Federico
Gallego Ripoll: Las travesías
Federico Gallego Ripoll (Manzanares, 1953), nos trae un nuevo
libro de poemas Las travesías (Renacimiento, Sevilla 2020), libro con el que
obtuvo el VI Premio de Poesía “Juan Castro”. De este libro el jurado destacó
entre otras cosas: “La intensidad y la coherencia basada en la fuerza de las
imágenes,”
Que otra
cosa es la vida sino un viaje, una travesía repleta a su vez de travesías, como
la hermosa metáfora del objetivo, una metáfora que va llegando, travesía a
travesía,” de lo desconocido a lo
desconocido” y que solo se puede
escribir, como dice Federico (y yo
siempre he pensado así): ”sin servidumbre alguna más allá de la certeza de que la
poesía existe donde y cuando ella quiera”.
Y en este viaje el autor nos sugiere que como “ni proceden de nada
y a nada anteceden”, sean leídos “como quien mira desde la cubierta de un
barco y sitúa en el horizonte su ciudad anhelada, su paisaje imposible”
Y todo ello con libertad de forma y
de fondo. Libertad de forma; pero con el eco de quien conoce la forma y la
maneja con precisión, libertad en el verso que no busca la hermosura en el
poema fingiendo belleza, imponiéndola para que llegue con belleza, porque el
poema llega y la poesía con él, cuando quiere, para besar o morder.
Tres son los apartados de Travesías:
I- Isla del aire.
En estas travesías se “busca el silencio”, “todo el silencio (…) con su estallido (…) y el corazón en desbandada”. Tratando
de aprender del viaje y de olvidar el fin. “Por las sábanas frías se escapan los caballos / de tu memoria.”
Establecer relación entre la vida y la poesía, entre la
poesía y el mar, entre la espuma de las palabras frente a la ceniza de los
hombres.“Háblame, dame/ tanto mar como
hablas/que no dejen tus brazos /de amararme” Contemplar todo con ojos de
niño. “alga sí, espuma mínima / el niño en la playa/ Como el mapa del mundo /
me tiembla tu cuerpo por llegar”
En el viaje, en algunas travesías, ha de buscarse el rumbo: “A veces / he de
buscar su vuelo /para encontrar mi rumbo” y qué mejor que con la palabra
que siempre trae la luz puede encontrarse: “La luz y la palabra/ se rozaban los labios/presintiéndose,/y, a veces,
se callaban /para sólo temblar” Pero todo viaje llega a su final, aunque
comience otro de nuevo. Vamos de travesía en travesía, viviendo, contemplando,
aprendiendo por diferentes razones aunque sabemos que: “La máxima razón es el olvido”
II-Los desembarcaderos.
Las múltiples travesías del periplo vital nos hacen embarcar
y/o desembarcar en muchas ocasiones; pero siempre navegamos con algo tan
nuestro, tan misterioso y tan desconocido como nosotros mismos y, sin embargo,
es algo tan inherente a nosotros que no sería como es sin esa luz que nos
ofrece la palabra.
La palabra, para el hombre, es aquello que le diferencia, y con ella nombra, cosifica, hace vivir lo que
nombra, lo convierte en algo único, libre, y gracias a la palabra se comunica
el hombre y crea la Poesía que , en mi opinión, salva y libera y trae la luz
cuando se pronuncia, cuando se escribe:“Al
aire la palabra (…) Al pozo, y que
alce súbita / el agua más oculta (…) /Al
corazón, /al mundo la palabra. // Y que quebrante ritos, /libere encadenados,/enmudezca
rufianes// y amanezca”.
Sin duda, el mar para Federico
es importantísimo, no solo porque vengamos del agua, sino por el hecho de vivir
rodeado de ella. Del mar nos habla Gallego
Ripoll en varios poemas: “Un mar
aflora dentro/ de las palabras” del agua venimos y en las palabras somos y siempre están con
nosotros, nos sacian la sed y nos dan la luz. Y gracias a esa sed que nos calma
y a esa luz que nos alumbra y aleja las sombras, a veces podemos ver, con
claridad, que el principio y el fin es un misterio y luego es nada.
