viernes, 4 de noviembre de 2011

Antonio Gala: La vida no es la verdad: la vida es la esperanza.



Memoria poética I

Antonio Gala: La vida no es la verdad: la vida es la esperanza.


Su nombre de pila es Antonio Ángel Custodio Sergio Alejandro María de los Dolores Reina de los Mártires de la Santísima Trinidad y de Todos los Santos. Su lugar de nacimiento… qué importa, Rainer Mª Rilke decía que nuestra patria es la infancia y Antonio Gala se crió en Córdoba, luego, además, ha llegado a ser Cordobés universal. Y el año de nacimiento…un misterio. El suele decir Octubre de 1936, otros… dan otras fechas; pero,qué más da, respetemos la fecha. Al fin y al cabo, como dice Antonio, La vida no es la verdad: la vida es la esperanza. Lo importante es que Antonio Gala , siempre,siempre, vive vivo.


Antonio Gala es poeta, dramaturgo, novelista, ensayista y articulista. Pero primero que todo lo demás es Poeta. Antonio anunció el martes 5 de julio de 2011 en La tronera que publica el diario El Mundo, que padece un cáncer de difícil extirpación y que se está sometiendo a quimioterapia y radioterapia. Y lo hizo con estas palabras: "La enfermedad nunca es una forma de tristeza ni una metáfora ni una melancolía: es un camino incómodo, que lleva o no a la muerte con o sin rapidez. Hasta ahora fui sometido a toda clase de salvamentos quirúrgicos. Nadie me consideró más interesante por eso, pero su éxito me salvó. Hasta ahora. Ahora padezco un cáncer de difícil extirpación. Y estoy sometido, para tratar de librarme, a un largo puteo, que es igual que una guerra de la que soy el campo de batalla. ¿Con un doble aliado: la quimioterapia y la radioterapia? Espero que conmigo sean más beneficiosas que el cáncer: matar es el fin de los tres. ¿Quizá demasiado tarde para recomenzar? Estoy en buenas manos: lo suficiente como para no querer pasar a las Mejores. Todo parece, así, interminable, monótono, invasivo... Menos la vida: no tenía edad ya de nuevas experiencias. Hubiera preferido el quirófano como tajante campo de batalla. Soy mal aliado de mí mismo: impaciente, poco soportador e insoportable: la anestesia total es mi aliada. Las nuevas experiencias me llegan tarde. Trataré, con todo, de defraudar a la muerte una vez más: la última".



Antonio Gala es un autor de mucho éxito y con muchos lectores en cualquiera de los géneros ya sea teatro, novela, ensayo, artículo o poesía.
(Seguramente, con Poemas de amor, es uno de los poetas que más libros ha vendido) Su estilo está repleto de imágenes y en él abundan los recursos líricos. Goza de enorme popularidad pero, por otra parte, no le faltan detractores tanto de su persona como de su obra. Con relación a su obra, seguro estoy y se diga lo que se diga, que, los lectores, seguirán siendo fieles a su posesión del don de la palabra en cualquiera de los géneros que nos escriba. Con relación a su persona espero que sus enemigos, dejen a un lado el rencor, la envidia, en fin lo que quiera que sientan porque el Karma es el Karma y suelen decir los seguidores de este modo de pensar que todo el mal que se desees para el otro se volverá hacia quien lo desee.


Tras dejar pasar el verano, pendiente de su recuperación, y con la esperanza de que defraude, una vez más, a la muerte, cuelgo aquí un artículo que se publicó en el año 2000 con motivo del Homenaje que la revista cordobesa de Rute Ánfora Nova le dedicó a este poeta que escribe poesía en todo lo que escribe.



