Memoria poética II.
Jesús Hilario Tundidor:segunda época
Jesús Hilario Tundidor:segunda época
La
constante renovación de la palabra
Mientras acabo esta segunda parte sobre la poesía de Jesús Hilario Tundidor en esta Memoria
poética, recibo una llamada suya y hablamos un rato, me pregunta si tengo ya su
Elegía
en el alto de Palomares, le contesto que sí, que tengo las dos. Es ese
libro que habla de mi tierra
Zamora, me dice. Y así es.Toda su inspiración y todo el trabajo en su poesía,
así como “gran parte de mi vida más emocional –dice- , espiritualmente está
condicionado por Zamora.” Me invita a su casa para tomar un café y charlar un
rato, yo casi no salgo, se excusa, y quedamos en ello.
La Segunda Ëpoca en la poesía de Jesús Hilario Tundidor, da cuenta de los siguientes libros: Libro
de amor para Salónica (1980 y nueva edición revisada en 2005), Fernando
Primo Martínez nos habla
de una "historia de amor", un divertimento lúdico, un recreamiento de
poesía amorosa,” Libro de amor para
Salónica no es otra
cosa, dice, que otra vuelta de tuerca en la poesía de Tundidor.
Repaso de un tiempo inmóvil
(1982), del que Alberto Torés García, no cuenta, desde sus
sensaciones, con relación a este libro, que Tundidor es un humanista solidario.
Con relación a Mausoleo (1988), María Pilar
Celma, de la Universidad de Valladolid, nos dice que es la historia de la humanidad
hecha poema. Tundidor suele decir que es el libro que mejor le define como
poeta “por su mensaje, su redacción plena de subjetividad y por su intento de
comprensión del suceso fundamental de la Historia”
Construcción de la Rosa (1990), Carlos
Aganzo, el poeta y director de El
Norte de Castilla, escribe
sobre uno de los libros más complejos y grandes de Tundidor donde – nos
dice que “ el desvelamiento a través del conocimiento del corazón da como
resultado la revelación de la rosa y la inconsciencia del canto.”
Tejedora de azar (1995), Emilio Miró, de la Universidad Complutense, dijo en su día: “Tejedora de azar es
fragmentación y unidad. Fragmentación porque son "poemas exentos" sin
nexo de trama argumental, reunidos en un volumen que conjunta lo fragmentario” Y,
según ha dicho el propio autor, los unificó con ese título.
Las llaves del reino (2000), Antonio Crespo Massieu nos habla de la exigencia de la realidad en este libro. Un espacio
habitado, dice Crespo Massieu, el de los poemas, para que la esperanza creadora
entre en nosotros y haga surgir la realidad.
Fue (2008). Libro del que, en
2009, yo escribí lo siguiente: Fue, en su génesis primera llevó el título de "Cátedra
de San Jorge" (que es, la segunda parte del libro) y Tundidor, pensó estos poemas iniciales a raíz de
un tiempo en el cual estuvo sometido a un tratamiento de radioterapia debido a
un carcinoma detectado en su laringe.
Pero no comenzó a escribir estos poemas por "mirarse el ombligo" para lamentarse, no. Jesús Hilario Tundidor no es persona que pretenda semejante cosa. Por el contrario, Tundidor es hombre, poeta, que sólo se "mira el ombligo" para sobrevolar por encima de todo eso y, desde la altura, siempre desde la altura y la distancia, alejarse de temores o preocupaciones o miedos e imbuirse en lo que el llama su razón de escribir poesía: fundamentar la forma de vivir más intensa.
Esto sucedió (el inicio de Fue) en el año 2003 durante los meses de mayo y junio. Así fue surgiendo un poemario que era la representación intuitiva de todo lo que se acercaba a su consciencia por el recuerdo o la imaginación.
Un poemario que tras un tiempo y tras organizar y estructurar lo escrito, definitivamente, aquella "Cátedra de San Jorge" se convirtió en este libro: Fue.
Un libro en el que (lo diré con palabras del autor ya que hemos hablado en varias ocasiones de él) Vuelca el poeta toda su experiencia vital en un discurrir apasionado por la naturaleza, la historia y la cultura como un legado alucinado de su paso por el tiempo. Un lenguaje proteico, sincopado, delirante, transgresor y ubérrimo en el que las edades de la vida se hacen memoria de un sueño amargo, como una plegaria ante el vértigo de la sinrazón y el temor al vacío. (vamos, que mi amigo estaba en tanto que duró el proceso de creación, como el verso de aquel maravilloso fraile llamado Juan de Yepes y que decía: Vivo sin vivir en mi.)
Pero no busquéis relación entre este libro y
aquel proceso de radioterapia al que se sometió Jesús Hilario Tundidor.
El único nexo que podríais encontrar es el intento de alejarse de ese
"Temor al vacío", de ese "Vértigo" que en ocasiones produce
y nos trae, con su carga de "sinrazón aparente" la vida.
