viernes, 17 de enero de 2014

Pedro A. González Moreno: El ruido de la savia Premio Nacional de Poesía "José Hierro"





Pedro A.  González Moreno: El ruido de la savia

El Premio Nacional de Poesía José Hierro  que convocó el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes en su XXIV edición fue para Pedro A. González Moreno (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 1960) por su obra El ruido de la Savia, libro que se alzó con el galardón sobre las 157 obras presentadas en total en esta edición de 2013. El poeta recogió el premio el 4 de diciembre de 2013 en un acto realizado en El Caserón con la participación de  los poetas Joaquín Benito de Lucas, Ángel García López y Antonio Hernández, miembros del jurado, y de Mar Escudero, concejala de Cultura del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.

El salón a rebosar de público para escuchar al jurado y al poeta que dijo de este libro: lo mejor es la sensación que me deja de haber saldado una deuda con mi pasado, con mis raíces y con algunos de mis fantasmas más íntimos.   Fantasmas, raíces, savia  que en las dos primeras partes de las cinco que consta este poemario, aparecen , dando sentido a los versos de Eladio Cabañero que como cita de introducción y aclaratoria nos dicen: Pues quien no se comió los huesos propios, / las heredadas venas de los padres / como quien por agosto bebe agua, / no fue digno de nadie.

El poeta Pedro A. Glez Moreno con su hijo

Un homenaje, un ejercicio de memoria, para recordar que esos fantasmas del pasado, esas raíces que dieron lugar, gracias a la savia que las nutrió de vida primero y de poesía después, a otras ramas De mis antepasados / no aprendí grandes cosas, pero  heredé de ellos/ una extraña escritura / donde podía leerse / el filo de las hoces y el ruido de la savia. No heredó grandes cosas, pero el sujeto poético aprendió de ellos a agavillar los desengaños, y en el dejaron cauces / de  savia turbia donde se mezclaban / sombras de barro y luces  de quimeras. Poema tras poema el autor va recordando sus raíces: Arrieros, capataces, albañiles… y se pregunta: …Quién sabe /  si alguna vez  soñaron a escondidas / con escudos de armas. Pero su vida, nos cuenta, fue  la aristocracia del cansancio. Nos habla de una estirpe que en barro y yeso dejó escrita su canción sin palabras.

Decía hace tiempo el poeta Francisco Caro, en relación a la poesía de Pedro A. González Moreno, que  es  poeta en el que la memoria de la vida precede siempre a lo vivido, donde vivir es solamente contar la luz que la memoria desprende. Una poesía de vida viva y de memoria viva, una poesía escrita con la materia de los sueños que no es otra cosa que la memoria, una memoria que es recuerdo absoluto, primigenio pues consciente o no vive en nosotros desde que nace y sin advertirlo, nos acompaña ya toda la vida.
Raices naufragadas, / larga alfombra a de huesos como polvo de espigas / que  todavía me alimentan. / Lenta y callada procesión de sombras / que vuelven a mis sueños cada noche / y a veces  me preguntan si su árbol / continúa creciendo.


Sus ramas todavía le acunan, le siguen dando sombra,  y recuerda que  la savia de aquel árbol puso un día en sus labios palabras para escribir el primer verso. Y gracias a la savia, a su ruido nutriente e invasor, a su sueño de música humilde, de herencia noble, de voluntad de construir, de crecer, fue surgiendo lenta, primero la canción no escrita, después la grafía y su leve murmullo  tarareando en los recuerdos, brotando entre las páginas , paginas que redimen fantasmas, raíces… y que hacen  que el poeta construya, con las palabras, lo más suyo, lo más íntimo, y lo construya para siempre, sin prisa y contra el miedoPorque el poeta siempre guarda en los armarios de la memoria, las palabras que un día, fueran ya hebras de claridad, sólida luz  en el poema escrito.



Lo que más me ha costado del libro, nos dijo Pedro A. González Moreno, ha sido estructurarlo, es decir organizar los temas para que las reflexiones metapoeticas se convirtiesen en el hilo conductor que le diese unidad general a la obra. Las tres partes finales del libro están dedicadas a esas reflexiones metapoéticas,  a esa Agua que sacia nuestra sed / e igual que un perro fiel nos lame / piadosamente las heridas.

Video sobre el jurado del Premio Nacional José Hierro

La palabra de Pedro A.González Moreno es precisa, elegante, rítmica, musical  y es que este poeta es de una gran perfección formal, cuida el lenguaje,  la palabra porque sabe bien que  la música del poema, de la poesía,   solo sonará bien  si se construye con  la única materia con la que elaborar la poesía. Con la sombra del árbol  donde creces, con la memoria  de sus raíces y  Con raíces y hojas, con hilo de adjetivos, con lenguaje, con palabras … y el temblor  de esas letras  que en el árbol fueron creciendo, conformándose, para hablarnos después en sus poemas.



Pedro A. González Moreno es licenciado en Literatura Hispánica y es profesor de Lengua y Literatura. En cuanto a poesía ha publicado: Señales de ceniza, con el que se alzó con el premio “Joaquín Benito de Lucas” (Col. Melibea, 1986); Pentagrama para escribir silencios, (accésit del premio Adonáis), Rialp, 1987; El desván sumergido (premio “Villa de Madrid- Francisco de Quevedo), Libertarias, 1999; Calendario de sombras (premio “Tiflos”), Visor, 2005, y Anaqueles sin dueño (Premio “Alfons el Magnánim-2010), Hiperión, 2010. Además de una antología en la que se recoge parte de su poesía La erosión y sus formas (Antología 1986-2006), Vitruvio, 2007.

En cuanto al ensayo, es autor del libro Aproximación a la poesía manchega. Y en la narrativa ha publicado Los puentes rotos (IX Premio “Rio Manzanares de novela”), Calambur, 2007, y el libro de viajes, que es mucho más que un libro de viajes, Más allá de la llanura, publicado por la Biblioteca de Autores Manchegos y reeditado en 2013.


Antonio Hernández, Pedro A. Glez Moreno, Joaquín Benito de Lucas, Manuel López Azorín , Francisco Caro y Rafael Soler.



El ruido de la savia  ha sido publicado en la Colección Literaria Universidad Popular del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.

2 comentarios:

fcaro dijo...

No es imposible como algunos dicen. Tú lo demuestras Manuel. es posible ser buen poeta y buen amigo. Magnífico reportaje.

blog del poeta Manuel López Azorín dijo...

Gracias querido Caro: tus palabras animan este día frío de invierno; pero claro,tú también estás en esa nómina de la amistad... y ya se sabe.