En aquel homenaje participamos amigos, admiradores o ambas cosas a la vez, de Antonio Gala y lo hicimos para ofrecerle nuestra amistad y muestra admiración. La lista es extensa, pero citaré, entre otros, a Arturo Pérez Reverteque dijo: Quiero mucho a Antonio. Admiro sus actitudes, sus elegantes silencios, su fidelidad a sí mismo, a lo que representa, el papel imprescindible y único, personalísimo, que desempeña en el mundo cultural español. Y a José Hierro, que envió un poema que es una hermosa metáfora sobre el traslado de los viejos a las residencias (Pepe les tenía horror a éstas), Los claustros. Un poema que comienza así: No, si yo no digo / que no estén bien donde están: / más aseados y atendidos / que en el lugar en que nacieron / donde vivieron tantos siglos. Pepe quiso rendirle homenaje con un poema que significaba mucho para él.


Pongo estos dos ejemplos pero en esta revista participaron desde Federico Mayor Zaragoza a la jovencíta Laura Moll y entre ellos Fernando Arrabal, Eduardo Mendicutti, Carmen Rigalt, Victor Marquez Reviriego, Francoise Dubosquet, Tico Medina, Félix Grande, Raul Guerra Garrido, Leopoldo de Luis, Claude Couffon, Mariano Roldán, Manuel Mantero, Elsa López, Vicente Nuñez, Antonio Hernández, Pilar Paz Pasamar, Odón Betanzos, Jose María García Lopez, Ana Padilla Mangas, Manuel Ríos Ruiz, Francisco Solano Márquez, José Infante, Sergio Macías, Francisca Aguirre, Manuel Gahete, Ginés Liébana, José De Miguel, Carmelo Casaño, Antonio Moreno Ayora, Francisco Domene, Luis Martínez de Merlo, Manuel Galeote, Álvaro Fierro, Manuel López Azorín que es quien maneja este blog y lo que aquí se cuelga, Jacinto Mañas, Joaquín Pérez Azaustre, Manuel Francisco, Vicente Luis Mora, Carmen Calvo, consejera de la Junta de Andalucía por entonces, Miguel Castillejo, presidente de CajaSur, y un pórtico en el que Antonio Gala agradece todas y cada una de las colaboraciones y, cómo no, al director de Ánfora Nova: José María Molina Caballero.


Mi deseo ahora es que Antonio Gala pueda salir adelante porque aunque todo parezca, así, interminable, monótono, invasivo... Como él suele decir también: La vida no es la verdad: la vida es la esperanza.





Mi colaboración fue la que ahora incluyo y que titulé:

Antonio Gala: Poeta


La obra de Antonio Gala es la de un hombre con preocupaciones de concepto y afecto. La de un escritor que posee recursos expresivos con identidad propia. Es la obra de un poeta que transmite vivencias irrepetibles.

Según palabras de Carmen Díaz Castañón (El águila bicéfala. Espasa Calpe 1993) la obra de Gala tiene dos exigencias. La segunda es:…aquella que tiene la honda urgencia de realizar en su obra, su yo más íntimo con una literatura para regresar, inexorablemente, al ser para descubrir lo esencial que hay en él.

Antonio Gala ha escrito: Mi intimidad no se agota en mí sólo. Quizá sea que mi corazón no sea algo que yo abarque, sino algo que me abarca: inasible, nutricio, inmensurable.

También ha dicho: Si yo tuviera que elegir un adjetivo para calificarme no dudaría: Poeta. Estas últimas palabras las pronunció, frente a casi seiscientas personas, el uno de octubre de 1993, en una lectura dentro del programa Tertulias de Autor del Colectivo Helicón de poesía.




Quien esto escribe, le había invitado a inaugurar el Segundo Ciclo de estas Tertulias de Autor por donde ya habían pasado, como Autores invitados para leer su obra, poetas como Pablo García Baena, Claudio Rodríguez, José Hierro…(entre otros) . Luego, tras Antonio Gala, pasarían muchos y prestigiosos poetas, sirvan –por ejemplo – los nombres de Carlos Bousoño, Ángel González

Antonio aceptó mi invitación a leer su obra poética. Él, que cultiva todos los géneros literarios, ha escrito poesía desde siempre. Para Antonio, la poesía está en la base de todo. Cree que todos los géneros literarios están construidos sobre la poesía y que alguna poesía solo se concreta, se cristaliza, se materializa en el poema. Existe, para Gala, otra poesía que está en el alma de los que la oyen, en el alma de los que la sienten. Es la poesía de actitud vital, esa que, probablemente, todos tenemos.

