sábado, 15 de marzo de 2014

Javier Hortal: Nunca, nunca te rindas


Javier Hortal: Nunca, nunca te rindas




Francisco Javier Hortal ha escrito un libro Nunca, nunca te rindas (Éride ediciones, Madrid, 2013) llevado por la imperiosa necesidad del amor, la de abrazar la esperanza para mantener la fuerza, el valor, de no darse por vencido, de no rendirse nunca. 

Este libro cuenta (tal y como nos dice su contraportada) en primera persona, la experiencia  que vive una familia cuando a uno de sus miembros (un adolescente) le diagnostican un tumor cerebral.

Francisco Javier Hortal nació en Jaén y a los siete años se trasladó con su familia a Madrid, ciudad donde reside desde entonces. Esta casado y tiene dos hijos adolescentes. Uno de ellos es el protagonista de este libro, un hermosísimo libro que podría parecer de autoayuda; pero que es, me parece a mí, mucho más que eso, es  una enorme lección de amor. De amor porque tras conocer tan terrible diagnóstico  "Los sentimientos que surgen, las nuevas rutinas que aparecen, las reflexiones que provoca una situación extrema, se reflejan aquí, mostrando como principal enseñanza que nunca, nunca hay que rendirse en la vida," 

Francisco Javier Hortal lee y escribe desde su adolescencia, y disfruta con ello. Estudió Magisterio y ha trabajado en distintos ámbitos educativos: escuelas, granjas-escuelas, centros de adultos en los que, entre otras cosas,  imparte la asignatura de lengua y literatura a los grupos de Acceso a la Universidad para Mayores de 25 años...
En este libro repleto de eso que en poesía llamamos "difícil sencillez"  que es lo más difícil en poesía, contar las cosas con la mayor claridad, ya sea poesía o narrativa,  nos dice que:  La fuerza con la que necesariamente tenemos que afrontar lo que se nos presenta es la que logrará que alcancemos cualquier meta. Nos cuenta también que No es este un libro lleno de dolor y amargura ( aunque muchas veces se camina por  la oscuridad más desoladora) Y es cierto que no lo es porque la esperanza, el valor y el sueño de conseguir  lo que parecía imposible andan por todas sus páginas hasta convertirse en una realidad posible.

Ha colaborado en un libro de María S de Miguel, titulado Acunando sueños, libro al que puso prólogo y aportó un poema. Porque Francisco Javier Hortal escribe poesía desde muy joven y piensa que lo poético es aquello que roza lo sencillo, lo bello, la verdad de cada uno y cada cosa.(y también, digo yo en muchas ocasiones, lo poético o mejor dicho la Poesía , sirve para hacer mejores personas, sin duda)

Este hombre que no quiso rendirse y luchó con amor y con  tesón para vencer la adversidad y normalizar la vida con sus rutinas diarias y  su esperanza, con los ojos y el alma puestos en su hijo adolescente, que venció los miedos y abrazó la luz  para salir del túnel, oscuro, casi negro, de un diagnóstico que cambió su vida, un túnel lleno de incertidumbre que el trató siempre de traspasar desde la más aparente normalidad para que toda la familia se abrazase, como él, a la esperanza y no se rindieran nunca. Por todo esto este libro No es un libro de desencanto y derrota sino de ilusión y constancia. En definitiva y como bien ha dicho el autor: Es un libro de amor suficiente como para transitar  juntos por cualquier camino que se abra ante nosotros: en este caso por el mundo del cáncer pediátrico.

Francisco Javier Hortal, aprobó la oposición a maestros en la comunidad de Madrid y  trabaja como funcionario público en el colegio "Enrique Tierno Galván" de San Sebastián de los Reyes. Es aquí en "Sanse" donde quedó finalista del XI Premio de Poesía del Centro Cultural Blas de Otero y es que este hombre, este maestro, este padre coraje, escriba narrativa o escriba poesía lo hace como decía don Antonio Machado: de frente y al sesgo,  es decir, con claridad para que todos lo entiendan y, al tiempo, con la hondura de quien ofrece más interpretaciones en esa claridad.

Como me ha parecido un trabajo literario hermoso y emocionante además de ofrecernos una enseñanza basada en el amor, la fortaleza y la esperanza...  he escrito un poema de mi visión de este libro que quiero dedicarle a su autor y que he titulado:

Creer en lo imposible 

                                                              Para Francisco Javier Hortal


Porque la vida abraza, besa, sigue...
nunca rendirse, nunca.
(Así, de esta manera, fue su lucha
pues creer lo imposible
es, a veces, hacerlo realidad)

Bombardeada parte de la casa,
por la lucha feroz de una guerra de sombras,
entra en ella y ya no la reconoce.
De golpe, de repente, le arrebatan el tiempo,
los sueños, la esperanza. 
                                        Se le ha roto
la rutina diaria,
esa que hace feliz con casi nada.

Ahora se refugia en el presente,
busca la tibia luz que le alumbre el instante.
(Para nunca rendirse
dicen su corazón y su cabeza)

Ha perdido el reflejo de su imagen.
Sólo le quedan
gestos breves, retazos que, difusos,
le recuerdan ahora a la familia.

Bueno es pensar las pérdidas,
caminar por su propia realidad, 
asumir el infierno y soñar su contrario,
valorar lo que queda,
los pequeños, luminosos instantes
(rodeados ahora de la sombra)
y no rendirse nunca.

Derruida la casa, la recorre.
Una casa que vive en el recuerdo,
en la imaginación,
siempre llena de luz, ahora en sombras.

De golpe la sorpresa,  lo inesperado,
maniató los sentidos.
Hoy tan sólo es capaz  de caminar sin prisas
por el único instante
que conduce a la luz: es la memoria,
pues recordar evita rendiciones.

Una parte de sí se le derrama,
ahora sabe que nada, nada le pertenece.
(Se valora  muy poco aquello que se tiene, 
acaso es la costumbre,
hasta que llega el día en que la sombra
se adueña de la luz.

Cerrada a cal y canto está la casa,
más negra que la noche y sin consuelo...
haciéndose al dolor, al sufrimiento.
(Tan costoso al principio 
que la casa se aferra al sueño de la calma)

Soñar con lo imposible 
es, a veces, ver el sueño cumplido.
Es curioso pensar cómo de pronto
nos llega el paraíso y abre una puerta y otra...
y la casa, tan repleta de sombras,
parece abrirse, vislumbrar la luz,
escapar de la sombra, de los miedos, la duda...
(Renace de las pérdidas.)

Recuperar el pulso toca ahora,
dejar paso a la luz, abrir ventanas,
acariciar el aire y la esperanza
que la mañana alumbran
("Creer en lo imposible
ocurra lo que ocurra") y no rendirse nunca
porque la vida hiere, abraza, besa, sigue...

Noviembre de 2013
Manuel López Azorín


En su momento no incluí esta reseña en el blog porque durante diciembre este adolescente ha tenido que ser intervenido de nuevo y está pendiente de integrarse en un experimental programa que realizan profesionales oncólogos en París y ahora en Madrid. 
El autor de este libro continúa luchando esperanzado y buscando para su hijo esa luz que abra ventanas, que la mañana alumbren, porque, ocurra lo que ocurra hay que creer en lo imposible y no rendirse nunca. Sirva como ejemplo, la lectura de este libro, para aquellos que viven situaciones semejantes y para todos los que sin vivirlas nos acercamos, imaginariamente , y nos solidarizamos con ellas en la esperanza de que lo imposible llegue a ser posible.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Manuel por la estupenda reseña del libro que has escrito. He leído tu poema sintiendo escalofríos.
Un abrazo.
Javier Hortal.