martes, 23 de noviembre de 2021

Rafael Escobar: "Lover, lover, lover."

 


Rafael Escobar: Lover, lover, lover.

 


Rafael escobar (Belmonte, Cuenca, 1979) acaba de publicar su nuevo libro de poemas con un título sugestivo: Lover, lover, lover (Ediciones Tigre de Papel, Madrid, 2021) y digo sugestivo, no porque el amor no sea un tema recurrente en poesía, que lo es y mucho, sino porque su manera de tratar el amor es diferente por cuanto su visión de este sentimiento, de esta emoción, que parece ser la del perdedor. Ojo que perdedor no es sinónimo de derrotado, ni vencido, no, el amor  llegará:

y el cielo se hizo presagio / y anunció sobre su marquesina / de nubes y aire deslumbrado / la llegada inminente del amor

Como Rafael Escobar trata el amor desde la poesía y ésta no se escribe desde la realidad sino trastocándola en realidad poética (porque de la realidad puede escribirse prosa, pero desde la poesía hay que darle otro tratamiento para que su ritmo, su musicalidad y su emoción puedan llegar a tocar los sentidos y el lector pueda o quiera hacerla suya) y esto es lo que hace Rafael Escobar con su Lover (al cubo).

Leer el poema que abre este libro es saber que vamos a adentrarnos en un mundo propio del sujeto poético y que vamos a amar y sufrir el amor con sensación de pérdida intermitente y con la resistencia que ofrece la pureza interior, siempre vestida de niñez, de inocencia, del ser humano que nunca se da por vencido “a pesar de.”



Porque  Amante al cubo (Lover, Lover, Lover) es un libro que nos muestra la búsqueda del amor sin vencimiento ni derrota:

Como besos cortados / de un labio ofrecido / en la pantalla de un cine / así ha sido para mí el amor, / como si me cercara el aliento de un juez, / como si me pesara el acecho / de un censor mezquino y cruel / que cargara un fardo de odio / sobre mi inocencia,”

Me ha emocionado su lectura, su modo de expresión, su discurso que conmueve, su ficcionada sinceridad, su fragilidad y su fortaleza que van unidas al igual que el amor con su antónimo.

Como si mi cuerpo sembrara una ofensa / en cuya perversidad pudiera arruinarse el sueño / y el eco de un niño que ama en mi nombre / fuese el surco entregado de la herejía;”    

La poesía de Rafael  se acerca a aquel “no se qué que queda balbuciendo” de nuestro místico Juan de Yepes y nos toca los sentidos, el alma,  con un canto pleno de hondura, de fragilidad y de ternura que vive con cierta nostalgia y algo de rabia o escéptico a veces y sueña y se abraza con determinación al sueño de soñar para resistir la vida y su diario caminar hacia el olvido.

 

Pero no vence la derrota en su vida porque es inmenso su amor a ésta.  Su entrega al amor y a la palabra hace que no se deje vencer en la vida y hace que la palabra signifique:

así me privó del afán limpio del anhelo, / y así me afirmó en esta verdad / de defender la ruina de mi vida malograda,/  como si todavía me aguardara el tiempo del fruto / y fuera este pulso arrebatado de fe / la última voz de resistencia / que aún le opongo a la muerte.”





Este libro es un diálogo del poeta con su sujeto poético y con los demás, sincero y generoso porque no se oculta en su manera expresiva ya que transformando la realidad en realidad poética, llora como perdedor y ríe o sonríe sin dejarse vencer, sin derrota posible, resistiendo y buscando, en este viaje de la vida, el amor.

 

Alguien dijo hace años “El que resiste vence” y Rafael Escobar , con su enorme fragilidad, su ternura y su saber hacer poesía, resiste (aun habiendo nacido cuando la sombra parecía disiparse) y se opone al olvido, luchando contra el maldito sentimiento de culpa inoculado forzosamente durante tanto tiempo, durante tanta sombra; pero afortunadamente la luz alumbra lo sombrío y tras el tiempo oscuro, vendrán la claridad y el amor. Yo escribí hace ya tiempo: “Solo el amor nos salva, sin amor/ anda perdido el eco de la vida. / Solo la luz alumbra, sin la luz,/ oscuras, las palabras desvanecen”   y en Rafael Escobar y en este libro en particular, las palabras, con  dureza o  fragilidad se iluminan:

“Y quién te dice que no triunfaste, pequeño, / aguantaste la humillación del dolor en pie,/ rehuyendo la tentación de devolver los golpes / y la más atrayente de considerarte una víctima, (…) Y fue el verso único que alentó tu resistencia

 

Su fragilidad se hace tan humana, tan hermosa, que merece encontrar el amor, no solo el que sueña  sino el que los lectores de esta pessoiana ficcionalización del amor, van a ofrecerle tras la lectura de Lover porque, seguro estoy, van a abrazarle  como se abraza al niño, con afecto, con ternura, por sus palabras que son, en mi opinión, poesía de verdad. Rafael Escobar es un poeta que se deja querer a través de sus poemas (y eso es lo que muchos poetas, que escribimos por necesidad y otras muchas cosas, pretendemos; que nos quieran.)

Yo no le conozco personalmente, le conocí leyéndole hace años cuando andaba apedreando a los poetas, bueno a todo el mundo, y me sorprendió, luego cantando su canción tan solo a quien iba con él. En aquel  Sino a quien conmigo va el poeta nos ofrecía la herida que se oculta pero sigue sangrando, la sospecha de la realidad, una realidad neorromántica que preserva el intimismo  o lo muestra fingido diciéndonos : “Impúdica osadía el querer amar,/ el trazar un camino de redención / al son mísero de la propia carencia

Y ahora, al leer este Lover, Lover, Lover que abraza y llora al amor, a la música de Cohen y Lou Reed y a la poesía que nos ha precedido, he sentido que hay que quererle y por supuesto leerle. Leedlo y decidme que no me equivoco al recomendaros este Lover.

 


Rafael escobar es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Castilla- La Mancha y desde 2003 trabaja como profesor de enseñanza secundaria.

En 2005 ganó el primer premio del Certamen de Jóvenes Artistas de Castilla.La Mancha en la modalidad de poesía, fue seleccionado para la antología de joven poesía manchega Inmaduros de Jesús Maroto, ha publicado poemas en diferentes revistas literarias: Turia etc y los libros de poemas: Todo el mundo debería ser apedreado (Colección Melibea, Talavera de la Reina, 2010) que fue Premio de poesía Joaquín Benito de Lucas en 2009. Repartir los huesos y caridad y Claridad (ambos en un solo volumen (editorial Cocó, Valencia, 2012) Cerca de la herida (2014) y Sino a quien conmigo va (2017) publicados ambos, al igual que Lover, lover, lover en Ediciones Tigres de papel.

                        Manuel López Azorín


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