Hacia esa poesía de actitud vital, a través de la tradición oral, se propuso HELICÓN con Tertulias de Autor y sus lecturas, tratar de hacer llegar la poesía a los que la oyen, los que la sienten, animándoles así a una posterior lectura de lo escuchado, de lo sentido.



Antonio Gala guardaba casi toda su poesía para él no en vano siempre ha manifestado que ésta, le parece un extraño streap-tease moral y doloroso. Por esta razón se resistía a publicarla. Alguna que otra vez, lo hizo en Cuadernos y periódicos, así fui conociendo gota a gota, La deshora, Testamento andaluz, Meditación en Queronea, Sonetos de la Zubia… Con una única excepción en forma de libro publicado, Enemigo íntimo (accésit del premio Adonais, 1959) Tendrían que pasar (desde ese uno de octubre de 1993) cuatro años para ver la obra poética de Antonio Gala recogida en libro. Un libro con el título de Poemas de amor (Editorial Planeta 1997) con prólogo de Pere Gimferrer.


Enemigo íntimo (Colección Adonais , Rialp,1960) fue su primer libro de poemas publicado. Este libro, me decía Antonio,y también lo comentó públicamente aquella noche, generó tantas miles de fotocopias que los dueños de una empresa de copias le regalaron una bandeja de plata como agradecimiento por las ganancias producidas por las fotocopias de su libro. (Reeditado luego en la Colección Retorno. Ediciones La Palma 1991)




Enemigo íntimo. Poemas de amor que se van –y lo digo con sus versos– con la prisa de los ríos. Tan efímero que nos detenemos a mirar y, entonces, vemos que… va ya el agua en el recuerdo sólo. Un amor que nos muestra –en sus versos– los tonos multicolores, profundos y oscuros de la dicha y la desdicha, de la compañía y de la soledad.

Recuerdo que en la lectura de Tertulias de Autor nos dijo: Hoy os voy a ofrecer el único regalo que yo puedo hacer y es el de leer poemas de amor. Es decir los más sensibles para mí, los más sufrientes, los más ensangrentados.


Inició su lectura con un poema de su libro Perseo, libro que definió como inicial y un poco gongorino. De Enemigo íntimo, libro también adolescente, según Antonio, nos leyó el poema número 6 (en Poemas de Amor es el número 3 de los seleccionados para su publicación): Amor no es más que estar / amando, sin sentir el oleaje / en que a la fiebre sigue la desgana.




Tras este poema y ya del libro Valverde 20, otro poema de amor (o desamor ya que toda cara tiene su cruz): Vaya la rosa con su dolor a cuestas / el recuerdo conmigo y yo con nadie. Meditación en Queronea, escrito casi entero de un tirón, medita sobre la batalla que allí se produjo y en la que Filippo de Macedonia exterminó a la Legión tebana (compuesta por parejas de amantes). Antonio leyó el poema de la segunda parte de este libro que es una reflexión sobre estas víctimas de la crueldad contra el amor: Tu nombre es ahora “víctima”. / Descansa, ya has llegado. / Inmortal te retienen / los brazos de quien te ama, y tú retienes / inmortal a quien te ama: / aquel gesto inicial se ha hecho de piedra. / Tan sólo las estatuas / pueden seguir sonriendo para siempre. / Los dos habéis vencido / ¿Dónde está el vencedor?


