sábado, 30 de abril de 2011

J.R. Crespo: La palabra exacta



J.R. Crespo nació en Madrid, 1972, pero pasó gran parte de su infancia en la tierra castellana de la familia: Tierra de Campos. Está licenciado en Historia Medieval por la Universidad Autónoma de Madrid en 1998. Aunque –dice Crespo – lo que realmente le interesaba era la Filología y no se matriculó en ella por temor al latín ya que lo de declinar, argumenta con ironía, le sonaba triste.

Conocí sus trabajos, poemas y relatos, antes de conocernos personalmente, allá por el año 98/99. Un familiar suyo me los hizo llegar al Centro de Estudios de la Poesía de San Sebastián de los Reyes (C.E.P.), del que por aquel tiempo era responsable. Me gustaron sus relatos, su lírica y directa forma de expresión les daba a sus historias una gran carga humana, llena de conciencia crítica, de compromiso y, al tiempo, de una fresca ternura como fondo, vistiendo las palabras de humanos adjetivos, mostrando personajes de sueños por cumplir en busca de justicia, de amor y libertad.

Sus poemas, entonces, se mostraban con menos recursos expresivos y menos intensidad emocional ( Cuando nos conocimos así se lo dije y le animé a escribir más relato y a conocer mejor y aprehender la poesía) Afortunadamente no me hizo mucho caso y, aunque nunca ha dejado el relato, se dedicó de lleno a la otra opción: conocer mejor la poesía. En el año 2000/2001 entró en contacto con el grupo de “jóvenes poetas” del CEP con quienes trabajo la poesía y participó en varios recitales y también, comenzó a publicar poemas en diferentes revistas como El Cobaya (Ávila), El erizo abierto(Granada)… Igualmente fue incluido en la antología Agua, símbolo y memoria publicada con motivo del 30 aniversario del emblemático Café Liberta8.

J.R. Crespo, me consta, tiene al menos un libro más escrito e inédito como este La palabra exacta que vengo a comentar hoy aquí, titulado Tras los muros del silencio, del que recuerdo un poema titulado Poema y tiempo que nos hablaba del vértigo de la página en blanco frente al deseo de encontrar, podíamos decir aquí, la palabra exacta, aquella que fuera capaz de expresar la idea, el concepto, de lo que este muchacho pretendía decir. Ya la ha encontrado.

Foto: R. Bórnez, M. lópez Azorín y J.R. Crespo ,al fondo, durante la presentación de un libro en enero de este año.

Ha pasado una docena de años y a finales de enero J. R. Crespo, me envió una copia de su último trabajo: el inédito La palabra exacta que al igual que su anterior libro anda ahora a la búsqueda de editor para su publicación. Con aquel no tuvo “suerte” para poder publicar pero J. R. Crespo no dejó por ello de continuar con aquello que le llena: la poesía. La palabra exacta es una recuperación a modo de homenaje a la familia y a la tierra que este poeta inicia con una cita de Don Antonio Machado perteneciente al poema Por tierras de España del libro Campos de Castilla: Veréis llanuras bélicas y páramos / -no fue por estos campos el bíblico jardín- / son tierras para el águila, un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín.

Cita que nos clarifica desde el principio este poemario repleto de intimas experiencias y hondas reflexiones sobre las personas que pueblan su memoria y sobre la tierra que habitaron: Claro que me enfado y grito y lloro / y maldigo esta tierra como los campesinos / que no tienen más remedio que habitarla; / tierra de ríos que no alcanzan el mar/ porque están secos como las almas / que pueblan sus soledades. / Páramo de polvo endurecido / por donde cruza Caín errante.

Y se enfada y grita y llora precisamente porque en esta tierra se forjó su niñez y se hizo hombre y la siente y la vive como suya porque la ha vivido a la sombra de las tapias / soñando figuras en las nubes a la que pide perdón por tenerla olvidada cuando ella, la tierra de orgullosas torres / clamando por un poco de lluvia, es la patria de su infancia y el origen de aquellos que forman parte de ese tiempo tan suyo (y tan de tantos). Por esa razón la primera sección de este libro la titula Retorno a lo eterno fugado donde nos habla de su padre, de la casa, del abuelo, del éxodo migratorio para sobrevivir en el páramo castellano porque sabe muy bien que Entre muros de adobe aprendió /a decir padre, madre, pan, quiero. Y busca esa palabra precisa, esa palabra exacta porque quiere Desenterrar lo escondido/ en lo hondo de las bodegas, /el pan, los latidos…

J.R. Crespo quería escribir sobre el polvo de los caminos con el palo de la memoria para que nadie supiera de sus secretos, de sus más íntimos secretos, de ternuras, de nostalgias, de rabias y de impotencias frente a la dureza de la vida, el tiempo... y quería cribar para que nadie supiese de todo ello; pero la poesía, siempre, dice más que el poeta y nos escribe el verso que considera necesario sin que, a veces, el poeta lo advierta.

Y, como un ángel a deshoras, como fuera del tiempo ya, se retrotrae hacia la infancia para evocar instantes, momentos, situaciones, para abrazarse a la íntima ternura, no ya del tiempo ido, sino del recuerdo, para apartar a dentelladas secas y calientes, la tristeza de la ausencia (el cayado del tiempo / repiquetea sobre el cemento de la calle), de los sentidos (El poeta sabe que no puede escribir en el polvo de los caminos ni guardar los secretos que, gritando a voces, andan deseando escribirse en la página en blanco para fijar el tiempo en la palabra exacta), del tiempo y la memoria en un hermoso libro que merece ya ser publicado para que el lector pueda abrazarse, como el poeta J.R. Crespo, a un tiempo y unas historias comunes a muchos porque ¿Quién es capaz, tras leer este breve poema, de no tener en cuenta la ausencia, el recuerdo, el dolor y la ternura de dos versos donde la dureza y el amor lo llenan todo?: Le sacamos de la casa a pedazos: / El reloj de plata, la chaqueta de ante, la gorra sin domingo.

Un buen libro donde lo íntimo se alía con el testimonio del tiempo, con el compromiso del hombre y, líricamente, reflexiona y llora y canta a y en esas tierras de Abel, que son tierras para el águila, un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos, Manuel:
Quiero darte las gracias por el comentario sobre "La palabra exacta". Quizá sea que esta tarde de lluvia me ha ablandado "la patata", pero tus palabras me han emocionado, de verdad, no sé qué decir y hasta me siento abrumado por tu crítica.

Un abrazo largo y fraterno.

JR Crespo.

Anónimo dijo...

Hola, Manuel:
Quiero expresar aquí mi más sincero agradecimiento por tus palabras. Has conseguido que me crezca un nudo en la garganta.

Un abrazo largo y fraterno.

JR Crespo.

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Para J.R. Crespo: una vez las gracias incluso, a veces, puede resultar agradable, pero dos...
No tienes que agradecer nada muchacho. La palabra exacta, tras leerlo, me ha hecho ver que has encontrado el tono y la precisión.
Asi lo pienso y así lo digo. Busca editor y, si no es un zoquete mercantilista, seguro que te lo publica.
Un saludo

Anónimo dijo...

Lo de agradecer dos veces tus palabras se debe más a mi incompetencia en asuntos internáuticos que a otra cosa. Pensé que, por algún misterioso motivo, el primer agradecimiento no había sido publicado. Cuando envié el segundo me dí cuenta de que tienes activado el control de comentarios... pero ya era tarde para eliminarlo.

Un abrazo largo y fraterno.

JR Crespo.