Al regreso de las vacaciones de verano me encuentro en casa un paquete que me envía una pareja de Moratalla, María y Nicolás, dos buenos amigos que forman parte de mi familia de afectos. En el paquete una carta de agradecimiento por mi poesía, que tienen y que leen, y el regalo de un libro con el título de La caja de membrillo cuyo autor es un amigo suyo de Calasparra llamado Fulgencio Caballero (Calasparra se encuentra a unos 11 o 12 Kms de Moratalla , el lugar de nacimiento de estos buenos amigos y también mío, un hermoso pueblo del noroeste de Murcia donde viví los primeros años de mi vida)
Moratalla (Murcia) |
Abro el libro y leo la solapa de la portada donde me entero que Fulgencio Caballero es de origen calasparreño aunque nacido en Barcelona en 1966.Su paso –dice en ella– por el Instituto Monserrat y por la Facultad de Derecho de Barcelona marcará para siempre su pasión por la historia gracias a la influencia de profesores y compañeros. En el año 1986 se traslada definitivamente a Calasparra, la tierra de sus padres y abuelos, un pueblo donde la cercanía a las personas mayores consolida su idea de que la verdadera historia está en los personajes anónimos.
Su profesión es la de asesor fiscal aunque las letras son su verdadera pasión. Buscando calidez en la literatura nunca ha dejado de disfrutar con la lectura. La novela clásica y contemporánea, han llenado sus largas noches de insomnio.
En el año 2008, en Calasparra , Fulgencio Caballero toma la decisión de escribir su primera novela encontrando en su abuelo un indispensable colaborador para narrar una áspera historia de perdedores que le llevaría a colarse con La caja de Membrillo entre los diez finalistas del LIX Premio Planeta. Los diarios La Opinión, La Verdad y La Vanguardia dieron cuenta de la noticia.
El diario La verdad decía el 29 de octubre de 2010: El pasado quince de octubre aquella caja metálica, repleta de ásperos recuerdos de toda una vida digna de admiración y respeto, resonó con dignidad en la gala de entrega de los LIX premios Planeta. Ese inolvidable día una deuda de gratitud quedaba saldada.
Como sólo se publica el Premio y un finalista, La caja de membrillo se quedó con la alegría dulce de encontrarse entre las diez novelas seleccionadas al Planeta y la amarga tristeza de saber, al tiempo, que La caja de membrillo se quedaría con la aspereza de la cáscara y sin la dulzura, no ya del premio, que para ser su primera novela debió suponerle un premio el hecho de quedar finalista, sino del fruto de la publicación. Con muy buen criterio Fulgencio Caballero se decide finalmente por la autoedición y la novela sale publicada en 2011.
Calasparra (Murcia) |
Así pues este calasparreño, que escribe su primera novela mezclando ficción y realidad para contar la represión franquista y la historia de su familia, unidas en una narración que anda dentro del género de novela histórica en cuanto que la documentación aportada por el autor ha tratado de ser fiel a ese tiempo aunque en ella se incluya un argumento ficticio y a la vez entretenido, porque tiene, me parece a mí, mucho de investigación policial o detectivesca y esto hace que su lectura resulte amena para el lector ( es, en definitiva, una novela, repito, de realidad y ficción, ajustada a una época concreta) ha tenido que autoeditarse para poder ver publicada una novela seleccionada entre las diez finales que optaban al Premio Planeta. Ni más ni menos (Cómo está el mundo editorial,¡ Señor, Señor!) Lo importante es, según creo, que ya va por la segunda edición.
En las 264páginas que componen La caja de membrillo sucede esta dura y hermosa historia de amor, de odio y de reconciliación, una historia de valores que el autor nos presenta a dos voces. La voz de Jaume, un amigo de la heredera, que nos cuenta lo que va sucediendo en el presente , y otra voz, que narra en tercera persona, y nos traslada, retrotrayéndonos en el tiempo, a un pasado en el que nos va mostrando acontecimientos que descubren el hilo conductor y aclaratorio de las causas y las consecuencias de esta historia en la que los versos del poeta Miguel Hernández y una cita de la Biblia impregnan de humanidad esta narración sucedida en la España del siglo XX y que abarca el tiempo de la República, continúa con la Guerra Civil (1936-1939), sufre una terrible postguerra, soporta una larga dictadura que duró hasta el año 1975 y que (con un salto en el tiempo que va desde la guerra civil y postguerra al primer decenio del siglo XXI), concluye en la actualidad y todo ello con dos escenarios principales que son Calasparra y Barcelona.
Barcelona |
En la contraportada del libro podemos leer: El cielo y el infierno de la casa que acaba de heredar María esconden su asombroso pasado familiar. Las entrañas de la casa de la abuela Águeda guardan celosamente una historia de amor y odio. Una historia de héroes anónimos que lo dieron todo por unos ideales sin esperar nada a cambio. Un relato escrito de modo coloquial, con lenguaje sencillo pero preciso. El hecho de escribirlo así, sin escritura críptica ni términos especialmente difíciles, sin barroquismos ni arquitecturas verbales de laboriosa complejidad, hace que su lectura sea accesible a todos los lectores. Yo he disfrutado con ella y, aunque aquí, generalmente sólo reseño poesía, os recomiendo su lectura.
1 comentario:
Esta novela me ha encantado, por su rápida lectura e historia, la recomiendo
Publicar un comentario