lunes, 5 de diciembre de 2016

Memoria poética. Leopoldo de Luis III:respirando por la herida





 Memoria Poética.
Leopoldo de Luis III: respirando por la herida


Terminada la guerra Leopoldo de Luis pasó cautividad en la posguerra (plaza de toros de Ciudad Real y penal de Ocaña), así como en los batallones del  franquismo en el Campo de Gibraltar. En 1942 fue liberado.
 Recuperó su trabajo en una compañía de seguros (de la que llegó a ser director hacia el final de su vida laboral), comenzó a publicar poemas en revistas como  como las citadas anteriormente en Memoria poética II. La mayoría de las revistas poéticas de la época y otras más amplias como Papeles de son Armadans o Revista de Occidente acogieron sus colaboraciones asiduas.  Por entonces consolidó su larga amistad de cuarenta años con el poeta Vicente Aleixandre.

Leopoldo de Luis fue el autor de  la antología Poesía social de su época en 1965, cuando ya este tipo de poesía  comenzaba a ser vista como cosa del pasado cuando los poetas que comenzaban a publicar en los sesenta parecían desentenderse de ella para ir a la búsqueda de una nueva estética del lenguaje. Su Poesía social, reeditada numerosas veces, sufrió las arremetidas de quienes condenaban esa literatura por – decían- su mediocridad estética y su dudosa eficacia revolucionaria. Fue muy importante su antología y  está considerado como uno de los principales representantes de la poesía de la postguerra española.
Así pues Leopoldo de Luis, este pesimista de raíz temporal, este hombre generoso siempre con sus amigos, fue antólogo, ensayista, editor literario, poeta social... Pero no por ello debemos olvidar  otras temáticas  como el existencialismo, la preocupación por la temporalidad y la muerte ni su absoluta maestría formal ni su gran dominio del ritmo. Libros suyos como Los imposibles pájaros (1949), Teatro real (1957) o Juego limpio (1961) son libros de pesimismo con raíz temporalista.
Su poesía, siempre estuvo influida por el existencialismo, y cada vez más, fue deviniendo en poesía de pensamiento o filosófica como en  su último libro, Cuaderno de San Bernardo. Libro al que el poeta dio este título porque en esta calle de San Bernardo de Madrid, se encontraba el sanatorio donde estuvo ingresada y falleció Maruja, su mujer. Es este un libro conmovedor, verdadero donde nos habla, en sonetos, de su percepción de la soledad y sobre la muerte, todo ello envuelto en un formalismo magistral con un gran dominio del ritmo.

