podido ser y ahora, en estos primeros días del 2009 me propongo al menos comentar algunos.
Comenzaré por dos libros:
La poética del vértigo de
Enrique Gracia y
Poética de la errancia,de
José López Rueda, antologías ambos, que tienen en común al antólogo:
Enrique Viloria Vera, escritor que personalmente no conozco y de quien quiero destacar su personal modo de abordar ambas antologías. Un modo que me ha parecido interesante y que me ha permitido conocer mejor, si cabe, a los dos poetas antologado por él (Debo decir que a Gracia, amigo poeta al que sigo y leo con interés desde hace tiempo no me lo ha descubierto tanto precisamente porque Enrique y yo nos conocemos y sabemos de nuestros trabajos poéticos desde hace ya muchos años.
A primeros de septiembre, cuando iniciaba este blog,
Enrique Gracia y yo hicimos un viaje a Valdepeñas para rendir homenaje a un amigo común: Julián Creis (Ya escribí sobre esto el 14 de septiembre aquí) En ese viaje Enrique me dio, dedicada, su antología
La poética del vértigo, libro del que me había venido hablando tiempo atrás, principalmente de la selección de poemas realizada bajo criterio del autor de dicha antología, es decir
Enrique Viloria Vera. Me comentaba Enrique que el otro Enrique (El antólogo autor de la selección de poemas y, naturalmente, textos de la edición ) había incluido en ella un poema dedicado a mi y que pertenecía a su libro
Historias para tiempos raros que fue, si mal no recuerdo Premio Bahía hace ya unos cuantos años.
Enrique Gracia estaba contento y agradecido por el hecho de ser antologado y comentado por este otro Enrique (
Viloria Vera) natural de Caracas. Profesor Titular de la Universidad Metropolitana e investigador permanente del Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca.
(Además de escritor es abogado, doctor en Derecho por la Universidad de París, es poeta y es autor de más de un centenar de libros.)
José López Rueda tuvo la gentileza de enviarme, en diciembre, su libro titulado
Poética de la errancia (Ya había leído algunos poemarios suyos y especialmente
Fervor secreto, publicado, creo en el año 2002. Lo he leído en estas fiestas navideñas, mejor dicho: lo estoy leyendo aún. Al igual que el libro de
Enrique Gracia, es una antología con estudio y selección de poemas (Me imagino lo de la selección) a cargo de
Enrique Viloria Vera.
Viloria Vera realiza en esta antología de
López Rueda una especie de biografía del poeta a través de las diferentes etapas vitales, trasladadas a los libros escritos por este poeta de andar errante, haciendo -algo muy notable por parte del antólogo- que el propio autor nos cuente, con sus versos, su propia experiencia de vida mientras ha ido, errante, de un lado a otro del mundo como profesor de literatura.
Si con
La poética del vértigo, Viloria nos enseñaba el mundo personal de
Enrique Gracia a través del amor,de Madrid y sus gatos (El de Ursaria principalmente) de dioses,semi-dioses y de héroes eternos, cercanos (Los de algunos libros, cómics y el cine.)mientras nos habla de la soledad,de la tristeza, del tiempo (Aciago y feliz)Con su estudio y los versos de
Enrique Gracia (Al igual que con
López Rueda) nos introduce, a través de un mecanismo de acercamiento al hombre poeta en relación a su experiencia vital a lo largo de sus libros, de sus poemas, muy acertadamente, a dos poéticas diferentes en las formas y en el modo de decir, pero ambas interesantes y a tener en cuenta.
De este modo,
Enrique Viloria Vera nos acerca, con los ritmos propios de cada poeta, a sus personales mundos de temas y tonos. Modos de dos poetas con visiones singulares de la poesía y de la vida (Que para algunos, es mi caso, viene a ser lo mismo.)
La poesía-vida de
Enrique Gracia llena el alma, o el espíritu del lector,y lo hace con gozos y con incomodidades, con ironía y con angustia, golpeando, como dice que dice un amigo suyo, la boca del estómago. O las neuronas o los huesos o el corazón con preguntas que son el poema mismo. A veces cáustico,a veces tierno, a veces amoroso, a veces burlón, juguetea con el lenguaje para darle doble sentido al significante y añadir significados a la palabra con la que canta y denuncia la vida-poesía, una poesía repleta de versos hermosos que sacian nuestra sed y, supongo yo que, también, esa insatisfación de su
Gato de Ursaria que
se hizo desayunar asombro cada día, almorzar extrañeza y cenar hastío. Y que a mí como a
Medardo Fraile que, curiosamente hace la presentación de las dos antologías que estoy comentando, me parece que ese gato es el mismísimo
Enrique Gracia cuando escribe estas cosas que, junto con otras suyas, a mi me gustaría escribir pues me gustan. (Él sabe por las que lo digo)
La otra antología, la de
José López Rueda, me está gustando porque el modo, la forma de exponer, de introducirnos en esta obra por parte del autor,
Enrique Viloria Vera, es un modo de acercarnos a una poesía que nos explicita su recorrido vital y poético haciéndonos conocer y comprender mejor a este poeta existencial. humanista, metafisico... que nos ofrece una poesía de pensamiento con una gran formación clásica al tiempo que nos da también su lado experimentador de poesía actual. Un poeta,
José López Rueda, que emplea, según sus propias palabras, la poesía como válvula que le ha permitido, hasta ahora, evitar al psiquiatra.(No es poca cosa esto, no)
Gracias a
Enrique Gracia y a
José López Rueda por sus libros (Gracias también a
Viloria Vera) Termino y "cuelgo" un poema que escribí hace tiempo y que, por querer hacerlo de otro modo, lo dejé abandonado. Hoy lo rescato tal cual lo hice cuando
Enrique Gracia me escribió un poema y lo incluyó en uno de sus libros. Para
López Rueda debo confesar que no tengo ninguno escrito. Prometo hacerlo en otra ocasión.
Estás aquí, con K o con Q, y eres de papel de estraza Para Enrique Gracia Trinidad
Te admiro porque sabes
hacer que la ironía sea palabra
de pura reflexión, audaz, cercana...
que besa y que golpea.
Tú arrastrabas la K como una losa
que hubiera roto un sueño y, sin embargo,
ella no era culpable
del intenso silencio, de la huida.
A veces sólo sirve regresar
donde tuvo sentido el corazón.Y así volviste tú, con tu dolor
curado de abandono y de distancia.
Lo más difícil es que el corazón
recorra sus distancias sin heridas.Estas aquí y una canción de amor,
(Y un saber que la estraza,
que la tina es auténtica
porque no tiene bordes recortados
y es igual que las alas,
no la belleza hermética de un frasco de diseño)
aunque contenga duda,
salva todo tu tiempo,
te recorre las venas y da vida
a lo que estuvo, hace ya tantos años,
a merced del olvido.
A veces sólo sirve regresardonde tiene sentido el corazón.(Ser poeta es un modo de sentir
de estar, ser, en la vida)
(Inédito)
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