Dejo aquí esta Memoria poética, dividida en cuatro partes, sobre Joaquín Benito de Lucas, para este mes de agosto en el que cumple 81 años. Este poeta, licenciado en filología románica, que publicó su primer libro Las tentaciones en 1964 y que tiene en su haber los premios de poesía Miguel Hernández (1976), Castilla la Mancha (1987), Esquío (1990), R. Tagore (1995), Tiflos (1998) y Ricardo Molina (2003), es un poeta de los años sesenta, injustamente relegado de los grandes premios y /o reconocimientos , en mi opinión, y que ha escrito una poesía intimista y de difícil sencillez como forma de conocimiento y de preocupación por el ser humano, tan merecedora de ellos como aquellos que los han recibido. Vaya pues, para él, felicitación por sus 81 años y por su labor poética.
Memoria poética I
Joaquín Benito de Lucas: La historia de sus años
I.-
Años de creación poética.
Gran parte de la obra
poética de Joaquín Benito de Lucas está
recogida en La experiencia de la memoria (Poesía 1957 –2009), dos volúmenes publicados por Calambur en 2010. En
ella recoge su producción poética que va desde 1957 hasta 2009. Un total de
dieciocho libros, nueve en cada volumen, y unos últimos poemas inéditos, en
cuanto a creación poética se refiere, sin contar la diferentes antologías que
se le han publicado ni las reflexiones personales sobre su poesía ni los
estudios y ediciones que ha realizado sobre poesía de otros poetas o sobre el
tema mariano que como Doctor en Filología Románica y catedrático de Literatura
viene desarrollando desde 1960.
Cincuenta
y dos años de poesía contenidos en las mil trescientas y pico páginas de estos
dos volúmenes es mucho e importante; pero yo sé que Joaquín Benito de Lucas escribió sus primeros poemas con catorce
años, así pues habría que datar su poesía desde 1948 (él lo ha dicho en más de
una ocasión: mi primer poema lo escribí
con unos 14 años. Creo que es el único poema que puedo recordar casi del todo:
«La tarde ya muere/ y la noche tiende su pálido manto./ Los pájaros vuelan/ y
ya no se oyen sus alegres cantos./ Ya todo queda en silencio/, la sierra, el
campo, el mar/ y el ladrido de un mastín se oye, ¡qué lejos está!»), y desde esa fecha hasta ahora mismo, porque
él no ha dejado de escribir, supone un tiempo de sesenta y siete años de creación
poética. Y digo 67 años porque posterior a estos dos tomos Joaquín Benito de Lucas ha publicado,
hasta la fecha, dos libros más: la antología Donde la luna canta. (Ediciones
CantArabía, 2014) y Oda a mi ciudad (Cuadernos de Calisto Talavera de la Reina,
2014 )
Joaquín
Benito de Lucas nació en 1934 en Talavera de la Reina
(Toledo), allí, junto a su río Tajo sufrió la guerra civil y después la
postguerra y su terrible pobreza. Con dos años salió junto a su familia de
Talavera huyendo de las tropas nacionales porque su padre era un republicano y
en su negocio, una taberna de nombre “La
lancha”, se reunían los de izquierdas
a comer y tomar algún que otro vino.
Su infancia fue triste y difícil.
De
manera que uno de los siete hijos de Manolo, el pescador que regentaba la
taberna “La lancha”, un día de 1998 publicó una antología con el
título de La ciudad de las redes azules.
En 1998 fue nombrado hijo predilecto de su ciudad natal, donde, con tal motivo, se publicó esta antología en homenaje a Talavera de la Reina, a su río y a su padre y abuelo, ambos pescadores en el Tajo, a toda su familia y a sí mismo: Y yo soy el testigo / que el agua arrastra / pero que deja restos de sus pruebas / al tribunal de la sedienta orilla. Sobre el río al que canta Joaquín Benito de Lucas el poeta y filólogo Pedro A. González Moreno ha dicho: "El río de Benito de Lucas no es un elemento paisajístico, no es parte de ninguna escenografía lírica, el poeta no canta al río, es el río el que suena dentro de sus versos".
título de La ciudad de las redes azules.