De Baladas y canciones y seguramente para descargarnos del peso de un poema tan intenso como éste, Gala nos relajó leyendo unas sevillanas cuyo estribillo decía: Cuando suspiro / hasta el aire me amarga / si no te miro. / Ay qué tormento / que me duele hasta el aire / si no te siento. Tras estor versos de corte tradicional, leyó Antonio del libro La deshora el poema Alargaba la mano y te tocaba (debo indicar que este poema está incluido en Poemas de amor en el apartado de Valverde 20, poema nº 5 página 76): ¿Acaso amor es esta no existencia / de tanto ser? ¿Es este des-vivirse / por vivir? Ya desangrado. / de mí, ya inmóvil en ti, ya / alterado, el recuerdo se reanuda. / Se reanuda la inútil exigencia…/ Y alargaba la mano y te tocaba.



Luego de Testamento andaluz, tras el poema de “Mijas” donde hace referencia a Troylo nos leyó el poema de Córdoba: Puede el amante dejar de amar, pero, ay, amará siempre / el tiempo en el que amó. Y después del poema “Alhambra”: Contra la llama sólo la llama. / Contra el agua, la flor del arrayán. Y finalmente llegaron los Sonetos de la Zubia. Leyó Antonio un total de quince sangrantes y rígidas disciplinas que, como dijo, se sucedieron un verano. Las ensangrentadas y rígidas disciplinas del amor y del soneto.

Antonio Gala es poeta, vivencia, imagen, recurso literario, sensación, emoción y vida. Para él el amor es un conjunto de armonías y desarmonías, por ello ha escrito: No sé si para el golpe o para el beso / no sé si para el gozo o la tristeza. La poesía de Gala es… el amor. El amor con la dicha y el tormento, la risa y el llanto, con la vida y la muerte. El amor, aunque siempre imperfecto, como centro del universo, como el eje que mueve todo. Para Antonio el amor es como la poesía: una vía de conocimiento. Es como la libertad: algo que se teme y se desea. Como sabe de la fugacidad del amor, y lo sabe dolorosamente consciente, dice: Busca otra soledad y no la encuentra / porque es la soledad el amor mismo / disfrazado de carne y de caricia.


Versos, arte mayor, como los clásicos, para decir del amor: El dolor eres tú, la soledad / sentir tu aliento al lado de mi cuello. Pero también el amor, en palabras de Antonio, tiene rostro luminoso de ardiente sol: Salta el amor, como una alondra súbita, / de mirada en mirada. Qué alegría / pone al tallo la flor, mientras se pierden / los amantes en selva / de delicias, cantando / por la mañana de oro protegidos. Igualmente dentro de esa armonía- desarmonía , el amor tiene el rostro acerado de un cuchillo: No obstante, entre las dos / cinturas permanece / el filo de un cuchillo. Cada amante / es su alondra, su selva y su mañana: / en sí las goza, en sí las extravía.




Dice nuestro poeta del amor: Tú, yo y nosotros; los dos primeros deben, conscientemente, hallarse separados. La confusión es la muerte del amor, que nunca convierte a dos seres en uno, porque –como los ríos– requiere dos orillas.


Antonio Gala, como bien dijo Pere Gimferrer en el prólogo de Poemas de amor, ha elegido ser el poeta del amor. El amor como la luz y la sombra, como el fuego y el frío. Sentimientos, emociones, sentimientos ( y recuerdo que Antonio nos dijo en aquella lectura: Pienso que ya está pasada la Edad de la Razón , y que quizá tengamos que llegar a una Época del Sentimiento. Sentimiento donde se nutre el río de los sueños, el mar de las ilusiones, el océano de la esperanza. Nómbrame, le pedimos todos alguna vez al amor, nómbrame. Antonio Gala lo dice así en el poema “Alhambra”: Tu voz me da la fuerza / contra la fuerza. Nómbrame y viviremos.




Regresábamos hacia su casa de Macarena en Madrid. Nos acompañaba Víctor Mariñas, el joven cantautor que puso voz y música a los poemas de Antonio. Habíamos dejado atrás San Sebastián de los Reyes y el caluroso, intenso y admirado aplauso final que casi seiscientas personas le otorgaran al poeta y a su poesía. Recuerdo que Antonio lleva en la mano la invitación de Tertulias de Autor. Un tríptico con el anagrama de Helicón (un dibujo que José Hierro, que también le otorgó su aplauso aquella noche, me había hecho expresamente para las Tertulias) Dentro, una biobibliografía de Antonio y un poema manuscrito. Un soneto de los Sonetos de la Zubia , con un verso en el terceto final que dice: Nadie muda ni elige los destinos.




