Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946) Ha publicado en
Ediciones Siruela su
Obra poética completa, un volumen de casi mil páginas que recoge, desde 1967 hasta 2010, toda su poesía. Este poeta, narrador, ensayista y traductor que acaba de cumplir 65 años parece pensar ya en la hora del retiro. Pero
Antonio Colinas sabe bien que el poeta no se retira nunca. Cuando dice:
casi 45 años de poesía vivida, de vida ensoñada, de fidelidad a una voz, a una vocación. Nos está diciendo que ser poeta es una manera de ser, de estar en la vida, en el mundo y esa manera de ser y de estar sólo concluye cuando nos habita el olvido.
Desde
Sepulcro en Tarquinia (1976).
Jardín de Orfeo (1988).
Los silencios de fuego (1992).
Libro de la mansedumbre (1997)
Tiempo y abismo (2002) y
Desiertos de luz (2008)
Antonio Colinas nos ha ido dejando símbolos como:
La noche, la piedra, la isla, el jardín... y, ultimamente, la luz. La noche, el más constante de sus símbolos, como fuente de lo misterioso, del vacío; la noche como antónimo de luz. También no ha dejado la música del verso, una música que no se oye si no leemos en voz alta, esa que tiene que tener el ritmo del verso.
Un ritmo que, como nos dice Colinas,
va unido a la respiración. Así pues en su poesía nos ha dejado símbolos, música, ritmo, conocimiento, emoción…
El ritmo, nos ha dicho
Antonio Colinas,
es lo prioritario. Luego, pienso que el poema ideal es aquel en el cual el poeta siente y piensa en igual medida. Sin pensamiento no habría gran poesía, de Fray Luis de León a Hölderlin, de Dante a Leopardi. Pero la emoción es también primordial en el poema. La poesía de
Colinas, coherente a lo largo de toda su creación es un compendio de gran calidad lírica, de intensas sensaciones cargadas de emoción y a la búsqueda de un conocimiento metafísico que, con variedad de registros, nos ha ido mostrando su camino interior, su manera de ser y estar en este mundo.
Antonio Colinas nació a la vida y a la poesía en las tierras de León. El paisaje, leones, de su tierra, forma parte de su vida y de su obra. Él mismo dice que:
son las propias vivencias, las experiencias de cada cual, el material más preciado para componer una obra. ¿No es el material más preciado aquel de la infancia, el de los primeros descubrimientos de aquello que contemplamos?
Siempre, ya de niño había esa comunicación con las cosas, con lo que uno miraba, con las vivencias. (…)
Mi geografía parte del paisaje de León, del páramo, de las riberas y de la montaña..
José Enrique Martínez Fernández, en su edición de
La luz respirada (Cátedra, 2004) sobre tres libros importantes
Sepulcro en Tarquinia,su primera gran etapa lírica,neorromántica y culturalista vital, el místico y orientalista pensamiento de
Noche más allá de la noche y el humanista y ecológico
Libro de la mansedumbre, de
Antonio Colinas nos dice:
Poesía vital es la suya, en efecto, marcada por sucesivos espacios de formación y de maduración. Tales espacios vitales y poéticos son, cronológicamente, el noroeste o espacio originario, el sur, el centro – con la vivencia de la gran ciudad – Italia, la isla y la Meseta, ámbito este que supone, en cierto modo, el regreso del poeta, cargado ya de experiencia, al espacio originario. Este poeta que realizó estudios de Historia en la Universidad de Madrid, que más tarde estuvo en Italia, en las universidades de Milán y en la de Bérgamo como lector de español, (de allí se trajo y nos regaló su libro, tal vez más alabado por la crítica,
Sepulcro en Tarquinia), este hombre que nos tradujo y , al tiempo, nos hizo conocer mejor, al gran romántico
Giacomo Leopardi y que, tras pasar veinte años luego en la isla de Ibiza, como el poeta romántico italiano, regresó, no a Recanati sino a Salamanca para vivir un poco más cerca de sus raíces leonesas y ahí está este hijo adoptivo de la ciudad en la que vive diciéndonos que algunos de sus maestros fueron
Vicente Aleixandre que leía sus poemas y le aconsejaba y
María Zambrano que influyó en él con su manera de sentir y de pensar.
Sus primeras publicaciones son de casi finales de los años sesenta:
Poemas de la tierra y de la sangre y
Preludios a una noche total.
Colinas no figura en la antología de los
Novísimos de
Castellet, aunque se le suele incluir en este grupo. En una entrevista realizada por
Yolanda Delgado Batista en la
Revista Espéculo dice
Colinas:
Qué duda cabe que yo estoy en la órbita de eso que se ha venido a llamar poesía novísima. (Para decir más adelante)
no me identifico con este grupo que ejerció la cultura por la cultura, en el que había poco sustrato vital en ella. Las referencias culturales en mi obra siempre remiten a experiencias vitales, no se da esa presencia de la cultura por la cultura. Así pues, aunque se le haya identificado con los
Novísimos,
Antonio Colinas se distingue por seguir, prácticamente desde el principio, un camino personal.
