martes, 20 de octubre de 2009

Francisco Caro: Calygrafías





Francisco Caro (Piedrabuena,Ciudad Real, 1947) suele decirme que su modo de escribir poesía es una manera de expresión económica. De ahí la brevedad, la concisión, la sugerencia, los silencios... Él -me asegura- tiene dificultad, si el poema se alarga,para mantener vivo el discurso.

Eso es lo que suele decirme, pero yo no termino de creerlo. Su precisión de lenguaje,su aquilatamiento, la firmeza de construcción de su obra, no me parece producto de la economía sino de una manera de ser y de sentir, de una ética y una estética muy personal. Francisco Caro trata de establecer una simbiosis entre la llamada Poesía del conocimiento y la Poesía de la comunicación.

Y para ello Francisco Caro busca lo esencial y lo preciso y busca,me parece a mi, haciendo literatura de la vida, de su vida, tomar el pulso a la emoción, contenerla, enmascararla y, como el Fernando portugués de tantos heterónimos, fingir que siente ese dolor que tanto siente.

Y claro, le sale lo que le sale: juego y rigor, divertimento y reflexión, técnica y emoción, cerebro y corazón. Es el caso de este libro titulado, con truco, Calygrafías: la Cal que quema, que destruye, que aniquila,que reduce a ceniza, la Y (conjunción, como nexo) y las Grafías: (modo de escribir, de representar los sonidos) como la materia con que nos presenta la Poesía, la vida, el modo de pensar y sentir, en la palabra escrita.

Ay! la palabra escrita, esa, que tiene una música u otra dependiendo de cómo se coloquen las sílabas, los acentos... Como la vida que puede sonar con armonía o no en función de la exactitud o inexactitud de los pasos, las acciones, las palabras, los acentos...

Calygrafías, me parece a mi, es un libro de dos planos entrelazados entre sí: el plano literario con citas y quiebros a la Poesía y a los poetas, como apuntó Miguel Galanes, mientras nos habla de esa materia de escritura que no es sino el producto del conocimiento de este poeta que se ha forjado tras años de lecturas y de aprendizaje externo e interno y ese otro plano (más del fingimiento de Pessoa) de su propia vivencia:

1) vida, juventud, deseo, amor, pasión...
2) Vida, madurez, tierra, amor, origen, experiencia, tiempo... y finalmente,
3) vida,vejez, desencanto, descreimiento, abandono, aceptación de la cercanía de ese olvido de Bécquer y/o Cernuda y, en todas sus páginas, agujas de fonemas y el sueño intemporal, universal, sin patria ya, de la palabra.

Vida, en fin, que finge ser literatura,pero que se delata, emocionalmente, cuando nos llega, enmascarada, en un encuentro donde amó como un hombre: y era París / alba, desnuda, mía para siempre. Y en una casa: como arcano / cantero del temor, que se construye entre el deseo, el sueño eternal, y el amor terrenal. En una lectura de agosto con antifaz de poeta mujer: hay versos entre tinta y entre carne. En la imagen de un árbol: que espera cuanto ama. En los Infinitivos, en un Supe de desencanto y de descreimiento.

En un Toboso de patria, tierra, y otro tiempo de futura certeza. Y, finalmente, en la aseveración, nada enmascarada ahora, de un Fatum- Auschwitz como gas, como ceniza que no tiene más remedio que aceptar su destino, el del hombre: la nada entre las ruinas del invierno. Y mientras tanto, niega la inspiración frente a la necesidad de escribir, de salir fuera de sí,con o sin máscara,para mostrar, para buscar, para saber,para intentar comunicar que la barca ( aquella barca de las ferias cuando éramos niños) va y viene movida siempre por la fuerza del impulso vital.

En la presentación de este libro de Francisco Caro: Calygrafías, que ha sido Premio Internacional de Poesía Ateneo Jovellanos de Gijón en su XVII edición (libro que se presentó en Madrid, en la sede del Principado de Asturias, el día 30 de septiembre pasado) Miguel Galanes, encargado de su presentación, nos dijo que: Francisco Caro sabe de la Poesía Española y de su tradición. Por eso rinde homenaje a los poetas. No repite de la tradición hecha continuidad sino que,con rigor literario, usa tretas como esta: "Si escribo es para ver / cómo se balancea" (Y me vino a la Memoria "mi" Claudio Rodríguez y su Ballet de papel) Emplea irónicos procedimientos, establece vacíos como divertimento del silencio, sutilísimas sugerencias que tiene que llenar el lector. Claro, Francisco Caro suele confesar que la obviedad en el poema no termina de gustarle, de ahí ese toque oscuro, dice él, de misterio, de sugerencia, digo yo, que tienen algunos poemas suyos.

Francisco Caro sabe muy bien que escribir poesía es decir lo de siempre pero de manera que parezca nuevo y lo consigue con este Calygrafías que nos muestra temáticas de siempre: el deseo, el amor, la tierra, la muerte con -como diría Unamuno- pensamiento y sentimiento, es decir: cabeza y corazón unidos para escribir un libro que rebosa literatura no exenta de emoción o como dijo también en la presentación Miguel Galanes: la anécdota sí, pero por dentro y, por fuera, la literatura,el poema, ahí está el truco del conocimiento.

