miércoles, 8 de marzo de 2023

Virginia Romo.: ¡VIVE!

 


 

Virginia Romo:¡VIVE!  

(Ediciones con M de mujer, 2022)




Virginia Romo vio, en junio del pasado año, este primer libro suyo publicado: su título es un  imperativo ¡VIVE! La editorial afincada en Sevilla, Con M de mujer  se encargó de la edición y lo publicó  con las ilustraciones de Nieves Villacorta  que acompañan a los poemas de Virginia Romo la mujer que  tengo a mi lado esta noche. y que, gracias a su gran curiosidad por la vida y por los libros la llevó a leer y a escribir,  a caer, como dice ella, y a levantarse y la llevó también  a diplomarse en profesorado, a licenciarse  en filología hispánica y más tarde  a ser profesora de literatura, profesión que ha ejercido durante 30 años.

Igualmente su pasión por la lectura, por los libros, la condujo  hasta la investigación  y ha publicado artículos en la revista “Verba  Hispánica” cito, por ejemplo; “Claves de la poesía machadiana en  Proverbios y cantares”

Todo esto que les cuento, digamos que pertenece a su currículo profesional, pero la enseñanza y la investigación  la llevaron hasta la página en blanco  y al verla con su escritura sintió  que su currículo emocional era, feliz,  fue como un bálsamo y siguió escribiendo, rellenó más páginas en blanco hasta que llegó un día, tras mucho tiempo, que aquellas páginas escritas por Virginia se convirtieron  en un libro: ¡Vive!



Escribir versos  y sus muchas lecturas le trajeron a Machado cuando nos dice en este poema que da título al libro: ¡Vive” / Caminando, golpe a golpe, / y sigue por la senda machadiana , pero ya con palabras suyas diciéndonos; Tropezando y dejándote la piel / cada caída, una herida, / te levantas y vuelves a caer / 

Y aquí hago un inciso y digo yo: y qué es la vida  si no hacemos camino al andar, un camino lleno de puertas abiertas libres para dejarnos seguir y de puertas cerradas que no nos permiten pasar… pero,  con puertas abiertas o cerradas, Virginia nos dice: 

Pero sigues caminando,/ se te endurecen los pies /

y el alma se te encallece,/  caminas hasta al revés /

sigues…pisando fuerte. / ¿Qué es un jirón de piel / si no te has dejado el alma /  en las trampas del camino?/

Seguimos caminando, sí, y al volver la vista atrás vemos la senda perdida que no se vuelve a pisar. Y de nuevo Machado: “Caminante no hay camino / sino estelas en la mar”  Y hay que seguir viviendo  y buscando esas estelas  que traen la luz y como nos dice Virginia al final de su poema, un poema que, como la mayoría de los escritos en este libro ,  y en eso a mí me recuerda que Rafael Alberti cuando escribió su Marinero en tierra ,  lo hizo basándose en la poesía tradicional, la popular, la llamada de verso menor por aquello de contener ocho sílabas o menos y basándose en esta poesía tan nuestra Alberti escribió, con sus variantes, pero lees el libro y te lleva a los juglares  primero y a los poetas que adoptaron esta poesía después como  Mamrique, Lope de Vega etc…  El romance, la copla, la seguidilla, la décima etc. en definitiva las estrofas de la poesía tradicional, la poesía llamada del pueblo, la popular la poesía que emplea Virginia Romo, con variantes también, para tratar de llevar la luz a la hoja en blanco.



Virginia, no en la temática, pero si en la estructura, emplea, como Alberti, la poesía tradicional en la mayoría de los poemas con excepción de algunos otros, pocos, escritos en verso mayor (es decir, los mayores de ocho versos como el endecasílabo que es el más frecuente como es el caso del poema “Cárcel! que abre el apartado titulado “Sol negro”)

Aprovecho para decir que el libro está dividido en seis apartados:  “Gracias” , apartado en el que da gracias  al hijo: Fui hermosa, / la más bella, / la más rutilante y feliz, / mientras la promesa / de tu vida  / me hacía cosquillas.

En “Ofrenda”  con unos endecasílabos de dolor y fuego,  recuerda a Quevedo con su “Polvo enamorado” y nos dice; No quiero ser…ceniza enamorada

“Sol negro”, ya  citado más arriba.

Con “Eclipse de luna,”  la tristeza se hace dueña de sus ojos: Ojos de luz y alegría / conmigo vais. Aunque muertos de tristeza / los míos no os vean / conmigo vais,/ impregnados en mi alma. / Siempre.

“Pasa la vida” Cito en este apartado a  la poeta Jacinta Louzan  Canosa , autora del prólogo, que nos dice:  “Como luz y guía que quiere compartir con nosotros  la esperanza, siempre presente, como en “Albor”, los versos con los que cierra  el apartado “Pasa la vida”:

“Entre el sol y la luna / más allá de la memoria/esperan los jazmines,”

y… el sexto y último apartado que titula: “Se hizo la luz” nos muestra  a través de Sísifo el de la mitología griega que robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres y por ello fue castigado a subir el monte cargado con una enorme piedra y al llegar a la cima bajar y subir de nuevo, un poema escrito por la autora  que es un canto a la amistad: “La salvación de Sísifo”

Arañaba la cima, / a mi espalda un peso pétreo,/

desmesurado, mi cuerpo frágil / a punto de caer,/

de nuevo otra mano amiga / y un corazón muy grande /

y olvidado.

 


Bien, volviendo al poema ¡Vive! La autora nos dice casi como colofón:  íTú conseguirás vivir! / ¡Nadie lo hará por ti! / ¿Y la felicidad?    Se pregunta

La felicidad, me digo  yo. Esa emoción que nos llega en ocasiones y que dura un instante, esa sensación de placer  que sentimos. Virginia concluye el poema respondiendo: A veces, te sorprenderá.

 

Y es que la felicidad se siente en dosis pequeñas y la vida  nos sorprende  cada día: con la familia. con su amor y su protección  tanto en el momento vivido como en el recuerdo

Vivir  es  sentir cada emoción,  cada instante, como algo que ya no volverá a suceder y que hay que disfrutar de ese momento, de esa emoción  al máximo.

 

La vida se compone de cosas positivas : “ Y vendrá la primavera / caprichosa y jovenzuela /con sus trapos de colores /y su melena de flores” para insuflarnos optimismo

 

y  de cosas negativas  Las buenas  tenemos que disfrutarlas. Las malas tenemos que aprender  a superarlas. Unas y otras forman parte de nuestro vivir  y solo el amor, repito  solo el amor, por los padres, hermanos, por los hijos, los amigos, por la persona amada, por tu profesión, por tus recuerdos Rilkenianos de la infancia, etc. nos salva.

 

La vida es un cántico dijo el poeta  Jorge Guillen  y hay que contemplarla desde el punto de vista hímnico aunque a veces resulte ser elegíaco.

 


Y Virginia Romo en este poemario canta  lo positivo con versos que vuelan al aire de todos, busca la luz  y  llora  cuando intenta aprender a curar las heridas, a sanarlas y abrazarse a lo bueno que la vida nos ofrece. Y lo hace con poemas de pensamiento que reflexionan, que ofrecen emoción sin sentimentalismo, que traen la esperanza  y con la palabra sencilla, clara, cotidiana, trata de que la voz esa voz indefinible por misteriosa y mágica que es la poesía, nos traiga lo invisible  a lo visible  y sea la luz la que nos alumbre  en definitiva  nuestra vida.

                       

             Manuel López Azorín

 

 

 

 


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