José
Luis Morales . ELLOS
Y como pienso que no hay nada mejor que escribir lo que ya nos
deja José Luis como introducción de este ELLOS, dejo aquí el
poema con el que se inicia y que da título al libro, un poema con el
que, tras leerlo, seguro estoy que iréis a comprar este volumen que
tan cuidadosamente ha publicado la Editorial Mahalta, y seguiréis
leyendo hasta el final porque pienso que dejará en vosotros, este
confesional poema, ritmo, emoción y vida y os tocara los sentidos
tal y como suele hacer la poesía escrita con verdad.
ELLOS
Entre todos los libros que han encontrado
un hueco
para vivir en casa, hay unos pocos
que releo a menudo, sin prisa,
despertando
con cuidado la voz que duerme en sus
palabras.
Con ellos he vivido.
Navegando con ellos ha encontrado
islas en alta mar mi corazón, perdidas
playas donde no hay nadie.
Gracias al pas à deu que es su lectura
burlé la soledad, y algunas veces
creo que fui feliz.
Por eso ahora
me atrevo a compartir la soledad de
Antonio
Machado, al recordar
en estos secos campos de castilla
dode habito y escribo,
viejos días azules
bajo el sol de la infancia.
Y, aunque ya no me riñe, busco a Eladio,
noble andamio de sueños, Cabañero,
–sarmiento, tren, bolliscas, ternura a la
deriva–,
Naúfrago por las calles de este Madrid
sin una
Sola señal
de amor ni un mal recordatorio.
Cómo te echo de menos,
terco vendimiador, cegato y mal casado,
que te quedaste muerto en mi mirada
a punto de cumplir setenta anchuras.
Y junto a Eladio y Blas
de Otero –padre
para mi voz civil– medita Carlos
silencioso, Sahagún, niño profeta,
buscador de tesoros en estantes
del Rastro o de la Cuesta
de Moyano, clamor y hombre cabal
convertido
en silencio pensativo.
Tal vez no fue José Agustín, tal vez
Fuesen Jaime o Leopoldo o Gloria,tal
vez alguno de tantos rafaeles
– Morales, padre, Alberti, Montesinos–
como he querido, quien
me acompañó, orientándome
por un campo minado de metáforas
hasta encontrar la senda de un lenguaje
adecuado a mi voz, con patria y tiempo,
fiel
a su origen: un yermo
de cenizas volcánicas y un río.
Desde aquellas miradas
sin más paisaje que el azul y el ocre,
me acompañan frailuises y manriques,
garcilasos y góngoras, migueles y
Francisco,
ese dios del soneto y de Quevedo.
Y en estas compañías anda Luis
Rosales, el autético
perdedor, el poeta
que acabó convirtiendo sus versos en un
río navegable,
tal vez para ayudar,
tal vez para ayudar a que la sangre
vertida, no en Granada, sino en España
entera,
se perdiera en el mar
de la conciliación, Hermano
sin edad, a ti vengo
a la hospitalidad sin puertas de tu casa
encendida
me acojo,
y atrapado en la red de tu almadraba
sé por qué la amistad tiene tus brazos.
Y entre Luis y León
Felipe – lobo
Del desierto, violín
desafinado y viejo, pero tan necesario
ahora como entonces –canta un Ángel
más de la tierra que del mar, González,
en cuyo áspero mundo crecí, siendo palabra
sobre palabra, alzando
la voz junto a otras voces, casi siempre
sin esperanza, con convencimiento.
Muy cerca de la mesa,
desde estantes que alcanzo
con estirar el brazo, otros amigos
suelen hablarme cada noche: Claudio
Rodríguez, con un vaso
de luz y de celebración, leyenda
de ternura que aún
juguetea en el porche con mis hijos, y
Pepe,
que sigue a solas dibujando, Hierro,
con pétalos de rosa, hojas de hiedra,
vino tinto y café,hasta que estampa
en la piel del mantel
su autorretrato.
