Memoria poética.
Francisco Brines: Elca, el tiempo, la elegía.
Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932) recibirá el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, por el conjunto de su obra poética, el próximo miércoles 24 de noviembre en el Palacio Real de manos de S.M la Reina. Allí estaremos acompañando y felicitando a este magnífico poeta que se dio a conocer con el libro Las brasas (Premio Adonais 1959) publicado en 1960. Luego, en 1965, vendría con El santo inocente y, un año más tarde, nos trajo Palabras a la oscuridad, que obtuvo el Premio de la Crítica en 1967 y en ese mismo año recibió el Premio de Las Letra Valencianas.
Ensayo de una despedida. Poesía 1960-1971. Fue su primera antología, publicada en 1974. Y, con este título, ha ido ampliando hasta su Poesía completa (1960-1997), publicada en Tusquets, en 1997. Tras esta llegaron nuevos libros, una nueva
Antología poética, en 1998. La Iluminada Rosa Negra, en Ediciones de Bibliofilia, Murcia 2003 y Amada vida mía, en 2004. Pero antes recordemos libros importantes de Brines como Insistencias en Luzbel, dedicado a José Hierro, en 1977 y La última costa, en 1995.
Todavía recuerdo cuando me envió su libro, tal vez el más valorado por la crítica, El otoño de las rosas, que fue Premio Nacional de Literatura en 1987, con una cariñosa dedicatoria. Un hermoso libro que se funde en el lamento elegiaco y la exaltación vital. Este poeta valenciano que hizo de Oliva, su lugar de nacimiento, la Elca de su infancia, la casa de la niñez, estudió derecho en la Universidad de Deusto, Valencia y Salamanca, y cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid.
Francisco Brines, que está considerado como uno de los poetas actuales de más hondo acento elegíaco, fue profesor de español en la Universidad de Oxford, y se le nombró miembro de la Real Academia Española, para ocupar el sillón X, vacante tras el fallecimiento del dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Tomó posesión el 21 de mayo de 2006. Este eterno seguidor del poeta del 27 Luis Cernuda, realizó una edición de Ocnos en el año 2002. Su obra poética, en la que se percibe una evidente influencia del autor de La realidad y el deseo, se caracteriza por un tono intimista y por la constante reflexión sobre el paso del tiempo.
Cuando le invité a dar una lectura en las Tertulias de Autor de Helicón, recuerdo que, principalmente nos leyó poemas de su libro La última costa que acababa de publicar. Tras hablar con él en su casa de la Dehesa de la Villa en Madrid, Paco se mostró muy interesado en la lectura por el hecho de que se televisara en directo a través de la local Canal Norte T.V. Unos días antes, cuando ya estaba todo preparado (fue en abril de 1995), me llamó José Hierro para decirme que iba a acudir para escuchar a Paco Brines y, en aquel mismo instante, le dije: –Y ya que vienes ¿Qué te parece si lo presentas tú y yo me limito a presentar, conducir y cerrar el acto? A Pepe Hierro siempre le gustó la poesía de Brines y, como siempre que le pedía algo, me dijo que sí. De modo que, aquel día, tuve a José Hierro como presentador de Francisco Brines. Todo un lujo para el Helicón.
Pepe Hierro vino a decir que en la poesía de Brines, la infancia aparece como un tiempo mítico, que desconoce la muerte, ligado al espacio de Elca, la casa de la niñez en Oliva, donde el adulto ha sido expulsado definitivamente del paraíso de la infancia y sólo en algunos momentos el ser humano recupera la plenitud vital experimentada en la niñez y en la juventud. En Paco Brines la memoria desempeña un papel fundamental en su poesía, si bien en sus poemas se deja traslucir la convicción de que ni la poesía ni el recuerdo permiten detener el paso del tiempo.
La lectura Paco Brines fue excelente y el público llenó el estudio de Canal Norte T.V. Acabada la lectura nos fuimos, como siempre al Mesón La Rueda (ahora renovado ya y reconvertido en Restaurante Asador La Rueda) de la calle Victoria de San Sebastián de los Reyes, para continuar la noche con su famoso conejo al ajillo, ensalada, jamón, queso y vino "peleón" como solía decir Pepe Hierro del vino de quien él llamaba "el tío conejero". Fue buena Tertulia y una agradable pos-tertulia que se prolongó hasta casi la una de la madrugada. Al día siguiente apareció en la prensa (creo que fue en ABC) una nota dando cuenta de esta lectura en Tertulias de Autor de Helicón acompañada de una fotografía de Brines y Hierro durante el acto.
Durante unos años nos vimos en diferentes ocasiones. A partir del año 2000 se prolongó el tiempo y fue en un acto de Homenaje a Claudio Rodríguez, en el Ateneo de Madrid, donde volvimos a coincidir, tras unos años de no vernos.