Calygrafías, leído con detenimiento, me ha parecido un pequeño gran libro de mucha calidad lírica, nada frío en su tecnicismo sino lo contrario, con enorme calidez emocional, eso sí, escondida entre la tramoya del buen espectáculo literario que supone este libro no facil pero sí,a pesar de que alguien ponga en tela de juicio con un verso de Quevedo ( Si no siempre entendidos siempre abiertos) el buen entendimiento de los lectores asturianos y que un amigo mío, de Gijón, desmiente. Me dice que leen y sienten y piensan como cualquier mortal sin peor o mejor entendimiento, al menos el mismo, y eso sí, siempre abiertos porque su entendimiento les permite disfrutar de muchas lecturas y de esta de Calygrafías sin dificultad, tanto en el plano literario como emocional.(Y me lo dice tras haber leído este libro que yo me encargué de regalarle al igual que Francisco Caro me lo regaló a mí)

Os dejo aquí, colgado, el poema que abre Calygrafías y, para todo el poemario,unas preguntas que mi amigo,el de Gijón. Él, que ha leido Calygrafías, y yo, hemos de hacerle (al menos yo pues mi amigo no lo conoce) a Francisco Caro en cuanto nos veamos. Son éstas:
¿Nos habla el sujeto poético del encuentro de amor con la amada metaforizada, ésta, en la Poesía?
o ¿Nos da cuenta del encuentro con la Poesía metaforizada en la joven amada?
¿No serán las preguntas anteriores, una refundición de ambas, la vida del hombre y el sueño del poeta?
Veremos que respuesta me ofrece y si coincide o no con la interpretación que mi amigo el asturiano y yo le hemos dado.
En cualquier caso yo les animo a leer este libro breve, por la extensión de sus poemas y sus páginas, pero intenso desde cualquiera de sus dos planos.

El encuentro
(5, Rue Eternidades)

Madrugaba Paris en aquel cuarto
vacío casi

apenas el espejo,
ella tan pura,
antiguo de un armario, e inocente

Lolita, blusa y jeans,
pequeña entre mis dedos encrespados
y los balcones tristes

se burló con piedad
de mi cintura lasa y del cabello débil

en el entarimado
dejó el foulard, última ropa y yo
le sonreía

qué haremos sino amarnos -me invitaba
su boca por combate- ahora, sin excusas

y la amé como un hombre

y era Paris
alba, desnuda, mía para siempre.

Francisco Caro
(Si alguno quiere conocer mejor a este manchego y poeta, a la izquierda, en Lista de blogs, podeis pinchar Mientra la luz que es el suyo.

3 comentarios:

Enrique Gracia Trinidad dijo...

Cada vez que me paso por tu blog, querido amigo, me encuentro un ejercicio de generosidad y buen saber hacer.
Así da gusto. Muchos deberían tomar ejemplo.
El amigo Caro estará encantado. La verdad es que su poesía es muy interesante y hay que circular por ella cuanto sea posible.
Un abrazo Enrique

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Muchas gracias amigo Enrique. Es grato saber que te pasas por mi blog. Cuando un buen poeta hace eso, supongo que es porque algún interés le despertarán las palabras que en él se vierten o porque la amistad es recíproca o porque el libro o el poeta comentado sea algo o alguien (o ambas cosas) a tener en cuenta, etc.etc. En cualquier caso siempre es agradable, aunque sea a través de un blog, saber que, aunque nos vemos poco, nos tenemos en mente. (y nos leemos)
Un abrazo.
Manuel

fcaro dijo...

Querido Manolo, me has emocionado. No por tu magisterio, que bien lo conozco, sino por la atención para conmigo, para con mi poesía, al hacer primero una lectura tan atenta y tomarte después la molestia de un comentario tan amplio, tanto sobre mi Calygrafías como sobre mi actitud, y/o mi aptitud, para con la poesía. No he leído la entrada hasta hoy porque he estado en Canarias unos días y luego un poco despistado. Pero la he leído con casi tanta avidez como afecto has puesto tú al escribirla. Me reconozco en ella, me siento leído, me siento entendido. En cualquier caso agradezco en todo lo que vale, que es mucho, la atención que me dispensas en este tu blog de tanto prestigio, donde es un orgullo aparecer.

En cuanto al primer poema, que reproduces, que ya apareció en Cuadernos del Matemático con coda y que ha provocado tu disquisición con el lector asturiano, es efectivamente el encuentro del hombre maduro con la musa joven de la poesía, que le reverdece, que le obliga a volver a la pasión, al deseo como origen y motivo de la vida, aún sabiendo de la caducidad del alba pero deseoso de vivir la eternidad de ese instante. Toma como base dos metáforas, la escrita, de Juan Ramón: vino hasta mí... y la fílmica de El último tango en París, de ahí el escenario.

Permíteme este abrazo virtual, fuerte, que haré real en cuanto nos veamos. Pacocaro.