De
Antonio Colinas, han destacado los críticos, su gusto, por temas de evocación clasicista. También por la decadencia material del pasado. Se dice que
Antonio Colinas es el poeta de la meditación, un poeta que cuida mucho la estética, el poeta que crea un halo místico donde la memoria, el pasado, lo sucedido ya, es parte importante, casi fundamental, un poeta, en fin, en el que vida y poesía , es decir experiencia vital y experiencia poética se funden porque su poesía, creo, nace de la vida vivida, sentida, pensada (y tal vez soñada) de ahí sus constantes resonancias metafísicas y su particular simbología. Un poeta que hace que la poesía sea sinónimo de vida
Antonio Colinas alcanza un equilibrio clásico, nacido de su capacidad para asumir distintas tradiciones poéticas, literarias, filosóficas y espirituales, hacerlas propias y darles un aliento enteramente personal. Tiene gran apego a la tradición clásica y, alejado del Barroco, ha caminado más cercano a Renacimiento (
José Enrique Martínez “La voz del Renacimiento en la obra de Antonio Colinas”), y también al Romanticismo.
Sobre él, ha escrito el profesor
José Paulino Ayuso que:
Conviene notar el curso pausado y reflexivo del ritmo, aunque con diferencias de composición. ya que puede escribir un poema breve, casi sentencioso, otro poema más extenso y descriptivo y llegar hasta el poema-libro. Del mismo modo, emplea versos regulares, medidos, como el alejandrino o elige una forma versal más libre,(…) Por otro lado, está en él la busca constante de lo esencial, del conocimiento que se desvela y. revela y que viene acompañado por la emoción, más aún, por el estremecimiento ante la poesía y ante el misterio que se descubre en ella. Este poeta recibió, en 1975, el
Premio de la Crítica por
Sepulcro en Tarquinia, y su
Poesía (1967-1981), fue galardonada con el
Premio Nacional de Literatura en 1982. Es el escritor donde la poesía y el poeta son la misma razón de ser y de vivir porque se considera, ante todo, un poeta y la poesía es- nos ha dicho- la base de todos sus libros, incluidos los ensayos, donde se ha preocupado de la poesía como fenómeno. (ensayos sobre
Alberti ,
Leopardi…),también nos ha dicho que la poesía es un bálsamo aunque también puede ser bandera pues la poesía puede sanar y salvar un poco al que la escribe y al que la lee.
Antonio Machado (no cuenta
Colinas en una entrevista realizada por
Manuel de la Fuente y publicada en ABC el 24 de febrero de este año)
nos lo dijo de otra manera: poesía debía ser ante todo «palabra en el tiempo»; es decir, palabra no sólo de hoy sino también del ayer y del mañana. La poesía verdadera está traspasada de intemporalidad. Como digo en uno de mis poemas, el verso debe ser “esa roca que vence a toda muerte” Por eso anda en contraposición de aquello tan terrible que dijo
Adorno:
Para qué poetas después de Auswichtz porque, precisamente, por todo lo sucedido, se hace más necesaria la poesía. La poesía, dice
Colinas y yo lo comparto, es sinónimo de humanismo.
Foto:
Antonio Colinas y
Manuel López Azorín en una lectura de
Tertulias de Autor de Helicón en 1997.
Muchos quizá no estén de acuerdo (hay gustos para todo) pero a mí me parece que
Antonio Colinas con esta
Obra poética completa nos deja un buen legado ( y además unos poemas inéditos
El laberinto invisible que es lo último que ha escrito y un poemario que permanecía inédito,
La viña salvaje, escrito en los años setenta, incluido en
Obra poetica completa),un legado, digo, que pudiera conectar con el lector, el normal, el de la calle y si esto se produce,y yo pienso que sí, estas palabras que
Colinas nos dejó escritas en su
Tratado de armonía, serán más ciertas todavía:
El creador arroja su palabra nueva al océano de la noche y, en la orilla apartada, el anónimo lector recoge el mensaje, sintoniza con la palabra revelada.
2 comentarios:
Me han recomendado la obra de Antonio Colinas "Sepulcro en Tarquinia", leeré más de sus obras.
Gracias por la información que nos ofrece.
Saludos Manuel.
Para L.N.L: Antonio Colinas publicó Sepulcro en Tarquinia en1975. Con él consiguió el Premio de la Crítica. Este libro supuso su reconocimiento en el mundo poético. Sepulcro en Tarquinia es una obra de lenguaje pleno y de lirismo muy puro.n libro hermosísimo que auna la experiencia vital y la cultural. Absolutamente recomendable.
Un saludo
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