Tras aquel encuentro, volvió a sucederse el tiempo y fue el año pasado, en Valdepeñas, donde nuevamente nos encontramos. A francisco Brines le hicieron "Vaso noble" en la Tertulia Desde el Empotro de las bodegas A7 y, allí, nos encontramos. Luego he sabido de él, de su intervención quirúrgica y de su buena y rápida recuperación, a través de Javier Lostalé que me comentaba, sorprendido por la importancia de la intervención, que le había telefoneado a su casa de Oliva y él mismo, prácticamente recién operado, había cogido el teléfono, habían hablado y, al parecer, se encontraba con buen ánimo. Esto, naturalmente fue motivo de alegría tanto para Lostalé, que me lo contaba, como para mí.
Será ahora en el Palacio Real donde nos veremos de nuevo y felicitaré a Francisco Brines tras recibir su Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Pertenece, Brines, a la segunda generación de la posguerra, y junto a Claudio Rodríguez, entre otros, perteneció al grupo conocido como Generación del 50.
Este poeta cuya influencia de su admirado Luis Cernuda, su gran admiración por Gil Albert, por Juan Ramón Jiménez y por el Antonio Machado más intimista, del que se ha dicho: Su poesía tiende a un equilibrio clásico y a un tono melancólico que intenta dominar la angustia ante la muerte mediante una asunción serena de lo inevitable. Y del que han escrito, entre otros muchos, Carlos Bousoño (Poesía poscontemporánea. Cuatro estudios y una introducción. Júcar, 1985) y José Olivio Jiménez (La poesía de Francisco Brines. Renacimiento, 2001), obtuvo, en 1998, el Premiel o Fastenrath de la Real Academia Española, en 1999 el Premio Nacional de las Letra Españolas, en 2007 le concedieron el IV Premio de Poesía Federico García Lorca y, ahora, recibirá el Reina Sofía de Poesía Iberomericana.
Un Premio que está dotado con 42.100 euros y reconoce la obra de escritores vivos de toda Iberoamérica. Para el jurado que falló este galardón en el Palacio Real de Madrid se trata de un gran poeta metafísico cuya obra está marcada por el paso del tiempo y enseña a vivir a quienes la leen. Como estos versos que inician el libro El otoño de las rosas diciéndonos: Vives ya en la estación del tiempo rezagado:/ lo has llamado el otoño de las rosas. / Aspíralas y enciéndete. Y escucha / cuando el cielo se apague, el silencio del mundo.
Francisco Brines, al tiempo que canta lo perdido, como dijo Machado, de manera elegíaca, nos muestra la exaltación de la vida, de modo que es poeta elegíaco e hímnico (Todos los elegíacos lo son aunque sea sólo en relámpagos. Esto lo ha dicho Paco alguna vez). Como muestra quiero concluir "colgando un poema suyo, también de aquel primer libro que me regaló, como decía al principio, con una cariñosa y afectiva dedicatoria. Un poema titulado:
DÍAS DE INVIERNO EN LA CASA DE VERANO
En esta soledad de los días de invierno,
con altos rojos áloes
en el jardín, la casa está sin nadie
y yo la habito.
Y hay pájaros. Y hay luz del sur
en el día indeciso.
Llega la noche con los ojos tapados
y ciega cae fuera de los muros
tan fría, tan extensa.
Vivo en la intimidad de la casa vacía,
y en las habitaciones despobladas
puedo escuchar el sonido apagado de la vida,
tocar un tiempo helado,
gustar en los espejos un insulso sabor,
el tedio de una imagen sin juventud.
Y hay, con todo, un calor de vida ya gastada,
un secreto entusiasmo de haber sido.
Francisco Brines
Del libro: El otoño de las rosas.
1 comentario:
Una belleza este poema de Brines, un buen trabajo el que haces en tu blog, Manuel. Bello, interesante, informativo, útil. Ahí estaré, por lo que me conviene y place.
Aquí te dejo dos de mis últimos poemas-crónica, que escribo estos días desde Malí, donde estoy pasando algunos días. Pertenecen al poemario "Quadern de Malí". Los he publicado en mi blog ("La tertulia literaria de Anna Rossell) en su lengua original, el catalán, y también traducidos al español. Aquí te los copio en catalán, por si quieres publicarlos en tu etiqueta "Poesía para todos". Si prefieres la traducción al español o en ambas lenguas, entra en mi blog y cópiala. Un abrazo.
Bueno, estoy intentando el "corta y pega" en un ordenador de aquí, pero no funciona. Lo dicho, si quieres, toma de mi blog los poemas que quieras. El apartado referente a mis poemas lo encontrarás bajo la etiqueta: "Anna Rossell: Poemas".
Otro abrazo.
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