Antonio se interesaba, hablando con Ana, mi mujer, por nuestras hijas (tus chicas como las llama siempre cuando me pregunta por ellas y por Ana): Es envidiable, le dijo, tener una familia… Llegamos, aquí tienes tu casa Ana, aquí vivo, solo.

Antonio es poeta por destino, es, por encima de todo, Poeta. Nadie muda ni elige los destinos.

A los pocos días escribí dos sonetos para él. Uno lo perdí, el otro se publicó con este artículo en el Homenaje que le rendimos a través de la revista Ánfora Nova números 41-42 del año 2000.




Soneto I


En Córdoba la luz se volvió canto
y tuvo un nuevo arcángel junto al río.
Allí un Ángel Custodio- Antonio crío –
vivió la adolescencia entre su manto.

Después se hizo Madrid ciudad de espanto
y de descubrimiento y de albedrío,
y fue lugar de luz y cielo umbrío
repleto de sucesos y quebranto.

Más tarde el mundo entero se achicaba,
sin el ángel viajero que es Tobías
y todo fue un pañuelo con encajes.

La vida, el corazón… nada enjugaba
del poeta dolores y alegrías…
ni el pañuelo de amor de tantos viajes.

Manuel Lopez Azorín

Tiempo después de escribir para el homenaje da Antonio, encontré aquel otro soneto que había perdido. Se lo envié a Antonio y lo colgué junto con el ya publicado en otra entrada de Antonio Gala este blog.

Hoy quiero, también, colgar otro poema que le dediqué un día recordando aquellas palabras que le dijo a Ana con relación a su soledad, y que he incluido en Sólo la luz alumbra.





Jeroglífico

Para Antonio Gala

Junto al amor, la luz
y entre la luz, la sombra.

Es la luz el amor
cuando la luz lo nombra.

Cuando le falta luz
el amor es la sombra.



Antonio, que es un poeta de luz con la sombra del amor, que sólo es eterno y luminoso mientras dura, suele decir que no se apoya en su bastón sino en la poesía y en la esperanza. Y es cierto, desde aquellos primeros poemas que trajera a Madrid y que leyera a sus amigos Félix Grande y Paca Aguirre, es poeta de luz y se apoya en la poesía y en la esperanza.


Aunque luego su trayectoria literaria deslumbrase en el teatro o en cualquier otro género que haya tocado, su auténtica y primera necesidad fue la poesía, esa que escribía en soledad y que guardó para sí tanto tiempo, con algunas y esporádicas excepciones, hasta que se atrevió a publicarla en 1997. No toda, más tarde nos trajo El poema de Tobías desangelado, una historia de amor, una apasionada historia de los viajes del ángel y Tobías, personificado en Antonio.

Y escribiendo me viene a la memoria Claudio Rodríguez, poeta admirado por Antonio, que me decía, cuando hablábamos de este cordobés universal: Es valiente y firme,incisivo, meticuloso y elegante, reservado y amoroso y único porque maneja el lenguaje –que es la patria de la poesía, del poeta– excelentemente. Y Claudio que fue (que sigue siendo)un grandísimo poeta, era, además, una persona extraordinaria que se equivocaba pocas veces.



En su libro autobiográfico Ahora hablaré de mí, dice Antonio: Estoy agotado, enfermo, triste y solo hasta el fin

Pues no, querido Antonio, seguramente ahora estas agotado, enfermo y triste pero nunca estarás solo porque los que te queremos,los que te leemos y seguimos, los que pensamos en ti, estamos a tu lado y recuerda que –tú lo has dicho– La vida no es la verdad: la vida es la esperanza. Defrauda querido Antonio, defrauda a quien tu sabes,como yo. Es tu esperanza, y la mía.

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