Llegar a la siguiente reflexión hecha versos es saber que lo único que
somos es tiempo fugitivo, finitud y si acaso el recuerdo del que te nombra y te
mantiene en su memoria:“No soy por cuanto tengo, / sino por cuanto
pones tu risa en mi jornada /Atender a tu risa es poseer un mundo/ que no será incautado
por quienes ambicionan,/poder sobre poder, su eternidad volátil” La eternidad, ¿Qué es la eternidad?: “Arde el
verso y no quema la mañana/la
luz en flor crecida en la frontera. /Arde el verso en la mano del que escribe”
Tal vez a la espera de que aquello sea ”palabra
en el tiempo” instante que: “ Arde
quieto diciendo lo no dicho, /hacia adentro en sus límites, callado”.
III-La sal en el plato.
Los poetas caminan hacia adentro, se vacían en sus
travesías, , contemplan, interiorizan,
escriben…”Despiertan los poetas /
con el primer quebranto de luz esclarecida (…) Amanecen, amanecen, / y sorprendidos y desnudos ponen,/ como quien nada
hiciera,/ el pan sobre la mesa. Y
las palabras.” Son palabras que nacen de la necesidad. La poesía llega
cuando ella quiere, nos dice Gallego
Ripoll, que razón tiene, yo escribí hace tiempo hablando de la poesía: Ella es luz e ilumina cuando quiere a quien quiere / porque sabe
muy bien a quien es necesaria. Y…¿Qué
palabras son ésas, que nos brotan / como
una primavera e iluminan? /¿Quién es el que nos dicta / las palabras que son
como relámpagos / y alejan el invierno de las sienes? La poesía. Ella sabe que hay poetas de luz y les
presta la suya en las palabras. Palabras hechas poemas que tal vez un día sean
memoria del poeta, del hombre que viene del agua y, mientras marcha hacia ella, hacia
ese mar manriqueño de la vida piensa que lo verdaderamente importantes es que:”Así en tu corazón como en mi alcoba / no
huya el amor al alba / y en el mundo que heredan nuestros hijos / no persevere
la sequía, / ni se expanda ningún dolor inútil,/ y la paz recupere la memoria,/
y se callen los hombres si no dicen verdad.”
Leer estas Travesías es hacer del viaje, un camino de múltiples posibilidades de crecer buscando fuera y dentro de nosotros Y eso lo que hace Federico.
Federico
Gallego Ripoll, ha publicado una veintena de libros desde Poemas del Condottiero en
1981.En 1985 fue Accésit del Premio Adonáis por Crimen pasional en la plaza roja y Premio Castilla-La
Mancha por Escrito en No.
En el año2000: le concedieron el Premio Feria del libro de Madrid por La sal. Ha obtenido también el Premio Jaen en 2002 por Quién, la realidad el
San Juan de la Cruz por La torre
incierta , el ciudad de Irún por Cantos
prófugos. Los
poetas invisibles (y otros poemas) de 2007.Premio
Emilio Alarcos y Quien dice sombra,
en 2017 que fue Premio de Creación
Literaria Villa del Libro en 2015 (también
reseñado en este blog.) En 2019 fue Premio de Aforismos Rafael Pérez Estrada
por La sombra de Miró Entre otros y hasta estas Las
travesías en 2020, Premio Juana Castro. Además Un lugar donde
esperarte (Antología Poética 1981-2007) También aparece antologado en una docena de
publicaciones
Cursó estudios de turismo en Madrid y
de teología en Barcelona. Reside en la isla de Mallorca desde 1995. Integrante
del grupo de poetas que editaron entre 1993 y 1996 los cuadernos de poesía
Bauma y miembro fundador, junto a Jordi Virallonga y otros del
“Aula de poesía de Barcelona ".
Manuel López Azorin
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