Ben Clark (Ibiza, 1984), hijo de padre galés y madre inglesa, vive en Salamanca donde trabaja para diferentes instituciones culturales. Este joven poeta fue el ganador del
VII Premio Nacional de Poesía Jove n Félix Grande, 2011, con el libro
La mezcla confusa.
Tras recibir el Premio de la mano de
Félix Grande el 21 de marzo de este año, este muchacho que durante el curso 2004-2005 residió y se formó en la
Fundación Antonio Gala para Jóvenes creadores, en Córdoba, y que ha traducido los
Poemas de amor de
Anne Sexton y la
Poesía Completa del poeta
Edward Thomas, acompañado de parte del jurado:
Luis Alberto de Cuenca e
Ignacio Elguero (sólo falto la poeta
Amalia Iglesias que también forma parte del jurado), agradeció el premio, se sorprendió gratamente de que
Félix Grande y
Luis Alberto de Cuenca elogiaran su libro y leyeran sendos poemas del libro ganador y, finalmente, leyó unos poemas de
La mezcla confusa, un libro que suena a voz nueva, bien ritmada porque se nota que maneja las formas con soltura y lleva casi siempre el ritmo (o acento) en la sexta sílaba como hacían los grandes, los clásicos, aunque alguien, por ahí, pueda decir que “eso de llevar siempre un ritmo en sexta resulta demasiado empobrecedor.” (?)
Yo pienso que aquellos que beben de las fuentes y las conocen saben bien que ritmar en la sexta nunca es empobrecedor, lo empobrecedor es no saber manejar el ritmo y
Ben Clark entre otras muchas cosas como su tono directo (lo que nos cuenta no es algo ectraordinario sino lo cotidiano),a veces su humor, su léxico sencillo,su ironía, sus temas sin dramatismo aparente; pero con un trasfondo de amargura, son muy sinceros en su poesía. (O lo aparentan, que viene a ser lo mismo), su determinado modo de escribir poesía recuerda algo a
Luis Alberto de Cuenca (lean luego el poema
NO LO DUDES) y algo de
Roger Wolf, aunque diferente, con su voz personal. La lectura de este libro, ´que es un poemario «sobre el fracaso» como bien dice su autor que nos señala, además, que la treintena de poemas que lo forman están a medio camino «entre el poema y el microrelato». «Están bailando en la frontera que separa la poesía de la anécdota». Su lectura me ha llevado a recordar otras lecturas, de ayer y de siempre:
José Hierro,
Ángel González,
Keats,
Quevedo,
Lope… y a sentir, al tiempo, una voz nueva, una voz de difícil sencillez, nada simple, repleta de profunda reflexión. Una voz que intenta, me parece a mí, acercarse al lector con una poesía de claridad, que se entienda, y si para ello emplea formas, ritmos, de la poesía de siempre, lo hace innovando con eso que los
modernos en el campo del diseño de ropas han dado en llamar “costumizar” y, también incorporando un lenguaje de ahora creando poemas que abordan igualmente temáticas de hoy, de ayer y de siempre.
Hacia 2007 nos decía este muchacho, a modo de poética, que:
Es fácil ser difícil. Lo complicado es ser sencillo. (…) Casi sin quererlo dejé de lado las matemáticas, la geografía y la química: me había condenando a poder desempeñar una única tarea en la vida que, además, resultó ser inacabable y de un valor más que discutible. (…) Quisiera, algún día, escribir un buen poema. Con esa esperanza (y con un lugar cómodo y tranquilo para leer) me conformo. Pues confórmate muchacho. A mí me parece que ya lo has conseguido
Ben Clark, que escribes algunos muy buenos poemas y, seguramente, también habrás encontrado un lugar cómodo y tranquilo para leer. Y sí,
es facil ser dificil (o inentendible o críptico o hermético o como querais.
Lo dificil es ser sencillo (porque en la sencillez está la grandeza). A los lectores de este blog, a los jóvenes y no tan jóvenes, les recomiendo leer
La mezcla confusa para que, como digo yo en un poema:
¿Cómo se ha de innovar cuando se ignoran/ las fuentes que han saciado tantas páginas/ de vida amor y tiempo? Aquí os dejo un poema de este libro (Pág,63) titulado…
NO LO DUDES
No lo dudes: a ti van estos versos.
Sabes bien que no puedo referirme
a otra persona; este poema es tuyo.
Pero por si dudaras todavía,
diré que te he querido y que no sabes
tantas cosas de mí como yo sé
que sabemos los dos de nuestros cuerpos.
Veo que todavía desconfías.
Haces bien; yo tampoco estoy seguro
de que puedas ser tú, después de todo
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