La vida es someterse a la rueda del tiempo mediante la memoria y lo imaginado y esto es lo que hace Tundidor en Fue.
Os dejo el poema V de la primera parte de Fue titulada "El ojo de la lluvia", como muestra.
Estás muerto y has cruzado la nieve. tu corazón se
pudre en la humedad de la memoria que has perdido.
Insólitas también tus reflexiones que planean lo blanco. Si
no hay eternidad y nada dignifica a los hombres ¿Cómo
abarcar la obscena costura de la incertidumbre, el cerrojo
del descubrir? Adivinar. Estremecerse. Lo juro, no mere-
ció el dolor. Ni siquiera el país de la niebla que atraviesan
los muertos. ¡Qué zaguán esperaba!
Pero no comenzó a escribir estos poemas por "mirarse el ombligo" para lamentarse, no. Jesús Hilario Tundidor no es persona que pretenda semejante cosa. Por el contrario, Tundidor es hombre, poeta, que sólo se "mira el ombligo" para sobrevolar por encima de todo eso y, desde la altura, siempre desde la altura y la distancia, alejarse de temores o preocupaciones o miedos e imbuirse en lo que el llama su razón de escribir poesía: fundamentar la forma de vivir más intensa.
Esto sucedió (el inicio de Fue) en el año 2003 durante los meses de mayo y junio. Así fue surgiendo un poemario que era la representación intuitiva de todo lo que se acercaba a su consciencia por el recuerdo o la imaginación.
Un poemario que tras un tiempo y tras organizar y estructurar lo escrito, definitivamente, aquella "Cátedra de San Jorge" se convirtió en este libro: Fue.
Un libro en el que (lo diré con palabras del autor ya que hemos hablado en varias ocasiones de él) Vuelca el poeta toda su experiencia vital en un discurrir apasionado por la naturaleza, la historia y la cultura como un legado alucinado de su paso por el tiempo. Un lenguaje proteico, sincopado, delirante, transgresor y ubérrimo en el que las edades de la vida se hacen memoria de un sueño amargo, como una plegaria ante el vértigo de la sinrazón y el temor al vacío. (vamos, que mi amigo estaba en tanto que duró el proceso de creación, como el verso de aquel maravilloso fraile llamado Juan de Yepes y que decía: Vivo sin vivir en mi.)
Tundidor y Manuel L. Azorín |
La vida es someterse a la rueda del tiempo mediante la memoria y lo imaginado y esto es lo que hace Tundidor en Fue.
Os dejo el poema V de la primera parte de Fue titulada "El ojo de la lluvia", como muestra.
Estás muerto y has cruzado la nieve. tu corazón se
pudre en la humedad de la memoria que has perdido.
Insólitas también tus reflexiones que planean lo blanco. Si
no hay eternidad y nada dignifica a los hombres ¿Cómo
abarcar la obscena costura de la incertidumbre, el cerrojo
del descubrir? Adivinar. Estremecerse. Lo juro, no mere-
ció el dolor. Ni siquiera el país de la niebla que atraviesan
los muertos. ¡Qué zaguán esperaba!
Un día Jesús me telefoneó para decirme, por enésima vez, que Fue me lo había enviado. Le dije que no se preocupara y dada su gran susceptibilidad, en lugar de entender que ya me ocuparía yo de encontrarlo, surgió su "pronto defensivo" y tuve que decirle que se ocupase él de conseguírmelo. Así se quedó más tranquilo y yo también.
Más
adelante Jesús y yo nos encontramos en
el Ateneo y, al acabar el acto, nos fuimos dando
un paseo y charlando hasta la Puerta del Sol. Tundi (que así es como le llamamos los
amigos) seguía empeñado en comprarme el libro, me negué en redondo y le dije
que lo compraría yo. Terminó explicándome el leiv-motiv de Fue,
emocionado y hablando y hablando, entramos
al metro y, cada cual a su línea, nos fuimos a casa. Tundidor es un hombre que,
como todos, necesita que le quieran por eso suele decir: “Los más necesitados de cariño somos los
seres humanos siempre Ah, y no es pudor, sino emoción, emoción honda, seria,
verdadera.”
En toda la obra de Tundidor
aparece la emoción y de ella se desprende un sentimiento humanista. De ahí
que el poeta haya dicho:"Me interesa la realidad si me dice algo que pueda
transmitir a través de la emoción,” Por
eso nos dice que: “lo que no emociona no tiene cabida en lo poético; la vida y
sus implicaciones, como acontecimiento en el corazón del hombre, son el
verdadero camino del poema y el lenguaje su principal medio de expresión”.
Tundidor con Rafa Mora (centro) y Moncho Otero, los cantautores poetas que editaron el C.D. "Viento de octubre" con poemas de Jesús a los que pusieron música. |
Jesús Hilario Tundidor cuando comienza una lectura de poemas,
como siempre, con ese hilo de afonía tímida que le sale al principio, todos
pensamos que no le vamos a poder escuchar, bueno, pensábamos, porque los que le
conocemos bien sabemos que luego, tras estas intervenciones,
Afónicas-tímidas-dubitativas... Tundidor
se pone a leer su poesía y es de voz rotunda, dice el poema de un modo
absolutamente personal y nos deja sorprendidos y emocionados a todos.