En 1998 fue nombrado hijo predilecto de su ciudad natal, donde, con tal motivo, se publicó esta antología en homenaje a Talavera de la Reina, a su río y a su padre y abuelo, ambos pescadores en el Tajo, a toda su familia y a sí mismo: Y yo soy el testigo / que el agua arrastra / pero que deja restos de sus pruebas / al tribunal de la sedienta orilla. Sobre el río al que canta Joaquín Benito de Lucas el poeta y filólogo Pedro A. González Moreno ha dicho: "El río de Benito de Lucas no es un elemento paisajístico, no es parte de ninguna escenografía lírica, el poeta no canta al río, es el río el que suena dentro de sus versos".
La
primera antología suya que se publicó fue la titulada Antología poética (INDEC,
Iniciativas de Cultura. Madrid 1984), con prólogo de José Hierro.
En ella Pepe nos decía que Joaquín quería hacer de su poesía “la historia de sus años” que era como decir la historia de su vida.
Al fuego de la vida (Ediciones La Palma, 1995.
En esta ocasión parte de un verso suyo perteneciente a un poema titulado “Lo irremediable”, de libro Materia de Olvido, para darle título: Se precisan / muchas horas / y más verdades, / puestas al fuego de la vida / para creer unas palabras / dichas sinceramente. La voz del agua (1964-2004), Valdepeñas, 2004
y Al son de mi río (2007, Talagrafic, Talavera), que tuvo una segunda edición traducida al árabe por Fatma Khalil en 2007, Madrid, Instituto Egipcio de Estudios Islámicos en Madrid.
En ella Pepe nos decía que Joaquín quería hacer de su poesía “la historia de sus años” que era como decir la historia de su vida.
Al fuego de la vida (Ediciones La Palma, 1995.
En esta ocasión parte de un verso suyo perteneciente a un poema titulado “Lo irremediable”, de libro Materia de Olvido, para darle título: Se precisan / muchas horas / y más verdades, / puestas al fuego de la vida / para creer unas palabras / dichas sinceramente. La voz del agua (1964-2004), Valdepeñas, 2004
y Al son de mi río (2007, Talagrafic, Talavera), que tuvo una segunda edición traducida al árabe por Fatma Khalil en 2007, Madrid, Instituto Egipcio de Estudios Islámicos en Madrid.
Su última
antología, hasta la fecha, Donde la luna canta, recoge poemas
de varios de sus libros en los que reflexiona sobre el mundo árabe y
reinterpreta su experiencia del tiempo, de los años en que vivió en Líbano y
Damasco y también recoge poemas referentes al mundo árabe escritos después.
Joaquín Benito de Lucas estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y obtuvo el título de doctor por la misma
universidad en 1964. Es también autor de numerosos estudios sobre poetas
españoles tanto medievales como actuales. Entre ellos Gonzalo de Berceo, Fernando de Rojas,
Gustavo
Adolfo Bécquer, Jovellanos, Antonio Machado, José
García Nieto, José Hierro, Rafael Morales, etc.
Además
de los 20 libros de poemas publicados
(incluyo los dos posteriores a la obra completa publicada en 2010), tiene otros
18 libros de crítica. Cuando opina de la poesía, opina con cierto rigor no
dejándose llevar por los impulsos. Le gustan los poetas clásicos, como es Garcilaso,
pero también Bécquer, Machado, Juan Ramón. Rafael
Morales, más moderno, poeta, talaverano como él, con quien mantuvo una
larga amistad, al igual que con Claudio Rodríguez, a quien conoció
durante el servicio militar, y José Hierro, entre otros.
Joaquín y Rafael Morales |
Conozco
a Joaquín
desde… no recuerdo ya cuántos años y tampoco sé muy bien si me lo presentó Claudio
o fue Pepe, lo que sí recuerdo es que hablando con Pepe
sobre las tertulias que yo hacía los viernes con el grupo Helicón y queriendo
darles más proyección le comenté que, de entre los poetas que tenía en mi
lista para invitar, sería él quien inaugurase y Joaquín quien cerraría el ciclo de este nuevo
formato de Tertulias que pasaría a llamarse “Tertulias de Autor de Helicón”
Pepe sin dudarlo me dijo que el más indicado para inaugurar era Joaquín y él cerraría, si me parecía bien, el ciclo. No tuve inconveniente, me pareció bien y en junio de 1992 Joaquín Benito de Lucas inauguró un nuevo formato, más ambicioso y con la intención de invitar a poetas de reconocido prestigio dentro del panorama poético español.