Y aunque esta biblioteca es como un
bosque
tropical, una selva
desordenada y turbia,
donde solo unas manos curtidas son
capaces
de orientarse, en un claro
sin maleza y sin árboles, arrimado a la
orilla
de un arroyo sin nombre, vive su exilio
Pedro
Salinas, la secuoya
Solitaria, el torrente
de música que eleva
su armonía tan alto
que solo los pronombres y los ojos
saben con qué voz canta.
Todos los días llegan nuevos libros
de
viejos conocidos o de amigos recientes
a mis estanterías, Yo los leo,
como he leído siempre, con un lápiz a
mano
y la emoción alerta.
Amigos, es un poema largo, pleno de ritmo, lleno de afectos y de
emoción. Yo que he conocido a casi todos los poetas que andan por
este ELLOS, os aseguro que me he emocionado y también que me
hubiera gustado ser el autor de este hermoso poema, pero al Cesar
lo que es del Cesar. Leed el libro porque seguro estoy de que os
tocará
los sentidos y la emoción vendrá a vosotros.
Hace tiempo ya, concretamente 10 años, que escribí en mi blog una
“Memoria poética” sobre José Luis Morales
Y en ella decía yo:
Los
otros es uno de los tres libros del último proyecto
literario de José Luis Morales: una
visión sobre su trayectoria vital, sobre el mundo y sobre las relaciones que el
autor ha mantenido con algunos de los grandes poetas de su tiempo. En Los
otros, en sus poemas, el mundo y los que lo habitamos, están escritos con
realismo y con objetividad, y siempre con el ritmo y la emoción que sabe bien y
maneja el poeta. En este libro hay ternura y hay dolor y anda en él el conocimiento
asumido de lo fugaz de la vida. Todo ello escrito con versos rítmicos y
armónicos
No sé cuánto tiempo hace que José
Luis y yo nos conocemos. Lo que sí sé, lo sabemos ambos, es que somos ya
desde, hace tiempo, dos poetas colonizados por la poesía y “colon-izados” hacia
la contemplación de la vida como un regalo y aunque nuestra poesía sea
elegíaca, anda llena de esa conciencia vital que nos hace apreciarla, hasta o
desde las cosas más sencillas y cotidianas, como algo tan valioso para el
ser humano que olvidarse de ello por otros intereses ya no es algo que nos
resulte indispensable. Lo realmente indispensable es el sueño de soñar que soñamos
al escribir, lo dice mejor José Luis en estos dos tercetos: Estoy, estás, estamos aquí dentro, / presos en un renglón
enamorado. / Cada lector será un lugar de encuentro / diferente, fugaz,
inesperado. / Y nosotros aquí, palabra adentro, / serenos, siempre hoy, nunca
pasado
José Luis Morales es un poeta con madurez que escribe sin hojarasca
desde sus primeros poemas, su poesía es la sustancia del poeta que ha pasado
por todas las etapas del aprendizaje aprehendiendo lo esencialmente
importante. Vive en silencio su labor de poeta, sin alharacas ni
fuegos de artificio, y escribe en silencio y nombra a la vida con palabras
sencillas, humildes, verdaderas y emocionantes, porque la emoción siempre
camina por su poesía ya sea de frente con sincera claridad o al sesgo,
con reflexivo pensamiento. Una poesía la de José Luis Morales sólida,
armónica, musical, verdadera, como él.
Para él, y en esto me recuerda a Claudio Rodríguez: hay que caminar por la vida, observar, interiorizar, sentir y desde nuestra propia experiencia, escribir y hacerlo con palabras claras y precisas.
En definitiva, y como ha dicho José Luis, tratar de lograr
decir lo que se ha vivido, experimentado, observado, interiorizado de la forma
más precisa más hermosa, más emocionante, más adecuada y más verdadera. Lean
ELLOS, esta hermosa edición que ha publicado Editorial Mahalta, porque en sus poemas está la poesía
que toca los sentidos.
Manuel López Azorín
No hay comentarios:
Publicar un comentario