Eugenio
Arce Lérida: Siempre será mañana
Eugenio
Arce
me envió su último libro Siempre
será mañana, libro de poemas con deseos, con sueños de presente
y de futuro, que ha sido editado en la
Colección Rosa Naútica nº 84 en San Francisco de Campeche (México). Antes de
este poemario ha publicado Yunque de luz herida (Biblioteca de Autores Manchegos, 1996) e Interna geografía (Grupo Literario Guadiana
2001) Como narrador ha publicado Irreal como la vida misma que obtuvo
el Primer Premio del XIII Certamen de Cuentos Carta Puebla, de Miguelturra (Ciudad Real), en 2010. Es colaborador del diario Lanza de Ciudad Real.
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Eugenio
Arce (Torrenueva, 1949) es manchego y reside en
Ciudad Real. Le conocí en diciembre de 2012 y supe que era poeta y narrador y
que entonces, y ahora, preside el Grupo
Literario Guadina y director de la revista que publica este Grupo con el
nombre de Manxa. Me pareció un hombre
metódico, tranquilo, paciente y pacífico. Al abrir para ojear este libro Siempre
será mañana me encontré con un poema titulado Des-control que dada mi primera impresión de este poeta me
sorprendió y me hizo leer, en lugar de ojear este poemario: Tú siempre planificas / el viaje, la
aventura /y hasta los sentimientos. El poema luego me llevó hasta mi
primera impresión, termina así: Por mucho
planisferio, / agenda, ordenador…, que manipules / acuérdate que siempre /
llegamos al lugar / donde algo o alguien nos espera. Leí el libro de un
tirón, de principio a fin.
En las Meditaciones previas, escritas a modo de
prólogo por Brígido Redondo, de la Casa
Maya de la Poesía, comienza diciéndonos: Antes de ser extensión compleja, el mundo es intención subjetiva, antes
de ser descripción, el mundo es pasión, porque queremos aprehenderlo es que lo
nombramos intensamente, al narrarlo lo llenamos de sentimientos y pensamientos
que han tomado posesión de nuestros sueños.
Sin
palabras enmudecería el mundo y los hombres no encontrarían jamás el rastro de los suyos, las palabras
son los justificantes de la existencia, suprema condición del conocimiento.
Eugenio Arce. Foto de Tomás Fernández(La Tribuna) |
Eugenio
Arce
ama las palabras porque sabe que detrás de ellas se encuentra el misterio de lo
imprevisible: … como un vestigio mágico /
que al hombre le fue dado por los dioses. Las ama y nunca las emplea para
herir sino para cantar a la vida. Eugenio nos ofrece 38 poemas de los que yo
llamo reflexión positiva, es decir nos expone sus inquietudes, sus deseos, sus
sueños con sencillez y con respeto hacia el hombre. Este poeta, hombre
pacífico, medita sobre la vida, el tiempo, las actitudes de los hombres,
reflexiona, no sé si con cierta tristeza o desencanto, sobre sus actos de
manera moralista y busca las palabras adecuadas para contar-cantar, con la
certeza de que la poesía nos ofrece, con ellas, no sólo la hermosura de un
edificio bien construido, armonioso y rítmico, sino que la decoración interna
de este edificio poemático se adorna con
la bandera de la conciencia. Eugenio
Arce, en esta poesía suya, tan de meditación como de compromiso, nos ofrece las palabras con música de belleza
y de melancolía, con música de claridad y de tristeza.
El poeta y crítico José
María González Ortega dijo de Eugenio
Arce y de su Siempre será mañana: Poner
atención a valores positivos, como el respeto hacia los demás, facilita que los
poetas cumplan bien su pacífica labor:
meditar, reunir palabras armoniosas y componer poemas, conmovedores versos,
esperanzas, caminos de ternura, sentir que nunca es tarde porque “Siempre será mañana”.
Si “hoy es
siempre todavía” como nos dejo dicho D. Antonio Machado, mañana es el sueño por llegar y
mientras vivimos en este hoy permanente, el conjunto de acciones, de actitudes van conformando esa vida, sus pensamientos , sus
actos, y para el poeta sus libros y en ellos va dejándonos su vida y sus sueños. Vida y sueños que , algún día, con
el cierre del bar de la existencia, nos dejará un
manto de silencio y puede, o no, en el caso del poeta, quién lo sabe, que nos vaya borrando a todos.La palabra escrita pudiera, o no, renacer cualquier día, tal vez.
LA HORA DEL CIERRE
El bar está a punto de
cerrar.
Un camarero barre
papeles y fantasmas.
Son restos de naufragios
y de celebraciones.
El impulso del tiempo
desaloja el local.
Todos corrieron hacia su
destino
apartando la niebla con
sus manos.
Aquí convivieron, por un
momento,
las simas de los sueños,
el halo de las cúspides
y el espacio desnudo
de la resignación.
En esta tibia atmósfera
aún flotan
verdades y mentiras
unidas por los lazos no
verbales
de toda representación
teatral.
Ya el bar cerró sus
puertas
y un manto de
silencio
nos va borrando a todos.
2 comentarios:
Como de costumbre Manuel, muchas gracias. Me ha encantado conocer a este poeta Eugenio Arce y me ha encantado como describes su poesía y su musicalidad con las palabras.
Un cariñoso saludo, Pilar
Muchas gracias Pilar: supongo que a Eugenio le gustará tu comentario Saludos agradecidos para ti
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