Así fue y por aquellas "Tertulias de Autor de Helicón" que inauguró Joaquín, pasaron, entre otro muchos, poetas como José Hierro, Concha Zardoya, Pablo García Baena, Claudio Rodríguez, Rafael Morales,Francisca Aguirre, Carlos Bousoño,Gloria Fuertes, Claudio Rodríguez, Antonio Gamoneda, Ángel González...
Pepe sin dudarlo me dijo que el más indicado para inaugurar era Joaquín y él cerraría, si me parecía bien, el ciclo. No tuve inconveniente, me pareció bien y en junio de 1992 Joaquín Benito de Lucas inauguró un nuevo formato, más ambicioso y con la intención de invitar a poetas de reconocido prestigio dentro del panorama poético español.
Así fue y por aquellas "Tertulias de Autor de Helicón" que inauguró Joaquín, pasaron, entre otro muchos, poetas como José Hierro, Concha Zardoya, Pablo García Baena, Claudio Rodríguez, Rafael Morales,Francisca Aguirre, Carlos Bousoño,Gloria Fuertes, Claudio Rodríguez, Antonio Gamoneda, Ángel González...
Benito de Lucas contrajo matrimonio en Damasco con Françoise Ducos. Ella es francesa y se conocieron en Madrid, en la Universidad. Cuenta el profesor y poeta que cuando llegó el momento de marcharse a Damasco le pidió que se fuese con él. Sus padres la llevaron a Marsella desde San Juan de Luz, donde ella vivía, y en Marsella tomó un barco. Joaquín la esperaba en Beirut. Ya en Damasco se casaron. Francoise siempre fue su musa. El poeta canta a muchas cosas. Decía el portugués Pessoa que el poeta es un fingidor. Sobre Francoise el poeta recuerda este poema de 1959 que escribió al lado de la vía del tren, junto a la casa de sus suegros en San Juan de Luz:
Joaquín
Benito de Lucas obtuvo el X Premio Esquío de Poesía por
su libro Dolor a solas (en este libro Joaquín ensayo una teoría del
sufrimiento y no era un sufrimiento abstracto sino íntimo, personal,
sufrimiento que trascendía la anécdota y, con la palabra creadora, quedaba
convertido en sufrimiento colectivo), y vino Joaquín, con él de la mano, a
regalarme un ejemplar. Corría el año 1991 y,
tras leerlo, le escribí un poema que después se publicó en Diario del
Tajo. Al poema, un conjunto de siete liras, que
titulé “Tras el dolor” le puse una cita de Joaquín que decía: contemplando
la blanca pared de la memoria. Aquel poema decía:
1) “Dolor es travesía /
de otoño navegando rumbo al puerto. /
Soñando lejanía /
entre oleaje abierto /
y luces de deseo en mar incierto.///
2)
Dolor mientras el viento /
desde lo oscuro acerca la esperanza /
y se
lleva el lamento /
y la culpa, y se alcanza /
el puerto de los sueños: la
confianza.///
un gran campo de espumas que, vencido, /
naufraga entre las olas /
del
tiempo, del olvido, /
sintiéndose culpable y confundido.///
4) Con el naufragio
¿duerme? /
¿Muere …o es tan sólo un triste sueño?
Tras la tormenta vuelve, /
asido en el madero, /
aferrado a esperanzas y recuerdos.///
5) Y tras las
esperanzas /
ruidos de vida nuevamente emergen, /
y las olas se calman, /
y los
campos florecen, /
y los miedos se esfuman, y se vencen.///
6) La travesía cesa
/
y cesa la memoria, cesa el llanto /
y de lo oscuro llegan /
todo lo cierto y
falso /
7) Y ya vencido el miedo /
–ese
dolor a solas que estremece /
abrazado al silencio– /
tras el dolor se
advierte /
la puerta del amor que se abre, envuelve.”
(De mi libro Azul de los afectos )
En estas liras trataba yo de reinterpretar,
de un poeta intimista y personal, parte de su experiencia vital, vertida en ese poemario.
Manuel López Azorín
(Si te apetece puedes seguir leyendo la II parte de esta Memoria poética en la siguiente entrada)
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