En 2003, año de publicación de su Obra poética (1946 2003), Leopoldo de Luis fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas.
Al menos, este poeta, tan importante en la poesía española de la segunda mitad del siglo xx, no se nos fue con el sentimiento de olvido institucional que tantos otros grandes poetas sintieron. En el caso de Leopoldo de Luis, su desaparición no pilló a la cultura española, como suele ser habitual, en otras cosas.
En 2004 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía y le concedieron la Medalla de Oro de Córdoba (su ciudad natal) Su obra es estudiada por autores españoles y extranjeros. Leopoldo de Luis escribió mas de treinta libros de poemas y destacan entre ellos especialmente Teatro real (1957) y el libro por el que le concedieron el Premio Nacional de Literatura en 1979: Igual que guantes grises.
Francisco Díaz de Castro escribió sobre la Obra poética (1946-2003) del poeta y nos dijo: “En su última etapa  Leopoldo de Luis escribió poemas de un emocionante y misterioso simbolismo que nos conmueven con la triste desolación de quien amó tanto la vida, como son los impresionantes de Cuaderno de San Bernardo. Quedan fuera de esta recopilación algunos textos, como los de “El mar y tú”, emocionado homenaje y recuerdo de Maruja, la compañera de toda esta andadura. Sirvan de colofón estos versos: “Y yo te sentiré cercana y mía/ y en el celeste amor de cada día/ llegarás otra vez, hecha de nada”.
Además del Premio Nacional de las Letras  concedido por el Ministerio de Cultura en 2003 por el conjunto de su obra, y el Nacional de Poesía en 1979, también obtuvo el Nacional de las Letras Teresa de Ávila - Ayuntamiento de Ávila en 2002.  El Premio Paul Beckett de poesía en 2002 por Cuaderno de San Bernardo. El Miguel Hernández de poesía - Consellería de Educación de la Comunidad Valenciana en 1999 por Al conjunto de su obra. El León Felipe de Poesía - Fundación León Felipe en 1999. El  Atlántida de poesía - Festival Internacional de Poesía de Las Palmas de Gran Canaria en 1999 por Al conjunto de su obra. El Pablo Menassa de Lucía - Asociación Pablo Menassa de Lucía en 1999 por Generación del 98. El  Villa de Rota de poesía - Fundación Alcalde-Zoilo Ruiz Mateos en 1983 por Una muchacha mueve la cortina. El  Villa de Madrid : Francisco de Quevedo de Poesía - Ayuntamiento de Madrid en 1979 por Entre cañones me miro. El Álamo de poesía (Delegación Nacional de Cultura) en 1976 por Otra vez con el ala en los cristales. El  Ausiàs March de poesía - Ayuntamiento de Gandia en 1968 por De aquí no se va nadie .Otras distinciones  obtenidas fueron: el Premio León Felipe a los valores humanos.  Medalla de Plata de la Asociación de Escritores y Artistas y de la Universidad de Torino y el  Premio Ciencias de la Información por el artículo publicado en el diario 'Ya' con el título 'Patéticas cartas de Miguel Hernández a José María Cossío”.

Toda su obra se extiende a lo largo de los movimientos, tendencias, corrientes  que  formado las poéticas  se han ido sucediendo al tiempo que ella, una obra serena y fiel a sí misma y que nos demuestra que esto de ponerle  etiqueta y barreras generacionales a la poesía resulta cuando menos bastante difícil. Hablar de la poesía de Leopoldo de Luis es hablar de la poesía española del siglo XX.
Hablar de Alba del hijo es hablar del hijo como símbolo de la esperanza en otro mundo mejor, de un nuevo amanecer o alba. “Un libro de un optimismo mesurado, pues en él deja constancia también de la insignificancia de la existencia, engullida por el paso del tiempo y por la crueldad humana”.
Hablar de Huésped de un tiempo sombrío (1948) es contemplar al sujeto poético existencialmente. La reflexión en torno a la palabra poética es decisiva en la  profundización de la lectura de sus primeros libros. Leopoldo de Luis toma conciencia del paso del tiempo, de que “todo fue”, pero la palabra permanece, así nos dice en el poema “Año nuevo”: “solo esta muda / voz o espina, inmóvil, queda”. Con estos versos nos muestra la pervivencia de la palabra más allá de la muerte.
Desde sus primeros poemas Leopoldo de Luis nos dice que, en la poesía, el amor y el silencio, son dos conceptos místicos que se remontan a Bécquer y a San Juan de la Cruz.


La poesía es una suma compuesta de pensamiento, sentimiento y de emociones que nos llevan al conocimiento. El poeta sabe, con la experiencia de la escritura, de la palabra elaborada, de los sueños, de las ideas, las sensaciones, sabe de Respirar por la herida (el último libro de Leopoldo de Luis, publicado tras su muerte por la Fundación Jorge Guillén en 2012.
En este libro póstumo, nos dice en el prólogo su hijo Jorge Urrutia: “Salvo su último libro publicado Cuaderno de San Bernardo (por la calle en la que estaba la clínica en la que murió Maruja, su mujer de tantos años), casi todo lo que escribió en el periodo final de su vida nació de las lecturas.”
Un grandísimo poeta que hay que leer y releer.
Una bellísima persona con quien tuve el honor de tener una buena amistad.


                                                              
                                                             Manuel López Azorín


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