La publicación, Un único día. Poesía 1960-2008 (Calambur
20010), que consta de dos volúmenes, quiere ser, en palabras del autor, su obra
definitiva. Las 920 páginas de estos los tomos que componen esta edición,
recogen la selección y la reescritura de toda la obra de Jesús Hilario Tundidor, tal
y como él quiere que sea leída.
En estos dos volúmenes
encontramos su obra y en ella sus dos etapas; pero no se trata de bloques estancos,
sino que, aun con las diferencias y/o similitudes que puedan existir entre las dos etapas, puede verse
una continuidad, y comprobar que su reflexión es al principio existencialista y
testimonial y luego evoluciona hacia una
mayor abstracción y tanto en una como en la otra anda por su poesía eso que
para él resulta imprescindible en el poema: la emoción.
Jesús Hilario Tundidor siempre
recurre a la propia vida en sus poemas, a lo cercano, y recurre a su tierra y,
cómo no, al amor... Cuando Tundidor
escribe, suele decir, siente que el tiempo no existe, y entonces, es cuando su
poesía ordena la realidad y se inunda de emoción y de pasión.
Cesar
Augusto Ayuso, nos dice que el poeta es "razón y pasión". y Natalia Carbajosa, de la Universidad de Cartagena, que es
la palabra multiplicada.
Al margen de esta, podríamos llamar obra completa de Tundidor,
aunque siempre es difícil hablar de obra completa cuando se continúa
escribiendo, ha publicado las , entre otras, las antologías: Lectura de la noche (1990).Mundo ahí (1999). Selección de poemas de la primera época. Elegía en El alto de palomares (2001). Antología. Un paso Atrás (2003).Con
estudio preliminar de Gabriele
Morelli. Nada sabe la noche
(2009).
Con relación a Nada sabe la noche os
diré que es una antología más, de las muchas que ya tiene publicadas, de este
poeta que cambia y se transforma, que adopta modos y formas diferentes según
vengan las cosas o las palabras, un ser proteico en fin que nos ofrece en esta
selección: la pregunta existencial, el pálpito emocional, la cuestión
metapoética, el paisaje castellano,la sombra alargada de la historia de España,
la indagación intelectual y la ebriedad amorosa y todo, o casi todo, en un
ramillete de poemas seleccionados y unidos por una estructura formal o clásica
y algunos otros , variaciones para innovación o modernidad.
Son poemas que Jesús Hilario Tundidor fue escribiendo a lo largo de su ya
dilatada, conocida y reconocida, trayectoria poética. Cuadernos
del Boreal nº5. Con Liminar de Javier
Pérez Walias, IES Universidad Laboral, Cáceres. Y después de
publicar su obra en los dos volúmenes citados con el títuto de Un único día, ha publicado, que yo
sepa, dos antologías: La fertilidad
de los vocablos (2013), de la que el crítico y poeta Enrique Villagrasa nos dice: “Estamos ante un poeta de raza, uno de los
más representativos de la lengua española actual, un todo terreno, capaz del
mayor simbolismo y de la ácida y certera finura popular". Y finalmente, y hasta hoy, que yo sepa, la nueva revisión
y edición de Elegía en el alto de
Palomares (2014) de la que ya he hablado en Memoria poética I
Además, ha
publicado en ediciones no venales y ha escrito ensayo, y destaco aquí el de Reflexiones
sobre mi poesía (1994) que él mismo leyó en el colegio Universitario
“Santa María” de la Universidad Autónoma de Madrid hacia mediados los años noventa.
En cuanto a
premios recibidos tanto a libros como a
reconocimiento de su obra (aunque él suele decir que los premios no tienen
importancia en el ámbito maravilloso de la amistad),
tiene en su
haber el Adonais (1962), el Álamo (1969), el González de Lama (1972), y el premio Esquío (1981). Igualmente
los premios que reconocen su obra
poética son el San Juan de Baños (1997).Valladolid.
El Premio de la Academia Castellano-leonesa de Poesía (1999), por su
trayectoria poética.
El Premio León Felipe (2000). El Premio de la Asociación Madrileña de Críticos
2006, al mejor libro de Ediciones sobre Arte al poema Fiesta sobre lo azul con aguafuertes de Francisco Arjona. Y finalmente en 2014 recibió el Premio Castilla y León de las
Letras.
Esta es la
poesía de Jesús Hilario Tundidor, un
hombre, un poeta que escribe, según el nos cuenta en muchas ocasiones, para explicarse a sí mismo el gran
acontecimiento que supone la vida, la existencia. Escribe para sentirse vivo.
Para intentar conocer el verdadero sentido de esta absurda y maravillosa transición que llamamos vida.
Manuel López Azorín
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