Me envió
Mª del Camino Ochoa Fuertes la antología poética
Corazón de ángel, una publicación de poesía infantil-juvenil, patrocinada por la
Fundación Conrado Blanco y que ha coordinado el poeta
Jorge de Arco, con ilustraciones de
Fernando Noriega, prólogo de
Carlos Murciano y que incluye, en sus páginas finales un llamado Cuaderno pedagógico cuya autora es
María del Camino.
Además de la propia antología en la que hay casi una veintena de poetas, se incluye el primero y segundo
premio de poesía infantil Charo González, 2009, cuyos ganadores fueron el coordinador de este libro e
Ignacio Sanz.
Leyéndolo he visto nombres ya conocidos y reconocidos en literatura y poesía infantil como el prologuista
Carlos Murciano, del que también se incluye un soneto donde nos enseña que esta forma métrica, para él, no tienes secretos.
Jesús Munárriz, el editor, traductor y poeta también está representado aquí con un poema aliterado que le da gracia y ritmo a su poema “La torre de Pisa", Igualmente me encuentro con
Juan Van-Halen poeta al que, como los anteriores, conozco ya de tiempo con un sonetillo octosílabo tierno y dulce.
Si
Jorge de Arco e
Ignacio Sanz abren, tras el prólogo, con sus poemas premiados esta antología, diré que también andan incluidos en ella con sendos poemas. No conocía a
Sanz que nos ofrece un romance, “El resfriado del títere” de buena ejecución técnica y armoniosa belleza.
Carlos Aganzo, otro de los poetas conocidos (Cuando digo conocidos es porque los conozco personalmente al margen de saber de su poesía) nos muestra un “Villancico submarino” arromanzado, expresivo y repleto tanto de dulzura como de especies marinas. No sé si
Teresa Núñez González es la misma
Teresa Núñez que yo conozco, poeta y narradora de múltiples premios por su buena labor creativa; pero, sea o no, esta “Adivinanza para aprender los números” es un poema apropiado. Lo mismo sucede con el poema “Tan contigo” que pertenece a
Jorge de Arco.
Al resto de seleccionados confieso no conocer aunque alguno he leído antes, pero creo que todos y cada uno de ellos:
Joaquín González Estrada, con su “El abominable” gracioso y de sorpresivo final,
Carmen Albert, con su “El rey de cartón”,
Antonio Gómez Yebra con “Cartas desde el hospital” o las “Adivinanzas” de
Carmen Gil, son poemas, los tres, para que los chavales se diviertan.
Enrique Barrero Rodríguez nos ofrece como geografía poética, una décima, “Andalucía para niños” y
Carmen Truchado,
Pedro Flores y
Raquel Lanseros, “La veleta”, “El topo” y “El planeta de los cuentos” respectivamente. Tres breves poemas de “altos vuelos”, de “sombras sin temor” y de “moraleja final”.
Otros seleccionados son
Luis Caissés, que nos muestra, con “La gallina blanquinegra” un romance en agudo, con anverso y reverso.
Ana Isabel Conejo que, con su poema “Me gusta ser dulce y ácida como la primavera” es la única autora que no aborda la rima en sus versos llenos, por otra parte, de lirismo.
Pedro Sevilla anda por estas páginas “Explicando la Navidad a Ana” con un soneto, y
Antonio Murciano, poeta de ya larga trayectoria a quien personalmente no conozco, con el poema “El extraterrestre” nos ofrece su perfección formal y unas cuantas preguntas metafísicas.
Finalmente
María del Camino Ochoa Fuertes comienza su cuaderno pedagógico diciéndonos que
Carmen Bravo Villasante afirmaba: “Esta sociedad siente nostalgia de lo puramente poético. La verdadera formación humanística puede volver a recuperarse con la lectura de la poesía.” A la profundidad del mensaje que emana de sus palabras, como persona y maestra, me sumo para reivindicar el uso de la poesía tanto en la familia como en la escuela. Y además coincido plenamente con lo que el poeta Carlos Murciano defiende en el prólogo de este libro: “Es misión de la sociedad acercar la poesía al niño”.
Desarrollar la imaginación y la creatividad en los pequeños, acostumbrarles a la oralidad de la poesía mostrando tanto lo lúdico como lo afectivo, en función de la edad y las motivaciones del niño, con juegos de palabras y palabras como juego para que vayan conociendo y descubriendo el mundo de la poesía con su propia experiencia, me parece un buen ejercicio para poner en práctica los adultos porque pienso que desarrollan la imaginación, potencian la creatividad, la libertad y el interés por este género.
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