Cristina
Cocca: Claroscuro para escribir un cuadro
De Cristina
Cocca, una poeta española nacida en Buenos Aires, de madre española y padre
argentino, que reside en Madrid, recibí con un saluda de Manuel Martín-Gaitero López de la
Manzanara, concejal de cultura del
Ayuntamiento de Manzanares (Ciudad Real) el poemario que obtuvo el XII Premio Nacional de Poesía Ciega de
Manzanares y que ha sido publicado por Huerga y Fierro Editores. Madrid,
2014.
Conozco
a Cristina Cocca por coincidir en
algunas ocasiones en diferentes tertulias, pero no había leído nada de esta
poeta hasta que me llegó este poemario suyo titulado Claroscuro para pintar un cuadro.
En
unas sesenta páginas, este poemario nos ofrece de fondo una profunda reflexión sobre los seres humanos sujetos siempre al paso del tiempo, a la
memoria, al amor y a su antónimo, en definitiva a la vida y a todo aquello que
nos va deparando y en esa reflexión poetiza sobre lo dicho y, a través de un
campo semántico pictórico, nos dice: No
te engaño si digo que pude terminar / un apunte de luz / a medias con las
sombras. / Y así, en claroscuro, / se quedaron mis lienzos para siempre.
He
leído con atención este libro y he visto en él el rigor y su perfección en el
metro clásico: heptasílabos y endecasílabos en verso blanco, bien ejecutados, y
mucho lirismo en temáticas intimistas, el universo de la razón y el
sentimiento, que decía Unamuno, plasmado aquí en poemas de nostalgia, de
soledad, de amor y desamor, de vida…Cristina Cocca ha construido su poemario
con poesía formal y delicada belleza expresiva.
La poesía de Cristina Cocca, al menos en este libro, es esencialmente lírica,
romántica, intimista, una poesía pintada con el claroscuro color de lo cotidiano,
de lo común al ser humano en cuanto a sentimientos y emociones, poesía
existencial y metafísica, y con el rigor de la armonía, la cadencia que, en la
poesía, debe de tener el verso para lograr una decoración adecuada, una
pintura, un cuadro, en claroscuro, es decir, luces y sombras como la vida misma, con ética y estética
apropiada.
En este libro organizado con en tres secciones además de un prefacio
y un poema epílogo, el sujeto poético nos habla de su carta de
colores, nos pinta paisajes del color de la lluvia, de memorias en rojo... En
claroscuro nos habla de fondos encenizados del recuerdo, de verdiazules pájaros
de otoño, nos evoca lunes de color quebrado… En el último apartado nos muestra el
espacio interior con grises pájaros de frío, paisajes de cenizas y, a modo de final, un apunte de la luz :
Entonces recordé
de pronto tus palabras.
Que me hablaste del mar y mis veleros,
y era tu piel de espuma.
(las
sábanas, un tacto de sal que nos mordía.)
(…)
Comprobé que no todo se había derrumbado.
(…)
Entonces recordé
de pronto que me amabas.
(y
muy lejos, aún era temprano.)
2 comentarios:
Es un gran libro. Tal vez lo mejor de Cristina Cocca. Y eso que es buena.
Seguramente será como tú dices querido Caro, yo no lo sé ya que es el único libro que he leído de C. Cocca; pero coincido contigo en que es un gran libro.
Publicar un comentario