Apuleyo
Soto: El Cega ciego
Ahora he terminado de leer el libro que me envió este verano: El Cega ciego (Oportet ediciones,
Madrid, 2020), De modo que parte de este verano la he dedicado a viajar,
con Apuleyo por el itinerario que sigue el río Cega, ha sido viaje
de lo más satisfactorio ya que me ha permitido
conocer y disfrutar con su
lectura. El río segoviano que
hemos recorrido, yo con su lectura, él palmo a palmo, es un viaje
literario, poético y humano junto
a la geografía del curso del Cega. Es este un libro de historia,
de leyendas, de costumbres, tradiciones
y de poesía.
Es Apuleyo como un caballero andante en esto de narrar y de poetizar. Apuleyo es único y todo lo que hace
este hombre lleva su personal sello de pasión, y creatividad.
En su ya dilatada
trayectoria nos ha ofrecido todos los géneros literarios, versos de tradición
popular, poemas de de estructura formal, y versos que con libertad nos muestras
su particular modo de emplear el
lenguaje y de manejarlo con maestría y soltura a veces de manera ortodoxa y a
veces heterodoxa.
Esto en cuanto a poesía;
pero también dominando la escena pues
como dramaturgo hay que decir que Uno de los grandes de nuestro teatro D. Antonio
Buero Vallejo dijo de Apuleyo que era “Como un niño duende y poeta con
barba y pipa”
Pero Apuleyo Soto no se detiene y como cronista está acostumbrado a narrarnos los acontecimientos más relevantes de los lugares donde ejerce como tal y como narrador tanto en lo periodístico como en el género infantil y en la narrativa, Apuleyo brilla con su manera especial de contarnos porque además de hacernos ver ,mientras leemos, los trayectos por los que pasa con sus paisajes, sus pueblos, sus habitantes, sus costumbres…este autor busca narrarnos el modo de vida de los demás y también, en cada viaje, anda buscando dentro de sí mismo. Al final de este libro podemos leer una autoentrevista donde a la pregunta ¿Qué busca viajando? nos dice:”Me busco a mi mismo en tanto que a los demás, Los prójimos” y frente a la pregunta; ¿Y goza doblemente el viaje?, y responde Apuleyo con lirismo personal y de manera orteguiana y unamuniana: “Cargado de cicatrices en el cuerpo y de experiencias en la mente, me siento rebosante como un pozo y por el brocal de la pluma o la pantalla virgen del ordenador, vierto las aguas de los conocimientos adquiridos y los sentimientos y emociones compartidos.”
Sus reflexiones poéticas, sus andanzas, su
particular modo de contar este viaje de casi 150 kms por el Cega que es, como le describe Fermín de los Reyes en su
epílogo. “Un río flanqueado en gran parte por esos pinos tan característicos de
la zona, muchos kilómetros en Tierra de Pinares oculto entre estos y esa arena
que le ciega, en una lucha que el Cega Ciego gana poco a poco horadando sus
orillas y haciendo caer pinos y otros árboles en una voracidad pausada e
insaciable”. Y qué hace Apuleyo Soto Pajares, pues nos ofrezca, como en otros
libros suyos, lo mejor de sí mismo a todos los lectores.
Este es un viaje por los diferentes paisajes de la Castilla segoviana y
vallisoletana en la que el viajero disfruta de la naturaleza, la historia, la gastronomía y de las gentes que la
habitan. Y todo gracias la magnífica y coloquial y culta manera de contarnos y cantarnos
de Apuleyo
Soto Pajares.
Ignacio Sanz es el autor del prólogo y en él nos cuenta que la primera vez que oyó hablar de un tal Apuleyo fue “en una originalísima poética firmada por Jose Luis Jover, aparecida en una antología titulada Poesía última” (…) en esta antología estaban poetas tan reconocidos como José Hierro, Claudio Rodríguez o Ángel González, entre otros poetas, con los que nuestro autor mantuvo amistad.
Fermín de los Reyes Gómez es el autor del
epílogo. Y entre Ignacio y Fermín, encontramos capítulos con
una prosa lírica y cercana y poemas de
metro tradicional como por ejemplo el capítulo dedicado a Cuéllar en el que finaliza
diciéndonos: “El Cega, bajo la luna de plata, se ha relajado y se tiende
descalzo y desnudo con un ligero ronquido que yo asocio a las nanas y a las
coplas de la infancia, en las que subyacen las rimas sentimentales de
Lorca,Bergamín , Casona y tantos otros.
Apuleyo
Soto Pajares mereció el Premio Nacional de
Difusión Cultural en 1983 y el Premio
Tierra de Segovia 2006. Tiene escritas una veintena de publicaciones y a su
edad sigue siendo, como dijo nuestro (y digo nuestro porque tanto Apuleyo como
yo disfrutamos de su amistad) querido y admirado siempre Antonio Buero Vallejo
“Como un niño duende y poeta con barba y pipa”
El Cega ciego es, en fin, un entretenido y
ameno libro que nos enseña a mirar el paisaje geográfico y el humano. Y eso es
mucho y se lo debemos a este maestro,
periodista, dramaturgo, cronista, narrador y poeta llamado Apuleyo Soto
Pajares, segoviano de pro y amante de su tierra.
Manuel
López Azorín
1 comentario:
Muy hermosa semblanza, Manuel. Apuleyo es una institución. Un abrazo.
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