Rafael
Escobar: Lover, lover, lover.
Rafael
escobar (Belmonte, Cuenca, 1979) acaba de publicar su
nuevo libro de poemas con un título sugestivo: Lover, lover, lover (Ediciones
Tigre de Papel, Madrid, 2021) y digo sugestivo, no porque el amor no sea un
tema recurrente en poesía, que lo es y mucho, sino porque su manera de tratar el
amor es diferente por cuanto su visión de este sentimiento, de esta emoción, que
parece ser la del perdedor. Ojo que perdedor no es sinónimo de derrotado, ni
vencido, no, el amor llegará:
“y el cielo
se hizo presagio / y anunció sobre su marquesina / de nubes y aire deslumbrado
/ la llegada inminente del amor”
Como Rafael
Escobar trata el amor desde la poesía y ésta no se escribe desde la realidad
sino trastocándola en realidad poética (porque de la realidad puede escribirse
prosa, pero desde la poesía hay que darle otro tratamiento para que su ritmo,
su musicalidad y su emoción puedan llegar a tocar los sentidos y el lector
pueda o quiera hacerla suya) y esto es lo que hace Rafael Escobar con su Lover (al cubo).
Leer el poema que abre este libro es saber que vamos
a adentrarnos en un mundo propio del sujeto poético y que vamos a amar y sufrir
el amor con sensación de pérdida intermitente y con la resistencia que ofrece
la pureza interior, siempre vestida de niñez, de inocencia, del ser humano que
nunca se da por vencido “a pesar de.”
Porque Amante al cubo (Lover, Lover, Lover)
es un libro que nos muestra la búsqueda del amor sin vencimiento ni derrota:
“Como besos
cortados / de un labio ofrecido / en la pantalla de un cine / así ha sido para
mí el amor, / como si me cercara el aliento de un juez, / como si me pesara el
acecho / de un censor mezquino y cruel / que cargara un fardo de odio / sobre
mi inocencia,”
Me ha emocionado su lectura, su modo de expresión, su
discurso que conmueve, su ficcionada sinceridad, su fragilidad y su fortaleza
que van unidas al igual que el amor con su antónimo.
“Como si mi
cuerpo sembrara una ofensa / en cuya perversidad pudiera arruinarse el sueño /
y el eco de un niño que ama en mi nombre / fuese el surco entregado de la
herejía;”
La poesía de Rafael
se acerca a aquel “no se qué que queda
balbuciendo” de nuestro místico Juan de Yepes y nos toca los sentidos, el alma, con un canto pleno de hondura, de fragilidad
y de ternura que vive con cierta nostalgia y algo de rabia o escéptico a veces y
sueña y se abraza con determinación al sueño de soñar para resistir la vida y
su diario caminar hacia el olvido.
Pero no vence la derrota en su vida porque es inmenso su amor
a ésta. Su entrega al amor y a la palabra
hace que no se deje vencer en la vida y hace que la palabra signifique:
“así me privó
del afán limpio del anhelo, / y así me afirmó en esta verdad / de defender la
ruina de mi vida malograda,/ como si
todavía me aguardara el tiempo del fruto / y fuera este pulso arrebatado de fe
/ la última voz de resistencia / que aún le opongo a la muerte.”
Este libro es un diálogo del poeta con su sujeto poético y
con los demás, sincero y generoso porque no se oculta en su manera expresiva ya
que transformando la realidad en realidad poética, llora como perdedor y ríe o
sonríe sin dejarse vencer, sin derrota posible, resistiendo y buscando, en este
viaje de la vida, el amor.
Alguien dijo hace años “El que resiste vence” y Rafael
Escobar , con su enorme fragilidad, su ternura y su saber hacer poesía, resiste
(aun habiendo nacido cuando la sombra parecía disiparse) y se opone al olvido,
luchando contra el maldito sentimiento de culpa inoculado forzosamente durante
tanto tiempo, durante tanta sombra; pero afortunadamente la luz alumbra lo
sombrío y tras el tiempo oscuro, vendrán la claridad y el amor. Yo escribí hace
ya tiempo: “Solo el amor nos salva, sin amor/ anda perdido el eco de la vida. /
Solo la luz alumbra, sin la luz,/ oscuras, las palabras desvanecen” y en Rafael Escobar y en este libro en particular,
las palabras, con dureza o fragilidad se iluminan:
“Y quién
te dice que no triunfaste, pequeño, / aguantaste la humillación del dolor en
pie,/ rehuyendo la tentación de devolver los golpes / y la más atrayente de
considerarte una víctima, (…) Y fue el verso único que alentó tu resistencia
Su fragilidad se hace tan humana, tan hermosa, que merece
encontrar el amor, no solo el que sueña
sino el que los lectores de esta pessoiana ficcionalización del amor,
van a ofrecerle tras la lectura de Lover porque, seguro estoy, van a
abrazarle como se abraza al niño, con
afecto, con ternura, por sus palabras que son, en mi opinión, poesía de verdad.
Rafael Escobar es un poeta que se
deja querer a través de sus poemas (y eso es lo que muchos poetas, que
escribimos por necesidad y otras muchas cosas, pretendemos; que nos quieran.)
Yo no le conozco personalmente, le conocí leyéndole hace
años cuando andaba apedreando a los poetas, bueno a todo el mundo, y me
sorprendió, luego cantando su canción tan solo a quien iba con él. En
aquel Sino a quien conmigo va el poeta nos ofrecía la herida que se oculta pero sigue sangrando, la
sospecha de la realidad, una realidad neorromántica que preserva el
intimismo o lo muestra fingido diciéndonos : “Impúdica osadía el querer amar,/ el trazar un camino de redención / al
son mísero de la propia carencia”
Y ahora, al leer este Lover,
Lover, Lover que abraza y llora al amor, a la música de Cohen y Lou
Reed y a la poesía que nos ha precedido, he sentido que hay que quererle y por
supuesto leerle. Leedlo y decidme que no me equivoco al recomendaros este Lover.
Rafael escobar es
licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Castilla- La Mancha y
desde 2003 trabaja como profesor de enseñanza secundaria.
En 2005 ganó el primer premio del
Certamen de Jóvenes Artistas de Castilla.La Mancha en la modalidad de poesía,
fue seleccionado para la antología de joven poesía manchega Inmaduros de Jesús
Maroto, ha publicado poemas en diferentes revistas literarias: Turia
etc y los libros de poemas: Todo el mundo debería ser apedreado (Colección
Melibea, Talavera de la Reina, 2010) que
fue Premio de poesía Joaquín Benito de Lucas en 2009. Repartir
los huesos y caridad y Claridad (ambos en un solo
volumen (editorial Cocó, Valencia, 2012)
Cerca de la herida (2014) y Sino
a quien conmigo va (2017) publicados ambos, al igual que Lover,
lover, lover en Ediciones Tigres de papel.
Manuel López Azorín
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